Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 15

Capítulo 6: Akari Yachigusa y Mediath Mesa

Parte 1

 

 

“¡Asombroso! ¡Madiath Mesa y Akari Yachigusa han superado la quinta ronda! ¡Con esto, están bien encaminados a los cuartos de final!”

Madiath regresó a su posición de salida designada, escuchando los febriles comentarios y los vítores del público. Akari, que ya le esperaba, le saludó con una cálida sonrisa.

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“Buen trabajo, Madiath. Ni siquiera he tenido que hacer nada”.

Nada más empezar el combate, Madiath se había encargado rápidamente de sus dos contrincantes, por lo que Akari ni siquiera había tenido la oportunidad de tomar un turno.

De hecho, de cada uno de los cinco combates que habían disputado hasta ese momento, sólo había hecho algo en el tercero, después de que sus dos oponentes en ese combate fueran directamente a por ella.

Quizás habían asumido que estaba especializada en trabajar en la retaguardia, pero los derribó a ambos espléndidamente. Por lo que respecta a Madiath, agradeció que sus contrincantes también desconfiaran de ella.

“No te preocupes. Piensa que te mantienes preparada para cuando te necesiten”.

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Como habían previsto, este año apenas había rivales fuertes en el Phoenix. Tampoco parecía que ninguna de las escuelas de Asterisk hubiera inscrito a ningún contrincante oscuro. Los equipos restantes no eran nada al lado de luchadores como Ryoue Arato del Eclipse.

“Y además, todavía no te sientes al cien por cien, ¿verdad? No trates de ocultarlo, me doy cuenta”.

“…Gracias”, dijo Akari, bajando la mirada a sus pies en señal de disculpa.

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Al igual que cuando Madiath conoció a Akari, a veces se sentía mareada y tenía que sentarse. Últimamente, esos episodios parecían ser más frecuentes.

Cuando fueron al hospital para que la examinaran, el director Jan Korbel le había diagnosticado un trastorno de ajuste de prana. Se trataba de una enfermedad exclusiva de Genestella que, como su nombre indicaba, hacía que el cuerpo rechazara el prana que llevaba dentro. Los síntomas variaban de una persona a otra y no había cura. Aparentemente, para algunas personas los síntomas desaparecían con el tiempo, pero para otras sólo empeoraban.

En otras palabras, no había nada que pudieran hacer al respecto.

Por lo tanto, lo mejor para ella era no esforzarse demasiado. Madiath los representó en su entrevista de ganadores, y después de dedicar bastante tiempo a los reporteros, regresó a su sala de preparación, donde encontró al presidente del consejo estudiantil esperándole.


“Ah, maravilloso trabajo. Tal y como esperaba”.

“Gracias, supongo”, respondió Madiath con frialdad.

El presidente del consejo estudiantil parecía estar de buen humor, pero Madiath no le echó en cara eso. Si los concursantes de Seidoukan ganaban en la Festa, entonces su reputación, naturalmente, también aumentaría. Además, el presidente del consejo estudiantil había sido el primero en descubrir a Madiath, así que eso también se tendría en cuenta.

El presidente del consejo estudiantil se dirigió a Akari. “He oído que no ha estado en buena forma, señorita Yachigusa… ¿Está usted bien?”

“Estoy bien”.

“Supongo que todo está bien, entonces”. La sonrisa del presidente del consejo estudiantil no vaciló, pero los ojos detrás de sus gafas centellearon con alguna luz oculta. “Por cierto… La razón por la que he venido aquí es porque tenemos que hablar”.

“¿Hablar…?”

“Sí, sobre el futuro”. El presidente del consejo estudiantil habló con exagerada importancia mientras se ajustaba las gafas. “Suponiendo que ganaran el Phoenix, me preguntaba qué pensaban hacer ustedes dos a continuación”.

“Acabamos de terminar la quinta ronda. Es un poco pronto para pensar en eso”.

“No queda ningún equipo capaz de enfrentarse a ustedes dos, ¿no cree? Bueno, los usuarios de Orga Lux de Gallardworth y Le Wolfe podrían dar un poco de guerra… pero no es nada que tú y la señorita Yachigusa no puedan manejar”.

Madiath tuvo que estar de acuerdo con esa valoración. Si había alguien en Asterisk capaz de detenerlos ahora, tendría que ser alguien del mismo nivel que el Ban’yuu Tenra de Jie Long.

“¿Así que quieres hablar del futuro…? ¿Supongo que quieres que entre en el Gryps, entonces?” preguntó inocentemente Madiath.

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“Por supuesto. Necesitamos que sigas hasta donde puedas”, respondió el presidente del consejo estudiantil con una mirada significativa.

Mientras Madiath estuviera vinculado por contrato, no tenía nada que decir al respecto.

Las becas especiales como la que le habían concedido solían durar hasta la graduación del instituto, pero podían prolongarse hasta el final de los estudios universitarios con el acuerdo mutuo de la escuela y el estudiante. Hasta que acabó revelando sus habilidades, tenía la intención de quedarse en Seidoukan hasta la universidad, pero tal y como estaban las cosas, quería graduarse cuanto antes. No obstante, todavía estaba en su segundo año de instituto, así que, como mínimo, tendría que participar en la Festa una vez más, es decir, en el Gryps del año que viene.

Sin embargo, aunque participara en el torneo por equipos, que se esforzara o no
dependería de su estado de ánimo en ese momento. Ahora mismo, precisamente porque Akari era su compañera de equipo, se esforzaba al máximo.

“¿Y tú, Akari? ¿Cuáles son tus planes?”

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“Yo… no lo sé todavía”, respondió ella. “Hablaré con mi madre cuando las cosas se calmen y lo pensaré”.

El presidente del consejo estudiantil entrecerró los ojos. “Ya veo… Lo sospechaba… Hmm…”

“¿Qué…?”

“Oh no, no es nada. Bueno entonces, debería irme”. Y con eso, el presidente del consejo estudiantil salió de la habitación con un ligero movimiento de la mano.

“Hmph… Y yo que pensaba que iba a intentar reclutarte de nuevo”, dijo Madiath mientras lo veía salir.

Akari esbozó una débil sonrisa, rascándose la mejilla. “Es porque mis habilidades no son adecuadas para las batallas en equipo”.

Era cierto que las habilidades de Akari no sólo afectarían a sus oponentes, sino también a sus compañeros de equipo. Eso no afectaría a sus números, pero les dejaría en mal lugar si se enfrentaran, por ejemplo, a un equipo de cinco artistas marciales de Jie Long.

“…Está bien, supongo. De todos modos, tenemos mañana libre. Ha pasado un tiempo, así que ¿por qué no tenemos una cita?” preguntó Madiath despreocupadamente.

Akari asintió, con una sonrisa más suave y genuina de lo que había sido hace un momento. “Me encantaría”.

***

 

 

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El cielo de pleno verano era profundo y amplio.

Los rayos del sol eran lo suficientemente fuertes como para clavarse en la piel, el calor era implacable y la alta humedad de la ciudad lacustre era casi insoportable.

No obstante, Akari eligió un pequeño lugar junto al borde de la zona residencial para ir.

“Akari, ¿segura que te sientes bien?”

“Estoy bien. Mira, he traído una sombrilla”. Akari se giró con una amplia sonrisa, sosteniendo el objeto por encima de su cabeza, pero seguía sudando considerablemente.

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Por suerte, al menos la fresca brisa que soplaba sobre la superficie del lago era un pequeño respiro.

“Sin embargo, eres un poco extraña al querer venir aquí con este calor abrasador”.

“¿No es agradable? Me gusta estar aquí. Y sabes, la gente se fija en mí ahora cada vez que salgo a la ciudad…”

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Desde su éxito en el Phoenix, Madiath y Akari habían aparecido mucho en los medios de comunicación, sin duda debido a que ninguno de los dos había sido una figura pública hasta ese momento. Ahora eran lo más destacado del torneo.

Por supuesto, todos los años había concursantes así en la Festa. El bullicio actual que les rodeaba no duraría siempre. El año que viene la atención de las masas recaería sin duda en otra persona. A menos, claro está, que Madiath o Akari fueran identificadas como posibilidades de obtener múltiples victorias consecutivas o incluso un grand slam.

“Ah, es tan maravilloso, mirar al cielo así”. Habiendo bajado su sombrilla, Akari parecía estar en paz.

Madiath descubrió que su atención se desviaba ante la despreocupación de su mirada hacia el cielo. Al contemplar su cabello color cereza, sus largas pestañas, su blanca piel empapada de sudor… era la misma persona de siempre, pero ahora, de alguna manera, sentía como si el tiempo se hubiera detenido.

“¿Madiath? ¿Qué ocurre?” Akari, al darse cuenta de que la había estado observando, inclinó la cabeza con curiosidad.

“…Ah, estaba pensando en lo hermosa que eres”.

“¡¿Eh?!” Akari bajó su sombrilla en un intento de ocultar su rostro escarlata. “¡¿Qué es esto, tan de repente-?!”

Era una respuesta pura e inocente, en absoluto lo que Madiath habría esperado de alguien que había trabajado en el Rotlicht.

Akari había cambiado considerablemente desde que él la conoció, y eso era probablemente lo mejor. Sin embargo, una parte egoísta de él esperaba que esa ternura de ella no desapareciera nunca.

¿El futuro, eh…?

No era porque el presidente del consejo estudiantil hubiera sacado el tema. El viejo Madiath nunca se habría molestado en contemplar algo tan lejano como lo que estaba por venir. No sólo había crecido en un entorno en el que no había garantías de ningún tipo sobre lo que podría venir después, sino que, a nivel personal, simplemente no tenía ningún interés en ello.

Pero ahora…

“Dime, Akari”, comentó.

“¿Sí?” Akari se asomó por detrás de su sombrilla. Sus mejillas aún estaban teñidas de rosa.

“Después de que nos graduemos, ¿qué piensas de vivir juntos?”

“¿Qué…?” Con esto, su cara se volvió de un tono aún más rojo.

“¿Akari?”

“Um, quiero decir…” Se quedó en silencio durante un largo momento, su expresión se volvió gradualmente seria. “Sé que ya te lo he dicho antes… Pero realmente no sé lo que significa amar a alguien”.

“Porque no puedes amarte a ti misma, ¿verdad?”

“…Sí”.

Ese era un sentimiento que Madiath simplemente no entendía.

Tú eras tú, y los demás eran otros. En lo que a él respecta, esos dos principios estaban completamente separados.

Por ejemplo, él no se gustaba ni se disgustaba, pero sí le gustaba Akari.

No obstante, tenía sus propias razones para pensar así.

“Pero entonces… Quizá esa parte de mí también cambie. ¿Quizás ahora pueda ser finalmente yo mismo? Claro, si podemos ganar el Phoenix, entonces…” Dejó escapar una carcajada antes de callar tímidamente una vez más.

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Hablando de eso, Madiath sabía que para Akari no había ningún significado especialmente profundo detrás de su posible victoria. Lo que quería era que su madre la quisiera… o si no eso, que al menos reconociera su existencia. Para ella, el Phoenix era simplemente un medio para ese fin.

“Entonces, Madiath, ¿puedes esperar un poco más por mi respuesta?”

“…De acuerdo. Pero dudo que me hagas esperar demasiado”.

Akari frunció los labios con hosquedad. “Envidio tu confianza, Madiath”.

Y así fue, que pocos días después disfrutaron de una fácil victoria.

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