Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 9

Capítulo 6: Atardecer

Parte 2

No podía permitirse bajar la guardia, ni siquiera por un instante.

Si lo hacía, no importaba lo breve que fuese, el viejo que tenía delante de ella, Bujinsai Yabuki la mataría de un solo golpe.

“¡Ugh…!” Claudia usó la espada en su mano izquierda para desviar el bastón de Bujinsai, que él había girado hacia sus piernas en un intento de derribarla, mientras que al mismo tiempo empujaba hacia delante con la espada en su mano derecha para limitar sus movimientos. Su oponente, sin embargo, ya había saltado hacia atrás, enviando varias espadas tobi-kunai lanzando cuchillos que rompían la lluvia hacia ella.

Claudia, que ya había usado su precognición, sabía por dónde esquivar, pero no podía evitar que uno pasara por delante de su mejilla.

“¡Jaah… Haah… Haah…!”

Su respiración era irregular, su cara retorcida por el dolor de las muchas heridas que parecían arder en cada parte de su cuerpo.

La única razón por la que no había sufrido ya una lesión mortal era por la precognición de la Pan-Dora. Sin embargo, sus acciones estaban siendo reducidas segundo a segundo por el oponente ante ella.

Supongo que debería haber esperado esto de la cabeza del Yabuki… Sabía que era fuerte, pero no hasta este punto…

El nombre de Bujinsai Yabuki era uno que era transmitido por tradición, dado solo a aquellos que habían alcanzado un cierto nivel de destreza y habilidad dentro del clan. Como tal, hubo momentos en que la posición quedó desocupada.

Claudia había oído, sin embargo, que los actuales Bujinsai habían ocupado el puesto durante casi cuarenta años. Siendo ese el caso, no era difícil imaginar cuán hábil era.

¡Pero aún no puedo dejar que me gane tan fácilmente…!

Después de todo, ella ya había llegado tan lejos.

Su sueño, al que había estado aferrándose durante tanto tiempo, estaba ahora finalmente al alcance de la mano. Ella no iba a dejar que él se lo arrebatara.

Reunió sus fuerzas, preparando las espadas gemelas del Pan-Dora.

“Hmm…. Nada mal, jovencita. ¿Quién podría haber imaginado que llegarías hasta aquí? Incluso sin tu Orga Lux, es una gran hazaña”, dijo, mirándola fijamente mientras se acariciaba la barbilla.

No se mantenía en posición de combate, sino de pie, como siempre, con una postura normal, que no revelaba ni una sola apertura.

“Pero, ¿cuál es el punto de luchar? Debes entender que el final está arreglado, no importa cuánto tiempo consigas conseguir. ¿O es que ni siquiera una persona con tus talentos puede darse por vencida en la vida?”

Claudia no pudo evitar reírse de su manera de hablar. “Me siento honrada de recibir tales elogios de una persona de tu calibre, Bujinsai… Pero desafortunadamente, creo que has entendido mal.”

“¿Oh?”

“No entenderías cuánto late mi corazón ahora mismo. No, no hay nadie que lo entienda. ¡Ah, cuánto tiempo he estado esperando esto, cuánto tiempo…! ¡Ni siquiera yo podría haber pensado que sería así…!” Claudia sonrió a Bujinsai con todo su corazón.

“….por Dios.” Bujinsai se rascó la cabeza. “Primero esa chica de Jie Long, ahora tú. Están todas locas en esta ciudad”.

“Oh querida, ¿también estás hablando de tu hijo?”

“Ugh, sabes donde golpear fuerte…” El hombre sonrió en respuesta, su mano izquierda
moviéndose repentinamente.

¡Otro más…!

Claudia se giró para esquivar el tobi-kunai, levantando su espada para encontrarse con su oponente, que ya había cerrado la distancia entre ellos.

Bujinsai lo detuvo sin esfuerzo con su bastón, saltando a los pies de Claudia y luego golpeando con la palma de su mano.

“¡Sólo te concentras en la defensa, jovencita!”

“Ciertamente. De todos modos, mis ataques no te perjudicarían…”, contestó Claudia, saltando hacia atrás por el aire.

Las habilidades de Bujinsai en las artes marciales excedían con creces las suyas, lo que la ponía en una situación de desventaja abrumadora.

“Vamos, vamos, jovencita. Tu esgrima es limpia y afilada. No hay necesidad de ser tan modesta. ¿Cómo lo sabrás si no lo intentas?”

“Lo sé.”

El bastón de Bujinsai se estrelló una y otra vez con el Pan-Dora de Claudia, enviando chispas de maná que se esparcían bajo la lluvia.

“Alguien como yo no sería capaz de superar la técnica secreta de la Marea Vacía del clan Yabuki, ¿verdad?”

“¡…!” Con su bastón clavado en sus espadas, Bujinsai entrecerró los ojos ante la duda. “…¿Dónde escuchaste eso?”

“Y he oído que las barreras que usas son otra aplicación de esta Marea Vacía”, continuó Claudia sin responder a su pregunta. “Usas tu maná para manipular las acciones subconscientes de las personas a través de combinaciones de colores y patrones hacia los que tienen una reacción instintiva. No es un buen control mental, pero se acerca”.

“…”

En definitiva, significaba que incluso si Claudia iba a intentar atacarlo, a nivel subconsciente, su cuerpo no permitiría que sus golpes llegaran a su objetivo.

Lo mismo ocurrió con la defensa. Si no se corregía después de usar la precognición de Pan- Dora, se arriesgaba a ser atraída directamente a la línea de fuego.

“No puedo juzgar muy bien tu sincronización, ya que empieza a funcionar inmediatamente y apenas consume maná… Pero eso tiene sentido. Como técnica, se remonta a una época en la que el maná era extremadamente escaso en el mundo. Es tan débil que apenas puedo sentirlo”.

El efecto fue igual de imperceptible.

Los elevados niveles de maná de las genestellas les daban una resistencia superior a la media a las técnicas de control mental, por lo que no había forma de que una cantidad tan pequeña pudiera influir en ellos.

Esta técnica, sin embargo, jugaba con los instintos más primitivos de la gente, lo que significa que esa resistencia natural no tenía ningún efecto en absoluto.

“Pero supongo que si todo lo que vas a hacer es estrangular a tus objetivos en la oscuridad, no necesitas ser capaz de respirar fuego o conjurar demonios. Veo la lógica detrás de esto.”

“…Guau…” Cuando terminó de hablar, Bujinsai emitió un largo y profundo suspiro.

Claudia sintió un escalofrío correr por su columna vertebral.

¡Eso es…! Estaba tratando de ganar tiempo, pero parece que he dicho demasiado….

Parecía que había abierto una lata de gusanos.

Intentó alejarse de su oponente, pero por alguna razón, su cuerpo se había vuelto rígido, negándose a moverse.

Casi inmediatamente, el bastón de Bujinsai golpeó profundamente su estómago, dejándola sin voz y tirándola al suelo.

Mientras rodaba por el suelo empapado por la lluvia como una pelota, Bujinsai lanzó una ráfaga de tobi-kunai en su dirección.

“¡Ugh…!”

Claudia retorció su cuerpo, intentando librarse de las pequeñas espadas que le habían perforado las manos y los pies, pero sus movimientos se interrumpieron cuando Bujinsai lanzó otra descarga sobre sus hombros y muslos.

“¡Aaaaaagh!” gritó en agonía.

El ataque podía parecer fácil, pero su puntería era infalible. Claudia no podía hacer otra cosa que retorcerse en el suelo con dolor.

“Creo que entiendo por qué mis maestros me ordenaron que cuidara de ti. Tus
conocimientos son demasiado profundos, como si miraras en nuestros cerebros”. Bujinsai habló en voz baja, pero su voz estaba llena de una clara sensación de malestar.

“Heh, heh-heh… Me das demasiado crédito… No soy una diosa… ¡Ugh!” Se obligó a seguir hablando, para ganar un poco más de tiempo.

Sin embargo, la expresión de Bujinsai no cambió.

No…. A este ritmo….

Podía sentir que el pánico se acumulaba en su interior.

Todavía no.

Sólo necesitaba un poco más de tiempo.

“Se acabó. Tu precognición no significa nada si no puedes moverte. Ahora, es hora de morir”.

Una ola de tobi-kunai vino corriendo hacia su frente, su garganta y su corazón.

Fue justo como él dijo. Si no había futuro en el que ella pudiese esquivar sus ataques, su precognición no tenía sentido.

Y sin embargo

“¡Ah…! Te he estado esperando…”

La sonrisa jubilosa de Claudia estaba cubierta de barro y sangre.

Un momento después, se vio envuelta en un torbellino negro cuando la silueta de una figura que empuñaba una espada gigante vino en su ayuda.