Wortenia Senki (NL)

Volumen 5

Capítulo 1: El Comienzo Del Vuelo

Parte 3

“Tal vez eso fue un poco difícil de entender… cierto, entonces tal vez diciendo que fuimos convocados a otro mundo sea más claro?” Es difícil creer que esa frase haya salido de los labios de un hombre adulto. Se sentiría apto para burlarse de él por lo que acababa de decir, pero Tachibana no se sentía inclinado a reírse de él. Instintivamente sabía que esta era la verdad innegable.

Un largo silencio cayó sobre ellos. Las palabras que querían oír, y la verdad que exigían ser compartida con ellos. Estaban a punto de borrar las nociones de sentido común que Tachibana cultivó durante toda su vida.

“Espera un segundo! Asumiendo… Asumiendo que esto es realmente donde dices que estamos, por qué tuvimos que ser nosotros? Por qué estamos aquí?”

“Por qué te llamaron, eh…? En una palabra, querían esclavos. Y en cuanto a por qué te llamaron a ti… Bueno, para decirlo sin rodeos, tuviste mala suerte.”

Era una forma precisa de decirlo. Dejando de lado a Kouichirou, que supuestamente fue la causa de este incidente, y a Asuka, que asumió su destino, Tachibana y Kusuda simplemente tuvieron mala suerte. Después de todo, la oportunidad de ser convocados a esta Tierra de su mundo era efectivamente de seis mil millones a uno o dos. Era astronómicamente más delgado que las mil a una posibilidades de ganar la lotería. Dicho más poéticamente, la diosa del destino debe haber odiado verdaderamente a estos hombres.

Pero una descripción tan precisa como era, no significaba que fuera más fácil para ellos aceptarla. Cuando se enfrentan a la desgracia, la gente reacciona mal a que se les diga que simplemente tienen mala suerte. Como los tres no pudieron digerir lo que dijo Kouichirou, la cara de Kusuda se volvió visiblemente roja.

“Mentira! Realmente esperas que crea eso?!”

Sus emociones reprimidas estallaron. Llamas rojas de ira ardían en los ojos de Kusuda. Era su rabia ante la inexplicable situación que le sobrevino, y su ira hacia Kouichirou, quien lo explicaba con demasiada calma. En verdad, estaba descargando su ira, pero era difícil culparlo por ello. Nadie podía simplemente aceptar que estaban en esta situación por mala suerte y nada más.

“Siéntate. El Sr. Mikoshiba aún no ha terminado”. Tachibana detuvo a Kusuda, que parecía estar a punto de lanzarse hacia Kouichirou.

“Pero!” Kusuda trató de discutir.

“Siéntate!” Tachibana lo cortó, repitiéndose.

Tachibana no iba a aceptar las afirmaciones de Kouichirou tampoco, pero había algo que tenía que preguntarle al hombre a toda costa. Y eso tuvo prioridad sobre todo lo demás.

“Me disculpo.”

“No me importa.”

Esto era, por supuesto, sólo una disculpa simbólica, pero Kouichirou no tenía la intención de irritar la situación aún más.

“Entonces, eso era todo lo que querías preguntarme?”, preguntó Kouichirou.

“Hay una última cosa que quiero preguntar…” comentó Tachibana.

“Podemos volver a Japón?”

Esa era la pregunta más importante. Obviamente estaban ansiosos por volver a Japón. Kouichirou, sin embargo, agitó la cabeza lentamente.

“Hmm… va a ser difícil.”

“Quieres decir que llevará tiempo hacer eso?” Kouichirou agitó la cabeza de nuevo.

“Eso es parte de ello, por supuesto, pero incluso si usted resuelve todos los problemas perfectamente, y sacrificar mucho para hacerlo, si usted será capaz de ir a casa sigue dependiendo de la suerte.”

Su respuesta fue una sentencia de muerte, y lo que Tachibana esperaba que no tuviera que escuchar. Pero por otro lado, contenían una pizca de esperanza.

“Abuelo, hay algo más que necesito preguntar.” Asuka, quien sostuvo su lengua tan lejos, susurró.

“Cómo… cómo sabes tanto sobre esto?”

“Asuka…”

Y esta era la única pregunta que Kouichirou menos quería oír.

“Dime, abuelo… Por qué?”

Asuka estaba dividida entre el deseo de creer a su familia por un lado y las abrumadoras dudas por el otro. Aplastada entre esas dos emociones en conflicto, grandes lágrimas se acumularon en sus ojos.

Asuka y Kouichirou se miraron, sus miradas se encontraron. No quería decírselo, pero sabía que tenía derecho a saberlo.

No tengo otra opción…

Kouichirou reforzó su determinación, pero al final nunca se puso a hablar. Fue cortado por el repentino sonido de la puerta de la habitación siendo golpeado violentamente.

“Maldición, están sobre nosotros!”

Parecía que la gente de Beldzevia finalmente se había dado cuenta de que algo iba mal. Kouichirou hizo clic en su lengua, sacando una pequeña mochila de cuero y empujándola a los brazos de Asuka.

“Tienes a Ouka, verdad? Bien. Guárdalo para defensa propia. El dinero en este saco debería ayudarte a mantenerte alimentada por un tiempo. Y recuerda! Esto no es Japón, ni nuestro mundo. No confíes en los demás tan fácilmente, y nunca ruegues a tus enemigos por misericordia!”

“Eh? Espera, qué quieres decir?”

Asuka no pudo mantenerse al día con la situación cambiante, pero Kouichirou la impulsó a seguir adelante.

“Me encantaría explicarlo, pero estamos fuera de tiempo. La gente de ahí fuera sabe que algo está mal, y pronto entrarán por la puerta… Los mantendré ocupados, así que huyes con el Sr.

Tachibana y el Sr. Kusuda.”

Kouichirou sacó a Kikka de su vaina. Su expresión parecía resuelta a defenderlos hasta la muerte. Incluso con su habilidad, luchar en medio de territorio enemigo mientras protegía a Asuka era una tarea difícil. El plan con la mayor probabilidad de que todos salgan con vida sería que los otros tres corran a salvo mientras mantenía ocupados a sus perseguidores.

Pensé que sería mejor deshacerme de ellos al principio, pero supongo que terminaré dejando a Asuka a su cuidado… Ese joven, Kusuda, no parece entender la situación todavía, pero Tachibana está entendiendo… Es mejor que enviar a Asuka a este mundo sola…

Había considerado eliminar a los detectives, pero al ver a Asuka interactuar con ellos, cambió de opinión.

Asuka se sorprendió al verlo matar gente a sangre fría, incluso si era para mantenerla a salvo, y escuchar su explicación solo la hizo sospechar de cómo sabía tanto sobre este lugar. Tal vez con el tiempo sería capaz de explicar todo y aclarar sus sospechas, pero ahora no era el momento.

Si hubiera matado a Tachibana y Kusuda en esa situación, considerándolos obstáculos, Asuka habría perdido para siempre su confianza en él. Se opondría a sus instrucciones y, en el peor de los casos, huiría por su cuenta. Y eso anularía el propósito de que él regresara a este mundo para protegerla.

“Pero… Pero!” dijo Asuka, con sus palabras aferrándose a él.

“Basta, sólo cállate y haz lo que te digo!” Kouichirou la calló. Es verdad, el tiempo estaba en su contra.

“Sr. Tachibana, Sr. Kusuda! Manténgan a Asuka a salvo!” Confirmando que los dos estaban de acuerdo, Kouichirou levantó su espada, mirando hacia la pared de piedra frente a la puerta. “Perdóname, Kikka, pero debo pedir prestado tu poder.”

En el momento en que ese susurro salió de los labios de Kouichirou, la hoja de Kikka se iluminó con un extraño resplandor morado. Al sentir el surgimiento de su prana, Kouichirou abrió los siete chakras de su cuerpo.

Al momento siguiente, un grito surgió desde el fondo de su estómago, resonando por la habitación.

“De prisa, por aquí!”

Después de hablar, Kouichirou se estrelló contra la pared.

“Eh? De ninguna manera… Cómo es esto…?”

La pared se derrumbó contra su cuerpo. Donde antes había roca, ahora quedaba un agujero cuadrado, lo suficientemente grande para que una persona encajara. El corte de Kouichirou, liberado de la postura de ocho direcciones, rasgó la pared de piedra como si estuviera hecha de papel. La sección transversal era tan lisa como la superficie de un espejo, dejando claro que su barra fue entregada con una precisión perfecta.

Asuka quedó sin habla por la vista que tenía ante sus ojos. De hecho, simplemente describir lo que acaba de suceder como el trabajo de un maestro espadachín no sería suficiente para explicar esto. Es cierto que se decía que algunos antiguos maestros de la espada eran capaces de cortar no sólo a través de armaduras y cascos de división, sino incluso a través de gruesas tablas Go hechas de madera del árbol de nuez moscada. Pero lo que hizo Kouichirou superó incluso esas leyendas

Quizás lo verdaderamente aterrador aquí no fue sólo su propia habilidad, sino más bien la nitidez de la espada de Kikka. Atravesó una pared de piedra que tenía varios centímetros de espesor, sin apenas astillas en el proceso.

“Señorita Kiryuu! Tenemos que darnos prisa!” Kusuda rápidamente se inclinó por el agujero en la pared, con una espada en mano.

Miró hacia afuera, y luego hizo un gesto con su mano para que vinieran.

“Está bien. La costa está despejada!”

“Sr. Tachibana, adelante”, dijo Asuka.

“Señorita Kiryuu… lo siento.” Tachibana se disculpó.

En esta situación, tendría sentido dejar ir a Asuka primero, pero ahora mismo, Tachibana estaba herido. No podían dejarlo ir por detrás de la línea. Probablemente sintió su consideración y entró en el agujero sin más discusión.

“Abuelo…”

Asuka miró a la cara de Kouichirou. Había tanto que quería decir, y mucho que necesitaba preguntar. Y quería disculparse por sospechar de él…

“No dejes que te atormente. Es mi culpa por no decirte nada.”

“Pero…”

“Está bien. Ouka y Kikka se sienten atraídos el uno al otro. Mientras sostengas esa espada, nos encontraremos de nuevo. Te alcanzaré… No te preocupes, niña. Ningún caballero que se encierre en el castillo con su rey, sin conocer el campo de batalla, me igualará.”

Kouichirou rompió una sonrisa y puso una mano sobre la cabeza de Asuka, acariciándola suavemente.

“Escúchame. Una vez que salgas de este país, diríjete hacia el norte. Diríjete a la compañía de un país llamado Helnesgoula. Ese lugar debería ser relativamente más seguro que los demás países.” “Muy bien. Lo haré…” Asuka asintió débilmente.

“Bien… en ese caso… Vete!” Kouichirou la empujó suavemente hacia atrás.

“Todo irá bien. Te encontraré más tarde. Nos reagruparemos.”

Todavía quedaba mucho por decir. Pero ahora no había tiempo para intercambiar palabras con Kouichirou.

“Ahora… esto es lo mejor.”

Kouichirou se quedó quieto en silencio, viendo a Asuka desaparecer en el agujero. Pero muy pronto, la puerta se abrió con un sonido pesado y un grupo de caballeros completamente armados se apresuraron a entrar en la habitación.

“Qué es esto?! Lady Fontaine está bien?!”

“No es bueno, están todos muertos!”

Los gritos resonaron por la habitación.

“Tú! Tú hiciste esto?!”

Al poco tiempo, los caballeros rodearon a Kouichirou, que estaba en su lugar, y uno de los hombres se adelantó. Su voz implicaba que tenía unos treinta años. Debe haber sido un caballero de alto rango, ya que su armadura y su apariencia eran un poco más extravagantes que las otras.

Se adelantó con una flor de su manto blanco y señaló a Kouichirou mientras levantaba la voz.

“Os pregunto, en nombre de Beldzevia! Habéis cometido esta atrocidad?!”

La mayoría de la gente se encogía ante su grito. Pero Kouichirou no veía mucho valor en sus palabras. En sus ojos, cortar a Misha era tan trivial y tenía tanto significado como cortar un rábano.

Todas las vidas en esta Tierra eran igualmente sin sentido para sus ojos.

Lo único que importa es cuál de ellos puede ser explotado y utilizado, y cuál de ellos simplemente debe ser eliminado.

“Efectivamente. Qué hay con eso?”, dijo con compostura, tan calmado como una brisa.

Ya veo… Entonces eres tú quien mató a mi esposa!” El caballero exclamó y desenvainó su espada, sosteniéndola en una posición de nivel medio.

“No te saldrás con la tuya, viajero de otro mundo. Sentirás lo pesado que es pecar con la Casa Fontaine. Lo sentirás sobre tu carne!”

Esta fue la ira justificada de un hombre que perdió a su esposa. Una familia en duelo sentenciando a un agresor. Pero al oír esas palabras, Kouichirou sólo podía burlarse.

“Ya veo… así que tú eres la familia de esa mujer… bueno, no es tan agradable. Ella murió un tan fácilmente.”

Su voz era la de un demonio infernal.

La intención de matar que emanaba del cuerpo de Kouichirou llenaba la habitación.

“Este es el precio por arrastrar a la pobre Asuka a este mundo… y lo pagarás con tu vida.”

La hoja de Kikka brillaba, como para apoyar sus palabras. Y en ese momento, todos en la habitación tragaban nerviosamente. Podían decir el significado detrás de la forma en que la hoja brillaba…

“Imposible… ese es el brillo de una Espada taumatugica! Y esa energía… Es algún tipo de espada maldita?!”

Los caballeros alrededor de Kouichirou se agitaron nerviosos, frente a algo que no debería haber estado allí.

“Quién eres tú?! Un viajero de otro mundo que acaba de llegar a este mundo no puede tener algo así!” Palabras de asombro escaparon de los labios del conde Fontaine.

Pero la respuesta a esa pregunta nunca llegaría a sus oídos.

“No necesitas saberlo… Muere.”

Mientras decía esas palabras, la mano derecha de Kouichirou barrió despiadadamente

Ese día tuvo lugar un gran incidente en el Reino de Beldzevia, situado en el sur del continente. Misha Fontaine, taumaturga de la corte, fue encontrada muerta a manos de un viajero de otro mundo que ella convocó. Además, una multitud de caballeros, liderados por el marido de Misha y un caballero del reino, el conde Fontaine, también fueron asesinados.

Y para empeorar las cosas, el otro mundo que cometió esas atrocidades logró huir al reino y salir del castillo, con su pesada seguridad de varios cientos de caballeros incapaces de contenerlo. El rey de Beldzevia miró la situación seriamente, e inmediatamente emitió un decreto real, reuniendo a sus caballeros más hábiles para derribar al otro mundo. Pero todo terminó en fracaso, con sólo más pérdidas.

Y peor aún, el asunto fue descubierto por espías de sus países vecinos, y pronto se extendió a los otros países del sur, es decir, los que tenían ejércitos poderosos. Manchó el nombre de Beldzevia, debilitando gradualmente su poder nacional.