Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 10

Capítulo 4: Clarividencia

Parte 2

En la sala del consejo estudiantil del Instituto Le Wolfe Black….

“¡Tch! ¡Así que Seidoukan se recuperó…!” Dirk Eberwein prácticamente escupió las palabras mientras se sentaba en su escritorio. Golpeó el botón con la mano para cerrar la ventanilla de aire desde la que había estado viendo el combate.

Ni Le Wolfe ni el propio Dirk habían prestado mucha atención a los Gryps de este año. Habían contratado a un equipo de mercenarios para que luchara en nombre de la escuela, pero se trataba más bien de una medida que salvaba la cara que de otra cosa, y había cumplido más o menos su propósito para el momento en que había hecho su primera entrada.

En cuanto a si Jie Long o Seidoukan llegaron al campeonato, o quién terminaría ganando ese combate, Dirk no estaba particularmente interesado.

Lo que le molestaba era que fuera el equipo de Ayato el que ganara.

Ayato Amagiri, hermano menor de Haruka Amagiri y portador del Ser Veresta.

Dirk sólo lo había visto en persona una vez (aunque, estrictamente hablando, también se habían visto en ceremonias y similares), pero eso era suficiente para saber que él sería un problema. Para Dirk, que veía a otros como poco más que piezas de ajedrez, Ayato era el peor tipo de problema imaginable. La mayor parte del tiempo era fácilmente manipulable, pero siempre conseguía voltear la tabla en el momento más inoportuno.

“Me gustaría eliminarlo por completo, y sin embargo…”

Su móvil había empezado a sonar. Lo puso en modo de sólo voz antes de abrir una ventana de aire en blanco.

“…El demonio y el falso dios se mueven”, informó una voz sombría.

“Hmm, justo como lo había pensado.” Dirk frunció el ceño. Dada la situación, este no fue un acontecimiento inesperado.

“¿Qué quieres que haga?”

“Sigan monitoreándolos. Pero mantén la distancia. Lo sabrán si te acercas demasiado”.

“Entendido”.

Con eso, la ventana de aire se cerró.

El operativo no era uno de los Gatos de Le Wolfe, sino uno de los propios agentes de Dirk. Si él involucraba a Grimalkin, la información se filtraría inevitablemente al FEI de la escuela, Solnage. Tenía que ser selectivo con los que asignaba a cada tarea.

Más aún cuando la tarea en cuestión se refería a la Alianza de la rama dorada.

“¿Qué demonios estás pensando, Madiath Mesa…? Si vas a intentar algo, no voy a quedarme aquí sentado sin hacer nada”, murmuró antes de abrir cinco pequeñas ventanas de aire.

A su vez, él miró las caras de cada uno de los miembros del equipo Lancelot de Saint Gallardworth Academy. Había una cantidad sorprendentemente detallada de información sobre cada uno de ellos.

Hizo que los Ojos Dorados hicieran un reconocimiento unos días antes. No había nada inusual en la recopilación de información sobre los posibles oponentes durante la Festa, por lo que no habría llamado la atención usar a Grimalkin para tal tarea. No es que tuviera la intención de usar esa información de la manera que cualquiera podría haber esperado.

Ya lo había mirado varias veces, y no había muchas novedades. Dada la cantidad de detalles que ya habían reunido, probablemente no quedaba mucho más por desenterrar. Tampoco era probable que hubiera algo particularmente útil que pudiera utilizar a su favor.

Eso fue, dejando a uno de ellos a un lado.

Dirk cerró las ventanas de aire restantes una por una.

Ernest Fairclough, Laetitia Blanchard, Lionel Karsch, Kevin Holst….hasta que finalmente sólo quedó uno abierto frente a él.

“Percival Gardner…”

Dirk sólo había estado interesado en este, el usuario del Santo Grial y la integrante más nueva del Equipo Lancelot. Dado que ella era una recién llegada, él esperaba que hubiera algo que desenterrar sobre ella, y sin embargo….

Mirando su historia personal, no pudo contener su sorpresa.

Fue mucho más allá de lo que incluso él esperaba.

Mientras miraba la cara en esa ventana de aire, una corriente de recuerdos desagradables pareció volver a la vida. Su dedo casi intentó cerrar la ventanilla de aire por puro reflejo, pero mantuvo su mano, chasqueando su lengua con desagrado.

“No me gusta… pero esto mejorará mi mano.”

Ya tenía al comodín, Orphelia Landlufen, pero eso solo no sería suficiente para ganar.

Si ibas a jugar contra Madiath Mesa, necesitabas todas las ventajas que pudieras conseguir.

Justo en ese momento

“Sr. Presidente, ¿quiere un poco de café?” preguntó una cara tonta en una ventana recién abierta.

“Argh…” Se encontró tan molesto que ni siquiera se atrevió a gritarle, simplemente abriendo la puerta de su oficina con una mirada molesta. “Entra aquí”.

“Hee-hee, Priscilla hizo unas galletas. Se ven deliciosas, ¿no crees?”

“Ah…” Dirk puso la cabeza en sus manos, tratando de encontrar una forma sencilla de decir sus instrucciones. “Hey, Korona. Tengo un trabajo para ti.”

“¿Eh?”

“Ven conmigo a la final de Gryps mañana.”

“¿¡Eh!? ¿¡En serio!?” exclamó ella, aplaudiendo con regocijo.

No hace falta decir que las entradas para el combate del campeonato de una Festa eran, con diferencia, las más solicitadas. Siendo su secretaria privada, se le permitió, por supuesto, reunirse con él en su cabina privada… o eso es lo que uno hubiera esperado. Aunque no tuvo muchas opciones en las ceremonias de apertura y clausura, casi nunca asistió a los combates, por lo que ésta sería la primera vez que asistiera.

“¡Sí! ¡Gracias, Sr. Presidente! Siempre he querido ver una Festa de primera mano”, gritó encantada.

Dirk dio un suspiro de cansancio antes de continuar suavemente: “Entrega esto, antes de que empiece. Ese es el trabajo.” Sacó una tarjeta del cajón de su escritorio, garabateando algo en el frente antes de lanzarla hacia ella.

“¿Eh? ¿Entregarlo a quién?”

“¿Tengo que responder a eso? El Equipo Lancelot de Gallardworth.”

“¿Oh…?” Korona inclinó la cabeza hacia un lado, su expresión perpleja. “Entiendo…. Sólo estoy un poco sorprendida. ¿Los conoce, Sr. Presidente?”

“Cállate. Eso no es asunto tuyo”. Dirk la miró con ira.

Korona retrocedió ante las palabras.

“Sólo voy a decir esto una vez, así que escucha. No vayas con ese estúpido uniforme. Y no se lo des directamente. Déjalo en su oficina”.

Cada una de las seis escuelas de Asterisk mantuvo una oficina especial en el Domo Sirius durante el curso de la Festa, cuyo trabajo era recibir regalos y correo de los fans en nombre de sus concursantes.

“Pero en ese caso, ¿no tardará en llegar a ellos…?”

“Eso no es asunto tuyo. No te preocupes por eso. Sólo diles que es del instituto”.

“¿El instituto?” Repitió Korona. Claramente, ella no tenía idea de lo que él estaba hablando, pero, por supuesto, no había necesidad de que ella lo supiera en primer lugar.

Dirk hizo un gesto con la mano para señalar el final de la conversación, echándola de la habitación.

“…Maldita sea, ¿quién iba a pensar que llegaríamos a esto?” murmuró con un enfadado
chasquido de su lengua.