Wortenia Senki (NL)

Volumen 5

Capítulo 2: Hacia el Norte

Parte 2

 

 

Aunque la decisión de la reina Lupis no fue una elección admirable en lo más mínimo, no requirió mucha crítica. En esta Tierra, la inmovilidad social era un hecho común, férreo, y por lo tanto era natural que aquellos en posiciones altas siguieran adelante con sus elecciones sin oposición. Pero la princesa Lupis hizo una cosa mal críticamente: el procedimiento.

Podría haber explicado las cosas con antelación y haber recibido la aprobación de Ryoma. Ryoma no era un hombre con el que no se pudiera razonar, y con una explicación honesta y adecuada, entendería su punto de vista.

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Pero la diferencia de clase entre un noble y un plebeyo levantó su fea cabeza. Quizás no lo hizo conscientemente, pero su actitud declaró elocuentemente que su intención era “Cállate y escucha lo que la reina dice, plebeyo.”

Cierto, pisotear a un plebeyo mientras se escondía detrás de su estatus social no era raro en este mundo, pero la reina Lupis olvidó darse cuenta de que los pisoteados no siempre soportarán esa humillación en silencio.

Los perdoné… pero ese chico…

Habiendo nacido plebeya, Helena pasó por muchas amargas frustraciones durante su juventud. Pero ella simplemente usó esa frustración como trampolín para alcanzar la posición de general a través de su trabajo como caballero, subiendo a la cima. Bastantes personas renunciaron en ese momento, temiendo las represalias de Helena por esos actos.

Sin embargo, Helena nunca se desquitó con ellos. Pero eso fue solo porque Helena Steiner era ciudadana de este reino. Se contuvo, pensando que estaría mal arremeter contra sus compatriotas.

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Pero qué haría una persona sin apego a Rhoadseria? Su corazón probablemente simplemente temblaría con la humillación y la ira, creyendo que el día en que se vengarían seguramente vendría… Tendré que pelear con ese chico…?

Cada vez que esa pregunta pasaba por su mente, Helena temblaba. Por supuesto, no tenía intención de alzar su voz para advertir de esa situación, ni tampoco de aconsejar a la reina Lupis que buscara la reconciliación.

Si Ryoma llegaba para vengarse, simplemente cruzaría las espadas con él en silencio. Sabía que su ira estaba justificada. Cinco años…

Las palabras se elevaron en su mente. Era lo que Ryoma dijo la noche antes de salir de Pireas, en su banquete de despedida.

Este país tiene poco tiempo…

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El ex duque Gelhart fue degradado a vizconde, y cambió su territorio de la región productora de grano de Heraklion a una tierra subdesarrollada. Comparado con cuando él controlaba Heraklion, su estatus fue considerablemente reducido, pero puesto que su fortuna personal permanecía intacta, él todavía era financieramente estable. Seguramente recuperaría su influencia en algún momento. Y de hecho, se rumoreaba que en los tres meses desde que terminó la guerra civil, el vizconde Gelhart ya había comenzado a reunir los restos de la facción de los nobles que habían evadido el castigo. La mayoría de ellos eran personas que fueron expulsados de sus puestos debido a que el conde Bergstone y los otros nobles de la facción neutral fueron ascendidos. Estaban tramando el resurgimiento de la facción de los nobles, con el vizconde Gelhart como su líder


Y por supuesto, esta facción reformada de nobles usó a la princesa Radine como su mascarón de proa nominal. El indulto del vizconde Gelhart significaba que Radine era reconocida oficialmente como miembro de la familia real. Era natural, ya que la reina Lupis aceptó su explicación. Pero por supuesto, la gente que luchó para probar la legitimidad de la reina en el campo de batalla no podía aceptar este estado de cosas tan fácilmente.

La reina Lupis está aún más acorralada que antes…

En la superficie, el orden público en el reino había mejorado y los mercados eran animados. En términos de la calidad de vida de los ciudadanos, el reino ciertamente se estaba reconstruyendo. Pero eso fue solo una paz engañosa.

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Era como si el país estuviera enfermo y rechazara la cirugía que lo curaría, y sólo funcionaba debido a la medicina que suprimía los síntomas. En el exterior, todo parecía estar bien, sin embargo, la enfermedad fue lenta pero seguramente causaba estragos en el interior del cuerpo del paciente.

El problema era que a pesar del hecho de que la reina Lupis ganó la guerra civil, no podía ejecutar a Furio Gelhart. Hodram, que estaba casado con un noble de Tarjan, había muerto. Esto dejó Rhoadseria y Tarja en un estado de tensión. No estaban en estado de guerra con Xarooda o Myest, pero aún estaban diplomáticamente distantes. Las hostilidades podrían estallar con esos dos reinos al mínimo. Y encima de todo eso, había una facción dentro del reino que planeó arrastrar a la reina Lupis fuera de su trono.

Ryoma calculó la cantidad de tiempo que le quedaba a la reina Lupis considerando todos esos factores, y lo compartió con Helena. Cinco años… O más bien, cinco años a lo sumo. Las cosas podrían muy bien derrumbarse incluso antes. De hecho, dada la situación, parecía muy probable que se desmoronaran mucho antes de cinco años.

“Si no te preparas en consecuencia en estos cinco años, la reina Lupis podría morir… aunque supongo que ya lo sabes. Pero te estoy diciendo esto, por si acaso… prácticamente te forcé a ser parte de esto, después de todo.”

Ryoma dijo eso con una sonrisa.

En el momento en que vio esa sonrisa, Helena se dio cuenta de que había renunciado completamente a la Reina Lupis. Habló puramente por preocupación por Helena… Advirtiéndole que no se conduzca a la destrucción obedeciendo a una reina que no tiene futuro.

“Cinco años…” Las palabras se le escaparon de los labios.

“Hmm? Dijiste algo?”

Chris le preguntó, mirándola con curiosidad.

“No, no es nada… Podrías darme el siguiente documento?”

Chris le entregó la siguiente pieza de papeleo según lo solicitado. Ella miró rápidamente y la selló con su sello. No había mucho tiempo hasta el día que Ryoma predijo que llegaría.


Ryoma… vive… y luego, una vez más…

Helena oró desde el fondo de su corazón por el bienestar de este chico maduro que era lo suficientemente joven para ser su nieto. Esperando que algún día se encontraran de nuevo…

El sol brillaba fuertemente en el cielo, iluminando a la gente que caminaba a través de la carretera. Las cicatrices dejadas por la Guerra Civil Rhoadseriana todavía se sentían vívidamente, y la circulación de bienes todavía se inhibió en el país. Pero ahora, tres meses después de la conclusión de los combates, la vida pacífica finalmente estaba regresando a los civiles de Rhoadseria.

Entre las personas que viajaban a lo largo de la carretera que se dirigía al norte había un grupo que sostenía una bandera particular. Fue hecha de una tela teñida de negro. Una bandera de una serpiente de dos cabezas con escamas de oro y plata enrollada alrededor de una espada. Los ojos carmesí de la serpiente parecían mirar a su alrededor.

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Al aceptar el título de barón, Ryoma Mikoshiba tenía esta bandera hecha por uno de los artesanos de Pireas, apodándola la cresta de la recién formada Casa Mikoshiba. La espada era un símbolo de fuerza mientras que la serpiente representaba la astucia y la sabiduría. Un símbolo que significaba con precisión la naturaleza de Ryoma Mikoshiba.

Antes de los ojos de Ryoma había una región montañosa suavemente inclinada. Desde ambos lados de la carretera se extendían huertos, y los plebeyos que poblaban las aldeas cercanas trabajaban para atenderlos.

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“Chico! Deberíamos estar llegando por la colina pronto!” Lione se dio la vuelta y le llamó, con su pelo carmesí ondeando suavemente en la brisa.

“Bien, finalmente… no voy a mentir, mi trasero ha estado empezando a dolerme”, dijo Ryoma, levantando ligeramente sus caderas para frotar su dolorido trasero.

“Demonios, los nobles del mundo enterrarían sus cabezas con vergüenza si vieran a un barón como tú hacer eso”, dijo burlonamente Lione, con una sonrisa sarcástica en sus labios. Ryoma sabía muy bien lo vergonzoso que era su conducta. En contraste, Laura, que montaba a su lado, lo miró con genuina preocupación.

“Mi, Maestro Ryoma… Debe doler. Aguanta un poco más, sí? Le aplicaré ungüento una vez que encontremos alojamiento…” Antes de que Ryoma pudiera responder, Sara cortó su intercambio.

“No, no deberías tener que esperar tanto tiempo. Si quieres, puedes moverte al carruaje. Si estás ahí dentro, podemos aplicar pomada, y creo que podrías viajar mucho más cómodamente.” Aparentemente, las gemelas Malfist estaban en medio de una batalla culminante por el afecto de Ryoma.

“E-erm… estaré bien, ustedes dos. tengo que acostumbrarme a montar a caballo…” Ryoma respondió, aguantando el dolor.

Honestamente, moverse al carruaje es un poco tentador…

Hasta ahora, Ryoma no tenía experiencia en montar a caballo. En Japón, el único medio de transporte que se suele utilizar, aparte de ir a pie, son las bicicletas y los coches. Dependiendo de la distancia, uno podría necesitar tomar un tren o un avión, pero todos ellos eran mucho más convenientes en comparación con un caballo.

El asiento de un coche era, por supuesto, bastante cómodo, pero incluso la silla de montar de una bicicleta era mucho más agradable que la de un caballo. Siendo un niño de la edad moderna, el trasero de Ryoma fue sacudido de sentarse encima de la silla durante mucho tiempo.

Cuando persiguieron a Hodram, compartió la silla con una de las hermanas Malfist, por lo que su conocimiento de cómo montar un caballo era muy básico y superficial. Cualquier pretensión que tenía sobre el asunto de montar a caballo se habían ido completamente después de este viaje de diez días a caballo.





No podía ceder a la tentación y mudarse al carruaje aquí. Después de todo, eso lo pondría en una situación en la que tendría que dejar que las hermanas Malfist froten ungüento sobre su parte inferior expuesta…

Y si digo que “no” de la manera equivocada, podrían empezar a llorar sobre mí…

Ryoma las hizo llorar por negarse a que lo ayudaran una o dos veces cuando se conocieron. Las hermanas Malfist pusieron fundamentalmente su servicio a Ryoma por encima de todo. En cierto modo se duplicaron como sirvientas y guardaespaldas, y por lo que a menudo funcionaban como los primeros. Le ayudaban a cambiarse de ropa, cocinaban su comida y le daban de comer; esencialmente atendían todas sus necesidades.

De hecho, algunos nobles en este mundo tenían criadas que los ayudaban con cualquier cosa. Dependiendo de su situación, tenían a sus sirvientes y sirvientas ayudándolos con asuntos más personales. A veces, esto significaba ayudar con las cacerolas de los enfermos y los ancianos, pero a menudo – particularmente en este caso – esos asuntos personales tomaron una interpretación más sexual.

Y así, Ryoma declinando su servicio en esta situación fue un golpe al propósito de las hermanas. Sentían como si su misma presencia con él estuviera siendo negada. Le tomó un día y una noche para convencerlos de que este no era el caso la última vez, y desde entonces, no había habido ningún problema.

Pero recientemente, la actitud de las hermanas había cambiado. Con Ryoma convirtiéndose en barón les hizo cambiar su forma de pensar, creyendo que ahora necesitaban servirle como sirvientas que servirían a un noble.

Bueno, técnicamente no están equivocadas…

Podría haber sido el rango más bajo de noble posible, pero un barón era sin duda un miembro de la aristocracia. Y como tal, se suponía que esperaba el nivel de vida y la deferencia digna de su posición.

Al final, Ryoma sólo pudo atribuirlo a una diferencia de cultura.

“Bueno, aguanta un poco más! Una vez que hayamos pasado esta cresta, las paredes del castillo de Epiro deberían estar a la vista”, dijo Lione con una voz alegremente inusual, agitando a todo el mundo mientras sentía la peculiar dirección donde se dirigía la conversación.

El grupo de hombres encabezado por Lione incluía a los treinta y tres miembros del grupo mercenario de Lione y Boltz, los Leones Carmesí, así como Gennou, Sakuya, las hermanas Malfist y Ryoma. Eran un grupo demasiado grande para manejar el típico trabajo mercenario, pero demasiado pequeño para tomar el control de un territorio

Necesitaré gente que pueda manejar el papeleo…

La única gente que Ryoma podía ver a su alrededor tenía sus especialidades abrumadoramente inclinadas hacia asuntos militares y marciales. Podrían ser buenos para la presentación de documentos, pero Ryoma tenía la intención de administrar un país, y la situación actual era insatisfactoria a esos efectos.

Bueno, podemos hacer eso poco a poco… no seré capaz de hacer el país que quiero de la noche a la mañana.

Ryoma se susurró a sí mismo con un pequeño suspiro y fijó su mirada hacia adelante, con su corazón ardiendo con nueva resolución.

Sobreviviré! Y Lupis…! Me vengaré de ti por esto… me encargaré de que pagues por todo, con intereses…

Ryoma juró en su corazón mientras observaba las paredes de Epiro crecer gradualmente en tamaño a medida que se acercaba. La ciudadela de Epiro. Fulcro de los territorios del Norte de Rhoadseria, situada en la raíz de la península de Wortenia.

La ciudad estaba rodeada por un profundo foso y muros de piedra de decenas de metros de altura. Tenía tres entradas. Dos al este y al oeste, y uno al norte. Al sur estaba el castillo del gobernador regional el Conde Salzberg.

Todos los ciudadanos de Rhoadseria y Xarooda sabían que esta ciudad era la muralla incondicional que defendía el reino. Xarooda había intentado la invasión desde el oeste, pero la fortaleza los había empujado con éxito hacia atrás, lo que ayudó a cimentar su reputación.

Pero todos los habitantes de la ciudad comprendieron que la ciudad en la que vivían era la tapa de un crisol que contenía nada más que caos… Ryoma estaba ahora descansando en una posada, ubicada frente a la calle principal de Epirus. El grupo de Ryoma finalmente había concluido las formalidades, y por fin había llegado a lo que podría considerarse la entrada a la península de Wortenia.





Mientras Ryoma descansaba en su habitación, mantuvo una reunión con el resto de sus miembros principales, encabezados por Boltz. Su propósito era decidir su política futura.

“Esperaba que las defensas fueran pesadas dado que esta es una ciudad fronteriza, pero están haciendo más que solo tratar de defenderse contra Xarooda.” Boltz se encogió de hombros.

Su vasta experiencia como mercenario estaba demostrando su valor. Mientras que todos los demás habían estado tomando un descanso en sus habitaciones en la posada, él caminó alrededor del gremio de la ciudad, recogiendo información.

“Un rompeolas para asegurarse de que los monstruos no acudan a Rhoadseria?” Ryoma preguntó.

Boltz asintió.

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