Wortenia Senki (NL)

Volumen 6

Prólogo: Después Del Entrenamiento Intensivo

Mientras Asuka Kiryuu abría débilmente sus ojos, su mirada fue recibida con un techo marrón de madera. Los tablones de madera estaban expuestos, lo cual no era algo que uno pudiera ver en la arquitectura moderna.

“Que fue….. Aaaahh!”

Tan pronto como Asuka intentó susurrar, un agudo dolor corrió a través de los músculos de su mandíbula y mejillas. Y con ese dolor actuando como un disparador, todos los músculos y articulaciones de su cuerpo gritaban de dolor.

Aaaah, oooow… Por qué… Qué está pasando…?!

Su cuerpo estaba lleno de intenso dolor muscular, como si fuera una aficionada que había sido forzada a través de un intenso entrenamiento… Con una excepción. El dolor que Asuka sentía era varias veces más intenso.

Asuka mantuvo su cuerpo en buena forma, pero nunca antes había experimentado un dolor tan intenso. Fue lo suficientemente terrible como para hacerla incapaz de siquiera exhalar el aire en sus pulmones. Sintió lágrimas brotando en sus ojos.

Pero en ese momento, este dolor era algo que Asuka necesitaba. La agonía sacudió su mente, forzándola a operar. Lo primero que se le ocurrió fue la fea y distorsionada cara de Misha Fontaine. El hecho de que estuviera tan bien representada exteriormente solo hacía que el hecho de que fuera tan vil de corazón se sintiera aún más siniestro.

Pero esa mujer estaba muerta, su cabeza fue cortada por Kouichirou Mikoshiba. Asuka todavía podía recordar la cálida y vívida sensación de la sangre de la mujer rociándola en la cara. El sonido de su cabeza decapitada rodando hacia el suelo. Se sentía como si hubiera visto una escena de una película de terror pasar en la vida real.

Pero… no era un sueño.

Su propio pariente de sangre había matado a un ser humano ante sus propios ojos. El peso de esa realidad era demasiado pesado. Puede que lo haya hecho para salvar su vida, pero ver a Kouichirou agarrar una katana ensangrentada con una fría sonrisa en sus labios rompió algo en Asuka. El sentido de la ética que había construido a lo largo de la década y media que había vivido – su percepción del bien y el mal, del sentido común – había sido hecho pedazos.

Asuka cubrió reflexivamente su boca, sintiendo que algo ácido y caliente se elevaba en su esófago.

“Nngh…” Llena de miedo y ansiedad, un pequeño sollozo escapó de sus labios fruncidos.

Cuánto mejor habría estado si pudiera llorar abiertamente y revolcarse en su miseria, aunque sólo fuera por un corto tiempo. Pero Asuka sabía refrenar esas emociones, tanto como tenía que forzarse a hacerlo. Y eso era porque ella instintivamente lo sabía. Si se dejara llevar por sus emociones incluso una vez aquí, nunca sería capaz de ponerse de pie de nuevo.

Asuka ahora estaba huyendo, y no podía darse el lujo de simplemente acurrucarse y permanecer inactiva sin tener una idea de la situación. Hacer eso sería lo mismo que firmar voluntariamente su propia sentencia de muerte. Asuka se sentó, soportando el dolor que recorría su cuerpo.

“No parece que alguien viva aquí…”

Esa fue la primera impresión de Asuka de la habitación en la que estaba. No era en absoluto grande – quizás diez metros cuadrados de tamaño. No había mucho que hablar en términos de muebles.

Todo lo que pudo encontrar fue una mesa de madera y dos sillas, y la cama en la que había estado durmiendo hace un momento. La cama estaba junto a una ventana.

Realmente era el mínimo en términos de mobiliario. Una habitación aburrida de hecho, carente de cualquier presencia humana o calor. Pero las sábanas eran frescas y nuevas, y el suelo estaba visiblemente limpio. Mirando por la ventana, podía ver ramas de árboles, lo que le hizo concluir que esto era una habitación en el segundo o tercer piso.

Supongo que esas personas no me han atrapado…

Ouka estaba puesta en la mesa, contenida en su vaina. Esta fue una prueba innegable de que no fue tomada cautiva. Si quien trajo aquí a Asuka con intención de dañarla, no le habrían dejado un arma al alcance de la mano.

Huh?

La mirada de Asuka cayó sobre lo que se apiló al lado de Ouka – su ropa. Aparentemente, habían sido lavadas. Pero ese no era el problema. Asuka no recordaba habérselas quitado, lo que significaba que alguien tenía que habérselas quitado. Y en el momento en que se dio cuenta, toda la sangre se fué de su cara. Si quien lo hizo tenía buenas intenciones, todo seguía bien.

Normalmente, el acto bárbaro de desnudar a una mujer inconsciente sería suficiente para justificar una corriente de maldiciones. Pero Asuka podía entender las circunstancias y logró detenerse. Asuka no estaba interesada en dormir con ropa manchada de sangre, después de todo.

Y así, aunque no podía decir que estaba muy satisfecha con este giro de los acontecimientos, se las arregló para mantener sus emociones bajo control. Pero el mundo no era un lugar desprovisto de malicia, y desafortunadamente, Asuka no estaba en una posición en la que estuviera preparada para creer en la buena fe de otros.

Pero afortunadamente, el peor escenario que surgió en la mente de Asuka no era más que un miedo momentáneo. Se apresuró a dar vuelta las sábanas que la cubrían, y el sostén y las bragas que había hecho un hábito de usar recientemente apareció a la vista.

Era un conjunto de bragas de seda negra y sujetador adornado con cordones que era tal vez demasiado maduro para una chica de la edad de Asuka. Había comprado este conjunto de lencería de marca hace unos meses. No es algo que un estudiante de secundaria normalmente usaría, pero Asuka estaba en una edad donde las niñas eran propensas a experimentar con cosas más maduras.

Además, la amiga que la acompañó a la tienda no dejaba de molestarla y decirle que le quedaba bien. Asuka no podía decir que no aunque no le gustara el set. Incluso Asuka, que era vista como responsable y sensata por los que la rodeaban, era susceptible a ese tipo de presión de grupo.

Gracias a Dios…

Un suspiro de alivio escapó de los labios de Asuka. Quien haya salvado a Asuka probablemente le quitó la ropa, pero no tenían el sentido suficiente para desnudar por completo a una mujer inconsciente. Pero ese pensamiento hizo que Asuka recordara algo que Kouichirou le había dicho una vez antes.

“Oh no!”

Asuka exclamó a pesar de sí misma y se acercó a Ouka. El dolor que corría por su cuerpo la atormentaba nuevamente, pero no tuvo el tiempo libre para preocuparse por eso. Intacta, sin doblar y perfecta para cortar. Así fue como se podría describir una katana japonesa. Pero si bien era un arma sublime, requería mantenimiento diario para mostrar su verdadero valor. Incluso los cuchillos de cocina necesitaban ser lavados y limpiados. Las espadas necesitaban atención, para asegurarse de que no se astillaran.

Por supuesto, ahora mismo Asuka estaba en estado de emergencia y estaba muy limitada en lo que podía hacer. Pero cuando mató a ese extraño tigre en el bosque, ni siquiera pensó en limpiar la sangre. Si una espada ensangrentada fuera devuelta a su vaina en ese estado, la sangre podría, en el peor de los casos, endurecerse como pegamento, haciendo imposible que salga de nuevo.

Y ahora mismo, Ouka no era sólo un precioso recuerdo que le regaló su abuelo. Era esencialmente su salvavidas. La presencia o ausencia de la espada a su lado podría ser la diferencia entre la vida y la muerte. Asuka agarró a Ouka, rezando como lo hizo, y tiró…

“De ninguna manera…” …sólo para desenvainar una hoja que brillaba como un espejo. Era como si la espada hubiera sido destripada. Algo sobre la forma en que reflejaba la luz le daba escalofríos a Asuka – casi se sentía divino, de alguna manera.

“Olvídate de ser robado, es perfecto… pero en ese entonces, estoy segura de que no…”

Una hoja cada vez más embotada y astillada con el uso era el curso para las espadas. Esas fueron cosas que sucedieron naturalmente, independientemente de la capacidad de su portador. La habilidad y la experiencia de uno podrían ralentizar el proceso, pero eso era todo.

Y Asuka no estaba acostumbrada a manejar espadas, por decir lo menos. Quizás no era completamente inexperta, pero le faltaba el volumen de práctica que tenían Ryoma y Kouichirou. No debería haber ninguna posibilidad de que la hoja estuviera ilesa después de que la usó para cortar a un tigre tan grande.

Lo que era más dudoso que la espada era la empuñadura de la espada. Asuka podía recordar vívidamente lo ensangrentadas que estaban sus manos cuando cortó a través de ese monstruoso tigre. Pero no había signos de sangre en las cuerdas de la empuñadura. Y no es como si alguien hubiera cambiado la empuñadura. Es del mismo color, y puedo decirlo por cómo se siente…

Fue hecho para ser similar a los tipos de katanas producidos en Satsuma. Tenía un aspecto muy característico, uno que daba poca importancia a la belleza y enfatizaba el peso. Lo hizo parecer un arma pesada y grosera. Y la espada definitivamente se sentía de la misma manera que Asuka recordaba cuando Kouichirou se la entregó. Con todo eso en mente, no era físicamente posible que estuviera completamente intacta.

Las preguntas sólo se volvieron cada vez más obtusas. Pero aún así, Asuka sólo podía quedarse en ellas por un momento.

Bueno, no sé cómo, pero Ouka está bien… así que eso deja… La luz roja que entraba por las cortinas implicaba que era el amanecer o el atardecer. Asuka no sabía hacia dónde se dirigía la ventana, pero podía suponer que había pasado bastante tiempo desde que mató al tigre.

El Sr. Tachibana y el Sr. Kusuda estarán bien…?

Lo último que podía recordar era que había oído a alguien hablar y algunas figuras aparecieron de los árboles del bosque. Una vez que se dio cuenta de que no estaba en peligro inmediato, la mente de Asuka se dirigió a los dos detectives y a su seguridad.

Ahora que estaba separada de Kouichirou, los únicos dos aliados de confianza de Asuka eran Tachibana y Kusuda. Y de los dos, ella estaba más presionada para saber cómo lo estaba haciendo el primero. Kusuda estaba ileso, pero la cabeza de Tachibana resultó herida y pidió tratamiento inmediato. De lo contrario, podría muy bien estar en riesgo de morir.

Tengo que ir a buscarlo…

Asuka recogió su ropa de la mesa y se vistió apresuradamente. Luego usó Ouka y su vaina como un bastón y lentamente se acercó a la puerta. Normalmente, salir de la habitación descuidadamente habría sido una mala idea. No parecía que estuviera confinada, pero tampoco tenía motivos para pensar que fuera libre de irse. Asumiendo que lo peor hubiera sido el curso de acción más sabio.

De ser posible, habría sido mejor que saltara por la ventana y huyera tan rápido como sus piernas la llevaran antes de que alguien notara que se había ido. Pero el dolor que asolaba su cuerpo la hacía incapaz de correr, por no decir de saltar. Y ya que esa drástica medida estaba cerrada para ella, sólo tenía una opción disponible para ella. Asuka se paró frente a la puerta y respiró profundamente.

Si no hago nada, no obtendré ninguna información… Maldita sea! Una mujer tiene que tener agallas!

Pero justo antes de que la mano extendida de Asuka agarrara el pomo de la puerta, se congeló en su lugar.

El sonido de alguien subiendo las escaleras llegó a sus oídos.