Ryuuou No Oshigoto! (NL)

Volumen 11

Capítulo 2: Second Score

Parte 1: Maestro Y Discípulo

“Yaichi Kuzuryu, ¿verdad?”

Dijo el jugador profesional, poniendo su gran y carnosa mano sorprendentemente sensible justo encima de mi cabeza.

“Si te gusta jugar al Shogi conmigo, ¿por qué no vienes a mi casa a jugar para alegrar los corazones?”

No podía entender el escalofrió de “¿Eh……?” que venía de mi padre detrás de mí.

El jugador profesional que yo idolatraba acababa de extender una invitación, y yo, con seis años, estaba en la cima del mundo. Sin tener idea de lo que mi respuesta significaba, dije con una emoción vertiginosa, “¡Sí! Quiero jugar más Shogi contigo, Sensei”

Así fue como me convertí en el discípulo de este jugador profesional de Shogi, Kousuke Kiyotaki 8- dan.

Lo conocí en el primer torneo regional de Shogi en mi prefectura, Fukui.

Ahí estaba yo, Yaichi Kuzuryu, jugando contra los adultos de la División A y ganando todo a los pocos días de haberme cumplido seis años.

“¡W-Woow!”

“¿Un niño de guardería convirtiéndose en el campeón? Eso tiene que ser la primera vez”

“¡Un chico genio…!”

“¡Él podría muy bien convertirse en el primer jugador profesional de shogi de Fukui!”

En ese momento, llevaba un año tomando en serio el Shogi. Yo era el tipo de jugador que podía meterse en un ritmo y acumular victorias una tras otra. Afortunadamente para mí, me las arreglé para aprovechar todas mis habilidades y más ese día.

Y sucedió que Kousuke Kiyotaki 8-dan fue el juez principal de ese torneo.

“Sensei, ¿podría por favor darle a este chico una partida de instrucción?”

Era natural que los adultos fueran a preguntarle al profesional después de que yo ganara.

Kiyotaki 8-dan debe haber estado interesado en mí, también, porque aceptó de inmediato.

“Claro que sí. Muy bien, chico, ¿qué tal suena un hándicap de dos piezas?”

Excepto que Yaichi, de seis años, aún no entendía el concepto de jugador profesional y abrió su abanico, se sentó frente al viejo y dijo:

“¡Los hándicaps son aburridos! Quiero jugar como iguales!”

La cara de mi padre se puso pálida a mi lado y gritó: “Y-Yaichi, eso fue muy grosero”

“¡Papá, cállate! ¡Ni siquiera pudiste ganar la clase B!”

“Khg……”

Estaba tan lleno de mí mismo en ese momento que nunca se me pasó por la cabeza la idea de perder.

“¡Hahahaha! Tienes el espíritu, chico. Pero…”

*¡SNAP-AP……!*

“¡¿?!”

El eco me golpeó tan fuerte que pensé que el viejo rompió esa pieza por la mitad cuando la coloco en el tablero.

Era como llevar un cubo de agua helada a la cara. De repente, estaba despierto.

“Esa no es forma de hablarle a tu padre, ¿me oyes?”

Entonces Kiyotaki 8-dan terminó de alinear las piezas con un delicado refinamiento que era completamente opuesto a ese chasquido antes de sacar al Kaku de su propio territorio y volverlo a ponerlo en la caja de piezas.

“¿Qué tal esto? Si me derrotas sin un Kaku, entonces hablaremos de ser iguales”

“Está bien”

Me di cuenta de que algo es diferente después de oír el chasquido de ese profesional por primera vez y acepté su propuesta con un asentimiento.

En términos de aficionados, jugar contra un ex jugador profesional de primera categoría sin su Kaku es lo mismo que jugar contra alguien a nivel nacional. En términos profesionales, probablemente alrededor de 6-dan.

En ese entonces, yo era tal vez 2-dan. Estaba seguro de que podía enfrentarme a cualquier adulto y ganar, pero entendí por el movimiento 20 que mis ataques nunca funcionarían contra el hombre sentado frente a mí. Su Shogi se construyó de manera diferente.

La única razón por la que pude seguir jugando fue… “…… Uhm. Ya veo, ya veo”

El maestro Kiyotaki  dejaba pequeñas ventanas abiertas en su defensa, invitándome simultáneamente a atacar y dándole a mi casi quebrado espíritu de lucha un empujón alentador. Sin eso, habría tirado la toalla en ese mismo momento.

“Sí. Voy a ir allí….. ¿Eh? Eres fuerte”

Pensé que estaba completamente dominado en esa partida desde el principio a fin, pero terminó conmigo en un solo movimiento de Jaque Mate.

A todos los demás, probablemente les pareció que tenía un profesional contra las cuerdas y casi gané.

“¡Puede que haya perdido, pero ese niño de guardería estaba a un paso de vencer a un profesional!”

“¡Es un niño, te lo digo!”

Los adultos decían cosas bonitas sobre mí a diestra y siniestra, y el periódico publicó un artículo con el título de ¡Un Prodigio Poniendo a los Profesionales en Cautela! Yaichi Kuzuryu.

Pero, sólo Kiyotaki-sensei y yo sabíamos lo que realmente había pasado. El verdadero significado detrás de esa partida.

Kiyotaki-sensei sacó su propio cuaderno de Shogi y anotó toda la partida en el lugar como si fuera un paseo por el parque. Luego rompió la hoja……sacó esa página y me la dio.

“A partir de ahora, registra todas las partidas de Shogi como esta. Porque si puedes volver y revisar tus partidas, el hilo se hará mucho más fuerte”

“¡Si………¡Si, lo haré!”

Agarrando esa hoja de papel a mi pecho como un tesoro invaluable, asentí tantas veces que me mareé.

No sólo Kiyotaki-sensei sacó lo mejor de mí, sino que también me mostró lo impresionantes que eran los profesionales y lo insondable que podía llegar a ser el juego del Shogi. Fue una auténtica partida instructiva, como debe ser.

—— ¡Los profesionales son increíbles! ¡El Shogi es increíble!

Seguí al maestro Kiyotaki a todas partes después de ese día.

Si me enteré de que iba a juzgar un torneo, rogué y supliqué a mis padres que me llevaran allí. No para que pudiera jugar en el torneo. Para poder jugar una partida contra Kiyotaki-sensei.

Como las vacaciones de verano estaban empezando, Kiyotaki-sensei participaba en un montón de festivales y torneos de Shogi, y yo iba a todos y cada uno de ellos. Por supuesto, tenía mi cuaderno de Shogi conmigo.

Otras personas en los torneos no podían ver fuera de lo que yo estaba haciendo.

“Kiyotaki, ¿El tipo que sólo duró una temporada en A? ¿Ese Kiyotaki?”

“Ni siquiera ha sido retador de un título, ¿verdad?” “¿El que juega al mismo aburrido yagura defensivo?”

En ese entonces, Kiyotaki-sensei….Nah, sería más fácil llamarlo Maestro, ¿Verdad? Comparado con sus habilidades en el Shogi, la reputación del Maestro era bastante baja.

El Meijin, que era unos años más joven que él. En realidad, había perdido el título de Meijin en ese momento, así que no era realmente el Meijin, pero se volverá confuso si lo llamo de otra manera, así que seguiré llamándolo el Meijin, ¿de acuerdo? Que la generación de Meijin había reclamado casi todos los títulos y que la generación más joven bajo su mando estaba a la vanguardia de las nuevas estrategias e investigaciones. Así que, con la excepción del Presidente Tsukimitsu (Él tampoco era el presidente todavía pero, sí), todos estaban seguros de que la generación por encima de los Meijin había terminado.

“Escucha, hijo. ¿Estás seguro de que quieres a Kiyotaki-sensei? También esta Tsukimitsu-sensei y un montón de fuertes y jóvenes profesionales ahí fuera, ¿Sabes?”

“¡No, quiero a Kiyotaki-sensei!”

“Siento decir que está ocupado ahora mismo. Ser juez es mucho trabajo. No sé cuándo podrá hacer una partida de instrucción……”.

“Bien…..Ya que está ocupado, jugaré en el torneo hasta que termine. ¡Por favor, dígame cuando Kiyotaki-sensei pueda darme una partida de instrucción!”

Pronto se corrió la voz de que había un niño que bajaba de las montañas para estar en los torneos pero no quería estar en ellos. Lo que es peor, era una molestia porque ganaba estos torneos en los que no planeaba participar.

Pero el que estaba más sorprendido que todos era el hombre al que seguían: El Maestro.

“Hola de nuevo, chico ……¿Cómo jugamos hoy?” “¡Dos piezas de hándicap, por favor!”

No pude atravesar las formaciones del Maestro, ni siquiera con el hándicap de dos piezas.

Y el Maestro nunca se tomó con calma a este chico que viajó tan lejos sólo para jugar contra él.

Viajaba horas y horas sólo para llegar a la arena y esperar en la esquina durante horas y horas, todo para perderlo, a veces en menos de 30 minutos.

Cuando eso sucedía, reiniciaba el tablero y esperaba en silencio a que dijera algo.

“…… ¿Quieres otra?”

“¡¡Por favor!!”

Escuchar esas palabras fue lo más feliz del mundo y me enganché más y más al Shogi cada vez que las escuché.

Incluso cuando las vacaciones de verano terminaron y volví a la escuela, mis padres inventaron excusas para sacarme de la clase y me llevaron a donde el Maestro estaba haciendo un torneo ese día.

Después de perder la cuenta de cuántas partidas había jugado contra él, recibí la invitación que inició todo.

Mirando hacia atrás, ahora que tengo mis propias discípulas, el Maestro probablemente vigilaba a mis padres tan de cerca como a mí.

Probándolos para ver cuán dispuestos estaban.

Viendo lo mucho que amaban a su hijo y lo dispuestos que estaban a dejarlo ir.

Por suerte para mí, yo era el segundo hijo.

Mi hermano mayor jugaba Shogi como un  hobby pero no tenía intención de hacerse profesional en absoluto, y mi hermano pequeño era un niño pequeño en ese momento.

Mis padres probablemente pensaron que podían dejar que al menos uno de sus hijos siguiera su propio camino en la vida.

Aun así, mi madre aparentemente lloró mucho. Mientras tanto, estaba tan extasiada de ir a casa del maestro Kiyotaki que sonreía todo el tiempo…

“Si realmente quieres que se convierta en un profesional, vivir tan lejos será un obstáculo para él. Mirando el calendario de la escuela primaria, ahora sería el mejor momento para que se mudara a Osaka”

Explicó el Maestro a mis padres. Y supuestamente también dijo esto:

“Si están dispuestos a ponerlo a mi cuidado, mientras esté en Osaka, tienen mi palabra de que lo criaré como mi propio hijo. No puedo aceptar ningún pago por la enseñanza o los gastos diarios. Ningún padre aceptaría nunca dinero de su hijo”

Mis padres habían dicho que nunca podrían aceptarlo, pero fue esto lo que finalmente les convenció.

“Tengo una hija, pero siempre he querido tener un hijo. Un hijo para enseñarle Shogi. Criarlo para ser un profesional si pudiera, pero un hijo con el que compartir un tablero. Después de que mi esposa falleció, acepté el hecho de que ese sueño nunca se haría realidad……”

Fue entonces cuando me presenté.

Un chico que pensaba en el mundo de él y no quería nada más que jugar Shogi.

No estábamos conectados por la sangre, pero las Familias de Shogi están unidas de una manera diferente.

“Yaichi enamorándose del Shogi ha hecho que ese sueño se haga realidad. Ese tipo de milagro feliz no existe en este mundo, te pido que por favor me dejes vivirlo. Mi sueño de enseñar a mi hijo a jugar Shogi”

Durante los 10 años que fui su discípulo, el Maestro nunca aceptó ni un solo yen de mis padres.

No me dijeron nada de esto hasta que me convertí en profesional.

No pude contener las lágrimas.