Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 11

Capítulo 3: Vida Cotidiana Pacífica

Parte 5

Pochi levantó un pequeño cuaderno de bocetos de su Paquete de Hadas, evidentemente sintiéndose competitiva con Tama.

“Puede ser difícil dibujar con eso. También deberías llevarte una pequeña tabla.”

Saqué dos tablas de Almacenamiento a través de la Bolsa Garaje, usé el Hechizo Multiherramienta para hacer unos pequeños agujeros, y adjunté una abrazadera para el papel y las cuerdas para que pudieran usarlos alrededor del cuello. Luego les entregué los tableros de dibujo portátiles completos a Pochi y Tama.

“¡Yaaay!”

“¡Gracias, sir!”

“¿Graciasssss?”

Tama y Pochi hicieron un pequeño baile de alegría.

“¡Es un concurso, sir!”

“¿No voy a perderrrrrr?”

Con eso, la pareja salió corriendo con las tablas en la mano. Probablemente iban a tener un concurso de dibujo de mapas.

“¡Si tienen algún problema, solo denme un grito!” Les dije. “¡Aye-aaaye!”

“¡Aye, sir!”

Tama y Pochi, mirando por encima de sus hombros, se despidieron mientras se alejaban.

“Voy a volver a la mansión para dar lecciones de cocina a Rosie y Annie.”

“Mm, concierto.”

Mia debe volver a ese estanque para montar otro espectáculo para los ancianos.

“¿Y tú, Liza? ¿Más estudios de mercado?”

“No, odiaría desperdiciar su…”

“No es un despilfarro. Averiguar qué productos se venden en la Ciudad Laberinto es muy importante.”

Con eso, le entregué una bolsa de monedas de plata.

Con mucho gusto le daría una cantidad de monedas de oro si quisiera, pero tuve la impresión de que tendría miedo de usarlas, así que le di monedas de plata hasta que se acostumbre a comprar.

Una vez que Liza partió, solo quedaron Nana y Arisa.

“Maestro, me gustaría dulces, lo solicito.”

Parecía extraño que Nana pidiera eso de la nada, pero me encogí de hombros y le entregué un caramelo.

“No sólo uno. Quisiera muchos dulces, lo solicito.”

“¿Muchos?”

“Arisa me ha informado que los dulces son la mejor manera de atraer a los niños y ser adulado.”

Miré a Arisa, quien en silencio presionó sus palmas juntas en una pose de disculpa. Como ya parecía arrepentirse de sus acciones, probablemente no necesitaba castigarla.

“Toma. Tengo muchos dulces sobrantes que hice con miel y azúcar ugi hace un tiempo, así que puedes tomar un montón.”

“Gracias, Maestro.”

Le di a Nana una bolsa con unos cien caramelos y ella rebotó felizmente hacia el gremio.

“¿Estás seguro? ¿No es caro ese caramelo?”

“Está bien. Todavía tengo muchos de los dos ingredientes.”

Eso podría haber sido un gran problema hace un tiempo, pero ahora que tenía conexiones en Lalagi, el Reino de la Hechicería, y podía conseguir grandes cantidades de azúcar fácilmente, no tenía que ser tan parco con eso.

Podría volver a Lalagi en cualquier momento usando el hechizo de Retorno repetidamente, y como lo estaba comprando de la fuente, era diez veces más barato que en el Reino Shiga.

Ahora, ¿qué voy a hacer hoy?

 Tenía muchas opciones, pero supuse que probablemente haría algunas manualidades con materiales de monstruos.

“Maestro, ¡tengamos una cita!”

Arisa agarró mi brazo, frotando su mejilla contra él como un gato. Parecía tan inocente que no me atreví a negarme.

Oh bien. Supongo que podré disfrutar de algunas manualidades más tarde esta noche.

 “¿Quieres darse una vuelta por las herramientas mágicas de la Ciudad Laberinto o algo así?”

“¡Okey-dokey! Rosie me habló de una calle lateral donde puedes encontrar algunas gangas de infarto, ¡así que vamos allí!”

Liderado por la emocionada Arisa, pronto me encontré en una calle sinuosa poblada por exploradores de rango medio.

“Eh. Tiene una especie de encanto inverso, ¿no?”

Las tiendas de esta calle eran edificios en gran parte largos y estrechos con pequeñas entradas.

“¿Cierto? ¡Estoy emocionado de olfatear algunas de esas ofertas de las que hablaba Rosie!” Arisa señaló mis ojos y sonrió.

Probablemente estaba sugiriendo que usara mi habilidad de “Analizar” para buscar las mejores gangas.

Se sentía un poco como hacer trampa, pero probablemente estaba bien con moderación.

“Oye, este anillo se ve bastante impresionante, ¿verdad?”

Arisa levantó un anillo de bronce ornamentado. Contenía una piedra blanca semitransparente grabada con una runa de fuerza.

“¡Que hay un anillo mágico real que hace tus armas más fuertes con solo usarlo! Normalmente serían ciento veinte monedas de oro, pero…”

Maldita sea, eso es comenzar con fuerza. 

No había forma de que fuera tan caro. Era solo un anillo de bronce con una sola runa.

Incluso exagerando, unas pocas monedas de oro ya serían un precio suficientemente alto.

Según mi habilidad “Estimación”, su precio de mercado estaba más en el rango de una a seis monedas de plata.

“… ¡Te ves como un joven prometedor, así que te lo vendo en un precio especial de sólo quince monedas de oro!”

“Solo aumenta tu estadística de fuerza en tres puntos.” Me murmuró Arisa. Se pondría el anillo en algún momento y debió haberse analizado a sí misma.

Por un bono tan pequeño, sería mejor que comieras ballenas fritas mientras luchas.

“Tal vez podrían ser tres monedas de plata.”

“¡Tsk! Si ni siquiera saben el valor de un anillo mágico. ¡Salgan de mi tienda!”

Sintiendo  que  no  íbamos  a  comprar,  el  dueño  de  la  tienda  nos  echó  con  una  mirada amenazadora, como si fuera a echarnos sal.

En la siguiente tienda, encontramos una hoja curva que era de un negro puro.

“¡Oh, esa espada parece fuerte!”

Arisa extendió su mano, pero la agarré de la muñeca para detenerla.

“No la toques, Arisa.”

“¿Eh? ¿Es peligrosa?”

“Si. Está maldita.”

No podría decir qué tipo de maldición exactamente, pero mi “Visión Miasma” mostró una nube negra siniestra retorciéndose alrededor de la espada.

Había algunas otras espadas más destartaladas en un recipiente que se parecía a un paragüero. También había una caja de madera llena de mazos hechos de colmillos de hormiga laberinto, además de dagas de garras y todo tipo de otras armas de bajo presupuesto.

“Nada realmente me atrapa aquí.”

“Estoy de acuerdo.”

La tienda de al lado vendía armaduras.

“¡Apesta!”

“Sí, no creo que pueda usar esto…”

“Eso hace que el uniforme de kendo usado por un aprendiz huela a rosas.”

La armadura de cuero hecha de piel de wyvern parecía razonablemente fuerte, pero apestaba tanto al olor corporal del dueño anterior que solo acercarme me dio ganas de vomitar.

“Elixires falsos; pociones de mierda, demasiado caras… No sé si hay gemas ocultas en este montón de basura.”

Mientras Arisa se quejaba, le entregué una veria de agua que había comprado en uno de los puestos.

“¿Hmm? Esto es bastante sabroso y refrescante.”

“¿Quizás es algo así como jugo de aloe aguado?”

Esto sería aún más sabroso si estuviese frío, pero eso probablemente era pedir demasiado a un mundo de fantasía sin refrigeradores.

Saqué discretamente algunos cubitos de hielo de Almacenamiento para Arisa y para mí.

“Gracias.”

“No lo menciones.” Le susurré.

El jugo de veria, que estaba delicioso ahora que estaba frío, calmó nuestras gargantas mientras miramos alrededor de las tiendas cercanas.

“Oh, ahora hay una ganga.”

“¿Eh? ¿Dónde, dónde?”

Las orejas afiladas Arisa recogieron mi comentario murmurado y me miró con ojos brillantes.

“Ésta.”

“¿Qué, esta vieja espada oxidada?”

“Si. Puede parecer nada más que una espada de cobre oxidada, pero en realidad es… una espada mágica.”

Susurré esta última parte al oído de Arisa, luego me volví hacia el comerciante.

“¿Está bien si sujeto esto?”

“Claro, pero no se nos queje si su mano se ensucia, señor.”

Con el permiso del comerciante, tomé la espada oxidada y le puse un poco de magia.

“Los canales de conducción mágica parecen estar bloqueados, por lo que probablemente no se pueda usar como está…”

Si forzaba algo de magia para limpiarla, probablemente se aclararía y funcionaría, pero no quería arriesgarme a hacerlo aquí en caso de que la espada implosionara o algo así.

“Dueño, ¿cuánto cuesta esta espada?”

“Tres monedas de oro. Sin embargo, para que lo sepas, es de bronce, no de oro. Y también costaría más convertirlo en mineral.”

Este comerciante fue bastante amable y honesto.

El precio de mercado de la espada estaba entre tres monedas de plata y diez monedas de oro, por lo que tres monedas de oro parecían un precio justo.

Teniendo en cuenta su peso, el latón en bruto probablemente valía al menos cinco monedas de oro, pero sería necesario un gran esfuerzo para darle la forma correcta para fundirlo y reutilizarlo, razón por la cual probablemente se vendía tal cual.

“¿No podrías dejarlo en dos monedas de oro?”

En lugar de responder al regateo de Arisa, el comerciante se volvió para mirarme.

No podía leer la mente, pero supuse que estaba tratando de averiguar si realmente lo compraría por ese precio.

Rápidamente saqué las dos monedas de oro de la billetera en el bolsillo de mi pecho.

“¡Vendido!”

El hombre prácticamente me arrebató las monedas de las manos, envolvió la espada en una tela hecha jirones y me la entregó.

Tal vez pensó que se había salido con la suya al cobrarme de más por dos monedas de oro.

“Vendré de nuevo en algún momento.”

“¡Por favor, hazlo! ¡Usted es siempre bienvenido!”

El hombre nos sonrió y nosotros le devolvemos la sonrisa cortésmente, manteniendo caras serias mientras salíamos de la tienda.

Tan pronto como doblamos la esquina y llegamos a un pequeño callejón, nos miramos y nos echamos a reír.

“¡Aah, eso es gracioso! Ese tipo definitivamente pensó que te ha estafado.”

“Está bien. Nos funcionó a los dos, ¿verdad?”

El propietario estaba feliz de haber vendido una vieja espada oxidada por dos monedas de oro, y estábamos felices de haber comprado una espada mágica por dos monedas de oro, así que fue un beneficio mutuo.

El equipo en la Mansión Ivy podría eliminar el óxido en poco tiempo, y podría usar Magia Espacial para limpiar los canales mágicos y hacer que Arisa la usara.

Al mirar mi registro, descubrí que había obtenido títulos como Conocedor y Comerciante de Antigüedades.

“Oh, hombre, eso fue muy divertido.”

“Bastante. Vayamos a la siguiente tienda…”

Pero justo cuando le estaba proponiendo esto a Arisa…

“¡Maestroooooooooooo!”

 Mi habilidad “Audición Aguda” captó una voz débil pidiendo mi ayuda. La voz de Pochi.

“¿Qué pasa, Maestro?”

Levanté una mano para silenciar a Arisa por el momento.

Escuchando atentamente, abrí el mapa para mostrar la ubicación de Pochi.

La encontré.

 Ella estaba en una parte del centro de la ciudad que había logrado sobrevivir al incendio.

“Arisa, Pochi está en problemas. Espérame en una de estas tiendas, ¿de acuerdo?”

“E-Está bien.” Arisa asintió.

Asegurándome de que no hubiera nadie más alrededor, me deslicé entre las sombras, donde rápidamente me puse un abrigo negro y me transformé en Kuro.

“… Es Pochi… Por favor, ayuda…”

Lanzándome al cielo a toda velocidad, usé “Carrera Destellante” para dirigirme en la dirección de la voz lo más rápido que pude.

¡Ya voy, Pochi!