Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 9

Capítulo 4: Mediodía

Parte 3

Era casi imposible ver el interior del edificio abandonado. No había luz, por supuesto, y la niebla parecía haberse filtrado también entre las paredes.

Tan pronto como Ayato entró, notó algo desconcertante.

No puedo sentir nada…

La técnica de expansión de la percepción del estilo Amagiri Shinmei, el estado mental conocido como shiki, parecía ser completamente ineficaz aquí. Eso también se debió probablemente a las técnicas de ocultación de Eishirou.

«Esto no es bueno…»

Pero no tenía sentido preocuparse por ello, se dijo a sí mismo.

Miró a través de la habitación, intentando ver lo que le rodeaba a través de la tenue niebla. Delante de él, parecía que había un pasillo vacío. Podía ver un tramo de escaleras en la parte de atrás, junto con una puerta que colgaba de sus bisagras en la pared lejana, tan dañada que parecía que se iba a derrumbar en cualquier momento.

Confiando en la débil luz que se asomaba por la ventana para guiar sus pasos, comenzó a bajar por el pasillo lleno de escombros, cuando algo salió volando hacia él.

«¡Ha.…!»

Se las arregló para sacarlo del aire antes de que le diera. Era un pedazo largo y delgado de metal, un bou-shuriken.

«…¿Qué fue lo que dijiste sobre hacer esto con las manos desnudas, Eishirou?» Ayato gritó en la niebla, su voz llena de disgusto.

«Estoy con las manos desnudas», contestó Eishirou. «Desafortunadamente, parece que alguien ha puesto trampas por todo el edificio. No tengo idea de quién pudo haberlo hecho, pero parece bastante peligroso. Será mejor que tengas cuidado».

Realmente no tienes vergüenza…», murmuró Ayato, pero fue inútil quejarse. Tendría que tener cuidado.

Apenas podía distinguir sus propios pies, pero recorrió el edificio paso a paso, prestando total atención a lo que le rodeaba.

Había llegado casi al centro del pasillo, cuando de repente, sintió una repentina avalancha que venía de detrás de él.

«¡Ngh!»

Se giró hacia delante para evitar el golpe de la mano de Eishirou con el cuchillo, el ataque pasándole por delante.

«Así que lo esquivaste. Parece que estás a la altura de tu nombre, Amagiri. El Phoenix no fue todo en vano, ¿eh?» Eishirou dio una relajada risa.

«Tú también. No podía sentirte en absoluto…. ¿Cuál es el truco?»

«Atacar desde las sombras es nuestra especialidad. Si la gente pudiera verlo, eso nos dejaría en un aprieto, ¿no crees?» Dijo Eishirou, antes de volver a desvanecerse en la tenue niebla. «Todo este lugar está completamente bajo el control de mis técnicas. Ni siquiera puedes entrar en tu estado de shiki, ¿verdad?»

«Creí que habías hecho algo… Sigues diciendo técnica. ¿Eres un Dante, Yabuki?» Gritó Ayato, esperando mantener la conversación para poder detectar la ubicación de Eishirou.

«Supongo que se podría decir que, en un sentido general. Pero es más como el seisenjutsu de Jie Long. Pero a diferencia de ellos, sólo mi clan puede usar estos.»

«¿Tu clan?»

«Mi familia ha estado involucrada en este negocio por mucho tiempo. Me han estado enseñando prácticamente desde que podía caminar. Mi querido padre se ha tomado muy en serio que los que no tienen talento no merecen vivir, así que supongo que se puede decir que habría ido en contra de su naturaleza ser amable conmigo. No adivinarías cuántas veces me escapé de casa…»

La voz venía del lado derecho del Ayato. Justo cuando empezó a darse la vuelta para enfrentarlo, una patada giratoria le hizo caer de un golpe.

El ataque lo había tomado completamente por sorpresa. Aun así, aterrizó sobre su mano derecha, retorciendo su cuerpo por el aire, y saltando a un lugar seguro con una voltereta hacia atrás.

«Más vale que tengas cuidado, Amagiri. Hacer que nuestras voces suenen como si vinieran de otra parte es un juego de niños para nosotros». Esta vez, la voz vino directamente de arriba.

«…Gracias por el consejo.»

Ayato finalmente entendió.

Eishirou Yabuki era formidable.

Puede que ya conociese el lugar de su duelo, y puso trampas, pero la habilidad de sus ataques y la forma en que se movía eran excepcionales, fácilmente comparables a los de un Page One.

Afortunadamente para Ayato, Eishirou no estaba tratando de escapar, sino más bien, estaba tratando proactivamente de conseguir sus propios golpes.

Si lo que dijo era creíble, su objetivo era retrasar a Ayato el mayor tiempo posible. En ese caso, su mejor opción sería permanecer oculto y obligar a Ayato a encontrarlo.

¿A menos que esa no sea su meta…? No, no hay tiempo para preocuparse por eso.

Ayato estabilizó su respiración, intentando concentrarse en lo que le rodeaba.

No importaba como Eishirou intentaba ocultar su presencia, Ayato aún podía sentirle justo antes de intentar lanzar un ataque. Siendo ese el caso, la verdadera pregunta era qué tan rápido era capaz de responder.

Él estabilizó el latido de su corazón, dejando que su prana pasara a través de su cuerpo.

Y luego

«…¡Eres mío!»

“¡…!”

Una vez más, Eishirou corrió hacia delante por detrás con un golpe con la mano de un cuchillo, Ayato apenas tenía tiempo para apartarse del camino. El ataque, sin embargo, todavía le golpeó en el costado, pero hizo todo lo que pudo para soportarlo.

Se giró, usando el impulso para dar un golpe con la parte posterior de su puño en el pecho de Eishirou.

«¡Aha!»

Eishirou detuvo el golpe, desviándolo hacia un lado, antes de golpear inmediatamente con una poderosa patada lateral. Ayato bloqueó eso a su vez cruzando sus brazos sobre su cabeza, antes de empujar la pierna de Eishirou con su mano derecha y dar un golpe con la izquierda.

Puñetazo con puñetazo, patada con patada, los sonidos de la lucha resonando por todo el edificio abandonado.

Parecían estar igualados tanto en ataque como en defensa, casi como si hubieran sido compañeros de combate durante mucho tiempo.

Ayato siguió esperando pacientemente una apertura, cuando, finalmente, cuando Eishirou desató una amplia patada, vio una.

«…¡Ahora!»

«¿Qué…?»

Y sin embargo

¿¡No está ahí!?

El golpe debería haber sido perfectamente cronometrado, sin embargo, no cortó más que el aire.

O más precisamente, la chaqueta de Eishirou aún estaba allí, pero el propio Eishirou no estaba por ningún lado.

«¿¡Un sustituto…!?»

«¡Ka-ha, demasiado fácil!»

En ese momento, una ráfaga de golpes se precipitó hacia él de la niebla, golpeándolo en las sienes, en la boca del estómago y en los muslos en rápida sucesión.

«¡Guh…!»

Concentró su prana en un intento de defenderse, pero los ataques habían dejado esas áreas vitales adoloridas. Además, Eishirou parecía haber vertido su propio prana en sus ataques, muy parecido a los artistas marciales de Jie Long. Esa no era una técnica difícil en sí misma, pero no había manera de que pudiera llevarse a cabo con tanta fluidez sin un alto nivel de entrenamiento.

Pero Ayato no podía rendirse. Sin siquiera detenerse, inmediatamente desató un contraataque giratorio en la dirección en que se habían lanzado los ataques.

«¡Ugh!»

Esta vez, parecía haber golpeado algo, aunque a juzgar por la fuerza del impacto, Eishirou parecía haberse defendido contra la fuerza total de la misma.

«Eh…. Eres rápido en la asimilación, ¿eh?» La voz de Eishirou resonó a su alrededor. «Parece que será mejor que sea un poco más cuidadoso».

¿Qué podría ser más cuidadoso que esto?

Se agachó, agachándose, para poder hacer frente a cualquier posible ataque, cuando escuchó un sonido extraño, casi como si algo se estuviese desmoronando a su alrededor.

Miró a su alrededor, pero no parecía haber nada fuera de lo común.

No… Espera… ¡No es eso!

«…¿¡Arriba!?» gritó inadvertidamente, justo cuando una red de grietas comenzó a correr a lo largo de todo el techo, y luego se derrumbó.

Ayato corrió por el pasillo mientras escombros de todos los tamaños imaginables caían hacia él, solo molestándose en esquivar la mayor de las piezas. Trozos del tamaño de su puño golpearon su cuerpo, pero no estaba en condiciones de preocuparse por eso.

Cuando por fin llegó a la escalera, pensó que finalmente estaba fuera de la línea de fuego directo. Pero sus elevados sentidos repentinamente detectaron una trampa que se estaba activando.

Una ráfaga de bou-shuriken se dirigió hacia él desde tres direcciones distintas. La trampa estaba claramente diseñada para atraparlo en el medio, y solo sería realmente efectiva si se acercaba por la dirección que tenía.

Lo que significa que…

¿¡Él derribó el techo sólo para atraerme aquí…!?

Los escombros habían caído de tal manera que restringieron sus movimientos, forzándole a caer en la trampa. No podía dejar de admirar la meticulosidad y el esfuerzo que se debe haber puesto en ello.

No había forma de que pudiera esquivar los proyectiles que se le acercaban, así que no tenía más remedio que concentrar su prana en sus brazos y evitar que golpeara en algún lugar vital.

«…¡Ugh!»

El daño no fue grave, pero fue suficiente para detenerlo.

Y en ese momento, sintió una ola de enemistad surgiendo por detrás.

«Se acabó, Amagiri.» La voz de Eishirou, aparentemente convencida de la victoria fría y tranquila, y sin el más mínimo indicio de falta de atención resonó en sus oídos.

Puede que tuviera razón.

Eso era, si Ayato no hubiera predicho ya su próximo movimiento.

«¿¡Qué!?» La cara de Eishirou se retorció con consternación.

Tan pronto como apareció detrás de él, Ayato ya había empezado a lanzar un contraataque.

Golpeó la mandíbula de Eishirou con la palma de su mano, al mismo tiempo que le clavaba el codo en el pecho, antes de seguir adelante con tres potentes puñetazos en el estómago.

«Estilo Amagiri Shinmei, Técnica de lucha, Divino Trueno».

«¡Ugh!»

Y con eso, Eishirou, con los ojos bien abiertos, se desmoronó.

***

«¿Estás bien, Yabuki?» Gritó Ayato.

«Ouch…. Parece que he perdido.» Eishirou, su voz llena de dolor, de alguna manera se las arregló para mirarle a la espalda.

La sensación de animosidad que Ayato había sentido antes en Eishirou había desaparecido por completo, dejando en su lugar, más bien, un semblante renovado.

«Dime una cosa, ¿cómo sabías lo que iba a hacer?»

«Si tenía que atribuirlo a algo, era sólo una corazonada…»

«¿Sólo una corazonada?»

«Bueno, con tus dos ataques anteriores, viniste por detrás, ¿no? Así que supuse que harías lo mismo esa vez también», contestó Ayato.

«Argh, así que eso fue todo… Supongo que lo arruiné!» Su tono sugería que estaba bromeando, pero Ayato podía ver que se sentía realmente apenado.

«Ese orgullo se apoderará de ti… ¿O es sólo una excusa?» Ayato no sabía si impresionarse o consternarse. «De todos modos, algo me ha estado molestando desde hace tiempo.»

«¿Qué?»

«¿Realmente te esforzaste al máximo? A mí no me pareció así».

«¿De qué estás hablando? Puse todo lo que tenía en ello», dijo Eishirou con una risa aturdida.

La reacción sonó hueca en los oídos de Ayato, pero ahora no era el momento de discutir el punto.

«Así que, Yabuki. ¿Dónde está Claudia?»

«Ah, claro. La prez…. Está en el bloque del puerto» respondió Eishirou, como prometió.

«¿Te refieres al que rodea a Seidoukan?»

Aunque el bloque del puerto que rodeaba la Academia Seidoukan pertenecía a la escuela, en sentido estricto, normalmente no se permitía a los estudiantes entrar en ella. Su principal uso era el almacenamiento, lo que la convertía en una zona de almacén.

«Dado quién va tras ella, lo peor sería dejarla escapar a la ciudad. Incluso a Galaxy le costaría trabajo silenciarla si algo pasara en público. Pero tampoco hay eventos de Festa hoy en día, así que se destacarían demasiado si intentaran algo en el campus. Así que eso deja el bloque del puerto. Es la opción más lógica».

«Ya veo…» Ahora que sabía dónde buscar, no podía permitirse el lujo de retrasarse más. «Eishirou, yo…»

«No te preocupes por mí», interrumpió Eishirou. «Deberías preocuparte más por tu propia seguridad, si planeas ir tras ella». Le mostró a Ayato una sombría sonrisa. «La gente que sigue a la prez, Galaxy los llama Night Emit…. Pero solían ser conocidos como el clan Yabuki.»

«¿El Yabuki…?» Repitió Ayato, respirando con dificultad.

«Sí. Y el tipo a cargo es mi propio padre».