Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 14

Capítulo 5: Ronda cinco IV

Parte 2

Disparando una ráfaga de balas incandescentes, Sylvia retrocedió.

Dado que las técnicas de Nefer eran exclusivas del combate cuerpo a cuerpo, lo primero que tenía que hacer era poner la mayor distancia posible entre ella y su oponente. Así podría utilizar el espacio de respiración que le ofrecía para activar sus habilidades y pasar a la siguiente etapa de su estrategia.

O por lo menos, eso estaría bien, pero probablemente no será tan fácil…

Como tal vez debería haberse esperado, Nefer esquivó hábilmente cada uno de sus ataques, acercándose cada vez más. Sus movimientos eran casi increíblemente rápidos, pero más preocupante que su pura velocidad era el hecho de que Sylvia no podía leer sus siguientes movimientos en absoluto. No importaba cuántos disparos hiciera Sylvia, no importaba la precisión de su puntería, su oponente continuaba dejando que todos y cada uno de ellos pasaran volando junto a ella. Nefer, sin embargo, no estaba fingiendo, sino que sus movimientos se adherían a sus propias leyes, basadas en su propio ritmo interior.

Por esa razón, estaban claramente lejos de ser óptimos para sus oponentes, eran rotundos e ilógicos de manera que era imposible predecir lo que ella podría hacer a continuación.

“¡Derribemos nuestros muros! ¡Superémonos!”

Aun retrocediendo, Sylvia comenzó una de sus canciones regulares diseñadas para aumentar su fuerza física. La pregunta era qué hacer después: usar su fuerza aumentada para evitar todos los ataques saltando alto en el aire, o usar sus habilidades de apoyo para reducir el número de opciones disponibles para su oponente.

“¡Arriba!”

¿¡Qué…!?

En ese momento, sin embargo, Nefer saltó a su alcance, y Sylvia no pudo evitar adecuadamente la patada giratoria que se aproximaba.

“¡Gah…!”

La punta del zapato de la otra chica se clavó en su hombro izquierdo. Pero con la misma rapidez, Nefer se giró y volvió a atacar con el sonido de un tintineo fresco y parecido al de una chimenea, que provenía de los accesorios que vestían sus piernas. Esta vez, sin embargo, Sylvia se las arregló para recibir el golpe con el Fólkvangr, pero fue un golpe fuerte que reverberó hasta el centro de su cuerpo.

Sylvia no necesitaba que le dijeran que no era rival para su oponente en este rango.

Ella retrocedió en un intento de recuperar algo de distancia, pero Nefer simplemente continuó empujando hacia adelante, igualando su paso por paso.

¿Cómo puede ella…? No, tal vez mi habilidad no es lo suficientemente fuerte…

Con sus canciones, podría aumentar su fuerza física a un nivel similar al de Ayato o Xiaohui. Por muy hábil que sea su oponente, no debería haber sido capaz de competir con eso. Por supuesto, no debería haber sido capaz de seguir su ritmo.

“¡Tienes un largo camino por recorrer, Sylvia!”

La palma extendida de Nefer dibujó un largo arco tras otro en el aire, desgarrando el uniforme y la piel de Sylvia, dejándola sin otra alternativa que acercar sus brazos para proteger su pecho mientras los golpes seguían llegando.

“¡Urgh…!”

Haciendo una mueca de dolor, se retiró lo más lejos posible para disparar a quemarropa con el Fólkvangr, pero…

“¡No hay tal suerte!” Nefer cantó.

-A pesar de sus mejores esfuerzos, su oponente logró de alguna manera evadir incluso eso.

¡Cómo puede esquivarlos a esta distancia…! ¡Argh!

El intento, sin embargo, le había dado una oportunidad de retroceder que no podía ignorar.

“¡Vuela a través de los cielos, oh alas de determinación! ¡Un día te llevaré al otro lado del mañana!”

Mientras Sylvia cantaba, un par de alas luminiscentes brotaron de su espalda. Era el mismo tipo de habilidad que la técnica de Strelitzia de Julis, pero a diferencia de ese movimiento, que se basaba fundamentalmente en un motivo de flores y llamas, el de Sylvia permitía una mayor movilidad, o al menos, debería hacerlo.

“¡Demasiado lento!”

Antes de que pudiera levantarse, Nefer saltó hacia ella, girando en el aire y lanzando una inesperada patada de descenso. Sylvia se apresuró a evitarlo, pero lejos de aumentar su velocidad, perdió el equilibrio y sufrió un golpe directo.

“¡Hyaaaaaaaaaaaaaaaaaah!”

Derribada, logró evitar que soportara un aterrizaje demasiado incómodo, pero no pudo evitar que sus alas de luz se extinguieran.

“¿Qué pasa, Sylvia? ¿No funcionan tus canciones?”

Nefer, al aterrizar a corta distancia, le mostró una sonrisa sugerente.

“…¿Qué me hiciste?”

A diferencia de su oponente, Sylvia trabajaba para mantener la calma mientras miraba al otro lado del camino.

Sus habilidades no estaban teniendo el efecto que deberían tener… una primera vez para ella. No sabía si era el resultado de una habilidad Strega o de una Orga Lux, pero en cualquier caso, Nefer no parecía ser la que estaba detrás.

“No he hecho nada. Si hay un problema, es sólo contigo.”

“¿Qué se supone que significa eso?”

“Ah… Esto es lo que quise decir cuando dije que tienes un largo camino por recorrer. Ni siquiera te has dado cuenta de que tu ritmo está apagado.”

“¿¡Qué…!?”

Sylvia no pudo ocultar su sorpresa.

Sus habilidades eran extremadamente delicadas cuando se trataba de tales detalles, hasta el punto de que si su ritmo o tono se desviaba por una fracción, podía tener un impacto dramático en su efectividad.

Dicho esto, Sylvia tenía absoluta confianza en su capacidad de canto. Era más que capaz de cantar sus canciones en el calor de la batalla sin dejar que la situación afectara su actuación. Incluso ella admitiría que era bastante inusual en ese aspecto, no importaba cuán feroces fueran sus movimientos o cuán vertiginosos fueran los cambios en la situación, su mente siempre permanecería imperturbable. Eso no era algo que se pudiera lograr sin la habilidad o determinación necesarias. Las llamadas habilidades universales como su canto eran el resultado de una vida de estudio y esfuerzo, y ella tenía una confianza implícita en su capacidad todo-pero instintiva de tocar las notas correctas.

Y sin embargo…

“¡Si no me crees, inténtalo!” declaró Nefer, lanzándose hacia ella una vez más.

“¡No necesito que me digas eso!”

Sylvia reconfiguró el Fólkvangr a su modo de espada, respiró hondo y comenzó a relajarse con su siguiente canción.

“Derribemos nuestro… ¿¡Eh!?”

Podía darse cuenta de que algo andaba mal sólo con el primer compás.

Como Nefer había dicho, su ritmo estaba muy ligeramente fuera de lugar.

¿Pero por qué…? Estoy siendo particularmente cuidadosa, y aun así…

En ese instante, la danza de Nefer se movió sin esfuerzo en una serie de patadas consecutivas dirigidas a ella. Sylvia luchó por mantenerla alejada del Fólkvangr mientras sondeaba su propia mente en busca de una explicación, pero su oponente no estaba dispuesto a dejarla detenerse a pensar.

Los ataques de Nefer eran elegantes, dinámicos, deslumbrantes, cada uno de sus movimientos y gestos, desde las puntas de sus dedos hasta sus pies, todo fluyendo, todo hipnotizante. Para ella, no había diferencia entre la arena y el escenario de baile, ambos eran simplemente lugares para mostrar sus talentos.

Se decía que la danza de Nefer apelaba a los instintos más bajos y primarios de la gente, e incluso Sylvia tenía que admitir que se sentía irresistiblemente atraída por ella.

“¡Eso es!”

Sylvia maldijo su descuido mientras que al mismo tiempo se encontraba realmente asombrada por lo que la belleza bronceada que bailaba frente a ella había logrado.

“¿Oh? Así que finalmente te has dado cuenta…”

Con cada florecer de su cuerpo, con cada sonido claro que emanaba de sus accesorios relucientes, los puños de Nefer venían volando en trayectorias aparentemente irregulares e impredecibles. Siendo las habilidades y destrezas físicas de Sylvia lo que eran ahora, contrarrestar todos los golpes estaba demostrando ser más de lo que podía manejar. Podía permitirse el lujo de priorizar la protección de su escudo escolar, obligada a ignorar sus otros golpes mientras corría para encontrar la manera de deshacerse de su oponente.

“¡Guh…!”

“¡Hyup!”

En ese momento, sin embargo, Nefer usó su impulso para balancearse, girando delicadamente hacia atrás a través del escenario para poner algo de distancia entre ellas.

“Uf…”

Sylvia dio un suspiro de alivio antes de estudiar la situación con calma.

Se había visto obligada a soportar más ataques de los que podía contar, pero afortunadamente, no había sufrido demasiados daños. Dicho esto, tenía claro cuál sería el resultado si el combate se prolongara a corta distancia. Tuvo que restaurar sus habilidades Strega a su máxima potencia, para recuperar el control de sus canciones.

Pero ahora entendía lo difícil que sería. Y la razón de eso era simple, como su oponente había dicho, la causa estaba en la propia Sylvia.

“Estoy impresionada, Nefer. Ese baile tuyo es realmente fascinante… Te atrae, lo quieras o no.”

“Naturalmente. Todos los que miran mi baile, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, de todas las lenguas y culturas, mientras sean humanos, no pueden resistirlo. Les guste o no, es imposible escapar. Todavía no lo había perfeccionado la última vez, pero ahora, incluso Orphelia Landlufen no podrá evitar estar encantada con él.” La voz de Nefer estaba llena de absoluta confianza.

Lo más sorprendente de su baile era que, estrictamente hablando, no era como una habilidad de Strega o Dante, o incluso el poder de un Orga Lux. Más bien, ella logró ese efecto usando nada más que su cuerpo físico.

Por supuesto, por muy cautivador que fuera, no dejaba a los que lo veían completamente impotentes. Sylvia sospechaba que interfería con el momento preciso de la respiración y el impulso de sus víctimas, por lo que las dejaba fuera cuando más importaba. Eso era todo. Pero en el tipo de combate cuerpo a cuerpo en el que ella se especializaba, eso era suficiente.

Lo más preocupante para la propia Sylvia era el hecho de que era capaz de perturbar su ritmo. Se vio arrastrada al tempo de Nefer de forma inconsciente, y eso a su vez significaba que sus canciones no podían tener todo su efecto.

“heh, heh, parece que es particularmente efectivo contra ti. ¡Me siento honrada de ser reconocida por la diva más popular del mundo!” Nefer se burló mientras saltaba en el aire, girando su cuerpo como un trompo mientras se lanzaba a otra ráfaga de patadas repetidas.

“¡Oh, no es nada nuevo! ¡Siempre he reconocido tus habilidades!” Sylvia se inclinó hacia atrás para evitar el ataque, pero su oponente, aterrizando a salvo en el suelo, la empujó y la hizo tropezar con otra patada de seguimiento. Incapaz de esquivar el golpe, Sylvia se agarró al suelo con las dos manos, y se puso en pie con un poderoso soporte de mano. “¡Aunque supongo que también debo agradecerle! ¡Por reconocerme como una diva!”

“¡He dicho esto una y otra vez, pero no me gustas! ¡Tus canciones, sin embargo, son otra cosa!” Nefer empujó una vez más contra el Fólkvangr de Sylvia, lanzándola hacia atrás. A continuación, empezó a dar otra patada, pero antes de que pudiera alcanzar su objetivo, Sylvia, un paso por delante de ella, cambió su Lux al modo de disparo y la retuvo con una ráfaga de balas brillantes.

“¡Tch!”

Cuando su oponente abandonó la persecución, Sylvia aterrizó suavemente en el suelo, devolviendo a los Fólkvangr a su postura defensiva.

“…¿Qué te he hecho para que me odies tanto?” “Somos opuestas, tú y yo. No somos compatibles.”

“¿Opuestas…?”

Era demasiado abstracta para que Sylvia lo entendiera, pero aún así, no podía decir que no simpatizaba. Para Nefer, la danza era una expresión de su alma más íntima. Así es como podía apelar a los más profundos instintos de aquellos que la observaban. Pero era un camino solitario que debía recorrer.

Para Sylvia, por otro lado, la canción era sólo un medio para un fin. Era la única manera que tenía de captar la libertad que deseaba para poder transmitir su existencia al mundo. Para ello, pulió constantemente sus letras y su arte y nunca dejó de trabajar en la ampliación de sus conocimientos.

“Hmph. No estamos aquí para hablar. Terminemos esto.” Y con eso, Nefer comenzó a encontrar un nuevo ritmo con sus pies.

Al principio, era tan frágil como un latido de corazón, pero poco a poco fue cogiendo ritmo, volviéndose más feroz, más rápido, hasta que en poco tiempo, todo su cuerpo se puso en movimiento.

“Vaya…”

No pasó mucho tiempo antes de que Sylvia pudiera ver la música. Con cada movimiento de Nefer, instrumentos inexistentes reverberaban a su alrededor, su tono y su timbre aumentaban en intensidad, subiendo cada vez más alto en un ineludible crescendo. Sin duda, todos los espectadores se vieron atrapados en ese baile también.

Esto va a ser un problema…

El abrumador ritmo estaba lleno de tal emoción que era imposible apartarse de él. Incluso si cerraba los ojos y tapaba los oídos, los movimientos se transmitían a través de diminutas vibraciones en el aire. ¿Tenía algo en su inventario, Sylvia no pudo evitar preguntarse, que pudiera soportar este ataque?

Pero no, eso no ayudaría aquí. No eran sus canciones las que eran el problema. Como
había dicho Nefer, era la propia cantante la que aún necesitaba desarrollo.

¿De qué sirve ser la cantante más popular del mundo si ni siquiera puedo hacer esto…?

Maldijo su incapacidad, preparándose con el Fólkvangr para el próximo golpe de su oponente. Ahora no era el momento para el arrepentimiento o la introspección. Tenía que hacer todo lo que pudiera, incluso si estaba en una desventaja imposible.

Pero entonces, en ese mismo momento, una nostálgica y refrescante melodía brotó de las profundidades de su pecho.

Era la canción que había escuchado de niña, la canción que había llegado a formar un puente entre ella y el mundo exterior.

Era sólo fragmentaria, y ella ni siquiera sabía su nombre, pero definitivamente era esa canción.

“…Ursula,” recordó, el nombre se le escapó de los labios.

Sus canciones poseían un profundo significado.

Rostros familiares se reflejaban en su visión uno tras otro: Ursula y Petra, todos en Rusalka, Minato, y Ayato, también.

“¡Corre, corre! ¡Derribemos nuestros muros! ¡Superémonos! ¡Corre, corre!”

Sylvia comenzó a cantar, su voz resonaba en el escenario.

“…¡Tch!”

Los ojos de Nefer se abrieron de par en par, pero no tardó en sonreír sin miedo.

Al instante siguiente, aumentó el ritmo con los pies, corriendo hacia Sylvia, animada por la intensificación de su baile.

“¡Merua Lacasa!”

“Si los pensamientos solos no pueden llegar a ti, si los deseos solos no son suficientes…”

Sylvia, sin embargo, siguió cantando, y su canción aumentó sus habilidades físicas hasta el límite.

Con un repentino flash, el puño de Nefer y el Fólkvangr de Sylvia chocaron, las dos prácticamente cambiaron de lugar.

“-entonces iré más allá de mis límites. ¡Seguiré adelante!”

Su perfecta voz resonó por toda la arena, cuando…

***

“Neithnefer, cresta rota”.

“¡Fin de la batalla! Ganadora: ¡Sylvia Lyyneheym!”

***

La voz automatizada comenzó a sonar como si fuera un acompañamiento, pero fue rápidamente ahogada por los rugidos del público.

“Uf…”

Antes de que se diera cuenta, Sylvia se encontró hundiéndose en el suelo, dejando escapar un suspiro de cansancio.

Nunca antes se había sentido tan agotada después de una sola canción.

“¿Cómo recuperaste el ritmo…?” preguntó Nefer, con una expresión hosca.

“No lo hice. Quiero decir, estaba lejos de ser perfecto, ¿verdad?”

Había decidido usar esta nueva canción suya en el último combate, pero incluso entonces, su tono y ritmo no habían sido tan buenos como podrían haber sido. Si todo iba a ir perfectamente en el futuro, los efectos de la canción en su fuerza física serían sin duda más del doble de lo que habían sido esta vez.

“Recordé algo, es todo: Mis canciones no son sólo un medio para un fin… Siempre las he usado para forjar lazos con otros. Así que no luché contra tu ritmo, Nefer; lo acepté… Bueno, no completamente, lo admito, pero aún así.”

Sylvia le mostró a Nefer una sonrisa forzada, pero su derrotada oponente se mantuvo tan severa como siempre.

“Ya veo… Supongo que no somos compatibles después de todo.”

Y con eso, le dio la espalda a Sylvia, dirigiéndose hacia la puerta.

“¡Espera, Nefer!”, gritó el cantante detrás de ella. “Gracias. Siento que ahora he podido dar el siguiente paso adelante, gracias a ti. Aún no es seguro que Orfelia sea mi próxima oponente… pero si lo es, me gustaría que lo vieras.”

La bailarina se detuvo, permaneciendo en silencio por un largo momento, antes de responder finalmente:

“Muy bien. Veré hasta dónde puedes llegar”.

Salió del escenario con esas palabras bruscas, sin mirar atrás ni una sola vez.