Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 13

Capítulo 6: Los Preliminares III

Parte 1

Incluso entre los Orga Luxes de la Academia Seidoukan, la Hoja de Serpiente Ororomunt era conocida por ser especialmente peligrosa de manejar y se la conocía comúnmente como la Espada Maldita. La brillante hoja en forma de colmillo del arma, que se expande y contrae constantemente como un fuelle, poseía un veneno que podía hacer delirar a sus víctimas con el más mínimo rasguño. Pero más que eso, su cualidad más peligrosa era inequívocamente el costo de su uso.

Al activarlo, su usuario se veía atacado por una euforia irresistible parecida a la de una droga, hasta tal punto que sus anteriores poseedores se habían vuelto tan dependientes de él que habían empezado a utilizarlo incluso fuera de la batalla. Sin embargo, mientras estaba activada, devoraba poco a poco el prana de su usuario, hasta que finalmente lo devoraba por completo y lo reducía a un estado completamente debilitado.

Además, aunque sus antiguos usuarios podían recuperarse si se mantenían alejados del arma durante el tiempo suficiente, la mayoría de ellos, incapaces de resistir la atracción de su dependencia de ella, la buscaban una vez más, atacando a su nuevo usuario y arrebatándosela para ellos mismos, esta situación no se veía favorecida por el hecho de que el Orga Lux podía alcanzar un alto grado de compatibilidad con casi cualquier persona, por lo que casi nunca se quedaba sin un usuario. A menudo se decía que la primera maldición que caía sobre cada nuevo usuario de la Hoja de la Serpiente Ororomunt era la necesidad de derrotar a su anterior poseedor.

Su usuario actual, el tercer clasificado de la Academia Seidoukan, Feardorcha O’Neill, el Rey Serpiente Anillado, Cuélebre, se había aferrado a esa Espada Maldita durante casi cuatro años y aún no había sido derrotado por ella.

“Keh… Hablando de depresión,” dijo Feardorcha en voz baja mientras se cepillaba su larga cabellera color castaño. Estaba demacrado, y sus ojos brillaban con intensidad.

El costo de la hoja de serpiente Ororomunt se presentó de dos formas: una abrumadora sensación de exaltación o una profunda y tranquila sensación de arrebato, pero no había forma de saber cuál sería en una ocasión determinada hasta que el arma fuera activada.

“…Ah, hoy es otro día maravilloso, Ororomunt.” Feardorcha suspiró, sus ojos se estrecharon cuando el sonido seco y chirriante que emanaba de su brillante hoja lo envolvió.

Por supuesto, la afinidad de uno con un Orga Lux no podía ser medida sólo por su grado de compatibilidad. Al igual que con la relación que Claudia Enfield de la Academia Seidoukan tenía con el Pan-Dora, o el antiguo Pendragon de Gallardworth, Ernest Fairclough, con el Lei- Glems, los usuarios especialmente competentes de cualquier Orga Lux tenían sus propios trucos para hacer frente a sus gastos concomitantes. Feardorcha no fue la excepción en ese frente.

Y eso era porque sabía: La Hoja de la Serpiente Ororomunt estaba simplemente sola.
Simplemente buscaba desarrollar un vínculo con su usuario y aferrarse a ese vínculo a cualquier precio.

Por eso podía sumergirse en esa sensación de euforia sin ahogarse. Y regulaba su uso, estableciendo límites diarios en cuanto al tiempo que se permitía tomar un baño con su calor. Haciendo esto, podía permanecer cerca del Orga Lux tanto tiempo como fuera posible. Porque Feardorcha O’Neill amaba al Ororomunt, tal como el Ororomunt lo amaba a él.

“¡Keh-heh-heh-heh! Oh querido, qué espléndido! Y aquí estaba yo pensando que tendría que esperar un poco más antes de enfrentarme a un Orga Lux!” gritó la mujer que estaba parada al otro lado del escenario, mirándolo con una sonrisa ominosa. Su oponente, vestida con una bata de laboratorio blanca de Allekant, tenía las piernas largas y una constitución delgada, sus ojos vueltos hacia arriba se asomaban a través de sus gafas gruesas, y llevaba una especie de aparato que se parecía a un par de auriculares sobre su cabello hasta los hombros.

Su nombre, si lo recordaba correctamente, era…

“Y aquí estamos, a punto de empezar. Zaharoula, ¿no es la concursante Rowlands parte de la clase de investigación de Allekant? ¿Qué deberíamos esperar de ella en este combate contra la Hoja de la Serpiente Ororomunt?”

“Entre los investigadores de ingeniería meteórica, Magnum Opus es algo así como un prodigio. Pero tengo que admitir que no esperaba que ella misma entrara en el torneo de esta manera…”

Bien. Rowlands. Hilda Jane Rowlands.

Feardorcha había hecho algunas investigaciones básicas sobre su oponente, y de hecho parecía ser más una investigadora que una luchadora. Incluso era la cabeza de una facción llamada Tenorio o algo por el estilo. No era algo inaudito para los miembros de las clases de investigación de Allekant entrar en la Festa, el equipo Androcles en el último Gryps era un ejemplo de ello, pero al menos, Hilda no parecía tener tal experiencia en combate en la vida real.

Pero…

“…lo que sea.”

-no tenía ningún interés real en ella.

O quizás más precisamente, Feardorcha no tenía ningún interés real en nada excepto en la Ororomunt. Los únicos pensamientos reales que ocupaban su cabeza eran su necesidad de ganar este torneo y usar su deseo de reclamar la Ororomunt para sí misma.

No importaba quien fuera su oponente, todo lo que se necesitaba era un golpe de la hoja de la serpiente, y la batalla estaba ganada. Después de todo, su Orga Lux, con su forma siempre cambiante, era capaz de golpear desde cualquier ángulo a 360 grados y así podía deslizarse a través de las defensas de incluso el más hábil de los enemigos.

“Ah, parece que el Dispositivo de Instalación de Habilidades aún no ha sido configurado correctamente. Supongo que tendré que usar su nivel de potencia más bajo”, Hilda pareció murmurar para sí misma mientras se golpeaba la cabeza con el dispositivo parecido a un auricular, sin que su comportamiento revelara ningún indicio de nerviosismo.

“Bloque 1 de Lindvolus, Ronda 1, combate 3-comienza!”

***

Como en tantas otras ocasiones, la victoria sería para el que hiciera el primer movimiento.

Feardorcha balanceó su brazo hacia abajo, y el Ororomunt, siguiendo su voluntad, se retorció como su tocayo, su cuerpo de brillantes fragmentos de luz se inclinó de un lado a otro mientras se abalanzaba hacia Hilda. Su velocidad era tal que un luchador promedio probablemente no habría sido capaz de ver el golpe que se aproximaba.

Sin embargo-

“¿Hmm…?”

La punta de la cuchilla se detuvo de repente sobre su cabeza, encaramada como si estuviera esperando.

Feardorcha, sin embargo, no le había dado tal orden. La confusión emanaba de la hoja de la serpiente que tenía en su mano. Pero no importaba cuantas veces intentara llamarla de nuevo, no se movía. Algún tipo de poder invisible debe haberla mantenido en su lugar.

“¡Keh-heh-heh-heh! ¡Sí, sí! Tal como pensaba, este nivel de Orga Lux no es ninguna molestia.”

Hilda no se había movido en absoluto. Simplemente siguió de pie, con los brazos caídos frente a ella, sus dientes puntiagudos asomando por esa extraña e inquietante sonrisa suya.

“¿Qué es esto? ¿Por qué el concursante O’Neill detendría su ataque…?”

“¿¡Qué tan estúpido eres!? ¡Mira de cerca! Tú también eres un Genestella, ¡deberías ser capaz de ver lo que acaba de pasar!”

Sólo tomó un segundo más después del arrebato de Zaharoula para que Feardorcha se diera cuenta por sí mismo.

“Qué… qué…? Eso es…”

“¡Keh-heh-heh-heh!”

Una enorme cantidad de prana había comenzado a hincharse del cuerpo de Hilda, tanto que era difícil de creer que fuera siquiera humana. De hecho, la única vez que Feardorcha había visto tal poder antes fue en la forma de ese monstruo Orphelia Landlufen…

“¿¡Eh!? ¡Whoa! ¡De verdad que sí! Er, um, ¿qué está pasando aquí…?”

“Se ha convertido en una cantidad casi imposible de maná. En otras palabras, Hilda Jane Rowlands es una Strega. No hay duda de eso.”

“P-pero no tenemos ningún dato sobre eso…”

Feardorcha compartió la confusión de Mico.

Hilda simplemente no pudo haber sido una Strega. Si bien era de conocimiento común que no todos los Strega y Dantes estaban inscriptos en los distintos registros nacionales, era una cosa completamente distinta que alguien ocultara exitosamente ese hecho hasta su participación en la Festa.

Y sin embargo, no había duda de que estaba logrando mantener a raya a la Ororomunt usando una habilidad del Strega. Aún así, como principio general, las habilidades de Stregas y Dantes no eran rival para el poder de una Orga Lux. Si, por ejemplo, alguien con la habilidad de lanzar fuego se enfrentara a una Orga Lux con los mismos poderes, sin duda perdería. Esa era una ley natural no escrita.

Por supuesto, dependiendo de las circunstancias, no sería imposible que tal individuo repeliera o evadiera un ataque, pero aún así, no debería haber habido manera de que Hilda pudiera haber logrado dominar los movimientos de la Hoja de la Serpiente de la manera en que lo hacía ahora.

“¿Qué clase de habilidad es esa? ¿Viento? ¿Un campo magnético? No, espera un segundo…” La voz de Zaharoula temblaba de incredulidad.

El público también debió darse cuenta de la inusual situación, ya que un inquietante murmullo comenzó a propagarse por las tribunas.

“Bueno, entonces… continuemos.” Hilda, ignorando la aturdida incredulidad de todos los que miraban, comenzó a levantar los brazos.

De repente, Feardorcha fue enviado volando hacia atrás por una tremenda explosión de fuerza.

“¿¡Guh!?”

Mientras caía al suelo, vio a Hilda levantando los brazos una vez más.

¡Esto es malo…!

Saltó sobre sus pies, y en ese momento, una red de fisuras se desgarró a través del suelo casi exactamente donde se habría detenido, alguna fuerza invisible que aparentemente estaba cayendo sobre él.

Supongo que esto significa que puede ser esquivado, así que esa habilidad probablemente no afecta directamente a su objetivo…

Mientras se secaba el sudor frío que se acumulaba en su frente, Feardorcha se puso a analizar la habilidad de su oponente.

“¡Impresionante! ¡Puedo ver como llegaste al tercer lugar! Sí, una reacción muy fina… ¿O tal vez mi respuesta fue un poco tardía? Sí, probablemente sea eso. ¡Keh-heh-heh-heh! Supongo que todavía no estoy acostumbrada a esto!”

Con Hilda aparentemente hablando consigo misma una vez más, Feardorcha aprovechó esa momentánea apertura para correr de vuelta para recuperar el Ororomunt.

“¡Oops!”

Hilda volvió a bajar el brazo, pero un luchador de alto rango como Feardorcha no iba a dejarse caer por el mismo truco una vez más. Hábilmente se hizo a un lado, esquivando ese algo invisible, antes de torcer sus labios con una sonrisa. “No subestimes a Ororomunt y a mí…”

“¿Oh?”

“¡Estalla!” Feardorcha ordenó que su arma, aún congelada en el aire, se extendiera para tomarla.

En ese instante, los innumerables fragmentos de luz que componían su hoja explotaron repentinamente, dispersándose hacia Hilda con gran velocidad.

“¿Eh?”

Era como una mina terrestre que explotaba en el aire, enviando una onda expansiva de luz que volaba en dirección a Hilda. No debería haber habido forma de evitarlo.

Al principio, parecía haber usado su habilidad para defenderse, pero al examinarla más de cerca, su cuerpo estaba cubierto de pequeñas heridas.

Para el Ororomunt, eso era suficiente.

“Oh… ¡Oh, Dios mío…! Esto no servirá de nada. Ya veo, ya veo. Así que este es el veneno del Ororomunt…” Cayó de pie con un quejido, levantando una mano a su frente.

El veneno de Ororomunt tenía un efecto inmediato. Provocó mareos y fatiga sin demora, haciendo casi imposible que uno pueda enfocar su prana en un intento de combatirlo. Para Stregas y Dantes en particular, significaba una derrota segura.

Hasta ahora todavía congelada en el aire, la Ororomunt cayó al suelo con un ruido sordo, liberada de la habilidad de Hilda. Ya se habían empezado a formar nuevas escamas en su hoja.

“¡Oh, qué espléndido! Incluso puedes controlar esa Orga Lux tuya a distancia! Su grado de compatibilidad, no, su vínculo con ella, ¡es más que impresionante! ¡Oh, oh, todo está girando en círculos! ¡Qué experiencia! ¡Keh-heh-heh-heh!” El sudor se acumuló en su frente, y Hilda se puso a reír con dolor.

A juzgar por su reacción, claramente tenía más que unos pocos tornillos sueltos.

“Lo que sea. Una vez que rompa ese escudo escolar tuyo, se acabará”, respondió Feardorcha sin preocuparse mientras iba a recuperar su arma, cuando-

“Ah, eso no servirá. No, en absoluto. Todavía tenemos que hacer otro experimento”.

“¡—!”

En ese momento, se detuvo en seco, chocando contra lo que parecía una pared invisible.

“¿Qué de…?”

Para asombro de Feardorcha, Hilda, sentada con las piernas cruzadas en el suelo, le mostró sus afilados y puntiagudos dientes.

“¡Neh-heh-heh-heh! Tendrás que perdonarme-es difícil ponerse de pie ahora. Parece que tampoco puedo enfocar mi prana… Así que esto es sólo una estimación aproximada.”

El joven palpó a lo largo del borde de la pared invisible, con la esperanza de encontrar una abertura, pero por difícil de creer que fuera, parecía atravesar todo el escenario.

“Ahora bien, sé bueno y observa. Sí, esto debería mantenerte entretenido. Están a punto de ser testigos de un momento histórico. -¡Keh-heh-heh-heh!”

“…¿A qué estás jugando?”

Mientras Feardorcha la miró fijamente desde el otro lado del escenario, Hilda, que aún le sonreía como un demonio, levantó su mano derecha en el aire, y la dejó caer.

En ese momento, el Ororomunt emitió un violento grito, antes de hundirse en el suelo ante sus ojos, su núcleo de urm-manadita emitiendo un penetrante lamento de angustia que atravesó el escenario.

“¿Qué…? ¡Detente!” Feardorcha gritó alarmado.

Hilda, sin embargo, no le hizo caso. “Ahora, entonces. Es hora del evento principal.”

A continuación, hizo un puño con su mano derecha como para canalizar su poder y con un horrible chasquido, fila tras fila de fisuras comenzó a correr por la brillante longitud del Ororomunt.

“¡No!”

Las grietas continuaron bajando por la hoja del arma, engullendo una escala brillante tras otra, acelerándose a medida que se acercaban a su base.

“¡Detente! ¡Deténgase!”

Feardorcha golpeó repetidamente contra la pared invisible bloqueándole con sus puños, pero no cedió ni un centímetro.

“Detente!”

Un brillo de alegría brilló en los ojos de Hilda. “¡Keh-heh-heh-heh! Ahora, a envolver las cosas!”

Tan pronto como terminó de hablar, la ola de destrucción alcanzó el montículo de Ororomunt, destrozando incluso su núcleo de urm-manadita.

“¡…!”

Feardorcha, con sus ojos congelados por el shock, cayó silenciosamente de rodillas.

“Esto no puede estar sucediendo… Ororomunt…”

“¿¡Ha destruido el núcleo de urm-manadita!? ¿¡Cómo es eso posible!?”

“Se sabe que ocurre cuando dos Orga Luxes chocan entre sí, pero aún así… es sumamente raro. Incluso cuando el Ser Veresta atacó directamente el Gravisheath en el último Phoenix, el exterior puede haber sido destruido, pero el núcleo de urm-manadita quedó intacto. Pero por otra parte, la urm-manadita es increíblemente duradera. Es inaudito que una Strega sea capaz de destruirlo usando nada más que sus habilidades personales”.

Las dos continuaron conversando, pero ni las análisis ni los comentarios pudieron llegar a Feardorcha.

“Ahhh… Arrgh… ¡Ahhg…!”

Las lágrimas corrían por su cara, su llanto se hacía más fuerte con cada sollozo.

“Sí, sí, como esperaba. Gracias por tu ayuda… er, ¿cómo dijiste que te llamabas? Ah, bueno. ¡Adiós!”

La voz de Hilda pareció llegar a Feardorcha desde detrás de una gruesa cortina, y con eso, perdió el conocimiento.