Re:Zero Kara Hajimeru Isekai Seikatsu

Volumen 9

Capítulo 1: El Evangelio Conocido Como Calidez

Parte 4

 

 

Una vez que Emilia se recuperó del shock inicial, Wilhelm continuó con su explicación.

— Hace poco, hemos recibido la información que un grupo criminal conocido en el reino se ha infiltrado en el territorio Mathers. He venido representando a una unidad formada con el propósito de cazar a ese grupo.

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— Y esas personas se están escondiendo en el bosque a nuestro alrededor… ¿De eso se trata?

Emilia parpadeó sorprendida cuando se reveló la verdad sobre los disturbios que ni siquiera la Clarividencia de Ram podía discernir.

Mientras Wilhelm asentía profundamente, Ram, parada a su lado, asintió fácilmente también. Entonces Ram le dio a su cabello rosado un suave toque mientras hablaba.

— El mensajero ya ha sido puesto bajo la custodia de la fuerza de expedición y se ha desplegado en la aldea para prepararse contra las fuerzas enemigas. Pero el enemigo es el famoso Rey Bandido, por lo que, si estalla un combate feroz, el daño a los alrededores es inevitable.

— ¡Rey Bandido…! ¿Se supone que debemos evacuar, entonces? ¿Por eso incluso se organizaron carruajes de dragones para nosotros?

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Según Wilhelm, suficientes carruajes dragón para llevar a Emilia, Ram y a todos los aldeanos ya habían entrado en la aldea para prepararse para escapar. Ram, habiendo confirmado esto con sus propios ojos, le dio su sello de aprobación.

— Cuando todos hayan sido evacuados, nuestra fuerza de expedición los exterminará inmediatamente. Una vez que el peligro sea eliminado, tiene mi palabra de que pueden volver a sus pacíficas vidas.

El resto de la explicación de Wilhelm concernía a detalles del plan de evacuación preparado para Emilia y los otros.

Emilia admiraba la impecable buena voluntad, pero ella no podía obligarse a dejarlo todo cortésmente a ellos. Por supuesto, la propuesta tenía todo el sentido, y ella no tenía intención de dudar de ellos. Pero ella también tenía unas dudas.

— ¿Pero por qué Lady Crusch haría tanto por el bien de este territorio?

Esta tierra estaba directamente dentro del feudo Mathers, además de que Emilia y Crusch eran rivales políticas por el trono. La bondad de su corazón no era probablemente la razón para actuar de Crusch, Emilia sospechaba que había algo más.

Wilhelm bajó su voz levemente cuando respondió a las dudas de Emilia.

— Esto es entre nosotros, pero… tenemos una historia con esta organización criminal y no pretendemos que el Rey Bandido sea la preocupación de alguien más.

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— ¿Historia… con usted, Señor Wilhelm?

— No sólo yo. Hay algunos jóvenes que también se esfuerzan por llegar a ellos. Además… —Los labios de Wilhelm se habían aflojado ligeramente en una sonrisa, pero se desvaneció mientras continuaba su explicación—. Mi maestra ha sido reconocida por el marqués como un aliado por la duración de esta selección real. Los términos son la entrega de los derechos de extracción de cristal mágico para el Gran Bosque de Elior… ¿Esto aclara las cosas para usted?

— ¡…! … Ya veo, los derechos del bosque. Así que… es así.

Incluso cuando Emilia aceptó las palabras que siguieron, ellas la sacudieron un poco. Mientras Emilia se había estado preocupando de todo por sí misma, Roswaal ya había trabajado en las sombras para preparar la mejor respuesta posible. No era que ella no confiara en él, pero era algo impactante de todos modos.

— … Pero evacuar es más fácil decirlo que hacerlo. ¿Adónde iremos?

— Hemos pensado sobre esto también. Esto está conectado con el asunto anterior, pero nos gustaría que se dirigiera a la capital real, Lady Emilia. Lady Crusch está en la capital y desea una conferencia para sellar la alianza.

— Eso es… sí, está bien. ¿Pero es posible llevar a todos a la capital?

La capital está a medio día de viaje en carruaje dragón. Sería un viaje difícil para los aldeanos mayores y los muy jóvenes. También no está claro cuánto tiempo tomará eliminar a la organización criminal, lo que planteó sus preocupaciones sobre quien podría acomodarlos a todos.

Si este problema era lo suficientemente grave para justificar su retirada del área que rodea la mansión, entonces…

— ¿Quizás sería mejor si ayudara a ahuyentar al Rey Bandido?

— … Lady Emilia, estoy agradecido que se ofreciera. Sin embargo, eso sería…

— Puedo que no me vea como mucho, pero tengo confianza en mi habilidad. Tengo un espíritu realmente fuerte conmigo, así que no los retrasaré.

Emilia se estaba refiriendo a Puck, quien no estaba presente en el momento, mientras ofrecía su cooperación para la batalla que se acercaba. Sus palabras hicieron que Ram cerrara sus ojos mientras Wilhelm se ponía a pensar por un momento.

— ¿Hay un… problema con eso?

— De hech… Sí. La verdad, el marqués exigió estrictamente que me asegurara de que Lady Emilia hablará con Lady Crusch lo antes posible. Si no cumplo con este deber, seré despedido.

— ¡¿Roswaal dijo eso?!

Escuchar eso realmente horrorizó a Emilia. Cuando Emilia miró a Ram, preguntando si era verdad, los ojos rojos claros de Ram se clavaron en el lado de la cara de Wilhelm, observando, observando, observando.

— … Sí, es sin duda lo que el Maestro Roswaal dijo.

— Roswaal, ¡¿qué estabas pensando…?!

Ram había jurado lealtad a Roswaal; seguramente no mentiría en lo que respecta a su maestro. Aparentemente, él había trabajado seriamente para verificar cualquier acción posible, sabiendo que ella no podía desafiarlo. La evacuación, la alianza, Roswaal probablemente tenía todo bailando sobre la palma de su mano.

Al ver a Emilia apretar los puños con frustración, Wilhelm suspiró. El viejo mantuvo los ojos bajos mientras hablaba.

— Ciertamente, Lady Emilia, como dijiste anteriormente, evacuar a todos a la capital real es una tarea difícil. Dada la situación actual, evacuaremos la mitad a la capital por el momento.

— ¿Qué pasa con la otra mitad, entonces?

— Según mi propuesta, la otra mitad deberá evacuar al Santuario. El Maestro Roswaal ya se dirige hacia allí, después de todo, ese lugar tiene espacio suficiente para albergarlos y debería ser bastante seguro.

— Ya… ya veo. Entonces ya tienen todo planeado…

Ya habían examinado a fondo todas las preocupaciones y dudas que Emilia podría tener. Perseveraron, abofeteando una duda tras otra, hasta que a Emilia no le quedó espacio para presentar objeciones.

Esto debería haber sido algo bueno, pero la Emilia actual no pudo evitar sentirse torturada por una abrumadora sensación de impotencia. Habían preparado respuestas a cualquier pregunta que ella pudiera tener, reflexionaron sobre cualquier preocupación que pudiera tener, y si hacía lo que se le ordenaba, todo se resolvería gracias a la buena voluntad de los demás.

— Oye, ¿no te parece un poco extraño? ¿No es demasiado bueno para ser verdad…?

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— … ¡¡Le ruego me disculpe!!


La voz de Emilia, aparentemente soportando con el peso de sus dudas, fue interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose violentamente. Cuando ella miró sorprendida, un joven se había tambaleado hacia el vestíbulo de entrada, como si acabara de patear la puerta.

La figura llevaba una túnica blanca con una capucha que lo cubría hasta la parte superior de la cabeza. Se puso delante de Emilia que tenía los ojos muy abiertos y saludó vigorosamente a Wilhelm.

— ¡Hay signos de movimientos extraños del grupo que acecha en el bosque! ¡Ya no tenemos tiempo que perder! ¡Si se mueven con la intención de matar, toda esta área se convertirá en una escena infernal, un mar de sangre…!

— Mm-hmm, es así… Parece que se mueven más rápido de lo que esperábamos. Con tanta gente entrando al pueblo, era solo cuestión de tiempo hasta que se dieran cuenta, supongo…

— ¿Qué haremos, Capitán… er, Sir Wilhelm, el Demonio de la Espada…?

— Lady Emilia.

Una vez que Wilhelm recibió los reportes del joven hombre, puntuados con gestos grandiosamente innecesarios, él miró filosamente a Emilia. Emilia entendió de su mirada que el tiempo era corto.

Los eventos ya estaban sucediendo. Las cosas se habían vuelto lo suficientemente urgentes para hacerla pensar que pasar más tiempo discutiendo era tiempo perdido.

No era como si de repente no tuviera dudas acerca de varias partes de la conversación hasta ahora. Pero era un hecho de que Ram había sentido una presencia siniestra en el bosque, y Wilhelm había dado sus palabras como hombre bajo el estandarte de Crusch acerca sobre el incidente de la carta.

Más que nada, con Roswaal actualmente ausente, el derecho de tomar decisiones por el bienestar de la mansión y la aldea caía sobre Emilia. El resultado podría alterar el destino de numerosos humanos, y debido a eso, ella tenía que verlo por sí misma.

Ese era el papel de Emilia en este momento. El deber tenía que ser lo primero.

— Entendido. Agradezco tu amabilidad. En cuanto a explicárselo a los aldeanos…

Tan pronto como ella dijo eso, Ram reveló que el asunto más urgente ya había sido resuelto.

— Lady Emilia, esto ya se ha solucionado sin mucho problema.

Emilia, sorprendida por este hecho, cambió sus pensamientos a la casa. La existencia de la residente final de la mansión, Beatrice, tiró de su mente. Había pensado que, si estaban evacuando, entonces, naturalmente, tendrían que llevar a Beatrice con ellos.

— … Beatrice dijo que se quedaría atrás, y que usaría el Pasaje para aislar el archivo de libros prohibidos, para que pueda evacuar o hacer lo que quiera por su cuenta.

— ¡¿Puck?!

A su repentino regreso, Puck explicó los planes de su protegida, con quien ya había hablado. Sin embargo, cuando el gatito cayó sobre su hombro, Emilia lo miró fijamente, sacudiendo la cabeza con incredulidad.

— ¿Cómo puedes aceptar eso? Dijeron que este lugar es peligroso…

— En el caso de Betty, ella está mucho más segura dentro de los Archivos. Además, está el problema de su pacto que le impide salir de la mansión. Entiendes, ¿verdad?

— … Es realmente injusto usar eso como una razón.

Puck acomodó sus bigotes mientras respondía a la insatisfacción de Emilia. Para Emilia, para Puck y también para Beatrice, la palabra pacto tenía un gran significado… hasta el punto de que dejó a Emilia incapaz de encontrar las palabras para una respuesta.

— Así que es por eso que la chica que se ve como una linda hermana menor se quedará atrás en la mansión. Tampoco es mejor si no haces nada en la mansión. Puede que Betty sea una dulce y amable niña… pero ella no mostrará piedad.

— Tomaré tus palabras de corazón, Gran Espíritu.

Wilhelm se inclinó solemnemente en respuesta a la advertencia de Puck. Viendo esto con satisfacción, Puck se enterró en el cabello de Emilia. Luego su voz se volvió un susurro que sólo Emilia podía escuchar.

— Haz lo que quieras hacer. Soy tu aliado, y solo tuyo.

— … Evacuaremos. No quiero exponer a los aldeanos a ningún peligro.

A su orden, Ram agarró el borde de su falda y reverenció cortésmente, mientras Wilhelm asentía fuertemente.

Luego le dio la espalda al joven que había traído el reporte.

— Justo de esta manera es como eres.

Emilia no escuchó el pequeño murmuro del joven.

***

 

 

 

Para el momento en que Emilia y compañía llegaron al pueblo, los residentes ya se habían preparado para evacuar.

Los aldeanos parecían estar obedeciendo cortésmente a la fuerza de expedición, sin ninguna mirada de preocupación en sus caras, procediendo bastante metódicamente con el trabajo de llenar los carruajes dragón.

— Wilhelm y los otros son asombrosos, ¿no es verdad?

Emilia estaba sorprendida en cómo, a diferencia de ella, habían ganado hábilmente la confianza de los aldeanos que nunca antes habían conocido.

Pero lo que más la sorprendió fue cuando escuchó como los carruajes dragón ya habían sido cargados. Cuando fue guiada a un carruaje dragón para la evacuación y se le dijo que subiera a bordo…

— … Por favor, envíenos sus mejores deseos, señorita.

Con una mirada conflictiva en su rostro, Emilia se paró frente a la chica con pelo marrón rojizo que estaba bajando su cabeza.

Ella había visto la cara de la chica incontables veces en el pueblo. Los niños eran amigos de Subaru, pero ella parecía particularmente pegada a él; Emilia recordaba que su nombre era Petra.

Además de Petra, Emilia estaba rodeada por otros niños con rostros familiares a ella. Cada uno de ellos se presentó a sí mismo a Emilia, quien iba a montar el carruaje dragón con ellos.

— Err, esto es extraño. ¿Hay algún tipo de error?

Mientras la preocupación cruzaba la mente de Emilia, Ram, parada justo a su lado, dijo firmemente—: No, este es el resultado de una discusión exigente. No se puede hacer nada. El balance de carruajes dragón y el número de personas hace que montar con estos niños sea una necesidad inevitable, Lady Emilia.

Pero su respuesta era tan contraria a las asunciones de Emilia que solo sirvió para avivar sus preocupaciones más allá.

Ella pasaría numerosas horas con los niños en el espacio cerrado del carruaje dragón. Era menos que esto preocupara a Emilia que hacer pensar que carecía de consideración por las familias de los niños que viajaban con ella. Se preguntó si sería difícil con ambas partes.

— ¿No puedes asignarme a un carruaje dragón diferente para montar? Quiero decir, los niños estarían mejor con eso…

— Asumes que cualquiera estaría disgustado con tener que montar contigo, ¿no es así?

— …

El aliento de Emilia se detuvo cuando sus pensamientos internos fueron leídos. Era el joven vestido con la túnica, el mismo que había escoltado a Emilia y a Ram hasta el pueblo, quien había hecho el comentario ofensivo al límite.

Emilia, sorprendida, se acercó al joven, cuya voz sonaba ligeramente nerviosa y agitada.

— ¿Has consultado con estos niños para saber? ¿O decidiste que te odiaban y detestaban por tu cuenta?

— Yo… sé eso sin tener que preguntar. Esto es por el bien de todos.

— Un carruaje dragón, seis niños… ¿cómo se harán realidad tus deseos si ni siquiera puedes manejar eso?

— ¿Cómo puedes…?

Cuando ella comenzó a hablar ásperamente con una voz quejumbrosa, el joven desvió su mirada de Emilia a Petra. Él se arrodilló ante ella, la miró a los ojos y le preguntó en voz baja—: ¿Qué tal, Petra? ¿La idea de montar el mismo carruaje dragón que la señorita es odiosa para ti?

— ¡…!

Las mejillas de Emilia se pusieron rígidas, su corazón dolió cuando la cruel pregunta cayó sobre sus oídos. Era una pregunta con una respuesta fácilmente aparente; su pregunta solo podía ser para lastimarla. E incluso si supieras que algo dolería, eso no significa que te hayas acostumbrado al dolor.

Puck lo había dicho. Cualquiera sea la forma que pueda tener una herida, lo único que acarreaba una nueva herida era una nueva dosis de dolor. ¿Por qué, a pesar de eso, por qué este joven…?

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— Eso no es cierto en absoluto. No creo que montar junto con la señorita sea odioso en absoluto.

— … ¿Eh?

Pero con Emilia rígida y congelada, Petra se acercó, agarrando su mano débil y colgando. Caliente, sintió las yemas de sus dedos. Con Emilia incapaz de ocultar su sorpresa, Petra le sonrió tímidamente.

— Señorita, usted es la joven con los sellos de papa, ¿verdad? Te vi venir con Subaru a hacer aeróbicos matutinos por radio todo el tiempo.

— Eso es…

— Nunca pude ver tu cara, pero parecías estar divirtiéndote. Yo también, ¿sabes? Vi cómo Subaru se divirtió mucho hablando contigo. Subaru, realmente… Por eso tampoco te tengo miedo, señorita.

— … Ah.

Al escuchar las palabras de Petra, Emilia sintió un dolor profundo en la nariz, alzando la voz. El calor brotó de lo profundo de sus ojos, también, y su garganta repentinamente se atrapó. Tenía las mejillas enrojecidas y las orejas tan calientes que parecían arder.





— Señorita, ¿no viajarás con nosotros? Todos han estado diciendo que te dejen en paz. Pero te tomaré de la mano, así que…

— … Mm… mm.

— Ya no tienes que sentirte sola, ¿vale?

— … ¡Mm!

Esa mirada inocente, pura y genuina, desconectada de la malicia y la irracionalidad, le concedió la salvación.

Para Emilia, el alejamiento era normal, la persecución era inevitable y la discriminación se daba por sentada, tanto que no había podido sentir el calor en los ojos y la voz de Petra. Ese hecho le hizo doler el pecho.

— ¡Yo también!

— ¡Yo también quiero estar con la señorita!

— ¡Ven rápido!

Otros niños hicieron un clamor, corriendo alrededor de Emilia como querían. Mientras lo hacen, Ram inmediatamente metió a los niños al carruaje dragón, una vista que hizo que Petra resoplara un poco.

— ¿Señorita, vamos también? Aunque puede que los otros sean algo ruidosos.

— … No, está todo bien. Ha sido ruidoso a mi alrededor durante dos meses, así que ya estoy acostumbrada.

Ella sacudió su cabeza, y entendió como la sonrisa apareció en ella por naturaleza.

Sosteniendo su mano, Petra la llevó a lo largo. La calidez de su mano hizo que Emilia apreciara la cercanía con otra persona.

— Ram, cuida el Santuario, por favor. Protege bien a los aldeanos.

— Como usted desee. Sea cuidadosa en el camino también, Lady Emilia. Agarrando su falda, Ram hizo una reverencia cortés, asintiendo con una sonrisa irónica y agradable en su rostro.

Re Zero Kara Hajimeru Isekai Volumen 9 Capítulo 1 Parte 4 Novela Ligera

 

Después de eso, la mirada de Emilia buscó al que había hecho que ese intercambio se realizara.

— Permíteme expresar mi agradecimiento… ¿Er?

Ella buscó al joven hombre quien gracias a sus buenas acciones le habían permitido romper el hielo. Sin embargo, el joven con la túnica blanca no se podía ver por ningún lado, dejando a Emilia perpleja.

— ¿A dónde fue?

De aquellos que escucharon la voz de Emilia, sonando como si hubiera sido dejada atrás, solo Ram hundió sus hombros en exasperación.

***

 

 

 

La figura se abrió paso entre las ramas, pisoteó la hierba y mantuvo su postura baja mientras se mezclaba con el verde del bosque.

Oculto en el denso follaje cubierto de vegetación, él suprimió su respiración y aura, mezclándose con la oscuridad.

Los residentes del pequeño asentamiento, a unos trescientos pies más allá del bosque, estaban siendo evacuados y llevados lejos para poder escapar del juicio.

Era imperdonable. Lo que amenazaba con ocurrir era desmesurado. Para evitar tal cosa, la figura había dejado toda precaución para observar sus actividades de primera mano.

La figura soportó sentimientos de inquietud cuando varias figuras sombrías, que permanecían ocultas ante su orden, se acercaron con un leve sonido de pasos.

Incluyendo la figura, numeraron cuatro, insuficiente para lanzar un ataque general, pero suficiente para ralentizarlos. Fue antes de lo previsto, pero como todo lo demás, esto fue por el bien de sus objetivos exaltados.

Él puso una mano en su bolsillo y un pequeño espejo sacado de ahí fue colocado encima de su mano. Sin embargo, su rol era diferente de aquellos espejos cosméticos que poseían las chicas y mujeres; su rol era conectarse con diferentes espejos.

Era un metia, un espejo mágico que permitía al usuario conversar a larga distancia con otro a través del espejo en el otro lado.

Aunque los metia eran escasos por naturaleza, los espejos de conversación eran numerosos y relativamente fáciles de adquirir. Pero incluso entre los discípulos, solo unos pocos los poseían. Este era un honor reservado para los dedos, aquellos cuya fe había sido reconocida y que habían sido elegidos como confidentes del Señor Arzobispo.

— …

Permaneciendo en silencio, él vertió energía mágica en el espejo de conversación, haciendo que la metia se activara.

Fue un proceso que la figura había emprendido varias veces en las últimas horas, enviando informes detallados sobre los recursos que había acompañado para que se pudieran hacer los preparativos para el juicio que debía venir. En consecuencia, una situación de emergencia como esta tenía que ser reportada absolutamente.

La figura tenía que comunicarse con sus hermanos sobre el hecho de que los movimientos de los recursos habían cambiado mucho. Habían notado los movimientos de sus hermanos, y estaban tratando nefastamente de huir.

— … Ya veo. Fue un gran misterio cómo te pusiste en contacto con los demás, pero supongo que los metia son súper convenientes. Aunque creo que es importante en la comunicación mostrarle la cara a la otra parte, ¿no?

— ¡¿…?!

De repente, uno de los hermanos se agachó junto al espejo de conversación, lanzando esas palabras a su manera.

La figura miró a toda prisa y, al momento siguiente, él se vio afectado por una sensación de extrema inquietud. La otra parte estaba justo a su lado y, sin embargo, la figura aún no podía discernir los rasgos de la cara de la otra persona. Era como si algo estuviera impidiendo que su cerebro entendiera lo que estaba viendo.

— No se distingue por la cara, se distingue por la naturaleza física. Cuando se trata de eso, tú y yo somos como chicas en un círculo de punto que usan el mismo perfume. Me da escalofríos, bastardo de mierda.

Mientras hablaban los hermanos de “túnica blanca”, se puso de pie, prácticamente escupiendo la declaración.

Entonces, frente a “él”, Kety, el Cultista de la Bruja, congelado y rígido por la sorpresa, el hermano se bajó la capucha, revelando un cabello negro y ojos raros, con el blanco de la esclerótica rodeando tres lados de cada iris; tres ojos blancos.

— Tu pecado es grave, sabes, poniéndote en el camino de mi reunión sentimental con Emilia y todo eso.

Mientras el joven de cabello negro parloteaba con frivolidad, una sonrisa burlona e impetuosa se apoderó de su boca.

Al instante, el encantamiento indescifrable que rodeaba al joven se desvaneció. Los ojos de Kety ahora podían distinguir claramente los rasgos del joven, sacando a la luz su identidad.

Las características del traidor que había llevado a la fuerza de expedición a su puerta, haciendo un plan para oponerse a ellos.

— …

Con el enemigo más imperdonable ante él, Kety se puso de pie reflexivamente. No había necesidad de mirar a los dos hermanos a su lado. Lanzarían un asalto combinado contra el apóstata ante ellos. Sin embargo…

En el instante que sacó su espada con forma de cruz de su cadera, un susurro de tono grave rozó su oído.

— … Demasiado lento.

Al siguiente momento, un destello plateado corrió por la esquina de su campo de visión, y los hermanos a su derecha e izquierda derramaron sangre mientras se desmoronaban. Sus cuellos habían sido cortados; era obvio que los golpes habían sido fatales. Y luego fue el turno de Kety.

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— Recomiendo que no te resistas. No tengo la intención de infligir dolor innecesario.

Sus esfuerzos habían sido completamente impedidos por la punta fría de una cuchilla contra la parte posterior de su cuello.

Detrás de él había un caballero delgado, y el espadachín anciano que había cortado a sus dos hermanos. Además, un semi-humano de orejas de gato estaba parado detrás de ellos, todos traídos por el traidor de cabello negro…

— ¡Subaru Natsuki…!

— Ohh, supongo que es obvio, pero, como, wow, los Cultistas de la Bruja realmente hablan. Eso es de gran ayuda.

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Empujado contra el suelo con los brazos clavados detrás de él, Kety lo miró: el traidor, Subaru Natsuki.

El joven del lado receptor tuvo un brote de sudor frío en la frente. Se volvió hacia los otros tres y habló.

— Bueno, al menos fue sin problemas. Gracias por la ayuda.

— Admito dudar de ti a medias, pero después de haberlos leído correctamente hasta ahora, no puedo dejar de admitir que estabas en lo correcto. Si se les ha hecho bailar como esperabas, nuestra ventaja solo aumentará.

— ¿No es eso un hecho, meow? Comenzamos a evacuar la aldea mucho antes de lo esperado, lo que hizo que intentara contactarlos con mucha prisa.

Mientras el caballero y el semi-humano coincidían con las palabras del joven, la cabeza de Kety estaba en caos, llena de odio e incomprensión.

Él no entendía el significado de su conversación. Era como si ellos conocieran todo lo que tenían en…

— Tu cara dice que no lo entiendes. Bueno, no se puede hacer nada. Esta vez somos demasiado buenos para correr anillos alrededor tuyo. Oh, y gracias por ayudarnos en nuestros esfuerzos de desinformación… no es que realmente te hayas dado cuenta que eras un doble espía.

— …

— La esencia es que sabíamos completamente que eras un espía. Y por cómo te descubrimos… es secreto comercial. Así que nos tomamos la molestia de poner una trampa para el explorador del Culto de la Bruja, en otras palabras, tú.

Kety estaba aún con los ojos muy abiertos, cuando Subaru Natsuki cerró un ojo y lo dijo lentamente.


Y luego dijo—: Dos horas. Reportaste a tus compañeros que estábamos dos horas atrasados.

Levantando dos dedos, los meneó de izquierda a derecha. Los ojos de Kety se mantuvieron abiertos en sorpresa mientras Subaru continuaba—. Durante ese tiempo, sacaremos a Emilia y a los otros de aquí. Durante ese tiempo, aplastaremos a los dedos. Durante ese tiempo, nos prepararemos para aplastar a tu preciado arzobispo.

Al final de esas palabras, una sonrisa audaz se apoderó de Natsuki Subaru.

Y luego emitió su declaración de guerra.

— Les daré una buena probada del terror que es ser aplastados por alguien tres pasos delante de ustedes.

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