Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 10

Capítulo 5: La Mansión Ivy y el Hogar Temporal

Parte 5

Sacudiéndose de las protestas de Lelillil, Arisa entró.

“¡Vaya, gran trabajo, Lelillil! Los brownies seguro que son increíbles. ¡Realmente te debemos una!”

Con un giro, Arisa le dio a Lelillil un gran pulgar hacia arriba.

Lelillil infló su pecho; parecía ser el tipo de persona que deja que los cumplidos se le suban a la cabeza.

Correcto.  Será mejor que les cuente a Arisa y Lulu sobre los niños que acogimos mientras estaban fuera.

 “¡Lulu! ¿Podrías entrar a la mansión, por favor?” Llamé a Lulu, que estaba cuidando los caballos afuera.

“De inmediato, Maestro.” Lulu entró apresuradamente.

“¡Vaya, los pisos están relucientes!” Mientras Lulu expresaba su sorpresa, Lelillil volvió a inflar el pecho con orgullo.

“¿Oh? Hola, Señorita Lilellel.”

“¡Disculpe, pequeña tarta! ¡Le dije que mi nombre es Lelillil!”

“Oh querida. Pero creo que también le dije que mi nombre es Lulu, no ‘pequeña tarta’. ¿Ya lo ha olvidado?”

Estas dos no parecían llevarse muy bien.

Lelillil era así con casi todos menos con Mia, pero era inusual ver a la afable Lulu entablar una pelea con cualquiera.

Según Arisa, la razón de la hostilidad de Lulu fue la mala educación de Lelillil hacia mí.

Estaba  un  poco  preocupado,  pero  Arisa  me   había  asegurado   con   optimismo   que “probablemente se llevarían bien pronto”.

Como Lelillil no podía dejar la Mansión Ivy desatendida por mucho tiempo, le di unos dulces pasteles de miel como regalo y la envié de regreso con Magia de Teletransportación.

Decidí invitarla a cenar más tarde esa noche y servirle una comida casera como agradecimiento por su ayuda.

Mientras los niños limpiaban el resto de la maleza, me llevé a Lulu y Liza conmigo a la residencia del Vizconde Siemmen, donde le di una carta a la sirvienta para comunicarle que habíamos cambiado de dirección.

Traje a ambas para que aprendieran el camino hacia y desde la casa.

Quería dar una vuelta por el barrio y saludar a los lugareños, pero como nuestra nueva mansión era famosa por estar bajo la maldición de Zen, decidí esperar hasta que hubiéramos pasado la noche allí a salvo.

A mi regreso, fui y compré algunos artículos pequeños y suministros que necesitábamos para la nueva casa.

En el camino, fui a un comerciante que el gremio de comercio me había presentado y lo contraté para que le entregara cartas a Zena en la ciudad Seiryuu, a la Señorita Karina en la Baronía de Muno y a algunos otros amigos de la antigua capital y otros lugares.

“Lulu, ¿puedes detenerte frente a ese templo?”

Había una variedad de templos cerca de la rotonda que conectaba la carretera principal de norte a sur con la calle del barrio de los nobles, así que decidí visitar y hacer algunas donaciones.

Lulu y Liza se quedaron con el carruaje en un estacionamiento detrás de uno de los templos.

“Estos están muy bien decorados.”

Al entrar en uno de los templos, me sorprendió ver que el edificio estaba tan ornamentado como los de los barrios nobles de la antigua capital.

Probablemente tenían algunos mecenas bastante ricos para poder hacer un templo tan elegante.

“La paz sea contigo, joven caballero. ¿Qué podría traerte aquí hoy?”

Un sacerdote de alto rango con una elegante túnica se me acercó, frotándose las manos como un sórdido comerciante.

“¡Vaya, qué espada tan espléndida tienes! ¿Quizás eres un explorador, entonces, mi joven amigo?”

El sacerdote de ojos agudos notó la espada de hadas en mi cintura y sus ojos brillaron.

“Sí, aunque hasta ahora solo hemos entrado una vez en el laberinto.”

“… ¡Entonces debes estar buscando un sacerdote que te acompañe al laberinto!”

Ante mi respuesta, la decepción cruzó el rostro del sacerdote por un momento, pero rápidamente recuperó su sonrisa al entrar en un discurso de venta.

“Desafortunadamente, los sacerdotes con la habilidad de ‘Magia Sagrada’ solo pueden ser empleados por titulares de placas granates o superiores.”

“No, yo no estaba…”

“¡Sin embargo!”

Empecé a decir que no estaba buscando ningún servicio de ese tipo, pero el hombre me interrumpió rápidamente.

“Tenemos  lo  ideal  para  el  grupo  de  un  joven  caballero  prometedor  como  usted.  ¡Una sacerdotisa de corazón puro, obediente y muy guapa!”

Por alguna razón, puso mucho énfasis en la parte de “muy guapa”.

El sacerdote hizo una seña y apareció una joven y elegante belleza vestida de sacerdotisa.

Ella solo era de nivel 3 y no tenía “Magia Sagrada” ni ninguna otra habilidad orientada al combate… solo la habilidad de “Servicio”.

La joven y sonriente sacerdotisa era muy linda, pero como estaba acostumbrado a la suprema belleza de Lulu, no conmovió mi corazón en lo más mínimo.

“Un momento por favor. Solo he venido hoy para hacer una donación.”

“¿Una donación, joven señor? No parece estar lesionado de ninguna manera… ¿Quizás necesita una visita a domicilio?”

¿Por qué asumes eso? 

“No, no necesito tal cosa, gracias. Todavía tengo que visitar un templo desde que llegué a Celivera, así que simplemente quería hacer una donación.”

Ante eso, el sacerdote se quedó mirando por un momento como si yo fuera una criatura alienígena, luego finalmente se apresuró a buscar a la persona a cargo de las donaciones.

Pensé que quizás este templo era inusual, pero los otros que visité reaccionaron de la misma manera.

Evidentemente, era inusual que alguien en esta ciudad hiciera una donación sin esperar algo a cambio.

Pregunté, pero ninguno de los templos tenía comedores populares ni nada por el estilo. En el mejor de los casos, ofrecían provisiones muy básicas a cambio de realizar trabajos ocasionales para el templo.

Estaba empezando a preocuparme por la forma en que esta ciudad trataba a sus pobres.

“Está bien, Lulu. ¿Empezamos a preparar la cena?”

“¡Si, Maestro!”

El deshierbe se terminó al anochecer. Como prometí, comencé a cocinar una comida para los niños.

Algunos de los niños mayores se ofrecieron a ayudar, así que les pedí que lavaran verduras, las pelaran y otras tareas tan sencillas.

“¡Carne!”

“¡Mucha de ella, ahhh!”

Los niños que estaban limpiando las herramientas notaron la carne de lobo que planeaba usar para las puntas de los filetes y exclamaron emocionados.

Liza había sugerido que la carne más dura como la de lobo sería más abundante y satisfactoria que la carne blanda de rana, así que decidí sacar algo del caldo que no había usado en un tiempo.

“Vaya, huele tan bien…”

“¿Crees que también conseguiremos algo?”

“No seas estúpido. Eso es solo para esas otras niñas.”

“Nuestra parte es probablemente esas patatas, ¿verdad?”

“Patatas, ¿eh…?”

Al darse cuenta de que las patatas saltaban esperando para freírse, el entusiasmo de los niños se hundió considerablemente.

Sin embargo, había usado Perlas de Árbol Espiritual para eliminar la amargura de las verduras, haciéndolas diferentes de las que normalmente se comen en la Ciudad Laberinto.

Esperaba con ansias la sorpresa en las caras de estos niños.

“¿Qué es esa cosa roja? Huele dulce.”

“Tengo tanta hambre.”

“Ni siquiera me importa si son patatas.”

No teníamos mesas ni sillas, así que distribuí la comida en platos para el almuerzo que había preparado con tablas de madera y Perlas de Árbol Espiritual.

Los platos del almuerzo contenían ñoquis y verduras de hoja ligeramente hervidas en una salsa agridulce, patatas saladas y fritas, zanahorias con glaseado dulce y un plato principal de puntas de filete de lobo sazonadas con sal y pimienta y cocidas en mantequilla.

Decidí incluir muchas verduras para ayudar con las deficiencias de vitaminas de los niños.

Hice un solo plato de filete de champiñones para el plato principal de Mia, ya que todavía no le gustaba el sabor graso de los platos a base de carne.

“Ahhh…”

“¡Sabroso!”

“Quiero otro sorbo.”

“¡El agua limpia es cara, tonto!”

“Wehhh, lo siento.”

Pasé un balde para que los niños se lavaran las manos, pero tenían tanta sed que empezaron a beber de él. Supongo que primero debería haber repartido tazas de agua.

Debí darme cuenta de eso, ya que el agua que repartí mientras trabajaban fue un gran éxito.

“¡Muy bien, todos hagan fila!”

Incluso cuando la comida estuvo lista y llegó el momento de repartir los platos, los niños seguían agrupados a la distancia y Arisa les ordenó que se pusieran en fila.

Había dado prioridad a los alimentos que eran fáciles de preparar, por lo que no debería ser demasiado extravagante para ellos.

“Vaya, ¿toda esta comida es para nosotros?”

“¡Eso es increíble!”

“No van a cambiar de opinión, ¿verdad? ¡¿Verdad?!”

“¡Ni siquiera digas eso!”

Los ojos de los niños brillaron de emoción.

Tan pronto como recibieron sus platos, los niños empezaron a indagar. Algunos de ellos se metieron tanta comida en la boca como pudieron, mientras que otros saborearon cada bocado con cuidado.

Curiosamente,  ninguno  de  los  niños  dijo  nada  sobre  cómo  sabía.  Todos  estaban  tan desesperadamente concentrados en comer que no podían perder un momento para hablar.

Algunos de ellos incluso lloraron mientras comían.

Me alegré de que estuvieran felices, pero deseaba que comieran normalmente.

“Te has vuelto muy buena cocinando, Lulu.”

“Odio admitirlo, pero es buena. Quedarse corto en cocinar con un simple humano es un punto de vergüenza para un hada de la casa. Su hermana es extraña, Señorita Arisa.”

“Oh, Lelillil. Nuestro Maestro es aún mejor, ¿sabe?”

“¿Ese cacho…? Erm, ¿el Sr. Satou?”

“Él es quien hizo esas castellas que tomamos por la tarde.” Lelillil estaba sentada junto a Arisa para cenar.

Estas dos parecían llevarse sorprendentemente bien. Esperaba que empezara a llevarse bien con Lulu.

Cuando algunos de los niños más pequeños terminaron su comida, miraron sus platos con tristeza, así que les di algunas de las brochetas de rana fritas que había hecho para las chicas bestias.

Todos parecían comer tanto como les dieran. Tuve que detenerlos antes de que les doliera el estómago.

Como nuestra nueva casa tenía tantas habitaciones, les di a todas las suyas propias, pero el resto de mi grupo comenzó a entrar en mi habitación una por una, hasta que terminamos durmiendo en una gran pila como de costumbre.

La amistad es algo hermoso, supongo.

 Por lo tanto, pasamos nuestra primera noche en nuestro nuevo hogar rodeados del calor de los demás.