Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 10

Interludio 1: La Ira del Hada

—¡Lefiya, muévete!

—¡E-está bien!

Mientras el grupo principal de la Familia Loki se enfrentaba con el minotauro negro, Lefiya y los demás se dirigían al extremo sur de la calle Daedalus. Siguiendo las órdenes de Finn, ellos habían hecho una formación de 4 personas para perseguir al vouivre que huía.

—Little Rookie, bastardo. ¡Así que ahora muestras tus verdaderos colores!

—Pensando en ganar dinero en un momento como este … ¿Puedes creer esta mierda?

—…

Los miembros humanos y elfos de la familia expresaron su irritación mientras corrían. Tenían insultos interminables para un aventurero que invitaría al caos innecesario protegiendo a un monstruo.

¿Qué tan codicioso tenía que ser un aventurero para apuntar al objeto caído de alto valor de un monstruo raro en un momento como este? Así es como veían a Bell Cranell. Esa era la única forma en que podían racionalizar sus acciones.

Su ira incandescente tomó la forma de un desdén abierto. Fue una conclusión obvia. Lefiya solo permaneció callada, con los labios fruncidos y la cara ilegible.

¿Qué era ese pensamiento humano?

Lefiya no sentía la misma ira que los demás. Ella estaba perpleja.

No quería reconocerlo, pero en comparación con los demás, había tenido más interacciones con Bell Cranell y, al menos, entendía su naturaleza.

Un deseo egoísta. Una visión nublada por la riqueza. Esas palabras nunca podrían usarse para describirlo.

¿Un aventurero codicioso? Era tan poco característico que en lugar de estallar de ira, era más probable que buscara alguna explicación en los cielos. Si él fuera ese tipo de aventurero, él podría haber superado la vida mucho más fácilmente.

Por eso ella no podía entenderlo.

¿Por qué iría tan lejos para proteger a un monstruo? ¿Incluso si resultó en que él fuera vilipendiado como un aventurero codicioso?

Lefiya estaba tratando de procesar una sensación de shock comparable a Aiz y Tiona cuando lo vio proteger el vouivre. En lugar de criticarlo, ella no estaba segura de cómo responder incluso ahora.

¡¿Por qué tengo que preocuparme por ti …?!

Por eso estaba tan infeliz con él—actuando de una manera que provocaría malentendidos. O tal vez ella realmente estaba sintiendo ira.

—¡Los otros aventureros están…!

La luz del sol poniente brilló en la cara de Lefiya cuando un grupo de aventureros de diferentes familias comenzaron a aparecer en la escena al escuchar el alboroto en la calle Daedalus. Se habían reunido para controlar la situación: si iban a eliminar al monstruo, tenían que actuar ahora. Lefiya y los otros miembros de la Familia Loki se separaron y saltaron al bosque de edificios entrelazados, corriendo en la dirección desde donde se originaban los gritos y las nubes de polvo.

— ¡¿Eep?! ¡Noooooooooooooo!

—¡¿Wow, oigan, aventureros?! ¡Aquí! ¡¡Aquí!!

Los aullidos del avance del monstruo no tenían fin, y sus agudos gemidos resonaron por todas partes. Con los demás, Lefiya se inquietó al presenciar a las prostitutas llorando y a sus hijos trepando para escapar ante ellos.

Su grupo aceleró y salió a una carretera recta.

—¡Ahí está!

Ellos confirmaron la vista del cuerpo titánico del vouivre en la distancia. Y justo antes, la espalda de un chico de pelo blanco mientras perseguía al monstruo.

—¡Vamos a rodearlo! ¡Lefiya, golpea con tu magia desde aquí!

—¡Sí señor!

Las otras tres personas de la formación avanzaron cuando Lefiya levantó a su bastón, Forest Teardrop. Ella podía ver que el vouivre ya había sido herido—los

aventureros que acechaban debieron haberlo golpeado con sus propios ataques. La cola del dragón que colgaba de la parte inferior del cuerpo tenía una jabalina que sobresalía de ella, y de su delgada espalda brotaban flechas.

El monstruo desató un rugido de dolor cuando Lefiya se preparó para conjurar cuando vio algo increíble.

—¡Firebolt!

Fue magia.

El chico había lanzado magia—a los aventureros.

—¡¿—?!

Ella no podía creer lo que veía. El fuego eléctrico crepitó, haciendo volar a los aventureros que intentaban interceptar al monstruo.

—¡¿Qué—?!

—¡¿Arrrrrgh?!

Ninguno de ellos fue capaz de lidiar con eso, porque ninguno de ellos esperaba ser atacado por un compañero aventurero, ni aquí ni ahora. Sus armas se hicieron añicos mientras sus cuerpos sufrieron quemaduras cuando se lanzaron desde el techo derrumbado. Lefiya se quedó sin palabras por su comportamiento excéntrico—algo que superó con creces un simple barbarismo.

La magia de Bell Cranell era una amenaza.

No tenía que preocuparse por conjurar para desatar el hechizo Swift-Strike, que tenía la fuerza de un conjuro corto para igualar. Pero era un Nivel 3. Después de convertirse en un aventurero de segundo rango, tenía magia a la par con un mago de Nivel 2. Su potencia de fuego no era una cosa insignificante. Se disparó a una velocidad que casi nadie podría bloquear—los miembros de la Familia Loki centrados en el monstruo no fueron la excepción. Recibieron un golpe directo cuando estaban a punto de atacar el vouivre, y sus cabezas se estrellaron contra la pared y el suelo al impactar.

—¿Qu—?

¡¿Cuáles son tus intenciones?!

¡¿Qué estás haciendo?!

¡Si haces eso …!

Cuando su mente se nubló, las aprensiones de Lefiya se hicieron realidad.

—¡Little Rookie, pedazo de mierda!

—¿Se te ha zafado un maldito tornillo?

—¡¿Qué tan codicioso puedes ser, rata inmunda?!

—En un momento como este?

Un violento remolino de rabia y abuso surgió entre los aventureros.

Las manos de Lefiya comenzaron a temblar, sintiendo como si el abuso y la calumnia lanzados contra Bell estuvieran dirigidos a ella. Los residentes que habían estado tratando desesperadamente de huir se congelaron en el lugar, atónitos, y los niños comenzaron a gritar ante una creciente urgencia, lo que se sumó al caos de la situación.

Pero a pesar de todo eso, Bell siguió disparando magia.

Estaba alejando a todos del vouivre como para protegerlo mientras perseguía al monstruo desenfrenado.

—¡Ngh!; Aferrando su bastón, Lefiya corrió con todas sus fuerzas.

Tomando el camino más corto a lo largo de la parte superior de los tejados, finalmente corrió lo suficientemente rápido como para alinearse junto a él.

—¡Bell Cranell! ¡¿Qué estás haciendo?!; Gritó ella.

—¡Gh …!

Él la miró una vez, pero ese fue el límite de su respuesta. Su rostro descuadrado no permitió un diálogo mientras aceleraba, tratando de dejarla atras.

—¡¿Me estas ignorando?! Lefiya se enfureció.

—¡Espera! ¡Responde! ¡Mi! ¡Pregunta!; Resopló, gritando sobre el viento que azotaba su cuerpo.

Pero el niño se negó a mirarla a los ojos. Estaba concentrado en el monstruo que escapaba, y había descartado todo excepto eso.

—¿Por qué? ¡¿Por qué…?!; Gruñó Lefiya.

¿Por qué parece que estás sufriendo?

¡Mírame!

¡Explícate!

¡Si no lo haces, no podré entender nada!

Le gritó mentalmente al chico cuya cara estaba claramente en conflicto y angustiado.

¿Qué pasó con tus excusas habituales? Que paso cuando te ponías rojo y decías “¡Lo has entendido todo mal!” ¡Date prisa y di algo! ¡Al igual que cuando pones excusas después de enojarme al involucrarte con mi amada Aiz! Hazlo ahora, y me enojaré un poco, te daré un sermón, te daré una advertencia y luego te perdonaré, ¡como siempre!

¡No hagas una cara lamentable!

¡Esa expresión no te queda para nada!

No podía mantener la lista de todas las cosas que llenaban su corazón. Lefiya ciertamente no quería verlo en este triste estado. No fue decepción o desesperación, sino desagradable.

Como competidora, como rival, como aventurera que aspiraba a la misma aspiración, quería preguntarle sobre sus verdaderas intenciones. En este punto, ella ni siquiera estaba persiguiendo al monstruo.

Lo que estaba persiguiendo Lefiya era a él.

—¡¿Guaaaagh?!

—¡¿—?!

Con los gritos resonando a su alrededor, no tuvo más remedio que renunciar a interrogarlo. Los aventureros seguían colapsando, la sangre fluía libremente de sus heridas, y el vouivre seguía arrasando. Sin la piedra roja en su frente, el dragón se había vuelto completamente indiscriminado, no más calculador que una tormenta ahora.

Sus ojos vacilaron, y Lefiya tuvo que destruir al monstruo.

——Desata el pilar de luz, ramas del árbol sagrado. ¡Tú eres el maestro arquero! Ella comenzó a hacer su conjuro simultaneo, mientras lo perseguía toda velocidad.

Los hombros de Bell temblaron cuando sintió que la energía mágica se acumulaba, y la miró por primera vez. Dudó en disparar un hechizo, posiblemente porque ella era una conocida, y luego comenzó a gritar como si estuviera dividido en dos.

—¡¡Por favor detente!!

¡No seas irrazonable!

Si lo dejo ir, más personas saldrán heridas. En el peor de los casos, los civiles comunes y corrientes serán arrojados como los aventureros ahora. Esto ya pasó el punto como para hacer quejas triviales.

¡Si no lo detengo, eres tú quien enfrentará un futuro trágico!

—¡Suelten sus flechas, arqueras hadas! ¡Perfora, flecha de precisión!; Lefiya terminó su conjuro, empujando su bastón y disparando su hechizo con una cara retorcida.

—¡Arcs Ray!

Un solo disparo de magia se dirigió a su objetivo. Después de su lanzamiento, el ataque no desaparecería hasta que golpeara en el blanco. Esta era una flecha que nunca fallaría.

El rayo de luz brilló con suficiente poder para tumbar a un monstruo a gran escala. Al ver esa luz deslumbrante, el chico se dio la vuelta desesperado.

—¡¿—?!

Saltó al camino de la magia, extendiendo sus brazos, tratando de interceptar el rayo de luz antes de que golpeara el vouivre.

Lefiya miró maravillada mientras él intentaba proteger físicamente al monstruo.

—¡¿A- Alio?!; Él inmediatamente conjuró un hechizo para dispersarlo.

Cuando fue golpeado por la magia esa magia, el Arcs Ray se dispersó justo antes de alcanzarlo.

—¡¿Grrrrrrrrrrrm?!

A pesar de que no fue golpeado directamente por él, Bell fue lanzado cuando explotó directamente frente a él. Con el humo saliendo de su armadura, el chico maltratado se puso de pie y reanudó su persecución del vouivre.

Lefiya se quedó atrás, atónita.

—…¿Por qué?

En medio del camino, las piernas de la elfo dejaron de moverse.

¿Por qué irías tan lejos?

¿Por qué irías tan lejos para proteger a un monstruo?

¿Por qué me siento así por ti cuando estoy haciendo lo correcto y tú estás equivocado?

Ella no podía entenderlo.

—… ¡Espera, Bell Cranell!; Chilló en la parte trasera alejándose de su posición en la calle.

Pero el chico no le hizo caso. Era como si no quisiera perder un segundo en su búsqueda del vouivre. Persistió en hacerse el tonto.

Lefiya apretó ambos puños, ignorando una y otra vez, su cuerpo comenzó a temblar. Sus largas orejas se pusieron rojas hasta sus puntas, y como si no pudiera soportarlo más, cerró los ojos, rugiendo tan fuerte como pudo.

—¡Tu razón! ¡Tu situación! … ¡Explícalo!

El sol se escondió debajo de las murallas de la ciudad. Al anochecer, los gritos de la elfo roja como un tomate resonaron en el cielo nocturno.