Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 10

Capítulo 9: Batalla Final

Parte 1

Aquí Satou. Dicen que el bien que haces por los demás es algo que haces por ti mismo. Ciertamente he visto a algunas personas que parecen malinterpretar el significado de esa frase, pero creo que también he experimentado su verdadero significado muchas veces. Y también se aplica en un mundo paralelo.

“¿Dónde está la Princesa Meetia…? Ah, allí estás.”

Cuando llegamos a la caverna cilíndrica, nos encontramos por encima de la cornisa donde estaban la Princesa Meetia y los saqueadores.

En la cornisa, que estaba a unos cien metros de nosotros, la caballera de rostro severo estaba luchando contra un hombre gigante con un hacha de guerra.

Los otros niños nobles y sus guardianes estaban en una meseta aún más abajo, luchando desesperadamente contra dos mantis de guerra.

Mientras miraba, vi a la mujer saqueadora guiar a su banda a lo largo de la pared para unirse a la lucha en la meseta.

“No hay escaleras, ¿eh?”

Parecía que una vez había habido una escalera de caracol a lo largo de la pared desde aquí, pero se había derrumbado hacía mucho tiempo, dejando solo algunos restos.

“Uh-oh, la espada de la Señorita Ravna se rompió.”

Arisa, a quien llevaba debajo del brazo, usó los hechizos de Magia Espacial Clarividencia y Clariaudiencia para observar la situación.

Dejándola en el suelo, saqué algunas piedras en mi mano, preparándome para unirme a la batalla.

Liza y las demás también deberían ponerse al día pronto.

El ejército tardaría un poco más en llegar aquí, pero había destruido a todos los enemigos que vi en el camino, así que deberían estar bien.

Mi habilidad “Audición Aguda” captó una conversación desde el acantilado.

“Ya hemos terminado, ¿verdad?”

“Incluso si su espada se rompe, el corazón de un caballero nunca vacila.” Ravna realmente era un caballero valiente.

Si no tenía cuidado, incluso podría enamorarme de su caballerosidad.

“Voy a ir a ayudar. Arisa, una vez que los demás lleguen, hazles saber lo que está pasando.”

“Ok, lo tengo.”

Si llegaba el momento, siempre podía recurrir a “Carrera Aérea”, así que seguí adelante y usé las ruinas de las escaleras para correr.

“… Por favor ayuda.”

“Geh-je-je, ¿estás llorando, princesa? ¿Quién te va a salvar, eh?”

Mi habilidad “Audición Aguda” captó la súplica de la Princesa Meetia y el matón saqueador se burló de ella.

“¿Quién, preguntas? ¡Vaya, una noble banda de héroes, por supuesto!”

El grito de Arisa interrumpió la burla del matón repugnante.

Ella debió haber usado la herramienta mágica de amplificación de voz que normalmente estaba reservada para dar órdenes.

Las personas que estaban debajo de nosotros miraron hacia arriba mientras yo bajaba hacia ellos.

“¡Algún idiota está corriendo por la pared!”

Vamos… no seas grosero. 

Los saqueadores de la cornisa apuntaron sus armas hacia mí.

Si  tuviera  fobia  a  los  objetos  puntiagudos,  las  espadas  erizadas  y  las  lanzas  cortas probablemente me tentarían a alejarme.

En cambio, desplegué un pergamino preparado del bolsillo de mi pecho.

Usando el hechizo de magia ligera Ilusión para hacer que algunas runas mágicas convincentes aparecieran en el aire, utilicé mi menú mágico para disparar el hechizo de aturdimiento remoto con tanta moderación como pude.

“¿Un pergamino mágico?”

“¡Prepara el escudo de la tortuga ultramarina!”

Los subordinados saqueadores se gritaron unos a otros, pero no podían hacer nada desde una distancia tan corta.

Las balas mágicas invisibles hicieron volar sus escudos y armas, y los pequeños saqueadores comenzaron a chillar y colapsar en el suelo.

“¡Caballera Ravna! ¡Te respaldaré!”

Mientras me acercaba, desenvainé mi espada de hadas y llamé a la caballera. Estaba bastante oscuro aquí, así que pensé que tal vez no pudiera verme.

“¡Te aplastaré, princesa!”

El saqueador gigante agarró a la Princesa Meetia por su pequeño cuello.

¿De verdad crees que te dejaría hacer eso? 

Aprovechando su gran tamaño, usé “Warp” para teletransportarme justo detrás de él.

Antes de que pudiera reaccionar ante mi repentina desaparición, arremetí con mi espada de hadas.

Cortando a través del tendón de su muñeca, pateé al saqueador en el estómago, enviándolo volando hacia el Rey Saqueador Ludaman antes de que pudiera asestar un golpe final al caballero.

Usando un paraguas de Mano Mágica para atrapar la sangre, la puse en mi carpeta Papelera en el Almacenamiento y atrapé a la Princesa Meetia liberada.

“¡M-Mi mano!”

“¡Fuera del camino!”

Ludaman maldijo y apartó al gigante saqueador del camino.

Cuando el gigante tropezó, los restos de la espada de Ravna le atravesaron la frente.

Ay, sin piedad… ¿No puedes mantener la sangre al mínimo, por favor? 

Sintiendo que el Rey Saqueador estaba listo para cualquier ataque que pudiera hacer, la caballera dio un paso atrás hacia mí.

“Gracias por su asistencia.”

“No te preocupes por eso. Use esto para recuperarse, por favor.”

Le entregué una pequeña bolsa de pociones mágicas a la caballerosa caballera.

“Tsk, debes estar loco para bajar el muro así.”

Me encogí de hombros hacia Ludaman.

“Era la única opción que tenía para salvar a mis amigos.”

Los saqueadores que había noqueado con una versión reducida de Aturdimiento Remoto comenzaron a levantarse del suelo.

Además de eso, mi radar mostró varias docenas de saqueadores más en su camino hacia esta cornisa.

No es que fueran una amenaza para nosotros.

“Hmph. Piensa que eres un héroe, ¿verdad, mocoso?”

“No tienes que ser un héroe para rescatar a tus amigos de un villano.” Le dejaría cosas así a Hayato el Héroe.

Si podía rescatar a las personas que conocía, sería suficiente para mí.

Nunca le daría la espalda a alguien que muriera ante mis ojos, pero no tenía el hábito de buscar deliberadamente a las personas que estaban en problemas y salvarlas.

“Estoy lista, Sir Pendragon. Ese hombre es fuerte. Tendremos que trabajar juntos si esperamos derrotarlo.”

“¿De verdad planeas pelear con esa espada rota?” El Rey Saqueador se burló.

Oh cierto, la espada de la Caballera Ravna estaba rota.

Saqué una espada mágica de Almacenamiento a través de mi Bolsa Garaje. Era la Espada de Flama que hice antes con la ayuda de Arisa y Mia.

Hice algunas otras durante esta ronda de exploración del laberinto, pero obviamente no podía sacar una Espada Sagrada de oricalco hecha a mano frente a todas estas personas.

“Por favor use esto, si lo desea. Me disculpo porque no es una espada.”

“¿Es esta una espada mágica…? Qué hoja tan notable. Con esto seguramente la victoria será nuestra.”

Ravna produjo fuego y “Hoja Hechizada” alrededor de la espada mágica.

“¿Oh ho? Eso tendría un buen precio, ¿eh?”

Ludaman se humedeció los labios.

“Con armas bien emparejadas, no caeré en manos de gente como tú.”

“Ya veremos eso, ¿no es así?”

El saqueador sacó unas pastillas de su pecho y las masticó.

Mi pantalla AR las mostraba como una versión en píldora de una poción demoníaca.

“Sí, el poder está corriendo a través de mí.”

La  condición  de  estado  del  Rey  Saqueador  Ludaman  cambió  a  Poción  Demoníaca: Sobredosis.

A lo largo de la superficie de su cuerpo, runas mágicas rojas se formaron como cuerdas y desaparecieron.

“¡Ahora mismo, soy el hombre más fuerte del mundo!”

La oscura luz mágica aún envolvía su cuerpo, el Rey Saqueador rugió y cargó hacia nosotros. Ravna bloqueó el hacha de batalla mientras se lanzaba hacia ella.

La luz roja y las llamas bailaron entre los dos.

El suelo debajo de los pies de la caballera comenzó a ceder, como un efecto de un manga de acción.

Las grietas corrían por la cornisa.

A este ritmo, ¿no se rompería pronto todo este acantilado? Entonces vi un cambio en mi radar.

“Estás muy abierto, chico.”

Una saqueadora con poca ropa saltó hacia mí desde atrás con una hoja curva.

Luego hubo un ligero estallido y la saqueadora salió volando como si hubiera recibido un puñetazo invisible.

“¡Gracias, Lulu!”

Lulu había derribado a mi posible atacante antes de que tuviera que contraatacar.

“Tsk, tienes un mago de tu lado, ¿verdad?”

Cuando el resto de mi grupo llegó a la cima del acantilado, Ludaman las miró y maldijo.

“¡Vamos, Maestro!”

“¿Vamos, vamossssss?”

“¡Hagámoslo, sir!”

Las chicas bestias se arrastraron por los escasos puntos de apoyo de la pared.

¡Oye, eso es peligroso! ¡¿Y se caen?!

 Rápidamente  preparé  mi  Mano  Mágica,  luego  miré  ansiosamente  hasta  que  las  chicas aterrizaron a salvo.

“¡Espadas mágicas y también una lanza mágica! ¡Esas armas son tan buenas como las nuestras, muchacha!”

Los saqueadores, que se habían estado haciendo el muerto, saltaron para atacar a las chicas bestias.

Como Ludaman, habían tomado pociones demoníacas y brillaban con círculos mágicos rojos.

“¡Si se atreven a pararse ante la Lanza Mágica de mi Maestro, prepárense para renunciar a todo menos a su vida!”

Dejando un rastro de luz roja detrás de ella, Liza cargó en medio de los saqueadores mejorados con drogas.

“¿Talón de Aquiles?”

Con “Hoja Hechizada” en sus dos espadas mágicas, Tama permaneció cerca del suelo y se lanzó, cortando los tendones de Aquiles de los saqueadores.

“Tsk, ¿crees que puedes vencernos?”

Un saqueador con un escudo de tortuga ultramar gigante se interpuso en el camino de Pochi.

“¡Tome esto, sir!”

Pochi usó un punto de apoyo en el aire para acelerar hacia arriba, saltando justo sobre el escudo frente a ella.

“¡Doble salto, sir!”

Ella debe haber adquirido una habilidad que era una forma anterior de “Carrera Aérea”.

Por el aspecto de las cosas, era seguro dejar que Liza y las demás se ocuparan de los saqueadores.

“¡Sir Satou! ¡Ravna necesita ayuda!”

Detrás de mí, la Princesa Meetia señaló a su valiente caballera.

Vaya, estuvo cerca.

 Atrape a la caballera cuando el Rey Saqueador la envió volando hacia mí.

“¡Los cortaré a los dos en dos!”

Iluminado con luz roja, el hacha de batalla se lanzó hacia nosotros. “¡Maestro!” El grito desesperado de Arisa resonó en el campo de batalla.

“¡Muere!”

Cuando el grito del Rey Saqueador Ludaman se desvaneció, una lluvia de sangre roja voló por el aire y el acantilado se bañó en luz roja.

“¿Supongo que es una victoria para el poder del trabajo en equipo?”

Mi espada de hada había bloqueado el golpe del hacha de batalla, mientras que la Espada Mágica de la caballera le atravesaba el costado.

Rápidamente, Ludaman saltó hacia atrás.

Quería perseguirlo, pero no podía abandonar a  la caballera cuando sus piernas estaban gravemente heridas, así que tuve que dejar pasar la oportunidad.

En ese momento, nuestros refuerzos alcanzaron a los chicos nobles de abajo.

“¡Soy yo, el Vizconde interino Sokell Bonam! ¡Ríndanse, malvados saqueadores!” Por alguna razón, Sokell estaba al frente de las tropas.

Si él estaba aquí a cargo de estos guardias, entonces ¿tal vez la nota que deslicé en la oficina de la maestra del gremio sobre su plan de producción de pociones demoníacas aún no había sido útil?

“¿Ya tienen refuerzos? Vamos a tener que huir, de prisa.”

“““¡Sí, vamos!”””

Después de hacer una declaración ruidosa y monótona como una mala actriz, la saqueadora empuñando una daga llevó a sus hombres por la pared para huir.

“¡Lord Sokell, mantis de guerra!”

“¡Urgh! ¡Mátalas, rápido!”

“¡N-No podemos!”

Lejos de perseguir a los saqueadores que escapaban, Sokell comenzó a causar pánico por las mantis de guerra contra las que luchaban los guardianes de los nobles.

Ah, sí corres de esa manera, pondrás en peligro a los chicos nobles.

 Vi al tercer hijo regordete del virrey que huía con una niña.

Sokell era una cosa, pero no podía permitir que se comieran a los chicos nobles o soldados que solo estaban haciendo su trabajo.

Una mantis de guerra se abalanzó sobre el hijo del virrey, así que le arrojé un guijarro de Almacenamiento.

Sin siquiera formar un arco en el aire, el guijarro simplemente atravesó los ojos compuestos de la mantis y perforó la pared detrás de él.

KWAWWWMMMAAAA.

Dejando escapar un chillido, la mantis de guerra saltó por el acantilado y huyó tan rápido como sus piernas lo permitieron.

No era exactamente el efecto que buscaba, pero hizo lo que necesitaba que hiciera, así que lo llamaríamos una victoria.

“Tsk, supongo que es hora… Retírense, muchachos.”

El Rey Saqueador Ludaman y sus subordinados arrojaron bombas de humo, cubriendo la cornisa con humo.

¿De verdad crees que te dejaré escapar? 

Usé el anillo de ónix en mi dedo para producir una lanza con forma de obsidiana.

La arroje sin mucha fuerza, pero rompió el brazo del Rey Saqueador, inmovilizándolo contra una pared.

“¡Gaaah! ¿Qué es esta lanza? ¡No puedo moverla!”

Hacha de batalla o no, no había forma de que pudieras romper esa cosa desde un ángulo tan antinatural.

Después de todo, era un objeto mágico. Dado que vertí mucha magia en él, por supuesto produjo una lanza más dura que el acero.

“Nos vamos, Ludaman.”

“Aguanta ahí, Capitán Ludaman.”

Los dos altos mandos del Rey Saqueador se apresuraron a abandonar a su líder y huyeron al amparo de las bombas de humo. Justo el tipo de comportamiento despiadado que esperarías de un grupo criminal.

“¡Maldita seas, obstinada chica de escamas!”

“Un tipo peludo como tú no tiene derecho a despreciar a la tribu de escamas naranjas.” El saqueador con guadaña que estaba luchando contra Liza parecía no poder escapar.

“¿Zoooom?”

“¡No mueva eso, sir!”

Tan pronto como Tama y Pochi se unieron a la pelea, la balanza rápidamente se inclinó a favor de las chicas bestias.

Gracias al AR, pude ver a través del humo, los otros pequeños saqueadores ya habían sido derribados por las chicas bestia.

“¡Graaaah!” 

A través del humo, vi vagamente al Rey Saqueador Ludaman blandir su hacha de batalla, todavía clavado contra la pared.

Oh, ew. “¡Aaaargh!”

La sangre voló por todas partes mientras aullaba como un animal.

En lugar de quitar la piedra, Ludaman había apuntado a su propio brazo que estaba clavado en la pared.

“¿Irías tan lejos solo para escapar…?”

Mientras miraba con incredulidad, el Rey Saqueador comenzó a huir a través del humo.

Vamos. Te dije que no te escaparás.

 Otra vez saqué  el  pergamino  para usar el  hechizo de aturdimiento  corto para suprimir multitudes.

La Princesa Meetia y su caballera estaban cerca, pero en el humo, probablemente no notarían nada inusual.

Confirmando en el mapa que los saqueadores en el humo estaban ahora en condición de desmayado, guardé el pergamino.

Los había rodeado a todos de una sola vez, incluso a los que ya habían huido.

“Liza, cuando termines de atar a esos tipos, lleva también a los inconscientes a los pasillos, por favor.”

Dejando que las chicas bestias se encargaran del resto, me volví para curar las piernas de la caballera.

“Esto es peor de lo que pensaba.”

Ambas rótulas de la caballera se habían roto junto con su armadura.

“¿Por qué esa cara? Vierta un poco de alcohol encima y quedará como nuevo.”

No, no lo creo.

 Seguramente la caballera también lo sabía.

“Entonces, por ahora, permíteme hacer un poco de primeros auxilios.”

“Lamento hacerle trabajar más de la cuenta.”