Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 14

Capítulo 2: Ronda Cinco I

Parte 1

“¡Wow! ¿¡Así que esta es la sala de observación especial!? ¡Viejo, este lugar es increíble! ¡Puedes ver todo el escenario desde aquí arriba! Había tanta gente en los Gryps, todos saltando de pie cuando se emocionaban… ¡no podía ver el escenario en absoluto! ¡Pero esto es como el cielo!”

Korona Kashimaru había corrido hasta la ventana de vidrio especialmente hecha para el escenario del Instituto Negro Le Wolfe en la sala VIP del Domo Sirius, su cara literalmente temblaba de emoción mientras agitaba sus manos de un lado a otro.

“¡Maldita sea, Korona! ¡Cállate un minuto!”

“¡Eeep…! ¡Lo siento!”

“¡Tch…!” Dirk chasqueó su lengua mientras apoyaba su barbilla en sus dedos de acero.

A pesar del tiempo que llevaba trabajando para ella, Dirk se encontró cada vez más enfadado con su secretaria privada más veces de las que podía contar.

Normalmente no era de los que se preocupan por ver la Festa, pero el Lindvolus de este año era un caso especial. Este año, había venido fielmente a observar cada combate en persona desde los preliminares. Sin embargo, no tener a nadie a quien delegar las habituales tareas insignificantes había resultado ser una molestia, así que hoy había decidido traer a Korona con él y se había arrepentido de hacerlo casi inmediatamente.

“Y ese bastardo R es tan imposible de leer como siempre…”

Golpeó un interruptor con sus dedos para agrandar la ventana aérea, mirando al joven pelirrojo del otro lado.

“¡Y aquí estamos! ¡El número dos de Le Wolfe acaba de atravesar la puerta oeste! Con esa abrumadora habilidad suya, capaz de manipular el prana de su oponente, ¡Rodolfo Zoppo ha atravesado los cuatro primeros combates sin el más mínimo contratiempo!”

“En el primer asalto, nos mostró a todos que no sólo es un poderoso Dante, sino que también tiene un gran dominio de varias técnicas de combate físico. Su enfrentamiento con el Ser Veresta va a ser el factor decisivo en este combate.”

Escuchando a la locutora, Mico Yanase, y a la comentarista, Z-o Zaharoula, como se la conocía ahora, y viendo a Rodolfo enseñar sus brillantes dientes blancos a la multitud mientras cruzaba el puente hacia el escenario, Dirk encontró un torrente de recuerdos desagradables resurgiendo en el fondo de su mente.

El Instituto era una instalación que reunía a niños de todo el mundo, luego investigaba y desarrollaba con fuerza sus talentos para convertirlos en mercancías valiosas. Ya sea Genestella o un humano normal, la gran mayoría de estos estudiantes eran normalmente huérfanos o habían sido vendidos voluntariamente al Instituto por sus familias. Se producían allí diversas formas de mercancías, pero los principales productos eran los combatientes, que se vendían a empresas militares privadas o a las seis escuelas de Asterisk, y los dotados de una inteligencia excepcional, que las Fundaciones Empresariales Integradas adquirían como candidatos a puestos directivos.

No hace falta decir que Dirk era una persona habitual de este último grupo, mientras que Rodolfo, un Genestella, pertenecía al primero. A la edad de diez años, Rodolfo ya estaba siendo elogiado como el mayor logro del Instituto. Dirk, por otro lado, aunque había realizado excepcionalmente todas las pruebas de inteligencia, siempre había sido un pelín de ser dejado de lado debido a su incesantemente mal comportamiento. Para las Fundaciones Empresariales Integradas, o en su defecto, familias u organizaciones de prestigio, un historial personal como el suyo se consideraba un grave defecto.

El talento único de Dirk fue confirmado por los excepcionales resultados que obtuvo en cada una de sus pruebas de simulación de batalla. Por muy desfavorable que fuera su posición, nunca cedió su terreno, nunca se permitió ceder ante la derrota, y por muy favorable que fuera su propio estado de cosas, sus oponentes nunca pudieron convertir sus ventajas en una victoria. Fue allí donde Dirk demostró su talento, en simulaciones tácticas supervisando equipos de combate y en las simulaciones de gestión más valoradas por los fundamentos, y allí nacieron los vencedores y los vencidos. De hecho, cuanto mayor era el número de sus oponentes y la complejidad de la situación, más notables eran sus logros.

En otras palabras, el talento de Dirk no residía en lograr la victoria en sí, sino en obstruir a sus oponentes, en hundirlos en el caos y en forzarlos a rendirse. El hecho de que él mismo se beneficiara o no de esos resultados era irrelevante. En resumen, su talento era la manifestación más cruda posible de su odio y desprecio por todo lo que había en el mundo fuera de él mismo.

“Y ahora, entrando por la puerta Este, está Ayato Amagiri de la Academia Seidoukan, ¡el Murakumo! El concursante Amagiri acaba de salir de un combate particularmente feroz en la cuarta ronda contra Minato Wakamiya, de la Academia de Queenvale para las jóvenes señoritas, conocido como Kennin Fubatsu, y espera anotar sólo el segundo Grand Slam en la historia del torneo… ¡pero primero tendrá que superar al concursante Zoppo!”

“Basándonos en lo que hemos visto en los últimos partidos de Ayato Amagiri, no parece que posea ningún ataque de largo alcance digno de mención. El estilo Amagiri Shinmei tiene una escuela que se especializa en el tiro con arco, pero creo que es justo decir que si fuera particularmente hábil en ello, lo habría usado en su combate contra Wakamiya, para capitalizar sus debilidades. Como yo lo veo, no importa cuán fuerte pueda ser de cerca, si trata de luchar contra Rodolfo Zoppo en ese rango, se encontrará en problemas”.

“Oh, ya veo… ¿Eso significa que Rodolfo tiene la ventaja?”

Korona, habiendo aparentemente aceptado el comentario sin cuestionar, estaba mirando la ventana aérea con una increíblemente estúpida sonrisa. Parecía haber olvidado que Dirk le había dicho que se callara hace un momento.

Ella puede ser un verdadero dolor de cabeza…

Dirk, temido y detestado incluso dentro del propio Le Wolfe, había purgado a la escuela de cualquier oposición potencial a su gobierno al asumir el papel de presidente del consejo estudiantil. Eso significaba que prácticamente todos los que conocía trataban de hacerle la pelota. Korona fue la única persona que lo trató como un ser humano normal.

“…No es tan fácil. Estamos hablando de Ayato Amagiri”, respondió con un suspiro, incapaz de regañarla más.

Por mucho que el hecho le molestara, Dirk no estaba ciego a las excepcionales habilidades de Ayato. Más que nadie, Ayato había sido capaz de recuperarse de una desventaja abrumadora tras otra para conseguir la victoria.

En lo que respecta a la Alianza de las ramas doradas, sería de su interés que él finalmente tomara el campeonato y pusiera fin al torneo, y aun así…

Bueno, entonces de nuevo, Rodolfo no va a caer fácilmente, tampoco…

En el Instituto, a Genestella se le exigía participar en innumerables simulacros de batallas, pero la mayoría de los combates de Rodolfo habían terminado por ir mucho más allá de ese punto: prácticamente había exterminado a sus oponentes, a todos y cada uno de ellos. Y Dirk, actuando como su oficial al mando, nunca había hecho nada para detenerlo.

Incluso ahora, en Le Wolfe, Rodolfo mantenía su distancia. No era como si se vieran como viejos amigos, por supuesto, pero Rodolfo no tenía intención de seguir las instrucciones de Dirk como presidente del consejo estudiantil. Eso no significaba que fueran hostiles el uno con el otro, pero antes de que Dirk se diera cuenta de lo que había pasado, Rodolfo se había asegurado su propia posición como jefe del mayor grupo mafioso de los Rotlicht.

“Para ser perfectamente honesto, preferiría que ambos mordieran el polvo ahí fuera…”

Hablando por sí mismo, ese sería su resultado preferido.

“¿Eh? ¿Ha dicho algo, señor? De todos modos, ¡mira! ¡El encuentro está a punto de comenzar!” Korona rebotó de arriba a abajo y agitó una mano con emoción mientras se aferraba a la ventana.

Demasiado cansado para responder, Dirk simplemente la miró durante un breve segundo antes de volver a mirar a la ventana.

***

La intimidación que emanaba de su oponente en el escenario era aún más desalentadora de lo que Ayato había esperado.

“¡Ha-ha! ¿Así que tú eres Ayato Amagiri? Hmm, ¡bien, bien! ¡Esto será lo más divertido que he hecho en mucho tiempo!” Habiendo mirado a su competencia de pies a cabeza, Rodolfo sonrió satisfecho.

A juzgar por los datos que Ayato había estudiado, y por las grabaciones de sus partidos anteriores, Rodolfo era un enemigo particularmente difícil de entender. A veces, parecía disfrutar pisoteando a sus oponentes; otras veces, les dejaba atacar hasta el fondo de su corazón, soportando casualmente cada golpe. En resumen, parecía capaz de cambiar su estilo de lucha en cualquier momento basándose sólo en su estado de ánimo.

Los datos también mencionaban que era el jefe de un gran grupo mafioso, con un historial que Ayato sólo podía describir como nauseabundo. Tan completamente egocéntrico estaba obsesionado con satisfacer todos sus deseos, sin la más mínima preocupación por la dignidad de los demás, que Ayato lo consideraba una especie de demonio vicioso.

Dicho esto, no tenía intención de condenar al hombre. En la Festa, lo único que importaba eran los resultados, tanto para los artistas marciales honestos como Minato Wakamiya como para los demonios inhumanos como Rodolfo Zoppo.

“Ya veremos. No sé si puedo cumplir con tus expectativas, pero te voy a dar todo lo que tengo”, respondió, activando el Ser Veresta.

“¡Ha, está bien! ¡Voy a poner todo lo que tengo para divertirme un poco!” Rodolfo respondió con un destello de sus brillantes dientes blancos, antes de girar y volver a su posición inicial.

Ayato cerró los ojos, respirando profundamente mientras se preparaba.