Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 14

Capítulo 1: Conflicto

Parte 2

“…Uf.”

Sólo después de ducharse para lavar el sudor y la suciedad que se pegaban a su cuerpo y sentarse en el borde de la cama vestida con nada más que su ropa interior, Julis pudo respirar un suspiro de alivio.

“El presidente del consejo estudiantil de Gallardworth lo describió como un Dante con múltiples personalidades. Nunca había visto un caso así antes, tampoco… ¿Cómo llamó a su habilidad? ¿Invencibilidad? Tal vez sea un poco exagerado, pero su fuerza definitivamente va más allá de lo normal. Estoy deseando ver cómo los otros participantes planean tratar con él”.

La ventana aérea que había dejado abierta al lado de la sala estaba emitiendo un programa especial que cubría la Festa. El locutor y comentarista parecía presentar a los distintos concursantes que habían llegado al torneo principal.

“Y a continuación, en la cuarta y última ronda, del Bloque Oeste, tenemos a la número cinco de la Academia Seidoukan, Julis-Alexia von Riessfeld. The Glühen Rose es una Strega de primera clase que también aspira a ganar un grand slam esta vez, y una princesa de buena fe para empezar. Cada vez que la veo pelear, parece cada vez más asombrosa.”

Julis, secándose el pelo con una toalla mientras veía aparecer su propia foto en la ventana aérea, apagó el programa con asco.

“Dame un respiro. ¡No puedo ver esto…!”

Pero aun así, incapaz de librarse de la profunda aprensión que se había apoderado de
ella, se encontró arrojando su toalla hacia la ventana aérea, ahora cerrada.

Lo sabía, pero, sólo estaba descargando su ira.

La figura que vio en el espejo de su escritorio, recogiendo su pelo suelto y mojado, era prácticamente una extraña.

“Hmph, realmente… ¿Quién se supone que eres?” Se rió con autodesprecio, apretando su cara con una mano.

La diferencia puede haber sido menor, pero la cara que la miraba no era la de alguien que había ganado todos sus combates hasta ahora. Tampoco era la cara de la persona que había visto en la ventana hace un momento.

“Pensé que las cosas iban demasiado bien…”

Ella había navegado hacia la victoria en sus tres combates durante las preliminares.
Además de eso, habiendo llegado al torneo principal, había logrado salir victoriosa sin sufrir ninguna lesión grave, aunque el combate de la cuarta ronda de hoy había sido difícil. Dado que tantos individuos extraordinariamente poderosos habían entrado en el Lindvolus de este año, era justo decir que Julis había sido increíblemente afortunado hasta ahora.

Pero a pesar de todo eso, no se sentía afortunada.

Por supuesto, no podía decir que no estaba feliz de ganar sus combates. No podía darse el lujo de perder si iba a alcanzar su meta, si iba a llegar a Orfelia. De acuerdo con los últimos torneos, había sido asignada a un bloque diferente al de Orfelia. Eso significaba que no tenía ninguna posibilidad de enfrentarse a ella a menos que ambas llegaran al campeonato.

También en el bloque de Orfelia, estaban Saya y las dos marionetas autónomas de Allekant, y quizás la más importante, Sylvia Lyyneheym, la subcampeona del anterior Lindvolus. No importa cuán segura parezca ser la corona de Orfelia, ella iba a enfrentarse a algunos oponentes particularmente fuertes.

Pero… ¿qué hago si Orfelia pierde ante uno de ellos…?

Si eso sucediera, los planes de Orfelia, no, los planes de quienquiera que Orfelia haya hablado, sin duda serían impulsados. Julis no podía permitir que ocurriera una situación tan grave.

Dicho esto, la probabilidad de que la propia Julis perdiera antes de llegar al campeonato era mucho mayor. Después de todo, su oponente en la siguiente ronda era Xiaohui Wu.

Si intentaba pensar en ello racionalmente, sabía que tenía pocas posibilidades de ganar. Y aunque lograra pasar, si quiera hasta las semifinales, la persona con la que más se enfrentaría sería…

“Ugh…”

Presionó su puño contra su pecho, como para contener sus emociones.

Lo inevitable se acercaba más con cada combate que ganaba; quería gritar desesperadamente. Tal vez, consideró, las cosas serían más fáciles si se atreviera a gritar como Bonifaz lo hizo al final del combate.

“No, eso no ayudará…”

Este no era el tipo de predicamento que se podía resolver con lágrimas. No importaba el curso de acción que eligiera, la tragedia sería inevitable. Tal y como estaban las cosas, todo lo que podía hacer era elegir la opción que le pareciera menos mala desde su propia posición.

Y en este momento, eso significaba avanzar hasta el campeonato y matar a Orfelia con sus propias manos. Si estaba siendo honesta consigo misma, quería una forma diferente de arreglar esto, y estaba dispuesta a seguir dudando hasta el final. Aun así, se había preparado para lo peor si llegaba el momento.

Julis estaba dispuesta a renunciar a todo, pero ¿realmente sería capaz de seguir adelante con esto? Tal vez, pensó, sería mejor revelar todo lo que sabía a la guardia de la ciudad, o incluso a Claudia, y dejar que otros lo manejaran.

Pero si las personas de las que Orfelia le había hablado eran serias, incluso las Fundaciones Empresariales Integradas probablemente no serían capaces de detenerlas. Esas personas ya se habían preparado para todos esos resultados y sin duda habían preparado cualquier número de planes de contingencia.

Julis no sabía quiénes estaban involucrados en su plan, ni tenía idea de cuáles eran sus motivos, ni ningún sentido del verdadero tamaño o poder de su organización. Todo lo que sabía era que estaban tratando de utilizar a Orfelia para lograr sus propios fines y que la propia Orfelia no tenía la voluntad de desafiarlos (aunque Julis tenía algunas dudas al respecto – después de todo, Orfelia ya se estaba resistiendo informándole de las cosas en primer lugar, y sin duda tenía algún otro plan en mente).

Aun así, Julis era la única persona fuera de la organización que conocía su plan. Ella sola. Siendo así, tenía la responsabilidad y el deber de hacer todo lo que pudiera.

“Haría lo mismo en mi situación, estoy segura”, dijo con una débil sonrisa mientras pensaba en su compañero más fiable.

También se abría camino a través del Lindvolus con la necesidad de conseguir la victoria, después de todo, el fracaso para ella significaba perder la vida de su hermana.

Julis no había oído los detalles de lo que le había pasado a Haruka, pero ella supo de inmediato que la razón por la que Ayato no se lo había dicho era porque no quería que se viera envuelta en ello. Sabía que Haruka había puesto fin a una gigantesca conspiración hace varios años. También sabía que los cómplices de ese grupo seguían acechando en las sombras incluso ahora. No era difícil deducir que lo más probable era que hubiera una conexión entre las dos situaciones.

Dada su limitada información, no podía hacer otra cosa que especular, aunque sospechaba que la organización era la misma de la que Orphelia le había hablado, o bien que estaba estrechamente afiliada a ella. Al menos, Julis los vio a ambos de la misma manera. Si ella compartía lo que sabía con Ayato y los otros, había muchas posibilidades de que fuera suficiente para exponer rápidamente su identidad de una vez por todas.

Y aun así no había nada que pudiera hacer al respecto. Orfelia le había advertido que no le dijera a nadie más lo que le habían dicho, y Julis la conocía lo suficientemente bien como para saber que no era una amenaza vacía.

“Bueno, parece que Claudia y Kirin están haciendo un movimiento, así que tal vez no necesiten lo que yo sé…”

Sus preciosos amigos.

A diferencia de los de Lieseltania, o, mejor dicho, del orfanato, sus amigos aquí en
Asterisk eran personas con las que podía luchar hombro con hombro, camaradas que siempre la apoyaban. Seguramente serían capaces de encontrar una manera de ayudar a Ayato. Puede que se distanciara un poco de ellos, pero ella creía de todo corazón…

“Así que… sólo necesito cuidar lo que está frente a mí, paso a paso,” murmuró mientras giraba la cabeza, tocando su móvil y abriendo una ventana aérea.

El día de mañana se celebraba la ronda cinco. Tenía que hacer todo lo posible para prepararse para ello.

La Academia Seidoukan le había proporcionado cierta cantidad de datos sobre su oponente. Ya tenía una idea general de su estilo de batalla y sus tácticas, pero sería prudente leer cada pizca de información para aumentar sus probabilidades de victoria.

“Las cosas no han estado tan mal hasta ahora, así que, ¿por qué tuvo que ser Hagun Seikun…?”