Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 10

Capítulo 5: Lamina Mortis

Parte 1

“Hmm… Bueno, ella debería estar bien para irse dentro de unos tres días, diría yo”, les dijo el director Jan Korbel con voz nasal desde la cabecera de Kirin. “La evaluación de Ban’yuuu Tenra es correcta en gran medida. Esencialmente, ha agotado su prana. Aunque es raro que alguien que no sea un Strega o un Dante se consuma tanto”.

“¿Y sus ojos?” Preguntó Ayato.

“Bueno, nuestras pruebas no sacaron nada a relucir, pero será difícil saberlo hasta que despierte”, respondió el director mientras se acariciaba el bigote.

“Ya veo…”

“En cualquier caso, lo que necesita es descansar”, finalizó, saliendo con una ola casual. “Volveré a llamar más tarde”.

Claudia, desde su asiento en la esquina de la habitación, suspiró cansada. “Hmm… En otras palabras, supongo que no tenemos que preocuparnos por sus heridas. Me alegro de oírlo, pero… sin ella, no lo vamos a pasar bien en el combate de mañana. Confío en que todos ustedes entiendan el desafío que esto va a suponer”.

“…”

Ayato, Julis y Saya bajaron la mirada sin responder.

Una pesada atmósfera se extendía sobre los cuatro. Para un observador externo, sin duda se veían tan lejos de un equipo campeón como se podía imaginar.

En una batalla de equipo, la pérdida de un miembro no sólo significaba la pérdida de potencial de lucha de una persona. Sin Kirin, no podrían utilizar un buen número de sus patrones de coordinación, y también recibirían un impacto significativo tanto en su capacidad ofensiva como defensiva.

“Y nos enfrentamos al Lancelot de Gallardworth… Incluso con toda nuestra fuerza, no puedo decir si ganaremos.”

“…Eso no significa que debamos rendirnos sin siquiera intentarlo.” Saya apretó los puños resueltamente. “No cuando Kirin luchó tanto para que llegáramos aquí.”

Ella misma acababa de despertarse y también se había sometido a un examen, pero afortunadamente, simplemente había perdido el conocimiento y estaría bien para participar en el próximo combate. Los otros tres tenían sus propias heridas, pero nada tan grave que tuvieran que retirarse.

“Correcto. Y no voy a renunciar a mi sueño. Estaré allí aunque tenga que luchar sola”,
declaró Julis, con los ojos brillantes.

“…Un equipo no puede competir sin al menos tres miembros”, le recordó Claudia.

“¡Ya lo sé! ¡Sólo estoy señalando mi determinación! De todos modos… No es como si alguien más aquí se fuera a rendir, ¿verdad?”

Los hombros de Claudia temblaban de alegría. “Es cierto que estoy perdida, sin embargo. No importa cómo trate de enfocarlo, simplemente no se me ocurre una estrategia ganadora… Pero supongo que no tenemos muchas opciones”. Se levantó de su silla y se giró hacia Ayato.

Julis y Saya hicieron lo mismo.

Asintió con la cabeza, comprendiendo. “Yo siento lo mismo. No importa lo fuertes que sean, tenemos que ganar. Por el equipo y por nosotros mismos”, declaró con firmeza. “Si todos estamos de acuerdo en eso, supongo que deberíamos volver a nuestros dormitorios y descansar un poco. El combate de mañana es al mediodía, después de todo. Probablemente no seremos capaces de recuperar todo nuestro prana, pero aún así….”

Desde los problemas de ayer con la Emisión nocturna, habían saltado de una batalla a otra. De los cuatro, Julis estaba en peor forma. Siendo una Strega, sus habilidades consumían mucho prana; y además, su Rect Lux había sido dañado en el último combate, con sólo tres de sus unidades remotas todavía en un estado utilizable. Había repuestos, por supuesto, pero los Rect Luxes requerían aún más ajustes que los normales, y había pocas posibilidades de que pudiera prepararlos adecuadamente a tiempo para el combate.

Bajo cualquier otra circunstancia, a Saya también le hubiera gustado pasar la noche ajustando sus propios Luxes, pero esta vez no tendría más remedio que dejar todo a la Sociedad para el Estudio de la Ingeniería Meteorológica. No le gustaba dar sus Luxes a otros, pero cuando se le preguntó, respondió simplemente: “Hay alguien en quien confío allí”.

“En ese caso, llamemos a un coche. Por favor, espera un momento”, dijo Claudia, sacando su dispositivo móvil, cuando Ayato levantó la mano.

“Um, lo siento. Volveré por mi cuenta. Hay alguien a quien quiero ver primero.”

“¿Qué? ¿A esta hora?” Preguntó Julis con dudas.

Saya, sin embargo, tiró de su manga. “Julis, este es el hospital.”

“¡! Claro, tu hermana…” Miró hacia sus pies, avergonzada.

“Bueno, sólo quería pasar a saludar.”

“Saluda también de mi parte, Ayato…. Me gustaría verla a ella también…”, dijo Saya.

Eso era comprensible. Después de todo, conocía a Haruka desde que era una niña.

De hecho, Ayato le había pedido a la directora Korbel que le permitiera visitarla varias veces, pero el área de tratamiento especial sólo era accesible a personas autorizadas, y parecía que a Saya, que no era un miembro directo de la familia, no se le había dado permiso para entrar.

“Podría acompañarte. Y además, no es que no estemos lo suficientemente cerca. Soy como de la familia, ¿no?” Dijo Saya hoscamente.

“…no creo que eso funcione”, interrumpió Julis con frialdad.

“A mí también me gustaría conocer a la hermana de Ayato algún día”, agregó Claudia con una sonrisa divertida. “Estoy segura de que es una persona maravillosa”.

“…En ese caso, deberías poder verla muy pronto, ¿verdad?” Julis, con los brazos cruzados, dijo riendo.

“¿Eh?” Ayato no tenía idea de lo que quería decir.

“Tu deseo es despertarla, ¿verdad? Así que todo lo que tenemos que hacer es ganar un combate más. Entonces todos podremos verla… ¿Verdad?”

Julis parecía algo avergonzada, pero sus palabras tocaron el corazón de Ayato. “Correcto. Sí, exactamente.”

Sólo una coincidencia más.

Todo lo que tenían que hacer era ganar, y él podría hablar con ella de nuevo.

“De vez en cuando puedes ser bastante listo, Julis”, comentó Saya.

“De hecho, estoy conmovida”, agregó Claudia.

“…¿Qué quieres decir, de vez en cuando?”

Mientras miraba a Julis y a Saya mirarse fijamente al otro lado de la habitación, Ayato no pudo evitar soltar una ligera carcajada. “Bueno, entonces, nos vemos mañana.”

“Ah, Ayato. Avísame cuando quieras volver. Arreglaré un coche para que te recoja.”

“Gracias, Claudia”, respondió Ayato, conmovida por su preocupación.

Sin nada más que discutir, acarició suavemente la cabeza de Kirin por última vez antes de salir de la habitación.

***

“Hmm, hmm, hmm, hmm…”

Sylvia tarareó para sí misma mientras caminaba por el pasillo del último piso de la Academia Queenvale para señoritas en el Salón Gemelo.

Era más feliz de lo que se había encontrado en mucho tiempo.

Eso no fue sólo porque el equipo de Ayato, Enfield, se había clasificado para el campeonato, ni simplemente porque todos sus esfuerzos hasta ahora habían dado sus frutos. No, esas cosas eran, por supuesto, maravillosas; pero aún más que eso, ella estaba encantada por el hecho de que ahora no eran vistos como juguetes, sino como peligros, para los FEI.

En Asterisk, las fundaciones empresariales integradas eran prácticamente mundiales, y era casi imposible oponerse a ellas. No podría estar más agradecida a Ayato y a los demás por demostrar que, por muy calculadores que fueran, por mucho que pensaran que podían tratar a sus estudiantes como meras herramientas, era realmente posible contraatacar.

Estaba encantada más allá de las palabras.

“…Y tú también estuviste muy bien, Ayato.”

Su combate en la semifinal había sido feroz, y Ayato había estado en la retaguardia contra Hagun Seikun desde el principio, pero entonces el amor, como dicen, es ciego a las imperfecciones de uno.

Por supuesto, estaba preocupada por las lesiones de Kirin Toudou, pero según el anuncio oficial publicado hace poco, su vida no corría peligro, aunque era poco probable que pudiera competir en el campeonato.

Sería difícil ganar contra el Equipo Lancelot peleando con un miembro menos, pero dada la forma en que Ayato y los demás habían superado todos los obstáculos hasta ahora, Sylvia permaneció esperanzada.

¡Tendré que ir a animarles! Ella pensó al llegar a la oficina de la presidenta ejecutiva de Queenvale, Petra Kivilehto, golpeando silenciosamente a la puerta mientras intentaba hacer que su cara pareciera normal.

“Petra, ¿puedo pasar?”

La puerta se abrió sin hacer ruido. Cuando entró en la habitación.

“Supongo que las felicitaciones están en orden”, dijo Petra.

“…¿De qué estás hablando?”

La voz de la mujer mayor estaba tan fresca y compuesta como siempre, haciendo que sus emociones fueran casi ilegibles. Estaba de pie frente a una amplia ventana con vistas al paisaje nocturno de la ciudad, mirando a Sylvia a través de la visera que cubría sus ojos. “Tu amigo, Ayato Amagiri, y su equipo llegaron al campeonato, después de todo”, continuó.

“Oh, eso”, contestó ella, su compostura decayendo. Puso sus manos en sus caderas, tratando de evitar que su euforia se notara demasiado. “Sí, lo hicieron. Pero no me llamaste aquí sólo para decir eso, ¿verdad?”

Ante esto, Petra se limitó a abrir una ventana de aire en silencio total, lanzándola hacia ella.

“¿Y esto es?”

La ventana de aire mostraba las caras de varios estudiantes de Queenvale.

“Son miembros de Benetnasch…. O quizás sería más exacto decir que eran miembros de Benetnasch.”

La expresión de Claudia se puso rígida de repente. “¿Qué quieres decir?”

“Decidí investigar un poco sobre esa organización, la Alianza de la rama dorada. Les pedí que lo investigaran”.

“…¿Por qué es la primera vez que oigo hablar de ello?”

La Alianza de la rama dorada: una misteriosa organización que parecía tener algo que ver con su antigua profesora, Ursula Svend. No había evidencia directa que probara su existencia, pero según Petra, el nombre había sido recogido por las redes de inteligencia de Queenvale después de que Sylvia intensificara su búsqueda de su amiga desaparecida, o más específicamente, después de que comenzara a buscar en Orga Luxes.

Siendo ese el caso, los dos no podían no estar relacionados.

Aún así, Sylvia no había podido localizar ni a Ursula ni a nadie relacionado con la organización. Y un nombre por sí solo no era suficiente para hacer nada.

Pero parecía que Petra había investigado por su cuenta.

“Sabes que no estoy obligada a informarte de esto, ¿verdad?”

Sylvia casi se entusiasma con la manera brusca de hablar de Petra, pero se obliga a mantener la calma. En cualquier otra circunstancia, habría podido dejar de lado tales comentarios sin preocuparse, pero las cosas eran diferentes cuando se trataba de Ursula.

Petra debería haber entendido eso, lo que significaba que intentaba provocarla intencionadamente.

“…Hmm. Parece que estás lo suficientemente tranquila para hablar de esto con sensatez”, comentó Petra.

“¿Quieres dejar de intentar ponerme a prueba?”

Sylvia no se atrevía a estar enfadada. Ella tampoco estaba obligada a informarle, y aún no le había contado su encuentro con Úrsula o al menos con la persona que había sido Úrsula en el Gran Coliseo. No estaba exactamente segura de por qué era tan reacia a involucrar a la mujer, pero sin duda tenía algo que ver con ese misterioso Orga Lux. Así que, en cierto modo, ambas se guardaban secretos la una a la otra.

Dicho esto, como Petra estaba monitoreando las acciones de Sylvia, al menos hasta cierto punto, era posible que ya supiera algo. En este sentido, Petra tenía una ventaja innegable.

“Este es un asunto peligroso, Sylvie. Todavía no he podido encontrar el paradero de esas chicas”.

“¿Y le diste un trabajo tan peligroso a Benetnasch?”

La organización de inteligencia de Queenvale se especializó en el control y manipulación de la información y no era tan competente como las de las otras escuelas cuando se trataba de combate o artimañas. Cuando algo exigía una investigación realmente peligrosa, era mejor llamar a las propias fuerzas de la fundación de la empresa integrada, como Galaxy había hecho el otro día.

“Por ahora, sólo he estado mirando las cosas yo misma. Si quisiera involucrar a alguien más alto que Benetnasch, necesitaría la autorización de la junta directiva. Pero admito que subestimé a esta Alianza…” A pesar de sus palabras, el tono de Petra se mantuvo fresco y distante. “Sin embargo, he podido aprender una cosa. Parece que alguien llamado Lamina Mortis, la Hoja de la Muerte, está involucrado en esta Alianza de la rama dorada en cierta forma.”

“…¿Lamina Mortis?”

“Solía ser un concursante habitual en el Eclipse.”

“¡ !” Los ojos de Sylvia se abrieron de par en par, sorprendida, antes de entrecerrarse ante la sospecha. “¿Qué es esto? ¿Ahora estás dispuesta a hablarme del Eclipse?”

Sylvia y Petra o técnicamente, la fundación empresarial integrada W&W tenían una relación contractual. El objetivo de Sylvia era, por supuesto, localizar a Ursula, y aunque W&W supervisaría cualquier acción que emprendiera con ese fin, no interferirían ni cooperarían. A cambio, trabajó para Queenvale como cantante, promocionando la escuela y produciendo ingresos considerables para ella.

Sylvia llevaba mucho tiempo suponiendo que los FEI sabían mucho más sobre el Eclipse de lo que decían, pero no había forma de que Petra se lo hubiera dicho. Al menos, así han sido las cosas hasta ahora.

“Decidí que sería mejor para ti saber esto. para que entiendas lo peligroso que es lo que estás haciendo”.

“…” Sylvia tenía sus dudas sobre si esa era la verdadera razón, pero decidió escuchar en silencio.

“Puede que lo hayas malinterpretado, pero lo que W&W sabe sobre el Eclipse es sólo una pequeña parte de la ecuación. Danilo Bertoni fue quien lo organizó, y lo hizo de una manera que, en principio, no habría una relación directa que condujera a las fundaciones. Porque no importa cómo se mire, ese evento fue claramente exagerado. Se reflejaría mal en alguien que estuviera atado a él”.

“¿En principio…? Entonces, ¿hubo algún tipo de conexión?”

“Parece que algunas personas fueron allí como espectadores.”

Sylvia no estaba particularmente sorprendida por esta revelación.

“En la medida en que las fundaciones estaban dispuestas a tolerar su existencia, el Eclipse tenía cierto valor de utilidad”, continuó Petra. “Tenía un número de entusiastas apasionados. De todos modos, después de la muerte de Danilo, y de que el Eclipse fuera expuesto por la guardia de la ciudad, las fundaciones cerraron la investigación para evitar que esas conexiones salieran a la luz. Danilo trabajaba para Solnage, después de todo, y no querían ser empañados por sus acciones. Pero más que eso, parece que ha habido algún secreto que todas las fundaciones, hasta cierto punto, querían evitar…”

“Es suficiente.” Sylvia no quería oír nada más. Ya se sentía un poco manchada. “¿Qué tiene que ver eso con esta Lamina Mortis?”

“Me temo que ni siquiera nosotros sabemos los detalles. En principio, como en la Festa, los concursantes del Eclipse tenían que ser estudiantes de una de las escuelas, pero parece que hubo casos en los que compitieron contra otros combatientes seleccionados por los organizadores. Lamina Mortis parece haber sido una de ellas”.

“…¿Era fuerte?”

“Tan fuerte como su nombre sugiere.”

Lamina Mortis fue suficiente para ponerse los pelos de punta.

Sylvia había tratado de investigar el Eclipse ella misma, pero todo lo que había aprendido era que el patrocinio estaba restringido a un número selecto de individuos muy perspicaces, mientras que la participación estaba limitada sólo a aquellos con un nivel correspondiente de destreza.

“Una batalla contra Lamina Mortis fue más una ejecución que otra cosa. Parece que su crueldad y salvajismo lo hicieron particularmente popular entre los patrocinadores del Eclipse. Aunque, él no hacía una aparición particularmente frecuente.”

Sylvia no pudo responder. Sonaba como el tipo de evento más bajo imaginable.

“Como dije, la participación no se limitaba a los estudiantes. Este Lamina Mortis parece haber sido un hombre algo mayor. Siempre se cubría la cara con una máscara, así que nadie parece conocer su verdadera identidad. Basado en su habilidad, sin embargo, debe ser un conocido luchador de algún tipo”.

“…¿una máscara?” Sylvia repitió con dudas.

Tal vez las cosas habían sido diferentes en el pasado lejano, pero en esta época, Sylvia no podía evitar preguntarse si realmente era posible ocultar la identidad de uno de esa manera. Ella misma salía a menudo disfrazada y comprendía que la clave para permanecer oculta era no llamar la atención sobre sí misma, ocultar su presencia y mezclarse con la multitud. Con un poco de esfuerzo, eso no fue particularmente difícil.

Eso suponía, sin embargo, que uno de ellos no era ya el centro de atención de la gente. Si los clientes del Eclipse fuesen tan perspicaces como dijo Petra, cualquier intento de disfrazarse sin duda solo fomentaría una mayor intriga. Y si este Lamina Mortis fuera realmente famoso, entonces una máscara no sería capaz de ocultar su complexión o su altura, ni tampoco su estilo de lucha individual.

“De todos modos, este es mi segundo consejo. La oscuridad que intentas penetrar es mucho más profunda de lo que crees”. Por una vez, había un inusual matiz de emoción en su voz.

Según los términos de su contrato, Petra no pudo intentar detener a Sylvia. Ella lo entendió lo suficiente. Tampoco podría convencerla de que renunciara a su búsqueda. Pero tal vez podría ayudarla a entender en lo que se estaba metiendo.

Si lo que ella dijo era cierto, tanto esa misterioso Orga Lux como este Lamina Mortis estuvieron involucrados en lo que le había pasado a Ursula de alguna manera.

La Alianza de la rama dorada….

Sylvia miró a un lado, mirando a través de la ventana hacia el paisaje de la ciudad, mientras un escalofrío corría por su columna vertebral.