Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 12

Capítulo 5: Los Sueños de Lindvolus

Parte 1

“¡Ah, amo la primavera! Es casi la hora de la feria escolar otra vez…”

Hoy, como casi todos los días de la semana en Seidoukan, la cafetería estaba llena de estudiantes. En el centro de esa masa de actividad estaba sentado Eishirou, mordisqueando una croqueta y con aspecto nostálgico.

“¿No estás haciendo nada especial esta vez?” Ayato, sentado frente a él, preguntó por su plato de pasta.

“¿Qué, cuando trabajé tan duro la última vez?”

Durante la última feria escolar, el club de prensa de Eishirou había sido uno de los principales organizadores de un gran evento y estaban ocupados prácticamente todos los días.

“Eso fue una excepción. Este año, sólo planeamos hacer un par de entrevistas. Quiero decir, el club de prez, bueno, el antiguo club prez, ya se ha ido y se ha graduado. Así que ahora estamos pasando un día tranquilo tras otro”. Detrás de esas palabras había un rastro de tristeza en la voz de Eishirou.

“Olvídate de eso, Amagiri”, exigió Lester desde su asiento al lado de Eishirou. “¿Qué es eso de que no vas a entrar en el Lindvolus?” Apoyaba su barbilla en sus manos, los restos de la hamburguesa que acababa de comer yacían ante él en la mesa.

“Ah, sí. No tengo ningún otro deseo que quiera que se me conceda. Y además, no quiero interponerme en el camino de Julis.”

“¡Tch! Y aquí estaba yo pensando que tendría la oportunidad de acabar con ustedes dos”. Lester frunció el ceño.

“Hablando de eso… Parece que últimamente te estás esforzando mucho, Lester”, comentó Eishirou.

A diferencia de su compañero de habitación, Eishirou, Ayato no tuvo muchas oportunidades de conocer a Lester, pero estaba claro que con sólo mirar sus movimientos y su complexión, se había fortalecido significativamente en los últimos meses. Cualquiera que fuera su nuevo régimen de entrenamiento, debía ser intenso y peligroso, a juzgar por las nuevas lesiones que parecían cubrir su cuerpo cada vez que se encontraban.

“Hmph”. Sólo espera y verás. El Lindvolus de este año va a ser interesante, eso es seguro”, dijo Lester con una sonrisa intrépida.

En ese momento…

“Yo, Lester MacPhail.”

“¿Ugh? ¿Sra. Yatsuzaki?”

Kyouko, que era la profesora de Ayato este año, se había colado detrás de Lester, poniendo una mano en su hombro.

Lester, que se había puesto pálido de repente, miró a su alrededor como si buscara una forma de escapar.

Ignorando su incomodidad, Kyouko le agarró por el cuello, tirando de él hacia ella. “Melissa está muy preocupada por ti, MacPhail. Consiguiendo que te golpeen todo el tiempo, y negándote a hablar de ello. Entonces, ¿qué está pasando? ¿Eh?”

“N-no, es sólo…”

“Creí que te lo había dicho. Melissa es mi preciosa bebé. Si haces algo que la moleste, me aseguraré de que sea mucho peor para ti…” Los ojos de Kyouko se abrieron en él, algo parecido al salvajismo que emana de su interior.

“¿Melissa…?” Ayato susurró en voz baja.

“Ah, la novia de MacPhail”, murmuró Eishirou, cubriéndose la boca con la mano.

Ahora que lo mencionó, Ayato ya había oído esta historia de él una vez. Lester, al parecer, la encontró un día desmayada en la calle debido a su enfermedad crónica, y así comenzó su incipiente romance. Ayato nunca la había conocido, pero al parecer, era una rara belleza y trabajaba en un café en el Rotlicht.

“…¿Cómo la conoce, Sra. Yatsuzaki?”

“Es una de mis antiguas compañeras de equipo”.

“¿¡Qué!?”

Eso significaba que era miembro del único equipo de Le Wolfe que triunfó en los Gryps. Eso, en sí mismo, fue una extraordinaria coincidencia.

“Así que será mejor que empieces a hablar, MacPhail.”

“¡No puedo!”

“¡Entonces dime por qué no puedes!”

“¡Tampoco puedo decirte eso!”

Mientras trataba de esquivar sus preguntas, Lester había empezado a sudar frío, con las gotas goteando por su frente. Kyouko, sin embargo, no se inmutó.

“Sí, días tranquilos”, murmuró Eishirou mientras miraba, como si no pudiera ser más feliz.

“¿Un programa de entrenamiento secreto…?” Ayato murmuró en voz baja.

“¿Eh? ¿Sabes algo?” Eishirou regresó.

“No, es sólo que últimamente, Julis se está lesionando con bastante frecuencia, también.”

Ayato, Julis y Kirin entrenaron juntos tan a menudo como pudieron, pero nunca llegaron a lesionarse seriamente. Lo que significaba que sin duda ella estaba haciendo algo más en su propio tiempo.

“Bueno, tanto Su Alteza como Lester tienen sus ojos puestos en los Lindvolus. Por supuesto que van a querer un entrenamiento intensivo. ¿Y no está Su Alteza planeando derribar a Erenshkigal?”

“Supongo que sí…”

Lo que le molestaba a Ayato, sin embargo, era cómo Julis seguía encontrando una manera de esquivar sus preguntas sobre lo que sea que ella estaba haciendo.

Al igual que Lester ahora.

Por supuesto, Ayato confiaba en que Julis no se involucrara en nada demasiado exagerado.

Aún así, había una cosa que le preocupaba.

Cuando se trata de Orfelia, no creo que sea capaz de contenerse…

Viendo como Kyouko envolvía sus manos alrededor del cuello de Lester, Ayato decidió que él también tendría que confrontar a Julis más directamente sobre esto.

***

“Percival se tomará un permiso de ausencia de nosotros por un tiempo”, comenzó el presidente del consejo estudiantil de la Academia de Saint Gallardworth, Elliot Forster, al final de la sesión informativa habitual del consejo. “Como tal, su anterior puesto en la clasificación, el número cinco, está ahora vacante y se decidirá en un combate de exhibición especial. Eso es todo… Ah, Noelle, ¿podrías quedarte un minuto?”

“¿Eh? A-ah, sí…” La joven de pelo verde, Noelle Messmer, alias la Bruja de las Espinas Sagradas, Perceforêt, se acercó cautelosamente desde su posición en la pared más lejana, con la cara inclinada mientras los otros miembros del consejo estudiantil la pasaban por delante de la habitación.

Elliot golpeó con los dedos contra su escritorio mientras los veía salir. Todavía no se sentía a gusto en su nueva posición, detrás de este pesado escritorio de ébano.

Desde el retiro del anterior presidente del consejo estudiantil, Ernest Fairclough, después de los Gryps, Elliot había heredado tres roles separados: Había tomado posesión del Runesword, el Lei-Glems; había alcanzado la primera posición en la clasificación de la academia; y había sucedido al puesto de presidente del consejo estudiantil.

De acuerdo con el código de Gallardworth, el estudiante de mayor rango era automáticamente nombrado presidente del consejo estudiantil y tenía plenos poderes para nombrar a todos los demás miembros del consejo estudiantil. Sólo entonces se realizó un voto de confianza en toda la academia para aprobar el resultado.

Dicho esto, era una práctica general que todos los miembros del consejo fueran seleccionados de entre los Page Ones de la academia. Otros estudiantes podían presentar sus nombres como candidatos si el voto de confianza no daba la mayoría, pero en toda la historia de Gallardworth, no había ningún precedente de que eso fuera realmente necesario.

Elliot sabía desde hace tiempo que estaba en la línea de sucesión de Ernest y se había estado preparando para el papel todo ese tiempo. Era sin duda una de las personas más jóvenes en llegar a la oficina, pero era, después de todo, el heredero de la familia Forster, uno de los principales fundadores de la fundación conocida como Elliot-Pound, e incluso había sido seleccionado al nacer para llevar el nombre de su gran antepasado. Era un hecho cierto que recibiría un puesto en Elliot-Pound al graduarse de Gallardworth, y era más que probable que tarde o temprano, se convertiría en el primer Genestella en entrar en la alta dirección de una de las fundaciones empresariales que gobernaban el mundo.

Pero ahora que finalmente había alcanzado una posición de prominencia, no podía pasar ni un solo día sin que se le recordara su insuficiencia. Para empezar, su grado de compatibilidad con los Lei-Glems apenas alcanzaba el estándar necesario, el 82%, y no había manera de que pudiera decir con confianza que tenía un control sobre el Orga Lux.

Además, puede que haya derrotado a Ernest en su combate de clasificación oficial, pero no había duda de que Ernest había querido cederle su posición en primer lugar. Después de todo, la voluntad de Ernest de luchar parecía haber disminuido mucho desde la derrota de su equipo en los Gryps. Elliot dudaba que hubiera sido capaz de derrotarlo si se hubiera transformado en ese monstruo que se había mostrado en el campeonato. Aunque podría haber heredado el Lei-Glems, sospechaba, como suponía, que todos los demás lo hacían, que seguiría perdiendo si se enfrentaba a ese lado de Ernest. Y así, de alguna manera, no había podido salvar las apariencias.

Y luego estaban sus deberes reales como presidente del consejo estudiantil. No importaba cómo se mirara, simplemente había demasiado que hacer, y cada día que pasaba parecía más ocupado que el anterior. Y con la feria escolar que se acercaba, las cosas sólo empeoraban.

Además de eso, había habido el incidente con Percival, y, por supuesto, el asunto actual con Noelle. Podía sentir un dolor de cabeza sólo de pensarlo.

“Ah…”, murmuró, dejando escapar un suspiro de cansancio.

En esto, Noelle finalmente levantó la vista, su expresión de preocupación.

Dado que su largo flequillo cubría casi completamente sus ojos, la mayoría de la gente sin duda habría tenido dificultades para leer sus emociones. Elliot, sin embargo, había sido muy amigo de ella lo suficiente como para entender sus sentimientos.

“¿E-Elliot? ¿Qué sucede?”

“No, estoy bien… ¿Y no te he dicho que no seas tan familiar aquí?” Elliot frunció el ceño.

“¡Ah! ¡Perdón! Bajé la guardia, ya que todos los demás se habían ido…” A pesar de sus
palabras, Noelle parecía algo contenta.

“Santo cielo… No puedes permitirte un desliz aquí.”

Elliot y Noelle no eran hermanos, pero su relación se acercó. Desde los Invertia, los hijos de las grandes familias de Europa a menudo se mezclaban en reuniones sociales y similares. Además de eso, las familias Forster y Messmer eran cercanas en estatus y en ubicación geográfica, y por lo tanto los dos habían sido prácticamente criados en compañía del otro.

“De todos modos, Noelle”, comenzó Elliot, aclarando su garganta. “Hay algo que quiero comprobar contigo.”

“¿Oh?”

“¿Es cierto que has estado entrenando con el Ban’yuu Tenra?”

“¿¡Quién!?” Noelle dio un paso atrás, soltando un extraño gemido, antes de cubrirse de repente la boca con las manos y sacudir rápidamente la cabeza de un lado a otro.

“Vamos, Noelle. Podrías haberlo admitido.”

Pero si así es como ella iba a reaccionar a su petición, entonces no se entrometería más.

“¿P-pero cómo…?”

“No subestimes a Sinodomius. Podrías haberte salido con la tuya si sólo hubiera sido una o dos veces, pero si vas a seguir yendo allí mes tras mes, ellos se darían cuenta tarde o temprano. Las redes de inteligencia de las otras escuelas probablemente ya se han dado cuenta también.”

Por su parte, la propia Tenra Ban’yuu sin duda se había anticipado tanto. En cualquier caso, no tenía ninguna prueba de que ella lo supiera, pero tampoco había ninguna necesidad particular de que él divulgara ese hecho.

“De todos modos, escúchame, Noelle. Sean cuales sean tus razones, estás siendo descuidada y carente de discreción. Esto no es apropiado para uno de los Page Ones de Gallardworth. Y está fuera de discusión para alguien del consejo estudiantil, y mucho menos para alguien tan cercano al presidente”.

“Oh…” Noelle bajó los hombros desanimada.

“Dicho esto… Los superiores están dispuestos a pasarlo por alto. Aunque eso me hace sentir un poco incómodo.”

“¿Eh?” Noelle se quedó boquiabierta, claramente sorprendida por este resultado.

De hecho, las otras escuelas habían tomado medidas similares.

Todas excepto la de Ban’yuu Tenra, Jie Long, que era.

“Si tuviera que adivinar, probablemente están dispuestos a pasarlo por alto precisamente porque es la Ban’yuu Tenra. Si fuera, digamos, Dirk Eberwein de Le Wolfe, sospecharían razonablemente que hay algún motivo oculto, pero Ban’yuu Tenra no son ese tipo de persona. Ella sin duda sólo quiere entrenarlos a todos ustedes. Y además… Si ayuda a nuestros estudiantes a ser más fuertes, parece que lo consideran una victoria neta. Dicho esto, Jie Long parece estar muy entusiasmada con su propio presidente del consejo estudiantil que trabaja con estudiantes de escuelas rivales.” Elliot se detuvo allí, respirando profundamente para intentar ahogar sus pensamientos internos.

Lo que no le había dicho a Noelle era que la reacción de los superiores de la academia era esencialmente una prueba de que no la consideraban especialmente importante. Ese fue obviamente el verdadero factor decisivo.

Desde que se convirtió en el presidente del consejo estudiantil, Elliot había tenido acceso a todo tipo de información que antes no estaba a su alcance… y no había duda de que la más impactante de todas tenía que ver con Ban’yuu Tenra.

La Ban’yuu Tenra, un monstruo enloquecido por la batalla, un ser que había habitado este mundo durante más de mil años.

Si ella se esforzaba por entrenar a los estudiantes de las otras escuelas, sólo podía ser para que ella misma pudiera devorarlos cuando terminara. En otras palabras, no importa cuánta fuerza consiguieran esos estudiantes, todo sería en vano.

Estaba claro que a largo plazo las pérdidas superarían a los beneficios. No era el tipo de decisión que los superiores de la academia, la fundación empresarial, tomarían normalmente.

Sin embargo, Elliot sabía que esta vez, había algo que la fundación estaba priorizando por encima de tales preocupaciones normales.

“…Noelle, ¿hablas en serio acerca de entrar en el Lindvolus?” preguntó, deseando en su corazón que se retirara.

Noelle, sin embargo, asintió con la cabeza para confirmarlo.

Hubo un entendimiento tácito entre los Page Ones de Gallardworth de que los diez primeros de su número darían prioridad al torneo por equipos, los Gryps, sobre todas las demás Festas. Aunque al final no fue más que eso, un entendimiento tácito, sin obligación de cumplir, la postura actual de Noelle fue sin embargo excepcional.

“Pero, ¿por qué? ¡No hay necesidad de que pelees en ese espectáculo de fenómenos! ¿Por qué insistes en hacerlo sola? ¿Por qué no puedes esperar hasta el próximo torneo de equipos?”

Era justo decir que el próximo Lindvolus sería la Festa más esperada en décadas.

Había muchas posibilidades de que Orphelia Landlufen se convirtiera en la primera persona que lograra tres victorias consecutivas en el torneo de individuales, o que Ayato Amagiri o Julis-Alexia von Riessfeld se convirtieran en el segundo individuo en lograr un grand slam. Además, Sylvia Lyyneheym había anunciado públicamente su deseo de vengar su anterior derrota a manos de Orfelia, y se rumoreaba que uno de esos autómatas de Allekant que había causado tanto revuelo en el Phoenix también haría su aparición. Aún podrían pasar más de seis meses antes de que el torneo comenzara, pero ya era un tema candente en la red y en todos los programas de televisión. La Festa siempre podría haber sido recibida con entusiasmo, pero esta vez, las cosas habían llegado a un punto álgido.

Sin duda, por eso la dirección de la academia había decidido no interferir en el caso de Noelle. No estaban preparados para dejar que Gallardworth, que se enorgullecía de ser el mejor en el ciclo de tres años, fuera eclipsado por ninguna de las otras escuelas.

Así que estaban dispuestos, esta vez, a usarla como un peón que podían permitirse sacrificar si era necesario.

“P-pero, quiero decir… Esta es la oportunidad que he estado esperando”, murmuró Noelle en voz baja.

“¿Oportunidad? ¿A qué te refieres?”

“Para pagarte, Elliot”.

“¿Eh…?” Elliot se quedó sin palabras ante la respuesta inesperada.

Noelle sonrió. “Tú fuiste el que vino a ayudarme, ¿recuerdas cuando me intimidaban de
niña? He querido hacer algo para agradecerte durante tanto tiempo, y ahora por fin tengo la oportunidad”.

Así que eso fue todo. Noelle ciertamente no era del carácter más fuerte, y en ese entonces, todavía tenía que dominar sus habilidades como Strega. Así que había decidido estar atento a ella. Y cuando se encontró en problemas, él intervino para ayudarla. Eso era todo lo que había.

“Sé lo difícil que es para ti también, ahora mismo, Elliot. No puede ser fácil seguir a Ernest Fairclough.”

“Eso es…” Elliot se calló, obligada a reconocer la verdad de lo que dijo.

Ernest había sido recibido con gran fanfarria desde el momento en que se había inscrito en Gallardworth, y poco después se aseguró el número uno del ranking, dominó el Lei-Glems, y llevó a la academia a la victoria en los Gryps. Puede haber terminado como subcampeón en su último torneo, pero no se puede negar que durante su estancia en Gallardworth, había estado en la cima de prácticamente todas las mediciones. Eso era una prueba no sólo de su capacidad de lucha individual, sino también de su impresionante cargo como presidente del consejo estudiantil.

Elliot, por otra parte, puede que sólo recientemente se haya convertido en presidente del consejo estudiantil, pero ya había entrado en la Festa dos veces, llegando a los cuatro primeros puestos en el Phoenix y a la quinta ronda en el Gryps. En términos de sus contribuciones personales a la academia, no podía negar que no estaba a la altura de Ernest. Siendo así, lo único para él era demostrar sus habilidades y producir resultados en otras áreas, pero incluso si enviaba a los estudiantes más prometedores de la academia al próximo Lindvolus o al Phoenix del año siguiente…

“!” Sus pensamientos finalmente lo habían llevado al razonamiento de Noelle. “No me digas que planeas…”

“…Sip. Haré todo lo que pueda”, dijo, apretando sus puños levantados.

¡Eso no es para que te preocupes! ¡No necesitas participar!

“!” Elliot se las arregló para tragarse las palabras que se elevaban dentro de él antes de que pudieran estallar.

Mientras Noelle lo hacía por él, sus acciones también beneficiarían a la academia. Como presidente del consejo estudiantil, no podía interponerse en el camino de eso.

Sus acciones nacieron de la devoción, una brillante e irradiante virtud.

En otras palabras, eran el tipo de acción que a el Lei-Glems les gustaba más.

No pudo ponerle fin. Ernest, tal vez, podría haber sido capaz de engañar a la Orga Lux, pero por ahora, al menos, Elliot aún tenía que encontrar una manera de hacerlo él mismo.

“…lo entiendo. Gracias, Noelle. Contamos contigo.” Maldiciendo su impotencia en las profundidades de su mente, no podía hacer otra cosa que mostrarle una sonrisa forzada mientras se arrancaba las palabras de sus labios.