Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 13

Capítulo 1: Akari Yachigusa II

Parte 1

Akari Yachigusa nunca había visto a su madre sonreír.

Incluso en sus primeros recuerdos, la expresión de su madre siempre había sido como una hoja de hielo, sus ojos fríos e indiferentes cuando miraba a Akari. Si, de vez en cuando, algún indicio de emoción pudiera brillar, inevitablemente no sería otra cosa que ira u odio histérico. Y aunque nunca había recurrido a la violencia física, había hecho llover tempestades de abuso verbal más veces de las que Akari podía recordar:

“¿Por qué tenías que ser un monstruo?” “Si nunca te hubiera tenido…” “¡Desearía que nunca hubieras nacido!” “¡Todo es culpa tuya!”

Su madre nunca la había llamado por su nombre.

Pero aún así, Akari siempre había querido que su madre la amara.

Todo lo que se necesitaba era que mostrara el más mínimo indicio de una sonrisa, y su madre le frunciría el ceño, como si no pudiera ni siquiera atreverse a llorar. Y así, antes de que se diera cuenta, para no molestar a su madre, Akari se encontró con una expresión permanentemente ambigua, una mirada que no sugería ni alegría ni tristeza. Pero aún así, su madre inevitablemente desviaría su mirada tan pronto como viera el rostro de Akari.

La familia Yachigusa era de un antiguo y noble linaje al borde del colapso, aferrándose obsesivamente a sus anticuadas tradiciones, incapaz de adaptarse a un mundo cambiante. Se las habían arreglado para mantener una pizca de su antigua gloria a través de sus tratos con la fundación empresarial integrada Galaxy, pero aún así, ahora eran poco más que una tenue sombra de lo que habían sido antes de la Invertia. Para la familia Yachigusa, la Invertia no era sólo una calamidad que había reformado el mundo, sino también una pesadilla que los había llevado a la ruina.

Y en esa familia había nacido un producto de los Invertia, una Genestella. Era sólo cuestión de rutina que actuaran de la manera en que lo hicieron. Primero alejaron al padre de Akari, que se había casado con la familia, y luego comenzaron a mirar a su madre con un desprecio desenmascarado.

La desgracia de Akari se complicó aún más por el hecho de que ella había sido capaz de manifestar sus habilidades Strega incluso siendo aún una niña. Se sabía que los Stregas y los Dantes, incapaces de controlar sus habilidades, se desbocaban y, dadas sus características físicas y mentales, eran capaces de causar una considerable perturbación en la vida de quienes los rodeaban. Considerando que su habilidad le otorgaba el poder de detener completamente el flujo de maná dentro de un rango determinado, a menudo había apagado sin querer aparatos eléctricos y otros servicios que dependían de la ingeniería meteórica. Esto, por supuesto, sólo había servido para condenarla al ostracismo y había hecho la posición de su madre aún más precaria.

La desgracia de Akari se complicó aún más por el hecho de que ella había sido capaz de manifestar sus habilidades Strega incluso siendo aún una niña. Se sabía que los Stregas y los Dantes, incapaces de controlar sus habilidades, se desbocaban y, dadas sus características físicas y mentales, eran capaces de causar una considerable perturbación en la vida de quienes los rodeaban. Considerando que su habilidad le otorgaba el poder de detener completamente el flujo de maná dentro de un rango determinado, a menudo había apagado sin querer aparatos eléctricos y otros servicios que dependían de la ingeniería meteórica. Esto, por supuesto, sólo había servido para condenarla al ostracismo y había hecho la posición de su madre aún más precaria.

En poco tiempo, la salud de su madre se había deteriorado hasta tal punto que dejó de ver a la gente. Por su parte, Akari fue expulsada de la residencia y se vio obligada a vivir sola en un pequeño edificio independiente que antes había servido como almacén. Los sirvientes se encargaban de su comida y sus necesidades diarias, por lo que perdió todo contacto con los demás miembros de la familia. Ni siquiera se le permitía caminar libremente y estaba esencialmente en un estado de confinamiento perpetuo. La familia hizo todo lo posible para ocultar su existencia. Incapaz de asistir a la escuela, había pasado su infancia encerrada en ese estrecho y sombrío edificio.

Su único consuelo era una terminal de ordenador anticuada. Fue a través de esta terminal que conoció la Festa y Asterisk, un lugar donde los Genestella podía vivir en libertad, una ciudad en la que era posible hacerse un nombre con sus propios esfuerzos. Devoró toda la información que pudo encontrar sobre este mundo de ensueño y, aunque no pudo reconocerlo exactamente en ese momento, encontró que su corazón lo anhelaba.

***

El primer punto de inflexión en su vida llegó cuando tenía diez años.

Se celebraba un banquete para celebrar el 70 cumpleaños del jefe de la familia Yachigusa, el abuelo de Akari. Aunque la familia había pasado por momentos difíciles, y aunque las otras casas antiguas los miraban con desdén, buscaban mantener las apariencias de la forma más miserable posible.

Por supuesto, Akari no asistiría. El bullicio y la conmoción del evento no llegaron a su rincón del vasto terreno, de hecho, no pudo oír nada más que el habitual crujido de los árboles que cerraban el edificio de sus alrededores. Pero entonces, de repente, detectó una débil presencia fuera y abrió la puerta corrediza de la terraza.

Mientras miraba a su alrededor, vio a una chica parada, con una expresión de perplejidad en su cara, sola en medio del camino que lleva a la arboleda. Parecía tener la misma edad que la propia Akari y estaba vestida con un extravagante traje a medida. Sin duda era la hija de uno de los invitados.

Cuando la niña notó a Akari, una ola de alivio bañó su rostro, y se apresuró hacia el pequeño edificio.

“¡Ah, gracias a Dios! Salí a tomar un poco de aire fresco, pero luego me perdí… Quiero decir, ¿cómo pueden esperar esos adultos que me quede ahí parado luciendo linda mientras ellos hablan? Es tan aburrido, ¿no crees?” La chica le sonrió mientras se sentaba en el borde de la terraza. Tenía una actitud algo frívola, al menos hasta donde Akari podía decir.

“Ah …”, Akari respondió con una sonrisa vaga y forzada, sin saber qué hacer con su visitante.

La chica, sin embargo, brilló con una sonrisa radiante e impecable. “Soy Kotoha Rokujou. ¿Eres de la familia Yachigusa?”

Akari se encontró perdida en esta simple e inocente pregunta.

Ella simplemente no sabía por sí misma si realmente era considerada una Yachigusa, ni si estaba bien que lo admitiera ante una completa desconocida. Además, era la primera vez que hablaba con una chica de su edad. Simplemente no tenía idea de cómo debía actuar en esta situación.

Al final, ella pudo responder con nada más que un ligero asentimiento.

Sin embargo, la chica llamada Kotoha se inclinó hacia adelante con entusiasmo, tratando de verla mejor. “¿¡De verdad!? ¿Cómo te llamas?”

“…Akari Yachigusa.”

“Akari. Akari. Hmm… ¡Ese es un nombre maravilloso! Pero ¿qué estás haciendo aquí afuera tú sola, Akari? ¿No es solitario?”

Nunca había pensado en eso antes. Era ciertamente posible que se sintiera sola, pero había estado viviendo así desde que tenía memoria, y por eso sentía como si se hubiera quedado insensible a tales sentimientos. Pero ahora que lo pensaba, no parecía haber otra manera de describir el desolado y vacío agujero en el centro de su corazón. En cuyo caso…

Kotoha esperó, balanceando sus piernas hacia adelante y hacia atrás, mientras Akari reflexionaba sobre esto.

“Me pregunto…”, dijo finalmente. “No lo sé realmente.” Fue una respuesta vaga, dicha con una sonrisa vaga y un tono de voz vago. De hecho, esa palabra vaga parecía describir su existencia.

“Vaya, ¿en serio? Si fuera yo, estaría tan sola que terminaría llorando!” Kotoha, sin embargo, no era nada si no era sencillo. “Dime, Akari. ¿Te importa si me quedo aquí un rato, para que podamos hablar? Quiero decir, si yo regresara, sería tan aburrido!”

Akari se sorprendió de lo directa que era la chica sentada frente a ella, y no podía hacer otra cosa que asentir en silencio.

Con eso, las dos entraron en una conversación casi sin rumbo, hablando de sus comidas favoritas, sus familias, las flores que florecen en el jardín, los sueños que habían tenido la noche anterior, y más.

Estrictamente hablando, Kotoha hizo la mayor parte de la conversación, con Akari simplemente escuchando. De vez en cuando, sin embargo, le hacía una pregunta, o decía una palabra propia, hasta que los detalles de su vida comenzaron a filtrarse gota a gota.

“Así que eres una Genestella, ¿Akari? Eso es tan genial!” Los ojos de Kotoha se abrieron con asombro cuando esto también salió a la luz. “Conozco a otra Genestella, ¿sabes? Un chico. Su familia es de una larga estirpe de espadachines, e incluso puede enfrentarse a los adultos. Bueno, quiero decir, no lo conozco tan bien… El estilo Toudou, creo que se llama… Algo así, de todas formas. ¿Has oído hablar de él?”

“…Un poco.”

Entre los que había visto compitiendo en la Festa, había varios espadachines que pertenecían a esa escuela. Por lo que sabía la pequeña Akari, parecía ser una de las más prominentes, con dojos de rama en todo el mundo. Si la familia de Kotoha se ocupaba de una casa tan importante, entonces ellos también deben tener un estatus considerable.

“Hay dos hermanos, ¿verdad? El mayor, Kou, es una persona normal, pero el menor, Sei, es una Genestella, ¡y también es muy simpático! Fue el primer Genestella de mi edad que conocí, ¿sabes? Así que le seguí haciendo todas estas preguntas, pero respondió a cada una de ellas sin molestarse lo más mínimo.”

“…Parece una buena persona.”

Kotoha no estaba exactamente dejando sus pensamientos libres, pero su suave voz continuó sin pausa. “¿Verdad? Ah… lo he hecho de nuevo, ¿eh? Heh-heh, lo siento. ¿Quizás me pasé un poco? Estoy tan feliz de tener una segunda amiga Genestella”. Kotoha sonrió con una linda sonrisa, bromeando y golpeándose la cabeza.

“…¿Amiga? ¿Quieres decir… yo?”

“¡Ah! Tal vez fui un demasiado rápido… Pero ya sabes, realmente quiero ser tu amiga, Akari!”

“A-ah, quiero decir … yo. ..”, tartamudeó Akari, inseguro de qué hacer o decir.

Pensar que alguien como ella podría hacer una amiga…

Sin embargo, en ese momento…

“Bueno, bueno, mira lo que tenemos aquí. Tal como dijeron.”

“Parece que valió la pena”.

De repente, dos hombres aparecieron en el pequeño sendero que atraviesa la arboleda.

Uno estaba vestido con una camiseta sin mangas, a pesar de que la primavera acababa de empezar, su físico musculoso cubierto de tatuajes. El otro hombre llevaba gafas de sol, una chaqueta de cuero y vaqueros. A juzgar por su apariencia, no parecían el tipo de personas que habrían sido invitadas al banquete.

“No deberías vagar sola, señorita”, dijo el hombre tatuado con una sonrisa vulgar. “Sabes que esta gente no puede permitirse una seguridad adecuada, ¿verdad? No son como tú, Rokujous”.

Estaba claro por la forma en que los dos hombres se comportaron que albergaban intenciones maliciosas.

“Um, ¿quién eres?” Kotoha preguntó con curiosidad, tal vez aún para comprender la situación.

“Vamos, no esperará que le demos nuestros nombres, ¿verdad? Sólo actúa con amabilidad y ven conmigo ahora.”

Parecía que habían venido por ella.

“¿Qué debemos hacer con la otra?” dijo el de las gafas de sol, señalando a Akari con el pulgar.

Su compañero tatuado soltó una pequeña risa, antes de agitar la mano despreocupadamente. “No puedo tenerla haciendo una escena. Será mejor que nos deshagamos de ella.”

“Lo tengo”.

Al momento siguiente, el hombre con gafas de sol rápidamente dio vueltas alrededor de ella. “Lo siento por esto”.

Con eso, puso su mano derecha sobre su boca, llevando un cuchillo en forma de Lux hacia su cuello con la izquierda, pero antes de que pudiera empujar hacia abajo, Akari lo empujó con el codo, agarrándolo por la muñeca y arrojándolo lejos.

“¿¡Ngh!?”

Tan pronto como el hombre cayó al suelo de espaldas, Akari se lanzó hacia él y, sin la más mínima vacilación, le aplastó la garganta con el puño.

“¡!” El hombre se retorció, soltando una escofina tosca, pero Akari no le prestó más atención mientras ella dirigía su mirada hacia su compañero.

“¿Qué diablos…?”

“¿¡Eh…!?”

Los ojos del hombre tatuado se habían abierto de par en par en la incredulidad, mientras que Kotoha, también, la miraba fijamente.

“¡Tú, pequeña…!” El hombre recuperó rápidamente el sentido común, alcanzando un Lux en forma de pistola en su cintura.

Pero era demasiado lento.

Antes de que tuviera tiempo de apuntar, Akari se lanzó hacia él. Le dio una fuerte patada en la entrepierna, y luego golpeó con el codo en su mandíbula mientras se inclinaba hacia adelante con dolor. Cayó al suelo, mostrando el blanco de sus ojos, con espuma saliendo de su boca.

“Uf …” Akari dejó salir un profundo suspiro.

No tenía experiencia en la lucha, y por supuesto nunca había sido entrenado en defensa propia. Además de eso, esta fue la primera Genestella aparte de ella misma que conocía.

Así que había imitado las acciones que había visto en la televisión, de las personas que había visto en la Festa. Eso era todo. Sin embargo, estaba segura de que aprender esos movimientos sería efectivo. Después de todo, los dos hombres estaban claramente lejos de esos luchadores que había visto compitiendo en Asterisk.

“…¡I-Increíble! Eres tan fuerte, Akari! ” Kotoha saltaba de arriba a abajo con emoción, aplaudiéndola.

“Yo… sólo estaba protegiendo a mi amiga”, respondió, reuniendo su coraje.

En ese momento, Kotoha rompió en una amplia sonrisa.

Y con eso, un grupo de hombres en pánico con traje vinieron corriendo hacia ellas desde la mansión.