Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 10

Capítulo 2: La Semifinal

Parte 1

“¡A-ah, lo siento mucho! ¡Necesito ir al baño…!” Kirin, que había estado actuando sin descanso durante un tiempo, les hizo una reverencia cortés y salió corriendo de la sala de preparación.

Acababan de terminar su reunión de estrategia y estaban a punto de entrar en la arena.

“…”

Después de un breve momento, Ayato también se puso en pie, enfrentándose rápidamente a las demás integrantes de su equipo. “Uh, lo siento. Volveré en un minuto.”

Claudia no tardó mucho en entender lo que quería decir. “Gracias, Ayato.” Ella asintió.

Salió, escudriñando sus alrededores. Viendo que esta sección del Domo Sirius estaba fuera de los límites de todos excepto de los concursantes, incluso sus sentidos altamente afinados no podían detectar a nadie cerca.

La emoción de las decenas de miles de espectadores que habían venido a ver el combate no era más que un ruido sordo y estruendoso en algún lugar de la distancia.

Doblando por el pasillo en la dirección opuesta al escenario, no le tomó mucho tiempo encontrar a Kirin.

Se apoyaba contra la pared con los ojos cerrados, como para prepararse mentalmente para la próxima batalla.

“Kirin…”, dijo Ayato en voz baja.

“¡A-Ayato…!” Abrió los ojos con un sobresalto, claramente sorprendida.

Ayato le mostró una sonrisa de disculpa. “¿Estás preocupada por el combate?”

“No es eso”, contestó ella, sus manos agarrando con fuerza la empuñadura del Senbakiri. “Sólo estoy nerviosa por alguna razón.”

Kirin tenía una personalidad reservada y tímida, pero tampoco era el tipo de persona que perdería los nervios en un combate que se avecinaba.

No importaba lo fuertes que fueran los oponentes a los que se enfrentara, no estaba dispuesta a arrepentirse de sus acciones, aunque resultaran en una derrota, ese era el tipo de espadachína que era.

“He estado pensando en algunas cosas.”

“¿Algunas cosas…?”

“Quiero decir…. no estoy luchando por mí mismo en este combate.”

Así que eso es todo.

No había duda de que formar parte de un equipo requería entrar en un estado mental diferente al de luchar sola.

Más aún cuando eras el responsable de enfrentarte a Hagun Seikun, el famoso Guerrero Celestial de Jie Long.

La razón por la que Kirin participó en los Gryps fue para ayudar a su padre, pero tanto él como Julis tenían sus propias razones.

Julis estaba luchando por su país.

Ayato estaba luchando por su hermana.

Aunque la situación era diferente para Claudia y Saya, ellas también tenían sus propias razones para participar.

Con tantas pesas en cada uno de sus hombros, era natural sentirse perturbada.

“…Realmente eres de buen corazón, Kirin,” dijo Ayato suavemente mientras ponía una mano sobre su cabeza.

“Ah…” Ella le miró sorprendida antes de mirar rápidamente a sus pies con una leve sonrisa. “Siento como si hubiera pasado mucho tiempo desde que me diste una palmadita en la cabeza.”

“… ¿lo tiene, ahora?”

Eso no se le había ocurrido, pero cuando él lo pensó, ella parecía tener razón.

Permanecieron así durante un largo momento, hasta que Kirin miró hacia él, mirándole a los ojos. “Gracias por pensar en mí, Ayato. Pero estaré bien. A decir verdad, no sólo estoy nerviosa.”

“¿Eh?”

“A mí también me alegra que pueda ayudar a llevar al equipo sobre mis hombros”, dijo con claridad, mirándolo directamente.

No había ningún indicio de vacilación o duda en su voz.

“HaHa, tal vez me estaba preocupando demasiado.”

Kirin era fuerte.

Más fuerte de lo que se había dado cuenta. Mucho más fuerte.

“¡No, para nada…! Quiero decir, me has ayudado a animarme”, contestó ella, agitando las manos e inclinando la cabeza.

“Ya veo…. En ese caso, probablemente deberíamos regresar. Las otras nos están esperando.”

“Cierto…”

Ayato lideró el camino, con Kirin siguiéndole.

“…”

“¿Eh?” Miró por encima del hombro, pensando que ella había murmurado algo.

“¡Ah, no, no es nada…!”

Pero había oído algo. Estaba seguro de ello…

“¡Apúrense, ustedes dos!”, dijo la voz de Julis resonando por el pasillo. Ella, Claudia y Saya estaban esperando fuera de la sala de preparación.

“Debemos darnos prisa. Está a punto de comenzar”, dijo Claudia.

“Nos descalificarán si llegamos tarde”, añadió Saya.

“Eso no suena muy convincente, viniendo de ti, sin embargo…”, comentó Julis.

Hablaron de la manera habitual y tranquila.

Kirin, observando, se echó a reír.

“No pareces nerviosa en absoluto”, anotó Ayato.

“Ya no”, contestó ella con una sonrisa.

Ayato dio un suspiro de alivio antes de regresar con los demás.

“Muy bien, entonces. Ganemos esto”.

***

“¡Y aquí estamos, la única semifinal de los 24 Gryps!” La voz de Mico Yanase resonó por todo el domo Sirius. “Sólo nos quedan dos combates hasta que sepamos quién será el campeón de este año. Los ganadores de este combate se enfrentarán al equipo Lancelot, que ha avanzado al campeonato por defecto. ¿Cuál de nuestros dos equipos de hoy saldrá vencedor? En la puerta este, tenemos el equipo que incluye a los socios que conquistaron el Phoenix del año pasado, a quienes todos recordarán de su último combate extraordinario contra el equipo Rusalka de Queenvale. ¡Es el primer equipo de la Academia Seidoukan en llegar a ser el mejor de los Gryps en años, El Equipo Enfield!”

Las galerías estaban, como era de esperar, llenas hasta reventar. Tan pronto como la puerta se abrió, Ayato y compañía se vieron casi envueltos por los estruendosos gritos de la multitud.

Cuando todos salieron al puente que conducía al escenario, Ayato levantó reflexivamente la mano para protegerse de los focos.

“La líder del equipo parece ser la concursante Enfield. Se rumorea que ayer tuvo que ser hospitalizada debido a algún tipo de problema, pero debe sentirse lo suficientemente bien si puede aventurarse a salir hoy”.

Shizuna Hiiragi, una de las comentaristas del torneo este año, parecía estar bien informada. Si había llegado a ella, entonces la información probablemente estaba haciendo las rondas en las otras escuelas, también.

“Y ahora, desde la puerta oeste, ¡tenemos un equipo compuesto enteramente por Page Ones! Organizado en torno a Xiaohui Wu, que en las preliminares derrotó al Equipo Chionothýella de Seidoukan en solitario, y con los cinco integrantes especializados en ataque, ¡se convierten en uno de los equipos más agresivos que hemos visto hasta ahora! ¡Es el equipo del Séptimo Instituto Jie Long, el Dragón Amarillo!”

“El concursante Wu vuelve a ser el líder de su equipo esta vez. Gracias a su espectacular derrota del equipo Chionothýella de Seidoukan, incluido el cuarto clasificado de la escuela, Hrimthurs, él ha sido el centro de las expectativas de todos para este combate. Pero también deberíamos vigilar a la competidora Wong, cuyas habilidades de lucha como daoshi son nada menos que increíbles. Y por supuesto, también tenemos el concursante Zhao, con su velocidad abrumadora y su destreza en las artes marciales”.

“¡Esos dos fueron los ganadores del Fénix antes que nadie! Después de su inesperada victoria sobre el equipo favorito de Le Wolfe, ¡continuaron hasta el final para ganar el campeonato!”

“Me pregunto cuánto más se han desarrollado en los últimos cuatro años. Supongo que lo sabremos hoy.”

Cuando el Equipo Dragón Amarillo entró en escena, el comentario de Shizuna se vio casi ahogado por el tremendo rugido que surgió de las galerías.

“…¿Qué es eso?” Preguntó Julis con recelo mientras veían a sus oponentes entrar en
escena.

Ayato, por supuesto, no sabía la respuesta.

“¿Qué pasa, Sra. Hiiragi?”

“Hay algo extraño en los pies del concursante Zhao… ¿Eso es…?”

Ayato y los demás ya habían entrado en la etapa y estaban esperando que el Equipo Dragón Amarillo se uniera a ellos. Claudia fue la primera en entender lo que estaba pasando.

“No puede ser…”

“¡El Tongtianzu!” Exclamó Hiiragi.

En ese momento, una solitaria figura saltó por encima del puente que llevaba al escenario, girando por el aire.

A medida que los puentes que conducían al escenario se extendían fuera de las puertas a ambos lados de la arena, eran mucho más altos que el propio escenario. Aunque no eran tan altas como para que una Genestella no pudiera saltar, esa figura, Hufeng Zhao, giró ágilmente sobre ellas, aparentemente rebotando en una serie de ráfagas de luz naranja que se materializaron en el aire.

“¡!”

Por supuesto, no había nada de lo que pudiera saltar.

Hufeng aterrizó suavemente en medio del escenario antes de girar su mirada hacia Ayato y los demás.

“¿Quién iba a pensar que te gustaba tanto hacer una entrada, Tenka Musou?”, dijo Julis.

“Este tipo de actuación llamativa no es lo mío, pero habría sido cobarde por mi parte no
mostrarte todo esto de antemano”, respondió Hufeng, levantando uno de los extraños zapatos de acero que cubrían por completo sus pies y se acercaban a sus espinillas. Una luz de color naranja intenso emanaba de la parte superior de sus entrañas.

“Claudia”, susurró Ayato. “Eso es urm-manadite, ¿no? ¿Lo que significa…?”

“Sí, es un Orga Lux. Este puede ser un problema…. No esperaba algo así”. Había un tono inusual en su voz, algo que rozaba el auto-reproche.

“Ah, el Tongtianzu es uno de los Orga Luxes más poderosos de Jie Long, ¿no?”

“Sí. Se llamaba Talaria de Hermes cuando pertenecía a Le Wolfe, pero Jie Long supuestamente ha hecho algunas mejoras. Se dice que le concede a su portador la habilidad de correr literalmente a través del cielo.”

“¿Un Orga Lux que te deja correr por el cielo…?” Susurró Kirin, su expresión grave.

“Sí…. Si todo lo que miras son sus habilidades, el Tongtianzu no es un Orga Lux particularmente poderoso”, comenzó Claudia con una sonrisa forzada. “Si todo lo que hacía era dar a su usuario la capacidad de volar, cualquiera con habilidades como las de Julis todavía podría derrotarlo, como estoy segura de que Le Wolfe lo sabía muy bien. Sin embargo… Si se los das a un artista marcial ya poderoso, se convertirían en una ventaja increíblemente poderosa. En ese punto, la gente a la que menos querríamos ponerles las manos encima lo ha conseguido”.

“No tenemos muchos Orga Luxes en Jie Long, y no hemos tendido a darles el respeto que se merecen”, les dijo Hufeng, mordiéndose el labio en aparente frustración. “Los Daoshi no son aptos para usarlos, y a los artistas marciales no les gusta depender de las armas. Así que siéntete libre de pensar en ellos como evidencia de mis propias debilidades”.

“…El dominio de las herramientas propias es su propio tipo de fuerza. No es algo de lo que avergonzarse”, dijo Saya, mirándole fijamente.

Hufeng parpadeó sorprendida, su expresión suavizándose mientras se giraba hacia ella. “Gracias, Srta. Sasamiya. Hablaba sólo de mí misma, por supuesto…. De mi propia fijación superficial por la victoria. No quise ofenderte”.

“Hmm, tienes un sentido de deportividad, al menos”, declaró Julis, sus labios frunciendo el ceño con una sonrisa. “Pero tampoco vamos a ser indulgentes contigo.”

Song y Luo, a los que ella y Ayato habían luchado durante el Fénix, también habían sido así. Era el tipo de personalidad que uno podía llegar a apreciar en sus oponentes.

“Lo mismo va para ti, Glühen Rose.”

“Estamos deseando devolverte el favor por el Phoenix.”

“¿Hmmm…?”

Los gemelos los llamaron en desafío cuando el equipo de Jie Long finalmente subió al
escenario.

A diferencia de cuando se había dirigido a Hufeng, la expresión de Julis ahora era de evidente disgusto. “Si eso es lo que quieres”, volvió a llamar con los brazos cruzados. “Yo también tengo una cuenta que saldar contigo”.

“Técnicamente, fue Ayato Amagiri quien nos venció.”

“No tenemos nada que arreglar contigo.”

Los gemelos le miraron fijamente, sus hombros temblando de risa.

“Contamos contigo, Julis”, murmuró Claudia. “No dejes que te saquen lo mejor de ti.”

Julis dio un paso atrás, con la cara un poco roja. “Ya lo sé. Esto no es suficiente para provocarme.”

“Bien…. Asegúrate de tener cuidado con sus trucos.”

“No hables demasiado pronto, Parca Morta.”

“No eres mejor que ella”.

Los gemelos también se burlaron de ella, como si apenas contuvieran una risa.

Claudia no dijo nada, simplemente se encogió de hombros.

“¡haha! ¡Ustedes dos tienen una manera de llevarse bien con la gente!” Cecily irrumpió, empujando a través de ellos. “Pero tengo que admitir que también estoy interesada en enfrentarme a Glühen Rose.” Ella se rió.

“Raigeki Senka… no creo que nos hayamos conocido.”

“Eso es cierto. Estaba deseando tener la oportunidad de conocer a una Strega tan poderosa en la arena”, dijo Cecily, poniendo sus manos sobre sus caderas. “Comparada con ustedes, Dantes y Stregas, la gente piensa que nosotros, los daoshi, tenemos versatilidad a expensas de la maestría. Así que siempre ha sido mi sueño derribar a un Strega de primera clase como tú en combate”.

“¿Oh? Lo tomaré como un cumplido.”

Las miradas cerradas de Julis y Cecily prácticamente daban chispas.

“Todo el mundo se está dejando llevar…”, susurró Kirin, observando el intercambio desde el banquillo.

“Pero supongo que no hay nada malo en tener un poco de espíritu”, murmuró Ayato antes de darse cuenta de que alguien del equipo contrario también estaba observando en silencio.

Xiaohui Wu, el Guerrero Celestial, Hagun Seikun.

Su imperturbable comportamiento no mostraba ni siquiera una pizca del fervor que había envuelto a sus compañeros, como si se tratase de su pose natural. Sin embargo, a pesar de ello, no traicionó ningún signo de vulnerabilidad o debilidad.

“Parece que esto va a ser tan difícil como temía…”

“…Sí,” murmuró Kirin.

En ese momento, la mirada de Xiaohui se giró hacia ambos.

“…”

No dijo nada, ni sus ojos parecían transmitir nada. Era como si simplemente los mirara porque estaban allí.

¿Qué demonios…? Pensó Ayato.

No podía evitar sentir una sensación de malestar por esa expresión simple y sin afectación. Esos ojos eran diferentes a los de todos a los que había luchado hasta ahora.

“Ayato… Hay algo extraño en él…” Kirin, habiéndolo notado también, le miró de reojo.

Pero antes de que Ayato pudiera identificar la fuente de esa incomodidad, la emocionada voz de Mico resonó por todo el estadio para anunciar el comienzo del combate.