Wortenia Senki (NL)

Volumen 3

Capítulo 3: El Asesino

Parte 3

“Por qué usas esto?”

Sakuya no podía entender el significado detrás de la pregunta de Ryoma. Era una herramienta para matar gente. Qué otra razón necesitaba un asesino para usar un arma? Pero ella entendió lo suficiente como para saber que el hombre frente a ella no aceptaría tal respuesta. Posibles respuestas vinieron y fueron en su mente, y Ryoma cambió su pregunta, viendo la duda en sus ojos.

“Eres japonesa?”

Pero la expresión de Sakuya tampoco cambió ante esa pregunta.

Parecía una persona que acababa de escuchar una especie de jerga desconocida.

“Qué es eso…? No lo entiendo”.

Ryoma no esperaba que Sakuya respondiera así.

Qué demonios? Ella es una asesina de cabello negro y ojos negros empuñando una katana, y su piel está bronceada, pero parece que es de la raza amarilla… Pero cuando le pregunto si es japonesa, no reacciona…? Entonces es básicamente una shinobi con una katana, quién no tiene nada que ver con Japón? Es este un tipo de sociedad que es única en esta Tierra? O solo una coincidencia…? No, el color de su piel y su nombre tienen que significar que está relacionada de alguna manera con Japón. Si fuera solo una cosa, lo pasaría por casualidad, pero cuando tantas cosas se alinean…

Innumerables preguntas se enfrentaron en la mente de Ryoma.

Había hecho que Sara la vigilara hasta ahora, y esta era la primera vez que le veía la cara. La había visto desde lejos y supo que tenía el pelo negro hace dos días. Solo se enteró de que su nombre era Sakuya durante la reunión del día anterior.

Ryoma no lo sabía en ese momento, pero cuando Sara le dijo que se llamaba Sakuya, su corazón se llenó de anhelo. Sakuya Podía imaginar a los caracteres para su nombre. Fueron los caracteres de “noche” y “flor”? Quizás otra combinación?

Podría ser varias combinaciones, en verdad, pero cualquiera que sea, el nombre “Sakuya” tenía un tono claramente japonés. Era, por lo menos, el tipo de nombre que tendría un occidental de origen étnico no mixto. Ella bien podría ser una persona japonesa, como él.

Ryoma lo sospechaba comprensiblemente. Había pasado más de medio año desde que fue convocado a este mundo. Por mucho que trató de no dejar que se notara, fue naturalmente vencido por la nostalgia. Y de repente, apareció una persona con lo que parecía ser una conexión con su tierra natal. Sentir nostalgia al ver a un compatriota era natural.

Por cierto, Ryoma no sentía absolutamente ninguna afinidad por Saitou, que había servido al Imperio de O’ltormea. Había conocido a Saitou poco después de ser convocado, y temía por su vida.

Además, Saitou se había puesto del lado del imperio que Ryoma detestaba e intentó atentar contra la vida de Ryoma, por lo que la impresión de este último sobre él fue lo más negativa posible.

En ese sentido, tanto Sakuya como Saitou hicieron intentos contra la vida de Ryoma, pero sus motivos y los antecedentes aún eran desconocidos. Cortarla solo porque estaba del lado del enemigo era algo que su empatía no podía permitir. Después de todo, podría haber sido convocada y forzada a convertirse en asesina.

Tampoco se podía negar que Sakuya era una mujer, y una hermosa. No sería extraño sentirse inclinado a tratar de ayudarla si lo necesitara. Ryoma Mikoshiba era una persona fría y calculada, pero todavía era humano y sabía de amabilidad y simpatía. Fueron estas contradicciones las que hicieron a un humano, después de todo.

Del mismo modo que un superior amable y servicial en el trabajo podría irse a casa y golpear a su cónyuge una vez que están fuera de la vista, también podría ser un superior odiado y dominante y un hombre de familia cálido y afectuoso.

En ese sentido, Ryoma era una persona bastante transparente. Fue impulsado por razones simplistas. El quería sobrevivir. Vivir. Y para hacer eso, mataría a cualquiera sin arrepentirse.

Pero qué pasaría si su vida no estuviera en peligro inmediato y una persona frente a él necesitara ayuda? Era natural que alguien extendiera una mano amiga en tal situación.

Por supuesto, no podía hacer promesas absolutas de que las salvaría a toda costa. Algunos problemas estaban bien y realmente más allá de su capacidad de ayudar. Pero al menos podía escucharlos; era simplemente lo humano que hacer.

Y considerando que era una belleza que pudo haber venido del mismo país que él, se sintió más inclinado a ayudar. Ningún hombre encontraría fallas en Ryoma por eso. Fue por estas razones que hizo capturar a Sakuya.

O, dicho de otra manera, si no fuera por estas circunstancias, Ryoma no habría permitido que un asesino que atentara contra su vida viviera. Y así, la falta de reacción de Sakuya ante la pregunta de si era japonesa resultó ser algo que Ryoma no tenía en cuenta.

“Estás segura de que no eres japonesa?”

“Qué país es ese? No lo sé.Está fuera del continente occidental?” Intentó preguntar de nuevo, y Sakuya le respondió claramente.

“Si no lo eres, por qué tienes una katana japonesa?”, Preguntó Ryoma pensativamente.

Otra posibilidad surgió en su mente. Recordó lo que el herrero a quien el dueño del Sea Rumble Parlour le había presentado le había mencionado: que las personas en el continente oriental manejan katanas.

Tal vez ella es del continente oriental? Ryoma naturalmente concluyó.

Pero la respuesta de Sakuya fue, una vez más, algo que Ryoma no esperaba escuchar.

“¿Katana japonesa? Esta es un arma transmitida dentro de mi clan”

“Transmitida dentro de tu clan…?”

La respuesta de Sakuya hizo que Ryoma sintiera que algo estaba mal.

“Eso es correcto. Nuestro clan usa katanas, y lo ha hecho por generaciones”.

“No todos usan katanas en el continente oriental?”

“El continente oriental? Nunca hemos dejado el continente occidental”.

Ryoma decidió poner en orden toda la información que había aprendido hasta ahora. Esta mujer se llamaba Sakuya y tenía características japonesas en su apariencia. El arma que usó fue una katana japonesa.

En China y Oriente Medio, a veces se usaban espadas de un solo filo similares a las katanas, pero su construcción y materiales diferían mucho, y Ryoma no era tan aficionado como para no poder puede notar la diferencia.

Pero Sakuya no sabía qué era una persona japonesa, ni sabía que las katanas eran intrínsecamente un arma japonesa, lo que era impensable para una persona japonesa moderna. No, en la era moderna de la información e Internet, uno podría buscar en todo el mundo y tener dificultades para encontrar a alguien que no supiera sobre Japón o su conexión con las katanas.

De lo contrario, ella no sería japonesa o de ascendencia japonesa. En cuyo caso, había pocas posibilidades de que Sakuya fuera convocado por la fuerza a este mundo. Entonces, era descendiente del continente oriental? Ryoma no sabía si los que vivían allí compartían atributos físicos similares a los de otros países japoneses, pero no estaba fuera del alcance de la posibilidad.

De ser así, quizás el nombre y los atributos físicos de Sakuya no fueran tan inusuales. Y el herrero le dijo que las katanas se usaban en el continente oriental. Si es así, tendría sentido para ella usarlo como arma.

Eso es solo especulación, y no tengo pruebas.  Pero … eso explicaría mucho.

Después de pensar en todo eso, Ryoma tuvo que negar su propia idea. Sakuya dijo que este era un arma transmitida dentro de su clan. Si ella fuera del continente oriental, no lo diría.

De lo contrario, no habría considerado una katana como un arma lo suficientemente inusual como para afirmar que solo su clan la utilizó.

Y aparentemente, ella nunca ha estado en el continente oriental. Por supuesto, sus padres podrían haber descendido de allí, y eso habría resuelto el problema perfectamente, pero…

Su clan, dijo… Un clan, eh…?

No había razón para dudar en la palabra de Sakuya. Pero Ryoma no dudaba de ella. Después de todo, incluso si estuviera mintiendo, no tendría sentido hacerlo. Dada su naturaleza de asesina, era impensable que hablara sobre la identidad de su cliente, y si ella comenzara a revelar detalles sobre eso, Ryoma sospecharía de inmediato que era una mentira.

Pero Ryoma le había preguntado algo completamente ajeno a eso. Por supuesto, en algunas situaciones, uno no divulgaría tales detalles al enemigo, pero si ese fuera el caso, simplemente habría elegido quedarse callada, en lugar de tomarse la molestia de inventar una mentira. En ese sentido, Ryoma creía que se podía confiar en sus palabras.

“Entonces, todos en tu clan usan katanas?” Ryoma hizo una pregunta diferente.

“Sí”.

“Y estás segura de que no eres del continente oriental?” Ryoma preguntó una vez más, solo para estar seguro, y se encontró con una sacudida silenciosa de la cabeza.

El silencio cayó sobre la tienda. Para empezar, las hermanas Malfist no interrumpían a Ryoma, y Lione y Boltz se quedaron callados. Probablemente tenían cosas que decir, pero se contentaron con vigilar los procedimientos por ahora.

“Jefa… Qué es exactamente lo que el muchacho está tratando de resolver aquí?”, Le susurró Boltz a Lione, que estaba a su lado.

“Me vale… Pero no parece que tenga nada que ver con sus tácticas…

“Sí, tampoco me parece así…”

“Debe ser algún tipo de razón personal…”

Cualquiera que vea este intercambio desde el interior de la tienda llegaría a esa conclusión.

“Bueno, lo que sea es decir, deberíamos callarnos y prestar atención por ahora”.

Boltz asintió en silencio ante la respuesta de Lione.

“Mencionaste un clan… Cuántos hay de ti?” Ryoma rompió su largo silencio con una pregunta.

Cuál es su punto? Por qué está tan interesado en mi clan?

Sakuya estaba desesperado por descubrir cuál era el significado detrás de sus preguntas, pero cualquier intento de pensar en eso fue infructuoso.

“Alrededor de doscientos…” Sakuya finalmente respondió.

“Doscientos…” Ryoma masticó su respuesta.

Doscientos hombres. Era bastante fácil decirlo, pero de manera realista, era mucha gente. Imaginar una boda podría dejarlo bastante claro.

Con todos los familiares de los novios reunidos junto con sus amigos, tener cien personas se consideraba mucho. Y si ese número sumara doscientos, debería dar una impresión de cuántos serían. La sorpresa de Ryoma no fue injustificada.

“Vives en algún pueblo, con tantos de ustedes?”

Doscientas personas fueron suficientes para poblar un pequeño pueblo. Sin embargo, Sakuya negó con la cabeza.

“No”.

“Entonces estás dispersa por varias aldeas?”

“No”.

Ella sacudió la cabeza otra vez.

Ryoma quedó perplejo. No vivían juntos en un solo lugar, ni estaban dispersos por varias aldeas. Lo que dejaba solo una opción.

“Entonces, ustedes son vagabundos”.

Sakuya asintió con la cabeza.

Fue en ese momento que la voz ronca de un hombre retumbó en la tienda.

“No tenemos más remedio que hacerlo. Tal es el destino de nuestro clan…”

Cuando la voz se apagó, un anciano aterrizó frente a la entrada de la tienda. Estaba encima de la tienda hasta ahora? Es cierto que los postes de la tienda eran lo suficientemente resistentes como para soportar el peso de uno, pero el hombre era sorprendentemente ágil para eso.

“Maestro Ryoma …” Sara y Lara susurraron mientras se acercaban rápidamente a Ryoma al ver a este sospechoso intruso.

“Está bien. Quédense como están… Lo mismo para todos los demás”

Ryoma susurró en respuesta, y Lione asintió, esperando órdenes. Ahora, un clan asesino… Esperando lo que tiene que decir…

Si fuera una emboscada las cosas serían diferentes, pero no había mucha necesidad de entrar en pánico por tener un asesino más presente, por lo que Ryoma se sintió lo suficientemente cómodo como para mirar al viejo con curiosidad.

Pero en contraste con la compostura de Ryoma, la mirada de Sakuya se clavó en el viejo. Probablemente no esperaba que él estuviera aquí, porque sus ojos estaban muy abiertos por la sorpresa.

“Abuelo…” las palabras salieron de los labios de Sakuya, “Por qué estás aquí…?”

El hombre tenía el pelo blanco y blanco barba. Al igual que Sakuya, vestía ropa negra y polainas negras, y su rostro estaba grabado con profundas arrugas que hablaban de la dura vida que había llevado. En su mano había un bastón doblado que dibujaba un pequeño arco.

“Oh… Así que mi llegada no te sorprende… No estoy seguro de si eres demasiado tonto para darte cuenta de la situación, o simplemente demasiado dotado para entender…”

Ignorando la situación de Sakuya, el viejo susurró mientras miró alrededor de la tienda rápidamente.

“Oh, definitivamente estamos sorprendidos. Después de todo, tenemos un invitado no invitado en nuestra presencia”, respondió Ryoma con una sonrisa tranquila, pero desde el punto de vista del anciano, nadie lo miró con sorpresa.

Un hombre impresionante. Este joven… Él tiene control sobre todos los presentes aquí.

El viejo estaba bastante sorprendido. Con el hombre en la parte superior permaneciendo compuesto, aquellos bajo su mando también mantuvieron la calma. En otras palabras, el joven Ryoma Mikoshiba tenía control completo sobre los subordinados reunidos aquí.

Pero controlar la situación era más fácil decirlo que hacerlo. Y a pesar de eso, este chico tuvo éxito fácilmente donde los hombres con más años de experiencia fracasarían.

“Muy bien, entonces… solo tengo una cosa que preguntar. Por qué perdonaste a esta chica? De qué te serviría ahorrarte un asesino que vino por tu vida? Y por qué no intentas capturarme, cuando he aparecido tan de repente? Sería fácil si ordenaras a los soldados de los alrededores que lo hicieran”.

“Oh. Pensé que apareciste en esta tienda porque ya sabías todo eso, viejo. Tenía la impresión de que eres consciente de lo que quiero preguntarte”, respondió Ryoma con una sonrisa.

Si su intención fuera salvar a Sakuya, no habría hablado y hecho tal entrada. El hecho de que el viejo se revelara era una prueba de que había dejado de lado toda sensación de enemistad hacia Ryoma.

“Ya veo, así que ya has evaluado la situación. Eres un cachorro tranquilo, no es así? En ese caso, permíteme preguntarte. Eres un hombre de Hinomoto?” El viejo le preguntó a Ryoma de vuelta.

Sus ojos estaban gruesos con una fuerza inquebrantable de voluntad que no toleraría ninguna mentira. Hinomoto era un término antiguo que se refería a Japón. En otras palabras, “un hombre de Hinomoto” significaba “japonés”. Pero una persona japonesa moderna no incluiría un nombre tan arcaico en una conversación casual. Solo escuchará ese término utilizado en una novela histórica, o en el mejor de los casos, una película o serie de televisión de una veta similar.

“Sí, así es. Vengo del lugar que llamas Hinomoto”, asintió Ryoma, y al mismo tiempo, las palabras del anciano lo hicieron llegar a su conclusión.

Un hombre de Hinomoto, dice … Si está usando un término tan antiguo para eso, él es … probablemente exactamente lo que creo que es.

“Hmm… pensé que los residentes de Hinomoto habían abandonado los caminos de la guerra en su tiempo, y simplemente se permitieron el botín del hedonismo… Pero parece que hay todavía eran guerreros como tú entre sus números…” Dijo el viejo, mientras se volvía hacia Sakuya.

“Sakuya. Párate y deshace tu ropa”

“Huh?” Sakuya se puso pálida ante sus palabras.

“Qué… Aquí…?”

Ella era una asesina, pero una mujer no obstante. Se puso de pie, pero parecía dudar de quitarse la ropa. De hecho, a menos que uno tuviera algunos intereses verdaderamente inusuales, la mayoría de las personas mostraría resistencia a la idea de desnudarse frente a varias personas.

Pero esa resistencia parecía haber comprado la ira del anciano.

“No discutas!”, un destello de luz brilló desde su bastón antes de ser absorbido nuevamente por él. Cuando Ryoma vio esto, sus ojos se iluminaron con curiosidad.

“Ooh… Técnicas de desenvaine de espada. Cortaste su ropa sin llegar a su piel…”

Fue un corte realizado con velocidad de Dios, que eliminó cualquier movimiento innecesario. Y además de eso, cortó solo lo que pretendía cortar, sin dañar ni un pelo en nada más, marcándolo como un maestro indiscutible de su oficio.

Y como para afirmar las palabras de Ryoma, la ropa de Sakuya se separó a los lados, revoloteando hacia el suelo en dos mitades limpias, exponiendo dos montículos bien formados adornados con brotes rojos. El aire en la tienda se congeló, y cuando todos los demás se sorprendieron, Ryoma aplaudió burlonamente mientras alababa al viejo.

“Tu habilidad es bastante impresionante…”

Podría decir eso sin una pizca de exageración. Su elogio ante esta abrumadora muestra de habilidad fue tan honesto como pudo ser. El viejo sonrió ante las palabras de Ryoma y se colocó una vista confirmadora del cuerpo de Sakuya. Luego colocó una mano sobre su hombro.

“Hmm, como pensé… Golpeó directamente a tu punto débil. Y el moretón es pequeño… No fue solo un puñetazo… Una mano de lanza?”

Respondió Ryoma sacando silenciosamente su puño.

“Hmm… Ya veo, sacaste la segunda articulación de tu dedo índice…”.

El hombre susurró mientras observaba la forma en que Ryoma apretó el puño. “Bastante eficaz para apuntar a las vulnerabilidades de uno…”

“Sí, es una forma de embrague llamada puño de nudillo”.

El anciano asintió ante la respuesta de Ryoma y pasó la mano sobre el abdomen de Sakuya, haciéndola hacer una mueca de dolor.

“Hm. Así que esto es un hematoma de puño… Sí, sí, ya veo. Cambias el embrague de tu puño según el lugar donde golpeas. Una técnica similar se transmite en nuestro clan… Esta estaba destinada a interrumpir su respiración, verdad?”

“Correcto”.

Ryoma asintió.

“Con tu nivel de habilidad, podrías haber matado a Sakuya en cualquier momento… Impresionante”. Dijo el viejo, soltando un suspiro.

Era difícil saber si estaba lamentando las habilidades de Sakuya o admirando las de Ryoma.