Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 10

Capítulo 9: Batalla Final

Parte 3

 

 

¿Pensó que estaba tratando de sobornarlos a cambio de un puesto gubernamental o algo así?

Pensé que estaba manteniendo las mismas prácticas que las fiestas de té nobles en la antigua capital, pero tal vez debería haber investigado más las tradiciones locales antes de elegir los bienes que regalaba.

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Pero no había tenido tiempo de ir a pedirle consejo a los nobles que el Vizconde Siemmen me presentó.

¡Oh, lo sé!

 “Bueno, si pudiera hacer una solicitud…”

“¿Una solicitud?”

La esposa del virrey me sonrió pacientemente.

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Lo que daba miedo, sin embargo, era que sus ojos no estaban sonriendo. Tuve que elegir cuidadosamente mis palabras.

“… ¿Puedo pedirle que reinstale el orfanato público?”

“¿Orfanato?”

“Sí, si es posible. Si pedir un orfanato público es demasiado, estaría más que agradecido si pudiera ofrecerme permiso para construir un orfanato privado y proporcionar comida a los desamparados y necesitados.”

Ante eso, la sonrisa de la esposa del virrey se ensanchó.

¿Qué está pasando aquí? Por alguna razón, parecía un depredador lamiendo sus chuletas.

“Vaya, vaya, vaya. Para ser un tipo tan joven, ciertamente eres compasivo con los menos afortunados.”

La esposa del virrey tocó un timbre en la mesa.

Inmediatamente, una sirvienta condujo al noble vestido de verde y a Sokell desde la otra habitación.

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¿Ahora qué?

 No tenía idea de lo que pretendía lograr al traer a estos dos a la habitación.

“Escuche esto, Sir Poputema. Sir Pendragon desea proporcionar un orfanato y comida para niños pequeños sin hogar. Recuerda las historias de las Serpientes Caníbales, ¿no es así?”

“Sí, realmente maravilloso.”

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Las Serpientes Caníbales parecía un nombre terriblemente inadecuado para una organización filantrópica.

También sentí que ya había escuchado ese nombre en alguna parte.

¿Dónde lo escuche? 

“¿Lo permitirás, de hecho?”

“Sí, por supuesto. Después de todo, Rayleigh nos contó todo sobre él en su carta.” Ah, finalmente mencionaron el nombre de Rayleigh.

Me había preocupado un poco que el noble de verde se hubiera olvidado de dársela, pero supongo que me preocupé por nada.

No sabía qué había escrito exactamente Rayleigh, pero a juzgar por el tono de la esposa del virrey, al menos había mencionado que le salvé la vida.

“Dijo que los deseos de Sir Pendragon son sus deseos, por lo que deberíamos cumplirlos a cualquier precio.”

Vaya, Rayleigh. Eso es un poco excesivo, ¿no crees?

“Y que, si desea casarse con nuestra tercera hija,  Gohna, o nuestra cuarta hija, Shina, deberíamos darle la bienvenida a nuestra familia.”

¿Hmm? ¿Habría escrito algo así?

 Cuando tuvimos una fiesta en un bar de Lalagi para celebrar la fundación de la Compañía Mercante Pluma de Dragón, recordé claramente haberle hablado de todas mis dificultades para rechazar propuestas de matrimonio en la antigua capital…

“También escribió que, si quiere poder, deberíamos nombrarlo virrey interino, y si quiere fama, deberíamos recomendarlo como yerno de una prestigiosa familia noble.”

“¡Maldito seas Pendragon!”

Sokell se puso pálido y se enfureció, pero la esposa del virrey lo silenció con una mirada furiosa.

Probablemente  estaba  enojado  porque  si  me  nombraban  virrey  interino,  Sokell  sería degradado.

Aun así, pensé recordar haberle dicho a Rayleigh que no tenía tales ambiciones.

“¿El Sr. Rayleigh realmente escribió eso?”

No sonaba como él en absoluto.

Incluso el virrey pareció sorprendido mientras se sentaba junto a su esposa, como si escuchara esto por primera vez.

“Sí, ciertamente lo hizo. Es su letra, sin duda. Letras tan limpias, precisas y hermosas, que realmente reflejan su personalidad.”

La esposa del virrey acarició la carta con amor.

En serio, ¿qué?

 Actuaba como si estuviera hablando de alguien fallecido.

“Escuche esto, Sir Pendragon. Esto es lo último que escribió.”

La esposa del virrey leyó en voz alta, con la mirada fija en el papel.

“Mientras escribo esto, estoy mirando la luna creciente en el cielo nocturno. Queridísima madre y padre, espero que reciban la protección divina de la luna…”

Cuando levantó la vista de la carta, las lágrimas rodaban por las mejillas de la esposa del virrey.

¿Perdón? 

“Ya veo. Se sigue haciendo el tonto.”

La sonrisa desapareció de su rostro y me miró con seriedad.

¿Eh? ¿Por qué tengo la sensación de que las cosas no se ven bien para mí? 

“Seguramente cualquier noble del Reino Shiga notaría la extrañeza de citar una luna creciente siniestra y el símbolo mortal de la luz de la luna en las palabras finales.”

Um, no, no tengo ni idea.

 Pensando en retrospectiva, recuerdo haber leído líneas como “el poder del mal es más fuerte bajo una luna creciente” y “la luna en el otro extremo del cielo ahuyenta al mal” en algunos libros de imágenes mitológicas.

“Pero en la familia Ashinen, tienen un significado diferente.”

“¿Qué podría ser eso?”

Creo que puedo hacer una suposición fundamentada, pero…

 “… ‘La protección divina de la luna’ es una frase en clave que significa que alguien está siendo obligado a escribir una carta.”

Whoa. Supongo que los nobles tienen muchos enemigos.

 Sin embargo, ¿debería estar hablando de esto delante de Sokell y de mí?

“Y la ‘luna creciente’…”

La voz de la esposa del virrey estaba ahogada por las lágrimas.

“… ‘La luna creciente en el cielo nocturno’ significa que el escritor está a punto de ser asesinado. Solo usamos esa frase para tal ocasión. Ahora lo entiendes, ¿no?”

La esposa del virrey me fulminó con la mirada, las lágrimas aún corrían por sus mejillas. Si las miradas pudieran matar, ese puro odio me fulminaría aquí mismo.

… Uh oh.

Claramente, alguien había falsificado esta carta y me estaba incriminando por el asesinato de Rayleigh.

“Señora…”

“Sir Sokell, también debería hacer su reclamo ahora, de hecho.”

Cuando abrí la boca para explicar el malentendido, el noble de verde me interrumpió con una sonrisa.

“¡C-Correcto!”

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¿De qué me va a acusar esta vez?

 “Sir Pendragon tiene una relación secreta con la Princesa Meetia.”

No  es  de  buena  educación  acusar  a  alguien  de  ser  un  lolicon,  especialmente  cuando obviamente tú mismo eres uno.

“Ha estado manipulando a la Princesa Meetia desde las sombras, reteniendo a Lady Shina como rehén, ya que ella requiere Aliento de Purificación, todo para hacerse necesario para usted, Señora.”

No, eso fue lo que Sokell estaba haciendo con la poción curativa.

“Y ha estado esparciendo pociones demoníacas por toda la ciudad, incluso usándolas como pago para manipular a los saqueadores y poner en peligro al joven Maestro Gerits. Entonces debe haberlo rescatado con la esperanza de ganarse su confianza y favor, Señora.”

¿No era ese también el plan del propio Sokell?

Oh, ya veo.

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Tenía la esperanza de amontonar todos sus propios crímenes en mi nombre, además del asesinato de Rayleigh.

No sabía si era Sokell o el noble de verde quien había ideado este plan, pero si no hablaba, probablemente sería encarcelado y declarado culpable sin un juicio.

Ni una sola persona en esta sala me apoyaría.

Incluso dejando a un lado la sonrisa inapropiada del noble de verde, el virrey y su esposa me miraban con furia bajo el malentendido de que yo era un enemigo de sus hijos, y los guardias

tenían sus manos en sus espadas como si estuvieran listos para asesinarme en cualquier momento.

Y luego estaba Sokell, seguro de su propia victoria, burlándose de mí con una sonrisa torcida. En verdad, estaba caminando por la plancha.

Rodeado de enemigos por todos lados. Sin embargo, solo tenía un pensamiento. Jaque mate, Sokell.

Estaba a punto de darle la vuelta por completo.

“¿Tiene algo que decir en su defensa, Sir Pendragon?” La esposa del virrey tembló de rabia.

Otros treinta segundos más o menos deberían bastar, ¿verdad?

 “Sí, así lo creo. ¿Está bien si hago dos puntos?” El tiempo era muy importante aquí.

“Si es necesario, de hecho.”

“En primer lugar, Sir Sokell, sus acusaciones son en realidad sus propias fechorías, ¿correcto?”

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“¡¿Qué fue eso?! ¡¿Te atreves a burlarte de mí?!”

Sokell prácticamente echaba espuma por la boca, pero lo ignoré y miré al virrey y a su esposa.

Cinco segundos más.

 “Y en segundo lugar…”

La puerta se abrió de golpe sin siquiera llamar.

Extendí mi mano hacia la puerta mientras terminaba mi declaración.

“… Sir Rayleigh está vivo, como puede ver.”

Todos los ojos de la habitación se volvieron hacia la persona que entraba por la puerta. Sokell, especialmente, estaba tan sorprendido que su mandíbula casi golpea el suelo.

Death March Volumen 10 Capítulo 9 Parte 3 Novela Ligera

 

Aun así, pensé que necesitaba un tipo especial de estupidez para que murmurara cosas como “¡Imposible!” Y “¡Pero debería estar muerto!” En voz alta.

“Madre, padre, ¡qué bueno verlos! Su hijo pródigo, Rayleigh, ha regresado… ¿Hmm? ¿Por qué todos me miran así?”

La alegre sonrisa en el rostro de Rayleigh se desvaneció gradualmente en una expresión de desconcierto.

“¡Oh, si no es Sir Pendragon! Más tarde tendré que mostrarte los libros de contabilidad de la Compañía Mercante Pluma de Dragón. ¡No creerás lo que veras!”

Al darse cuenta de mí, Rayleigh comenzó a charlar como un viejo amigo.

“¡R-Rayleigh!”

“¿Eh? ¿Padre? ¿Madre? Vaya, me conmueve que estén tan felices de volver a verme.”

El virrey y su esposa abrazaron con alegría a Rayleigh, que parecía desconcertado pero feliz. Cogí la carta que había dejado caer la mujer del virrey y eché un vistazo.

Lo sabía.

 Mi habilidad de “Falsificación” al máximo me dijo de inmediato que esta carta era falsa.

“Sir Rayleigh, ¿escribió esta carta?”

“¿Hmm? Eso se parece a mí letra, pero… Vaya, ¿qué es esto? Si esta es la idea de broma de alguien, no tiene nada de gracioso. Esta conclusión hace que parezca que muero. Es como si alguien estuviera intentando tenderle una trampa a Sir Pendragon.”

La esposa del virrey miró a su hijo indignado.

“¿Qué escribiste realmente?”

“Bueno, para resumir, que Sir Pendragon me salvó cuando estaba a la deriva en el mar, que invirtió capital conmigo para comenzar una empresa comercial y que trajo una gran fortuna a la familia Ashinen, por lo que debían asegurarse de tratarlo amablemente. ¿Creo que eso fue todo?”

Sí, eso sonó mucho más acertado.

Mientras  la  esposa  del  virrey  escuchaba  a  su  hijo,  se  hundió  profundamente  en  sus pensamientos.

“Ah, sí, creo que Sokell tiene un vasallo en su casa que sobresale en la falsificación, de hecho.” Observó el noble de verde en voz baja.

“¡L-Lord Poputema, te lo dije en confianza!” Sokell siseó, lo que no ayudó exactamente a su caso.

Un educado golpe en la puerta interrumpió y una sirvienta la cabeza para dirigirse al noble de verde.

“Lord Poputema, su sirviente está aquí.”

Sacudiendo a Sokell mientras trataba de aferrarse a él, Poputema se acercó a la puerta, donde un hombre con ropa ligeramente sucia le susurró al oído.

Mi habilidad “Audición Aguda” recogió toda la conversación, por supuesto.

Parecía que había comenzado una redada de todos los hombres de Sokell y los gremios criminales.

Esta pequeña redada de seguro fue la sorpresa que preparé antes de irme. “Señora, ¿una palabra?”

La esposa del virrey parecía un poco irritada por la interrupción de su reunión, pero escuchó en silencio mientras el noble de verde le susurraba, contándole sobre la redada en cuestión.

“Sokell. Gracias por su servicio hasta ahora.”

“¿Qué…? ¡Lady Reythel, por favor espere! ¡No fui yo quien falsificó esa carta! ¡Alguien está tratando de incriminarme!”

Sokell se apretó desesperadamente contra la fría esposa del virrey.

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“¿Te di permiso para llamarme por mi nombre?”

“L-Lo siento mucho, señora…”

Sokell asintió con la cabeza en tono de disculpa.

“Oh, eso es correcto, madre. El área alrededor de la Ciudad Laberinto se ha vuelto bastante insegura estos días, ¿no es así?”

Por alguna razón, Rayleigh eligió este momento para contarle a su madre sobre el ataque que había ocurrido antes.

“¿Tu carruaje fue atacado por una banda de ladrones?”

“Mm-hmm. Pero fuimos rescatados por un mago invisible.”

La esposa del virrey volvió la mirada hacia el noble de verde.

“Mi subordinado me transmitió información sobre esto antes, de hecho. Uno de los ladrones que atacaron el carruaje de Sir Rayleigh era un antiguo administrador de Sokell, de hecho.”

No, definitivamente no dijo nada de eso.

 “Desafortunadamente,  el  hombre  en  cuestión  fue  asesinado,  por  lo  que  no  pudimos interrogarlo, de hecho.”

Sin embargo, nadie murió en el ataque a Rayleigh.

 Nada de lo que estaba diciendo el noble de verde tenía sentido, pero considerando cómo Sokell había murmurado “debería estar muerto” cuando vio a Rayleigh, no era necesariamente difícil de creer.

Por lo que yo sabía, Sokell era la única persona en la Ciudad Laberinto que podía ganar algo atacando a Rayleigh.

“Entonces parece que lo que dijo la Princesa Meetia sobre el incidente en el laberinto también era cierto.”

La expresión de la esposa del virrey era inexpresiva mientras hablaba.

La Princesa Meetia debió haber ido con ella justo después de que regresara para decirle que yo era inocente.

Para ser una niña, tenía un fuerte sentido del deber.

“¡N-No, realmente seguí la señal de la insignia dorada para rescatarlos!” La súplica desesperada de Sokell cayó en saco roto.

“Sokell, puedes reflexionar sobre tus acciones en la torre norte.”

“¡P-Pero, señora…!”

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“Será mejor que ponga sus asuntos en orden antes de que llegue el analista de la policía judicial de la capital real. También enviaré una carta a sus padres. Oremos para que el egoísta Conde Bonam lo elija por encima de los mejores intereses de su casa.”

“Yo… yo…”

Como si hubiera recibido una sentencia de muerte, Sokell cayó sobre sus manos y rodillas en la pose de “orz”, como se ve en el arte ASCII en línea.

“Todo es por él, maldito sea…”

Con  la  frente  contra  el  suelo,  Sokell  se  mordió  las  yemas  de  los  dedos  y  murmuró sombríamente.

En su caso, sentí que estaba recibiendo lo que merecía. Un timbre claro resonó en la habitación.

Convocados por la campana de la esposa del virrey, dos sirvientes agarraron a Sokell por los brazos y lo levantaron.

Mientras lo hacían, hice contacto visual con él y vi su profundo resentimiento.

“¡Todo es tu culpa!”

Sacudiendo a los sirvientes, Sokell extrañamente se las arregló para moverse lo suficientemente rápido como para agarrar su espada corta y lanzarse hacia adelante.

La punta de la hoja estaba cubierta de un líquido oscuro, sin duda alguna especie de veneno.

“¡Rayleigh!”

La esposa del virrey gritó.

Por alguna razón, Sokell había apuntado su espada a Rayleigh, no a mí.

Los caballeros guardianes intentaron moverse, pero no lograron rodear al virrey a tiempo.

No en mi guardia.

 Saqué una nuez de Almacenamiento y la moví con mi dedo, enviando la espada corta de Sokell volando por el aire.

Sokell todavía trató de arañar a Rayleigh, pero lo detuve con una patada contenida que aún lo envió a estrellarse contra la pared.

Según mi pantalla de AR, su inusual explosión de fuerza y velocidad era de una poción demoníaca.

Debió de tomarla mientras fingía morderse los dedos.

“Gracias, Sir Pendragon.”

“De ningún modo. Me alegro de que estés bien.” Rayleigh se frotó el brazo tímidamente.

Ahora atado con cuerdas, Sokell fue arrastrado fuera de la habitación.

“¡L-Lo eta malentendiendo! Solo estaba tratando de asesinar al maldito de Pendragon… Debo provocar más caos, más maldad… ¡N-No, soy inocente!”

Sokell gritó incoherentemente.

Hmm. ¿Quizás las pociones demoníacas tuvieran un efecto secundario de trastorno?

Mientras lo arrastraban un poco bruscamente por el pasillo, Sokell continuó gritando tonterías hasta que estuvo fuera del alcance del oído.

Probablemente se lo merecía, pero seguía siendo un final lamentable.

“Quizás alguien estaba controlando a Sir Sokell con Magia Psíquica, de hecho.”

“¿Magia Psíquica? ¿Ese maldito arte negro?”

La esposa del virrey frunció el ceño.

Así que la Magia Psíquica realmente era un arte odiado.

Intenté buscar en el mapa, pero no vi ningún usuario de Magia Psíquica en la Ciudad Laberinto.

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“Investigaremos esto y las pociones de cadáveres que los amigos de Sir Sokell estaban usando, de hecho.”

“Sí, por favor hazlo.”

Con una exagerada reverencia al virrey y su esposa, el noble de verde abandonó la habitación.

Tenía un poco de curiosidad por el extraño comportamiento de Sokell cuando se lo llevaban y los aparentes intentos del noble de verde de atraparlo, pero si examinaba el asunto con demasiada profundidad, probablemente solo me vería atrapado en más problemas.

Como dicen: un sabio deja a los perros dormidos.

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