Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 10

Capítulo 2: La Semifinal

Parte 2

«¡Que empiece el espectáculo!» Cecily no perdió el tiempo antes de sacar un hechizo. «¡Jí jí rú lìng, chì!» gritó, haciendo un símbolo con sus dos primeros dedos extendidos.

Un tremendo rugido envolvió el escenario, con incontables rayos cayendo como gotas de lluvia en un vendaval.

El mundo estaba teñido de blanco por los destellos, el aire lleno del olor de algo ardiendo.

«Veo que es otra presentación elegante…», murmuró Ayato mientras esquivaba el relámpago que se le acercaba y corría por el escenario hacia la silueta en la parte trasera de la formación del equipo contrario, Xiaohui Wu.

El particular seisenjutsu de Cecily ciertamente estuvo a la altura de su nombre: La Flor de los Mil Rayos, Raigeki Senka. Esa última técnica, sin embargo, cubría una amplia área, y su objetivo, al parecer, no era preciso.

«¡No lo creo!» Gritó Hufeng, saltando por el aire sin preocuparse por los rayos que caían a su alrededor.

¿Cómo puede ser tan rápida?

Ayato golpeó al Ser Veresta delante de él. Había cronometrado su contramovimiento perfectamente, completamente a tiempo con los movimientos de Hufeng.

Y sin embargo, antes de que pudiera hacer contacto, Hufeng rebotó por el aire como si estuviera pateando un muro invisible, dando vueltas alrededor de la retaguardia de Ayato.

¡El Tongtianzu…!

Ayato también podría haber tenido un Orga Lux, pero eso no significaba que pudiera responder a su oponente inmediatamente. Y para empeorar las cosas, Hufeng era probablemente la luchadora más rápida de todo Asterisk.

«¡Ayato!» Gritó Kirin, poniéndose entre los dos con la espada desenvainada.

«Agh-!»

«…Boom.»

Al mismo tiempo, varias ráfagas del lanzacohetes Waldenholt Mark II de Saya se dispararon a través del escenario, haciendo un arco en el aire mientras descendían sobre su objetivo.

Hufeng finalmente cedió, chasqueando su lengua enfadada mientras retrocedía.

«¡Kirin, ahora…!»

«¡Sí!»

Su primera tarea fue romper la formación del equipo contrario.

En el centro del tumulto estaba Xiaohui, esperando pacientemente, al parecer, a que los dos se comprometiesen.

Ayato y Kirin intercambiaron una breve mirada antes de descender sobre su objetivo desde ambos lados.

Xiaohui no era el tipo de oponente que mantenía un movimiento oculto en la reserva, y puede que no tuvieran otra oportunidad de acercarse a él simultáneamente.

Sin embargo-

«¿Qué…?»

«¡Argh…!»

Xiaohui usó su bastón para repeler toda la fuerza de ambos ataques, sin, al parecer, ni siquiera sudar.

No era tanto que había detenido ambos ataques prácticamente en el mismo momento, pero el hecho de que había detenido al Ser Veresta con nada más que un simple bastón sacudió a Ayato hasta la médula.

«¡Imposible! ¡Sólo otro Orga Lux debería ser capaz de hacer eso…!» Exclamó Kirin, sus ojos muy abiertos, sorprendida.

Sólo entonces se dieron cuenta de que el bastón de Xiaohui, o mejor dicho, algo que se enrollaba alrededor de su bastón, parecía arder con un extraño resplandor. Desapareció después de un breve momento, pero esos pocos segundos fueron suficientes para que Ayato entendiera lo que había pasado.

«Un hechizo de encanto…»

«… De hecho. Un encanto para capturar tus ataques y liberarlos así».

Por lo que Ayato sabía, era la primera vez que Xiaohui le decía algo a alguno de sus oponentes.

Pero no tuvo tiempo de pensar en eso, ya que el contraataque de Xiaohui pronto apareció a ambos lados.

«¡Cuidado…!»

Ayato y Kirin saltaron del camino, y en ese instante, el suelo sobre el que habían estado parados se derrumbó con una tremenda explosión. El poder del ataque fue nada menos que increíble.

«Estos amuletos han sido colocados en mi bastón muchas veces. No importa cuántas veces lo intentes, tu Ser Veresta nunca cortará.»

«Ya veo…»

En otras palabras, el hechizo había absorbido la fuerza de su ataque conjunto y se la había devuelto.

En ese caso, el Ser Veresta debería ser capaz de cortar a través de ese contraataque.

Ayato todavía no podía decir que había dominado el Orga Lux, pero debería ser capaz de soportar eso.

¿Cuántos encantos le ha puesto?

Cuando había luchado contra los gemelos Li durante el Phoenix, habían tenido un suministro aparentemente ilimitado de hechizos a su disposición. Xiaohui no estaría peor equipado que ellos.

«Ahora entonces…» Xiaohui levantó su bastón para enfrentarse a Ayato. «Es hora de que sacie la sed de mi maestra. Prepárate.»

¿Maestra? ¿Se refiere a Xinglou…?

Parecía haber algún tipo de significado oculto detrás de esas palabras, pero ahora no era el momento de pensar en ellas.

Al instante siguiente, el bastón de Xiaohui apareció ante sus ojos. Ayato logró esquivarlo en el último momento posible, aprovechando Kirin esa oportunidad para dar la vuelta y atacar a su oponente por la derecha. Pero Xiaohui repelió su ataque con su bastón sin siquiera mirarla. Kirin intentó ponerse en pie para usar su técnica de Grulla Conjunta, pero con un ligero movimiento de sus labios, Xiaohui puso el suelo bajo su derrumbe, y perdió el equilibrio. «¿Qué…?»

Parecía que sus encantos eran de hecho alguna forma de seisenjutsu.

Kirin solo había estado distraída durante un breve momento, pero Xiaohui había aprovechado esa apertura para atacar con una poderosa patada.

«¡A-argh…!»

Se protegió con el Senbakiri, pero el golpe fue suficiente para que se lanzara por el escenario. Xiaohui, por otro lado, usó su bastón para rebotar del suelo y girar por el aire, esquivando el corte ascendente de Ayato y contrarrestando hacia abajo con toda la fuerza de un huracán.

Ayato se vio obligado a dar un paso atrás.

Sin embargo, antes de que el bastón pudiera llegar al suelo, su trayectoria cambió rápidamente. Ayato trató de corregir su postura, levantando la Ser Veresta a sus ojos para hacer frente al ataque, cuando-

«¡Oops…!»

Xiaohui golpeó, recibiendo una ráfaga de puñetazos consecutivos justo en el centro de su abdomen.

“¡ !”

Ayato había intentado enfocar su prana para resistirlo, pero el ataque fue tan abrumador que lo atravesó. Se le había expulsado tanto aire de los pulmones que ni siquiera podía soltar un gemido, pero, a pesar del dolor, se las arregló para obligarse a alejarse de su oponente y ponerse de pie.

«¡Urghk…. Hghn…!»

Luchó para tener la respiración bajo control. Fue Kirin quien le había dado la oportunidad de hacerlo, estando preparado en la retaguardia de Xiaohui e impidiéndole seguir adelante con otro ataque. Pero incluso así.

«Creo que estamos en problemas.»

Las habilidades de Xiaohui fueron mucho más allá de sus expectativas.

Los superó a ambos: en fuerza, técnica, velocidad, todo. Tanto en ataque como en defensa, sus movimientos eclipsaron totalmente a los suyos.

«¿¡Qué tenemos aquí!? ¡El concursante Wu está dominando al antiguo y actual número uno de Seidoukan solo!»

«Hmm. Es fuerte, eso seguro.»

Mientras las voces de Mico y Shizuna llenaban la arena, Xiaohui preparó en silencio su bastón.

Ayato se limpió una mancha de sangre de sus labios antes de mostrar una sonrisa forzada a su oponente mientras levantaba la Ser Veresta ante él.

En ese caso, sólo quedaba una cosa por hacer.