Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 12

Capítulo 7: Incienso De Monstruo

Parte 1

Sólo quería salir de mi aldea, donde trabajar de la mañana a la noche apenas te alcanzaba para sobrevivir. Así que me escapé e hice todo lo posible para convertirme en un explorador. Pero todo lo que aprendí fue que sólo un cierto puñado de personas se convierten en héroes…

“¿Qué vamos a hacer, Besso?”

“Cállate, Tahere. Estoy tratando de pensar.” Aparté la cara del idiota.

Mientras cazábamos cucarachas en el laberinto, arriesgué mi vida y mi cuerpo para adquirir un limo hechizante: un ingrediente para hacer Incienso de Monstruo. Pero el nuevo jefe del mercado negro, Skopi de los Escorpiones de Barro, dijo que no comprarían limo hechizante.

Me dijo que los saqueadores que solían comprarlo a precios altos se habían ido, pero no me creía esa mierda. Su único objetivo era hacernos pasar un mal rato.

Todos los viejos del mercado negro fueron arrastrados por los guardias, y las pociones demoníacas eran locamente caras. Todo este mundo es un montón de basura.

“A estas alturas el señor Koshin nos odia, y Troy y los otros chicos nuevos seguramente están muertos. Hemos conseguido para pagar el interés de este mes por el préstamo que le debemos Koshin, pero para el próximo mes estamos estar jodidos…”

“¿Crees que no lo sé?”

Nuestra mala suerte comenzó cuando recibimos la solicitud de néctar de hormiga de ese noble.

Gracias a esos cobardes hombres bestia y mujeres inútiles que ni siquiera podían servir como cebo, casi nos matan en el proceso.

Además, nos golpearon con una multa increíble por llevar una cadena de monstruos al cuartel del ejército del laberinto.

Al menos los hombres bestia y las mujeres también se quedaron con parte de la multa, así que tuvimos que pagar menos de la mitad, pero todavía no hay una buena forma de pagar tanto dinero.

¿Deberíamos negarnos a pagarlo? 

La idea cruzó por mi mente, pero rápidamente negué con la cabeza para ahuyentar el estúpido pensamiento.

Si incumplíamos con ese pago, nos catalogarían de ladrones y ya ningún pueblo nos aceptaría. Por lo que he escuchado de los exploradores que fueron ex ladrones, esa no es forma de vivir.

“Oye, Besso.”

Miré a Tahere, pero él no me estaba mirando.

“¿No es Zarigon?”

“Están bastante destartalados para un grupo de exploradores de insignia granate. ¿Quizás intentaron luchar contra un maestro de área para competir con Rugido del Dragón Rojo?”

“Así que incluso las bestias como esos tipos no pueden vencer a uno, ¿eh?” Le solté un bufido a Tahere.

Este idiota no entendió nada.

“Si fueran tan fáciles de vencer, otros exploradores lucharían contra los maestros del área por su cofre del tesoro en lugar de perseguir mantis y ranas.”

… Cofre del tesoro, ¿eh?

 Agachándome, fruncí el ceño y comencé a formar un plan. Tahere estaba diciendo algo, pero lo ignoré y seguí conspirando. “Oye, Tahere. No has tirado esa cosa todavía, ¿verdad?”

“No, claro que no. Sería un suicidio sacarlo en el laberinto, ¿no?”

“Ven conmigo.”

“¡O-Oye, Besso! ¡Al menos dime a dónde vamos!”

En lugar de perder el aliento tratando de explicarle mi plan a Tahere, me dirigí hacia una choza ruinosa en un callejón donde vivía un viejo alquimista sin licencia.

Iba a pedirle que hiciera Incienso de Monstruo con el limo hechizante.

Como pago, le ofrecí la poción demoníaca que había estado guardando como último recurso.

Pero como no podía permitir que se fuera con la mercancía, me quedé en la vieja y maloliente choza durante los tres días que tardó en hacer lo que le pedí.

“… Así que eso es Incienso de Monstruo, ¿eh?”

“Je-je, eso es correcto. Mientras esté en este tubo, es inofensivo. Pero una vez que tire de esta cuerda, saldrá el humo. Sin embargo, asegúrate de desechar la cuerda, porque los monstruos se sentirán atraídos por el incienso que está empapado.”

Le quité los tubos al hombre: dos pequeños y tres de tamaño normal.

“¿Qué son estos pequeños?”

“Quedaba un poquito, así que lo puse en esos. Estoy seguro de que quieres probar el efecto en alguna parte, ¿verdad?”

“Sí, claro que sí.”

Poniendo los pequeños tubos en mi bolsillo, pateé a Tahere, que roncaba en el suelo.

“Levántate, Tahere. Las cosas están listas. Ponlo en ese almacén tuyo.”

“Oh, ¿está hecho? ‘Caja de Objetos’, abierta.”

Tahere abrió su almacén y puso los tres tubos dentro.

Por lo general, solo contenía comida y agua, pero era lo suficientemente grande como para contener unos cuatro barriles de agua.

Esta habilidad era la única razón por la que me quedé con este idiota de Tahere durante tanto tiempo.

“Voy a negociar con Zarigon. Ve a reclutar cinco o seis exploradores veloces.”

“Lo tengo. Lo comprobaré con los grupos Flecha Fugitiva y Pies de Conejo.”

Dejando el trabajo sucio a Tahere, hice algunas negociaciones muy importantes para que pudiéramos entrar en el grupo de lucha del maestro de área de Zarigon.

Desafortunadamente, solo se nos permitió entrar como portadores de bolsas y no como luchadores adecuados, pero de todos modos no quería luchar contra monstruos en las cercanías de un maestro de área.

Todo lo que teníamos que hacer era que Zarigon y sus muchachos nos protegieran hasta que llegáramos a la guarida del maestro de área, y luego dejar que ellos se ocuparan de ello mientras buscamos el cofre del tesoro.

“¡Besso!”

Una vez que terminé mi trabajo, estaba bebiendo un poco de cerveza cuando Tahere llegó corriendo.

“¿Cuántos obtuviste?”

“Ninguno. Hay algunos rumores extraños flotando, y ahora ninguna de las partes quiere tener nada que ver con nosotros.”

“¡Igual, continua en ello hasta que logres algo, es tu trabajo!”

Los rumores eran que al explorar conmigo te traicionaba o te atrapaba en una cadena de alboroto.

“Los veteranos e incluso los novatos también lo sabían.” Tahere habló como si este no fuera su problema.

“¿Qué vamos a hacer, Besso?”

“¿No puedes usar tu cabeza de vez en cuando?”

Mientras Tahere se encogía de miedo por mi rabia, noté a algunos niños que claramente parecían recién llegados en busca de un mejor futuro.

Niños bestias. Parecían del tipo de pies ligeros que necesitábamos.

“¡Oigan, mocosos! ¡¿Son exploradores novatos o qué?!”

“¡No soy un mocoso! ¡Mi nombre es Usasa!”

La gente bestia siempre era tan malditamente difícil de entender.

“Tienes agallas, ¿eh? Me gusta eso. ¿Ustedes son insignias de bronce?” Pero serían perfectos para usar como cebo.

“T-Todavía no.”

“Entonces, ¿qué, insignias de madera?”

“No.”

“Oh, ¿entonces solo son portadores de bolsas?” Tahere miró a los niños y ellos bajaron la cabeza.

“M-Mira, si tuviéramos armas…”

“Cállate Tahere.” Ante eso, los mocosos miraron hacia mí.

“Les voy a enseñar la forma de ganar dinero. También los presentaré con equipo de exploradores.”

“P-Pero ¿por qué?”

“No gratis, idiota. Puedes pagarme una vez que seas un explorador de pleno derecho.” Los pequeños novatos cayeron en mi mentira, tal como una abeja se dirige a una flor.