Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 12

Capítulo 3: El Baronet Dyukeli

Parte 4

Usando mi habilidad “Fabricación”, se me ocurrió una razón arbitraria para advertirle que no comiera hígado y alimentos similares crudos.

“Pero me temo que mi hijo desprecia las verduras…”

Sí, me di cuenta. 

“¿Has considerado probar el jugo de vegetales?”

“He oído hablar de tales cosas para las frutas, pero ¿las verduras?”

Se me ocurrió que nunca antes había visto una herramienta mágica que se pareciera a un exprimidor.

“Sí, un alquimista amigo mío tenía una herramienta mágica que podía convertir ingredientes vegetales en líquidos. Si me da algo de tiempo, puedo preguntarle si podríamos adquirir uno.”

El Baronet Dyukeli frunció el ceño pensativo.

Esperaba que estuviera de acuerdo de inmediato, pero aparentemente, algo lo estaba haciendo dudar.

“Convertir verduras en líquido… ¿Y estás seguro de que no hay efectos secundarios negativos?”

Ah, ya veo. Una preocupación muy paternal.

 “Es como cocinar de forma normal. La única diferencia es que utiliza una herramienta mágica en lugar de utensilios de cocina.”

Sería peligroso si tuviera algún tipo de alergia a los vegetales. Llamé a su nodriza y le pregunté, pero ella dijo que él nunca había mostrado tales síntomas en las raras ocasiones en que comía verduras.

Cuando dije que no debería haber ningún problema, el baronet me pidió que le comprara uno.

“Perfecto. Enviaré una carta solicitando la compra de la herramienta mágica. Dado que este amigo mío vive lejos, es posible que necesite un poco de tiempo… ¿Cuántas pociones tienes en reserva?”

“Aproximadamente el valor de un mes. Ese es el tiempo que permanece efectiva, por lo que Su Excelencia el virrey probablemente se encuentre en el mismo estado.”

Eso no es mucho.

 Estaba seguro de que el jugo de vegetales podría curar su condición, pero probablemente no en un mes.

“Entonces sería mejor enviar una solicitud de ingredientes para pociones al gremio de exploradores.”

“¿No puedes aceptar la solicitud por ti mismo?”

“Me temo que nos especializamos en derrotar monstruos, no en recolectar ingredientes. Buscaremos las áreas probables en el camino, pero no sé si podremos cosecharlas conservando el ingrediente activo.”

Le di una respuesta distante, no quería que él dependiera demasiado de mí.

Aunque, por supuesto, reuniría suficientes ingredientes por si acaso, con la condición de la hija del virrey y todo.

“Si presenta la solicitud, es probable que los exploradores los busquen, y otros expertos pueden venir a Ciudad Laberinto si escuchan que hay un potencial de ganancias.”

La mayoría de los exploradores de insignia granate podrían no estar disponibles, pero los especialistas en cosecha probablemente no estarían demasiado ansiosos por luchar contra los maestros de piso, por lo que probablemente sólo estaban recolectando ingredientes de pociones mágicas debido a la gran demanda.

“No, no enviaré una solicitud. Si lo hago, podría tener el efecto contrario.”

El baronet pareció darse cuenta de que los exploradores lo odiaban.

“¿Podrías quizás pedirle a un médico o amigo alquimista que haga la solicitud por ti?”

“El resultado sería el mismo. A los exploradores tampoco les agradan mis empleados.” Deben pensar en ellos como sus cohortes.

“Sobre las pociones mágicas…” Comencé.

“Sí, lo sé. Si bajara el precio, los exploradores sin duda cambiarían de tono, pero no puedo hacer eso. ¿Sabes por qué?”

Seguro. Es una fuente importante de ingresos para ti.

No podía decir eso muy bien, así que me limité a negar con la cabeza.

“En comparación con el área de la capital real, la Ciudad Laberinto tiene muchas menos áreas donde se pueden encontrar ingredientes para pociones mágicas. Mantengo el precio estable porque si fuera más bajo, los alquimistas tendrían dificultades para ganarse la vida debido al aumento de los costos de los ingredientes. Algunos de ellos apenas pueden permitirse comer con sus ganancias actuales.”

Ya veo. Así que en realidad fue un caso de deflación extrema.

 “La situación incluso llevó a algunos a dejar la alquimia o abandonar Ciudad Laberinto por completo.”

Explicó que tomó la iniciativa de los gremios de alquimistas y médicos en decadencia y aceptó el papel de ser odiado por subir los precios.

Por cierto, agregó que los gremios estaban obligados a vender pociones mágicas al mismo precio que compraban en el área de la capital real.

Esto es un problema. 

Si las pociones fueran demasiado caras, los exploradores tendrían problemas, pero si fueran demasiado bajas, los alquimistas tendrían dificultades.

Para los exploradores, las pociones mágicas eran un último recurso para salvar vidas en caso de peligro imprevisto. Idealmente, deberían ser asequibles incluso para exploradores novatos.

Pero tampoco estaba bien que los alquimistas y los médicos no pudieran comer. Ordene la información en mi mente, tratando de encontrar una solución que satisfaga a ambas partes.

Altos costos de ingredientes. Escasez. No hay suficientes áreas para encontrar los materiales necesarios.

Entonces, si los ingredientes fueran baratos y ampliamente disponibles, ¿resolvería eso el problema?

Había muchos de ellos en lo profundo del estrato superior del laberinto, pero ir tan lejos para conseguirlos no era rentable para los exploradores.

Determinado, busqué entre los documentos que había dejado Trazayuya, el sabio elfo que una vez había trabajado en el Laberinto de Celivera.

“… ¿Poción veria?”

La veria era una especie de planta que crecía abundantemente fuera de la Ciudad Laberinto y aparentemente podría usarse para hacer una poción de recuperación de salud.

“Hmph. Una mentira muy utilizada por los estafadores.”

“¿Estafadores?”

“Así es. Si alguien intentó venderle algo así, debe denunciarlo a la policía de inmediato. Eso es una estafa, sin duda.” La voz del Baronet Dyukeli era dura.

“Usan la supuesta leyenda de que un sabio elfo una vez hizo pociones mágicas de vería y tratan de vender falsificaciones de una receta incompleta a precios elevados.”

El baronet agregó que los nobles y comerciantes que eran nuevos en la Ciudad Laberinto a menudo caían en tales estratagemas.

“¿Una receta incompleta?”

“En efecto. Hace doscientos años, un aprendiz del sabio pudo reproducirla usando el equipo de transmutación que el sabio dejó atrás, pero desde que ese equipo se rompió, las pociones de vería han sido materia de leyenda.”

Miré la receta en mis documentos.

Es cierto que no sería posible lograrlo en este estado sin una mesa de transmutación élfica.

Si quisiera popularizar el uso de estas pociones en la Ciudad Laberinto, tendría que adaptar la receta de las mesas de transmutación humanas. Decidiendo investigar esto más tarde, volví al tema de los ingredientes de la poción que me solicitaba.

“En cuanto a los ingredientes que discutimos antes, ¿estaría bien si presento la solicitud a la maestra del gremio y la hago publicar como una solicitud formal del gremio mismo?”

“Supongo que entonces esos malditos exploradores podrían aceptarlo…”

¿Malditos exploradores? ¿No podrías ser un poco más respetuoso?

 “Estos son los ingredientes que nos faltan.”

Miré la lista de ingredientes y las cantidades requeridas en el papel que me entregó, luego anoté la cantidad de recompensa que estaba ofreciendo. Estaba dispuesto a presentar la

solicitud de recolección de ingredientes como un favor, pero él me dio un libro de hechizos mágicos poco común como agradecimiento.

El libro fue escrito por un usuario de Magia de Tierra que había dedicado su vida al laberinto, incluidos sus estudios sobre los gólems.

Probablemente lo había preparado para acompañar los pergaminos que me dio antes.

“Por cierto, Sir Pendragon, ¿conoce una poción mágica llamada Incienso de Monstruo?”

“No, nunca he oído hablar de eso.”

Tampoco estaba en ninguna parte de mis recetas.

“Es una poción prohibida que atrae a los monstruos cercanos.” Explicó el Baronet Dyukeli.

“Me han dicho que alguien ha estado trayendo limo hechizante a alquimistas sin licencia y exigiendo que hagan Incienso de Monstruo.”

No sabía quién era el culpable.

Intenté buscar en mi mapa Incienso de Monstruo, pero no encontré nada. Desafortunadamente, el contenido de un cuadro de elementos no se mostraba en mi búsqueda en el mapa, por lo que no podía decir con seguridad que no existiera dentro de la ciudad.

“Esa es una noticia preocupante. Tendré que tener cuidado la próxima vez que entre en el laberinto.”

Con nuestra discusión terminada, decidí despedirme.

“Gracias por tu ayuda.”

“De ningún modo. Me encargaré de todo.”

El Baronet Dyukeli me acompañó hasta la entrada y luego se inclinó profundamente. Supongo que se preocupaba más por su hijo de lo que dejaba ver.

La señorita Mary-Ann estaba mirando desde la ventana. Parecía que quería decir algo, pero, preocupado por levantar banderas extrañas para eventos futuros, la ignoré.

Solo tendría que encontrar una escuela de exploradores a la que pudiera asistir con el hijo del virrey, Gerits, para mantenerlos felices a ambos.