Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 10

Capítulo 4: Clarividencia

Parte 1

“¿Ganamos…?” Julis murmuró, cayendo de rodillas en incredulidad.

Cuando se desactivó el gel protector que rodeaba el escenario, un rugido ensordecedor de vítores descendió sobre Ayato y las demás, seguido de las voces apasionadas del locutor y comentarista.

“¡Eso es todo! ¡Qué conclusión! ¡El ganador es el equipo Enfield de la Academia Seidoukan!”

“Esta es ciertamente una victoria inesperada. Para ser totalmente honesta, debería haber una diferencia significativa en habilidad entre la concursante Toudou y el concursante Wu, y sin embargo…”

“…Hermano Mayor…” Hufeng, de pie frente al Ayato, parecía no poder creer lo que acababa de ocurrir.

“…”

Aún así, a juzgar por su expresión, fue Xiaohui el más sorprendido de todos.

“Yo…. yo perdí… ya veo…”

Viéndole murmurar esas breves palabras para sí mismo, Ayato sintió que había visto a Xiaohui exhibir algo parecido a una emoción honesta por primera vez. Era un cambio escaso y fragmentario, pero había algo inconfundiblemente diferente en él ahora en comparación con cuando había entrado en escena por primera vez.

En ese momento, Kirin se tambaleó débilmente y perdió el equilibrio.

“¡Kirin!” Ayato se apresuró a alcanzarla justo antes de que cayera al suelo.

Parecía estar completamente agotada de energía, pero aún así, le dio una sonrisa valiente. “Gracias, Ayato… ¿Nosotros…? ¿Ganamos?”

“¡Gracias a ti!” Ayato sonrió. “¡Estuviste increíble, Kirin!”

Pero luego se dio cuenta de que algo andaba mal.

Sus ojos estaban desenfocados, su voz terriblemente débil.

“Ya veo… Gracias… a Dios… Pero aún así… ¿Por qué es todo tan… brillante?”

“¡Kirin! ¡Kirin!”

Justo cuando perdió la conciencia.

“Oh-ho, no te preocupes.”

La voz no era lo suficientemente fuerte como para enterrar el rugido de la multitud. Al contrario, era suave e infantil, con un anillo ligero y suave.

Ayato se giró hacia él reflexivamente, para ver un vacío en el centro del escenario, como si el propio aire se hubiese abierto. De ahí surgió la figura de una niña.

“¡Xinglou…!”

“…¿Huh? ¿Eh? ¿Qué es lo que quieres? ¿Qu-qué es esto? ¡Una niña ha aparecido en medio del escenario…!”

“Oh…. Es Ban’yuuu Tenra…” Comparada con la voz nerviosa de Mico, Hiiragi’s era una extraña mezcla de resignación y curiosidad.

“¿¡El Ban’yuuu Tenra!? Ahora que lo mencionas, esa chica se parece a la número uno de Jie Long, Xinglou Fan. ¿Por qué en la tierra podría alguien normalmente tan aislada entrar en escena ahora…? No, no, antes de eso, ¿cómo entró en el escenario…?” exclamó Mico, saliendo con una pregunta tras otra.

También entre los espectadores empezaba a surgir una conmoción.

Xinglou, sin embargo, no les prestó atención.

“Ella ha visto la vena de la vida”, explicó la muchacha Xinglou con una pizca de admiración mientras miraba la cara inmóvil de Kirin. “La imagen se habrá quemado en sus ojos. Debería volver a la normalidad en dos o tres días”.

“¿La vena de la vida…?” Repitió Ayato.

“La clarividencia – la habilidad de leer las intenciones de uno, sólo discernible a través de su prana. Sin duda leyó todos los movimientos de Xiaohui”, explicó Xinglou.

Ayato no entendió. “¿Quieres decir….como la precognición de Pan-Dora?”

“No.” Xinglou agitó la cabeza. “Que Orga Lux revela el futuro del mundo. Eso es lo que lo convierte en un arma tan poderosa para recopilar información. No, lo que ella vio no es el futuro del mundo, sino las intenciones de uno. Podrías pensar que es más como leer la mente.”

“¿Así que ella sabía lo que él iba a hacer porque era lo que él quería?”

“Exactamente. Ella sabía cómo quería actuar”, dijo Xinglou asintiendo con la cabeza, con los labios fruncidos. “Es un formidable talento natural. Pensar que puede hacer esto sin la formación adecuada… Para ser honesta, ni siquiera yo sospechaba que llegaría tan lejos. Si alguien como yo entrara imprudentemente en contacto con alguien como ella, desbordante de talento pulido a través de sus propios esfuerzos, podría terminar rompiéndola. Tenía la intención de dejarla sola hasta que estuviera completamente desarrollada, pero ahora que está aquí, no puedo resistirme a tomar un regalo tan fragante…”.

“…creo que puedo decir en su nombre que no está interesada.” Ayato apretó con más fuerza a Kirin, entrecerrando los ojos hacia la niña.

“No soy tan tonta como para arrancar una flor en ciernes antes de que florezca.”

“…más importante, ¿va a estar bien?”

Kirin no se había movido ni un centímetro desde que perdió el conocimiento. Su respiración parecía estar bajo control, pero su complexión no era buena, y parecía completamente agotada.

“Incluso con el entrenamiento, investigar el flujo de la vida requiere un gran esfuerzo. Esto es lo que pasa cuando te pasas, como ella. Piensa en ello como si agotaras tu prana. Su vida no está en peligro, pero no es menos grave que una lesión física. Deberías llevarla a algún lugar para que se recupere”.

“…Lo tengo. Gracias, Xinglou.”

En ese caso, sería mejor esperar a que el personal de primeros auxilios se acerque a ellos en lugar de tratar de trasladarla él mismo.

Saya, al parecer, también había perdido el conocimiento y estaba siendo atendida por Claudia.

“…Maestra…”

Los cinco miembros del Equipo Dragón Amarillo se habían reunido detrás de Xinglou y estaban arrodillados reverentemente.

“Siento mucho esta derrota”, dijo Xiaohui como representante del equipo, con la cabeza inclinada.

“Oh-ho, no recuerdo haberte ordenado que ganaras. Lo que quería a cambio de enseñarte era que me satisficieras. Lo sabías.”

“Aun así…”, empezó Xiaohui, con la voz y la cara rígida.

Xinglou le miró con una sonrisa alegre. “¡Oh-ho! ¡Escucha, Xiaohui! Era la primera vez que veía esa expresión en ti. Sí, no era la victoria lo que yo quería…. Pero eso es diferente de no buscar la victoria”. Con eso, entrecerró los ojos, con un frío fresco entrando en su voz. “Tienes una mente brillante, Xiaohui. Ya sea que se trate de artes marciales o seisenjutsu, absorbes cualquier cosa que se te presente. Eres fiel a mis enseñanzas y nunca te has opuesto a mí.

Sí, eres un discípulo realmente excelente. Pero desafortunadamente, no me interesan las marionetas”.

“…”

Xiaohui escuchó en silencio, su mirada dirigida al suelo.

“Sus técnicas son mías, reproducidas fielmente, sí, pero no desarrolladas, no hechas propias. Supongo que ya está claro que no estás interesado en ir más allá de ese punto. Sólo intentas satisfacerme, sólo intentas satisfacer mis expectativas. No lo haces por ti mismo. No hay satisfacción en entrenar con alguien así, alguien que no puede ser transformado en algo más grande”.

“Maestra…” Ahora Xiaohui se movió, inclinando la cabeza para mirar a Xinglou.

Su rostro era como el de un niño viendo a su madre irse.

“¿Entiendes por qué me gusta tu té? Porque eso es lo único que has dominado por ti mismo, que has estudiado por ti mismo, que has cultivado por ti mismo”.

Ante estas palabras, los ojos de Xiaohui se abrieron de par en par.

“Sin embargo, la derrota es humillante. Eso es lo mejor. Ahora tienes una razón para querer liberarte de lo que te ata”.

“¡Pero, Maestra! Yo—”

“Aprecio tu lealtad, pero deberías ser una persona, no una muñeca”, interrumpió Xinglou con un suave movimiento de su cabeza. “Si no lo haces, nunca me satisfarás.”

“…Sí, maestra.”

“Mm-hm.” Xinglou asintió antes de volver a mirar a Ayato. “Ahora debo expresar mi gratitud a esa chica, Kirin Toudou. Ella tiene mi agradecimiento por superar a este de aquí. Luchó espléndidamente.”

“…se lo haré saber cuando se despierte.”

“Bien. De hecho, si alguien iba a derrotarlo, asumí que serías tú. Tal vez necesite esperar un poco más”. Dijo Xinglou con una sugerente sonrisa, dándole palmaditas en el hombro.

“¿Eh?”

“Estoy deseando que llegue el campeonato. Haz que sea interesante”. Con eso, soltó una risa seca, y luego se llevó al Equipo Dragón Amarillo.

Ayato dio un suspiro de alivio cuando, en su lugar, el equipo de primeros auxilios subió al escenario.

***

En la oficina del presidente del consejo estudiantil de la Academia Santa Gallardworth.

“… Así que el equipo Enfield salió vencedor. Impresionante, realmente impresionante”, comenzó Ernest Fairclough mientras veía el comentario posterior al combate en la ventanilla de aire. “Supongo que deberíamos llamar a esto el despertar de la Srta. Toudou. Aunque, debo admitirlo, fue un poco inesperado… Bueno, entonces, ¿qué dicen todos ustedes?” Se giró para mirar a los otros cuatro miembros del Equipo Lancelot, todos reunidos en la sala.

“¡Heh-heh! Es como dije, ¿verdad? ¡Te dije que llegarían a las finales!” Laetitia declaró mientras se cepillaba el pelo hacia atrás con una florecilla.

Sin duda, estaba encantada de haber tenido la oportunidad de enfrentarse a su rival, Claudia. Claramente estaba tratando de actuar tranquila y serena, pero no podía ocultar el débil rubor que se le había subido a las mejillas.

“Deberíamos acoger con satisfacción este resultado. Debería funcionar a nuestro favor. Para ser honesto, estoy contento de no tener que enfrentarnos a Hagun Seikun nosotros mismos”, dijo Lionel en voz baja mientras se acariciaba la barbilla.

Lionel, el lancer más hábil de Gallardworth, se había ganado el título de Rhongomiant, y sin embargo, parecía que ni siquiera él quería luchar contra Xiaohui Wu directamente.

Ernest mismo no podía negar que el poder y las habilidades de Xiaohui eran, en una palabra, excepcionales.

Incluso con la fuerza única de su Orga Lux, los Lei-Glems, Ernest no pudo evitar preguntarse si incluso él mismo sería capaz de derrotarlo.

“Desafortunadamente, probablemente no serán capaces de formar un equipo completo, no en ese estado. Esa chica, en particular-Kirin Toudou, ¿verdad? No tenía buen aspecto. Si yo fuera ella, estaría más preocupado por hacer una recuperación completa.” Kevin, recostado en el sofá con las manos detrás de la cabeza, parecía estar legítimamente preocupado por su bienestar. Mientras no estuviera en el campo de batalla, siempre se pondría del lado de una dama.

“…Dado su estado, dudo que pueda participar en la final”, contestó Percival, su rostro ilegible.

Mientras los otros tres miembros estaban sentados en el sofá, ella sola se quedó apoyada contra la pared en casi silencio.

“Hmm…. Probablemente tengas razón en eso.” Ernest asintió.

“Parece ser un poco diferente, pero sospecho que ella tiene el mismo ojo para los detalles que yo. Sin embargo, parece que se ha excedido, así que probablemente no podrá volver a usarlo por un tiempo. Sin mencionar sus otras heridas serias.”

Percival tenía un sentido inusualmente agudo de la observación, que le permitía ver a través de las verdaderas naturalezas de aquellos con los que se encontraba, y que hacía casi imposible que se le escapara una mentira.

En opinión de Ernesto, fue por esos ojos que se concentraron en la verdad, y por el interminable sentido de culpa que eso implicaba, que ella había sido escogida para empuñar el Santo Grial. El Santo Grial era aún más selectivo que su propio Orga Lux, y al igual que la espada rúnica, no podía ser engañado.

“Lo que significa que serán cuatro contra cinco, supongo. No se puede negar nuestra ventaja. Todos estarán agotados desde su último combate, mientras que nosotros hemos llegado a la final por defecto. Sin mencionar, nuestro mejor entrenamiento.”

“…Espera un minuto, Lionel,” respondió Laetitia. “Por muy cierto que eso pueda ser, será mejor que no bajes la guardia”.

“Simplemente estoy declarando un hecho objetivo.” Lionel frunció el ceño, más decepcionado que cualquier otra cosa. “No quiero que se burlen de ellos, ni tampoco que se lo pongan fácil.”

Lionel siempre trató de evaluar las cosas justamente. Eso a menudo lo ponía en desacuerdo con Kevin y también lo llevaba a pelear con Laetitia, que tendía a expresarse de manera más directa.

“Bien, ninguno de nosotros trataría así a un oponente, Letty.” Kevin habló a la ligera, como si fuera una broma, pero sus ojos estaban serios.

Nunca trataron a sus oponentes con desdén, nunca se acobardaron ante las ilusiones, siempre luchando con todas sus fuerzas para abrir el camino a la victoria, así fue como el Equipo Lancelot hizo las cosas. Justicia y orden, verdad y honestidad, esos eran los símbolos de la Academia Santa Gallardworth.

Y sin embargo-

“Soy consciente de ello. Soy parte de este equipo, ¿sabes? Es sólo que…”

Al alejarse de Laetitia por un momento, Ernest miró hacia atrás, hacia la ventana de aire, mostrando una vez más a Ayato en medio del escenario.

Ayato Amagiri…. Es realmente magnífico. Estoy deseando que–

Pero se detuvo allí, moviendo la cabeza con una amarga sonrisa.

No lo hagas. No termines ese pensamiento.

Se puso en pie, soltando un breve suspiro mientras intentaba sofocar el dolor que se estaba formando en su pecho. “Ahora bien…. Voy a salir por un rato. Te lo dejaré todo a ti.”

“¿Eh? ¡Espera un minuto, Ernest!” Laetitia lo llamó. “¿Qué quieres decir con que vas a salir? ¡Tenemos que planear el combate!”

Ernest, sin embargo, simplemente le dio una sonrisa suave antes de salir de la habitación sin decir palabra.