Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 10

Interludio 3: Sus Respectivas Batallas

Parte 4

—¡¡—¡!

Cuando escuchó ese ruido, Bete pateó el suelo.

—Espe— ¡¡¡¿Sr. Bete?!!!

Él saltó del edificio, dejando a los demás a quienes se les había ordenado que se quedaran para tratar con el minotauro negro. Sus orejas de lobo se erizaron, percibiendo la fuente del ruido y corriendo detrás de él. Estaba cortando verticalmente desde el suroeste de la calle Daedalus al norte. Bete no fue lo suficientemente amable como para pasar por alto estos movimientos obvios. Si se suponía que era una trampa, él simplemente la aplastaría.

Normalmente sería una infracción de mando, pero la ira de Bete estaba contenida por la orden de esperar a pesar de que el lado occidental se había convertido en el campo de batalla principal, y su aullido se extendió por el cielo nocturno.

—¡¿—?!

—¡¿Qué fue eso?!

Hubo sonidos de una aceleración furiosa, un tremendo ruido de algo cortando el aire y pasos violentos que golpeaban paredes y techos. Los aventureros en el suelo giraron hacia el cielo uno tras otro, notando una presencia moviéndose sobre sus cabezas a gran velocidad. A pesar de todo eso, Bete rastreó la fuente del ruido mientras pateaba los edificios y salía disparado por el cielo.

¡No puedo ver nada! ¿Son invisibles?

Sus agudos ojos color ámbar se entrecerraron, atrapando un temblor momentáneo en la atmósfera ante él.

Podría ser que alguien estuviera albergando suficiente presión del viento para hacer temblar el aire. O alguien estaba usando una tela sobre su cuerpo para volverse invisible.

Un objeto mágico. Bete no tardó mucho en darse cuenta de quién era.

—Ese chico conejo, ¿eh?

Bete aceleró mientras sacaba imágenes de este enemigo en su mente.

Estaba irritado. Cuando escuchó que la Familia Hestia, que Bell Cranell estaba apoyando a los monstruos, se enojó por alguna razón. No entendía por qué estaba tan irritado. Pero esta persona que Bete había reconocido por su poder había hecho algo incomprensible para él. Se sentía como si una sustancia extraña estuviera alojada en el fondo de su garganta. Para tomar prestadas las palabras de Tiona, se sintió dudoso.

Hablando tan grande. ¿Qué demonios estás haciendo, conejo? … Bueno, de cualquier manera,

¡no tengo nada que ver conmigo!

Mientras la figura encapuchada saltó a través de los edificios de diferentes alturas, él casi parecía un conejo, saltando ocasionalmente sobre altas torres, pero Bete nunca dejó que esta existencia invisible escapara de su rango de percepción. La persona invisible estaba ocupada haciendo todo lo posible para correr y no se dio cuenta de esta persecución a alta velocidad.

Bete saltó y corrió como un lobo persiguiendo a su presa.

¡Ahi esta!

Y en el área noroeste del Distrito Laberinto, aterrizó en un callejón con un gran impacto.

—…

Su cabello ceniciento revoloteó desde el rellano mientras miraba alrededor del área que había quedado en silencio una vez más.

Era un lugar donde se cruzaban varios carriles. El camino estaba envuelto en la oscuridad sin una lámpara de piedra mágica o la luz de la luna. La quietud llenaba los alrededores.

No pudo escuchar un solo sonido. Era como si la oscuridad intentara negar que hubiera alguien allí.

No había una figura a la vista.

——Saca tu trasero ahora; Bete podía sentir la presencia en uno de los caminos, mirando a la oscuridad vacía.

Incluso si la figura se hubiera vuelto invisible, no podrían engañar los sentidos de una persona animal. Estaba a punto de avanzar hacia el enemigo que no respondía.

—¿Qué demo—?

—…

La persona que salió de la oscuridad era una chica renart.

Tenía hermosos mechones rubios largos, no menos hermosos que el cabello de Aiz. Tenía un aire de elegante belleza y llevaba un kimono carmesí del Lejano Oriente.

Bete recordó a la chica que determinadamente lo miró a los ojos.

Su encuentro había sido dos meses antes el día en que atacó a Meren para ayudar a Tiona y Tione. Había una renart mezclada con Lena, Phryne y los otros miembros de la Familia Ishtar.

¿Paso a ser parte de la Familia Hestia después de que la Familia Ishtar fue destruida?

Bete frunció el ceño, completamente desinteresado.

—Sé que no estás sola. El resto de ustedes, ya muéstrense de una vez.

—Estoy sola.

Cuando él echó un vistazo al callejón que ella estaba bloqueando, Bete escupió, rechazando su reclamo.

—Deja de jugar conm—-

—¡—Estoy sola!; Ella gritó esta vez.

Bete estaba visiblemente molesto cuando su mirada comenzó a verse cada vez más amenazante. Pero la chica Renart no retrocedió.

Mientras sostenía ambas manos temblorosas contra su pecho, ella volvió a hablar. —¡Por favor, sal del camino!

—…

—¡Y rápido!; Grito la chica.

Pero ella no estaba dirigiendo esto a Bete, incluso mientras lo enfrentaba. Detrás de ella, en la oscuridad, una segunda presencia se alejó más.

Una retaguardia.

La chica parada frente a él se estaba poniendo como señuelo para dejar escapar su tesoro.

—… Las personas que no pueden combatir no deben tratar de “actuar valiente.” Bete no vio vestigios de la chica que había visto en Meren.

Ella había sido una pequeña muñeca que solo había sido protegida por las amazonas. Pero ahora, ella podría atacar la mandíbula de alguien.

Bete estaba cada vez más irritado.

—Odio a las chicas débiles más que a cualquier otra cosa.

Estaba hablando de mujeres que jugaban a ser las heroínas trágicas, a pesar de no tener fuerzas para enfrentarse a nada; chicas sin una comprensión real de la gravedad de sus palabras, que se armaron con nada más que un débil deseo sin determinación; mujeres miserables que comenzaron a rogar por sus vidas tan pronto como fueron desenmascaradas.

Bete escupió internamente, pateando ligeramente el pavimento de piedra como si lo acariciara, y sus botas de metal, Frosvirt, dispararon fragmentos de piedra en el aire, convirtiéndolo en perdigones.

—¡¿Uuuh …?!

Estos fragmentos golpearon a la sorprendida renart, raspándole la mejilla y rasgando la tela de su kimono. Ella se tambaleó, pero logró mantenerse de pie.

Bete no tenía la intención de golpearla, quería asustarla un poco para resolver la situación, pero ella superó sus expectativas.

—Tch. Largo.

—No haré.

—Te pulverizaré.

—¡No me moveré!

Y ella no lo hizo, incluso bajo su aguda mirada. El zorro se rebeló contra el lobo.

Él fácilmente podría haber saltado sobre su cabeza y perseguir a la persona que huía. Pero por alguna razón, Bete no podía ignorar a la chica que le bloqueaba el paso. Por eso se movió para golpearla, usar su poder para dejarla a un lado.

Él se acercó a la chica con los brazos extendidos en un instante.

Cuando sintió una extraña sensación de déjà vu, él levantó la mano, molesto por la inutilidad de eso, a punto de bajarlo.

—¡—Gh!

Fue entonces cuando vio los inquebrantables ojos verdes que se asomaban por detrás de su flequillo dorado. La mano de Bete se congeló en el aire.

—…

Y sus ojos se abrieron.

Miró silenciosamente a los ojos de Haruhime, que no se habían alejado incluso cuando estaba a punto de ser aplastada.

Fue una mirada fuerte, una expresión determinada que borró todos los restos de la chica que había visto en Meren.

A pesar de estar asustada, a pesar de su miedo, no tenía intención de retroceder.

No había una máscara que quitar. El zorro mostró sus colmillos con todas sus fuerzas. Era la figura patética de una niña.

Era una sabandija fanfarrona, un rechazo de esa categorización.

Mientras los dos se congelaban, mirándose el uno al otro, se hizo el silencio. Los sonidos distantes de la batalla llegaron a los oídos de los animales.

El primero en romper su silencio fue Bete.

——¡Pequeño pedazo de mierda!; Los bordes de sus labios se curvaron violentamente. —Ni siquiera puedes hacer algo— ¿estás realmente lista para esto?

—¡¿Gwa?!

Bete estaba explotando en una diatriba asesina, causando que la renart comenzara a convulsionar de miedo. Pero ella no se retiró, mirándolo con más intensidad. Bete estaba casi impresionado, pero decidió insultarla.

—¡¡No te pongas tan engreída!!

En lugar de su puño bajando, él pisoteó el talón izquierdo de su Frosvirt en el suelo, desatando un torrente de ruidos explosivos y ondas de choque que enviaron a la chica a volar. Su espalda golpeó contra la pared cerca de la entrada del callejón, donde se desplomó y dejó escapar un gemido de dolor.

Bete no pudo ocultar su sonrisa al verla. No fue por su placer de intimidarla o por una satisfacción sádica de verla adolorida, sino de una risita para darle la bienvenida a “este lado”.

—¡Deja de actuar una orgullosa picara! ¡¡Solo tienes tu poder para ti!

—¡Rg!; La cabeza de la angustiada renart se levantó bruscamente en respuesta a su desprecio.

Ella reunió todo su espíritu mientras miraba a Bete. Metió sus manos temblorosas frente a su pecho como si presentara una ofrenda, y comenzó a cantar.

——Crece.

Bete sonrió amenazadoramente, entrecerrando los ojos.

¿Vas a hacer eso para proteger a algunos monstruos?

¡Entonces, muéstrame tu determinación!

¡Golpéame con tu determinación de resistir a los fuertes!

Cualquier pensamiento sobre la llave y los remanentes de The Evils desapareció de la mente de Bete en ese momento.

El hombre lobo violento enfrentó a la renart como un enemigo, como si reconociera la determinación de un simple debilucho.

No había nada que hablar de la batalla que siguió.

El lobo violento y hambriento golpeó sin piedad a todos los que le mostrarían sus colmillos, hasta que no quedara piel sin rasurar. Cuando la renart intentó aullarle de nuevo, él golpeó con dureza su desprecio y su impotencia en ella.

Mientras se reía de los gritos resonantes de un nuevo debilucho, Bete siguió a la presencia que había huido de la escena.