Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 11

Capítulo 4: Orfanato Pendragon

Parte 1

Aquí Satou. Escuché que el abuso y la violencia doméstica solo salen a la luz si las personas alrededor de la situación lo notan. Incluso en un lugar con bienestar social como el Japón moderno, estas cosas aún pueden suceder en las sombras. Entonces, en un mundo paralelo como este…

“¡Ahí está ella!”

Apenas un segundo después de lanzarme al aire, llegué directamente sobre la ubicación de Pochi.

Estaba un poco oscuro a la sombra de la torre de la pared exterior, pero ella estaba bien.

Dos hombres se pararon frente a ella sosteniendo varillas largas, pero las varillas estaban metidas debajo de sus brazos mientras se cubrían las orejas con las palmas.

Su vida no parecía estar en peligro inmediato, al menos.

Usé  “Warp”  para  aterrizar  en  un  callejón  vacío  cercano,  luego  usé  las  habilidades “Invisibilidad” y “Espía” para dirigirme hacia el área.

Si bien no había nadie alrededor, utilicé la habilidad “Cambio Rápido” para convertirme de nuevo en Satou.

“¡Maestrooooooo!”

 Mientras Pochi seguía gritando hacia el cielo, corrí hacia ella, con cuidado de no usar “Pestañear”.

“¿Qué te pasa, Pochi?”

“¡Maestro!”

Pochi me miró con ojos brillantes.

“¿Estos hombres te están molestando?”

“¡No, sir! Son policías, sir.”

Mirando más de cerca, me di cuenta de que sus ropas gastadas eran las de los guardias de Celivera.

“Oye, ¿dónde diablos…?”

Uno de los guardias extendió la mano para agarrar mi cuello, pero el otro lo golpeó en la cabeza con su vara.

Parecía solo un ligero golpe, pero el hombre se agarró la cabeza y contuvo las lágrimas y los gemidos, por lo que en realidad debió doler bastante.

“Lamento muchísimo la mala educación de mi colega, Sir Pendragon.”

“No, no, soy yo quien debería disculparse.”

El otro guardia parecía haberme reconocido, por eso impidió que su colega le dijera nada grosero a un noble.

Parecía un poco violento, pero probablemente tenía en mente los mejores intereses de su compañero guardia.

“Maestro, venga por aquí rápidamente, sir. ¡Hay niños pequeños que se están muriendo, sir!” Pochi tomó mi mano y tiró de mí hacia un escondite en la sombra.

Había varios niños allí que eran incluso más jóvenes que Pochi.

“¿Qué diablos fue eso?”

“Esa es mi línea. ¿No te diste cuenta de con quién estabas hablando?”

Los guardias discutieron entre ellos detrás de mí, pero no parecía particularmente serio, así que los ignoré.

Al verme, uno de los niños abrió la boca, pero no parecía tener fuerzas para hablar ni moverse.

Dos de los niños tenían las piernas rotas; sus heridas estaban rojas e hinchadas, con insectos pululando a su alrededor.

Según mi AR, los niños tenían las condiciones de estado de fractura ósea, inanición: grave y deshidratación.

“Por favor, sálvelos, sir.”

“No te preocupes… lo haré.” Asentí para tranquilizar a Pochi.

En primer lugar, utilicé el hechizo limpiador de insectos de Magia Cotidiana de mi menú mágico para ahuyentar a los insectos.

“¡Qué asco, bichos!” Exclamó uno de los guardias detrás de mí. Parecían estar mirándonos desde cierta distancia.

Saqué un puñado de viales de mi Bolsa Garaje, con la intención de darles a los niños suplementos nutricionales antes de las pociones curativas.

En mi radar, vi que los guardias se acercaban.

“¿Puedo preguntarle qué está haciendo, Señor Caballero? La eutanasia está técnicamente en contra de la ley aquí, me temo.”

“No, no. Solo les estoy dando pociones de suplementos nutricionales.”

Tomé un sorbo de una para demostrar su seguridad, y el guardia se disculpó y dio un paso atrás.

“Está bien, por favor bebe esto.”

Murmurando amablemente a los niños, les di a cada uno de ellos una poción de suplemento nutricional sorbo a sorbo, seguido de un poco de agua.

Parecían ser capaces de beberlas sin problemas, así que luego les di algunas pociones mágicas diluidas para restaurar su salud.

“¡Se movieron, sir!”

“Bueno. Dejemos que Miteruna se encargue del resto.” Me volví hacia los guardias.

“Me llevo a estos niños conmigo. ¿Hay algún papeleo involucrado?”

“No, no será un problema. Podemos simplemente hacérselo saber a nuestro superior. De hecho, ¿le gustaría que le ayudemos?”

Fue muy amable de su parte ofrecerlo.

La esposa del virrey debió haber dicho a los guardias, o al menos a sus superiores, que cooperaran con nuestro trabajo en el orfanato.

“No, eso no será necesario.”

Mientras decía esto, mis ojos estaban en Liza y Tama, quienes corrían hacia nosotros desde la calle principal.

Debieron haber escuchado el grito de Pochi y también vinieron corriendo.

“¡Pochiii!”

“¡Tama! ¡Y Liza, sir!”

“Pochi, ¿estás herida?”

Mientras esperaba a que cesaran sus quejas por Pochi, me comuniqué con Arisa por Teléfono para explicar la situación.

“… Estaban cerca de la muerte cuando Pochi los encontró, así que los estamos acogiendo.”

“¡Oh, Dios mío! Encontraré un callejón escondido para teletransportarme a casa para poder ayudar.”

“Lo siento por esto, Arisa.”

“¡No te preocupes por eso! Si quieres compensarme, siempre puedes hacerlo físicamente.”

 Prácticamente podía verla guiñándome un ojo.

Después de eso, las chicas bestia y yo llevamos a los niños a nuestra mansión.

“¿También recogiste a algunos niños, Nana?”

“La protección de las larvas es de suma importancia, lo declaro.” Cuando llegamos al frente de la casa, vi a Arisa hablando con Nana. Esta última estaba acompañada por un grupo de niños pequeños.

“Estamos de vuelta.”

“Bienvenido a casa, Maestro. ¿Son los niños en cuestión?” Arisa miró con ansiedad a los niños que llevábamos.

“Tenemos las camas listas para ellos, así que dese prisa y llévelos adentro para descansar un poco, por favor.”

Arisa nos llevó a la casa.

“¡Es él!”

“Sí, los vi juntos.”

“… ¿Larvas?”

Dándome la vuelta, vi al grupo de niños de Nana corriendo hacia algún lugar.

No estaba seguro de lo que había sucedido, pero probablemente solo estaban siguiendo un impulso aleatorio, como hacen los niños. De todos modos, el orfanato no estaría listo por un tiempo, así que podríamos reunirlos de nuevo cuando llegara el momento.

Por ahora, llevé a los niños que habíamos rescatado a la casa y los acosté en su propia cama.

“Estas son algunas heridas desagradables…”

Arisa frunció el ceño al ver los huesos rotos y las articulaciones hinchadas de los niños.