Assassins Pride (NL)

Volumen 3

Lección 06: Bestia de la Oscuridad y Bestia de la Luna

Parte 2

Mientras compartía sus sentidos con los diez cuerpos separados, Lakeldi se aterro desde el fondo de su corazón. La chica de negro que debería estarse volviendo más lenta por el veneno, por el contrario, su velocidad estaba aumentando comparada con antes. Era posible que hasta ahora estuviera conteniendo su verdadera fuerza para descubrir su habilidad.

En el campo visual de una de las Lakeldi que había caído de espaldas, notas negras comenzaron a caer lentamente.

[Te lo diré, pero,] [incluso así,]

[dentro de la Unidad a la que pertenezco] [soy la más débil.]

[Si te enfrentaras a él]

[esos obtusos globos oculares]

[ya habrían salido volando.]

–¡¡Kuu…!!

Las diez Lakeldi que habían mantenido una sonrisa cautivadora, en algún momento terminaron mostrando sus colmillos con odio. Al hacer el cálculo, lo notaron. Comparado al veneno embotando al enemigo, su barra de HP iba desapareciendo mucho más rápido. Si seguía así, seria asesinada—

Después de darse cuenta de eso, solo podía hacer una cosa. Es decir, hacer un cambio de dirección.

–¡Eres mejor de lo que pensé, caballero de negro-sama! Pero, ¿Sabes? ¡Soy del Gremio Grimhuis, el enemigo natural del Gremio Fénix! ¡¡Conozco el mejor método para golpear sus aperturas!!

–¡—!

Al mismo tiempo que Madia se dio cuenta, una de las Lakeldi había levantado su brazo. Su objetivo era una de las estudiantes de Saint Frideswide que estaban dispersas por el jardín.

Justo después de que la chica levanto su rostro con sorpresa, el brazo transformado de Lakeldi voló como una lanza. Madia al instante extrajo su revólver y abatió su línea de ataque con un disparo preciso.

–¡¡Ves, pude crear una apertura!!

Las Lakeldis restantes mostraron una perversa alegría.

Una de ellas empujo su brazo con todas sus fuerzas. Sus dedos se transformaron en raíces de árbol, tras estirarse agudamente y volverse como gruesas lanzas, se precipitaron hacia el torso de la chica de negro. Un fuerte sonido como del metal resonó.

En un primer momento, Lakeldi sonrió—y justo después, su sonrisa se endureció.

Muy poca sangre broto desde el abdomen de la chica de negro. Furiosas llamas se concentraban en el centro de su cuerpo y la punta de la raíz del árbol solo había perforado su piel unos pocos centímetros.

–¿¡Lo detuviste solo con tu <Mana> y carne!? ¡Esa es una velocidad de reacción admirable…! ¡Pero—!

Frente al grupo enemigo que superaba la decena, una apertura de un instante seria mortal. Siguiendo a la primera, el resto de las Lakeldis extendieron sus raíces en conjunto y la pequeña sombra de Madia fue tragada por ataques desde todas las direcciones. Los incontables ataques de lanza golpearon todo su cuerpo sin excepción y su uniforme militar negro reboto como pelota a atraves del aire.

Incluso si evitaba un golpe mortal, su cuerpo alzándose al vacío estaba indefenso. La decena de Lakeldis absorbió aire hasta llenar su pecho y a continuación soplo.

El ácido corrosivo que fue expulsado desde sus bocas baño a la chica de negro en medio del aire. Humo blanco similar al producido por el agua hirviendo se elevó, y su uniforme militar fue despedazado cruelmente. Las estudiantes dejaron escapar un chillido.

–¡¡Noooooooo!! ¡¡Caballero-sama!!

–¡Ahahahaha! ¡Deja solo tus huesos y vuélvete mi nutriente!

Justo después, desde atrás se escuchó un sonido que podía erizar la piel.

Las hermosas mujeres de color verde se voltearon al instante y entonces lo vieron.

Una de las Lakeldi estaba siendo estrangulada desde su espalda, con su cabeza siendo retorcida. Alejando sus brazos desde el cuerpo sin vida, la pequeña chica de piel marrón murmuro como si estuviese aburrida.

–Con esto falta la mitad, ¿O algo así?

–¡…!

Lakeldi se asustó, y volteo hacia la sombra de la chica de negro que había sido arrojada de golpe al piso. Su cuerpo había desaparecido, dejando solo su uniforme militar de color negro azabache. El ácido corrosivo no le había hecho ni una herida a la piel de la chica.

Alabando más y más la fuerza de su enemigo, la hermosa mujer de color verde abrió sus brazos.

–¡Maravilloso! Te quitaste al instante tu uniforme y lo usaste como remplazo, ¿No es asi? Sin embargo, me pregunto si no hiciste algo extremadamente imprudente. ¿Dónde quedo tu orgullosa colección?

Las siete armas a las que Lakeldi llamo colección estaban dispersas por todos lados del jardín. La Madia actual estaba desarmada vistiendo solo con una ropa interior ligera. Viendo las delgadas heridas talladas en su piel marrón expuesta, significaba que los ataques concentrados de antes no habían sido inútiles.

Discerniendo que su salvadora estaba en inferioridad numérica, las estudiantes dieron un paso adelante.

–¡C-Caballero-sama! ¡Te ayudaremos…!

–No, hagan nada, estudiantes.

Mientras se centraba en sus enemigos con una mirada afilada, Madia dijo con una voz difícil de escuchar. No se podía percibir completamente cuales eran sus emociones.

–Ustedes… son diferentes a mí. Sus manos son para protegerá a los débiles, ¿No es asi? Siendo así, ahora aun no pueden manchar sus manos con sangre sucia. ¡Guarden silencio y sean protegidas por mí, polluelos…!

–P-Pero…

Lakeldi se burló de la devoción de este caballero demasiado joven.

–¡Ese es un gran orgullo! ¡Al principio pensé que este trabajo sería aburrido como cortar maleza, pero fue un inesperado error de cálculo poder encontrarme con un caballero como tú! ¡¡La experiencia tras derrotar a un poderoso enemigo como tú, claramente se volverá un gran alimento dentro de mí!!

–Igualmente. … Estando relacionado a <él>, son solo batallas que hacen saltar mi pecho… La desarmada Madia murmuro en voz baja y bajo su centro de gravedad.

Su boca estaba curvada salvajemente. Su postura con sus piernas abiertas ampliamente era como la de una bestia.

*Zuu…*

Sintiendo un ruido que parecía estremecer la tierra, la expresión de Lakeldi se tensó.

Mientras envolvía el <Mana> que parecía brotar desde las profundidades de la tierra por todo su cuerpo, Madia recogió sus brazos.

–¿El caso de esta vez fue desafortunado para Saint Frideswide…? ¡No! Estudiantes, piensen lo afortunadas que son de estar en este lugar. ¡¡Desde ahora les mostrare el pináculo de un Usuario de <Mana>!!

Cuando Madia balanceo su brazo, el <Mana> que voló desde la punta de sus dedos corrió libremente por el campo de batalla. Se enredó en las siete armas que estaban clavadas en el suelo y justo después, estas saltaron como si poseyeran vida.

— —¿¡Qué!?

Justo después que las Lakeldis se dieron la vuelta, las siete armas gimieron.

Corriendo alrededor del espacio como estrellas fugaces envueltas en <Mana>, la espada atravesó, la Katana corto, y el Mazo penetro el cuerpo de su enemigo. Los Chakram dibujaron trayectorias como si danzaran y masacraron al grupo enemigo, el Báculo que estaba en las manos de Madia a continuación pulverizo la cabeza de una de las mujeres verdes.

Finalmente, las Lakeldis que regresaron en sí comenzaron a atacar con sus raíces a Madia. Cuando lo hicieron, el Revólver y el largo Báculo que se acercaron volando en una fracción de segundo apretaron por sí mismo el gatillo y las líneas de disparo que quemaron el aire abatieron los brazos del enemigo. Las gargantas de las hermosas <Mandrágoras> se apretaron cada vez más.

–¿¡Q-Que es esto…!? ¡¡Hiii!!

–¡Este es mi as bajo la manga—!

Madia pateo el piso bruscamente. Agarrando la Espada Larga que volaba por el aire, corto a un enemigo con un corte inverso. Con el Mazo en su mano izquierda destruyo el corazón de uno más. El Revólver y el largo Báculo que se movían por los alrededores, liberaban destellos sin descanso disparando a través de los enemigos indiscriminadamente.

Dentro del grupo de enemigos cuyo número estaba disminuyendo en un abrir y cerrar de ojos, Madia se acercó a la que seguramente era la última Lakeldi que quedaba. Apuntando al corazón de la <Mandrágora> que distorsiono su bello rostro, apretó la espada en su mano derecha.

–¡¡<Horologius… Fantasma>!!*

Las armas que llegaron desde todas las direcciones cosieron todo su cuerpo, y la espada que empujo con toda la fuerza de su cuerpo pulverizo el área del pecho del enemigo. La parte superior de su cuerpo estalló magníficamente y el <vástago> que danzo por el aire fue cortado en dos.

La última de las Lakeldis que estaban reunidas en el jardín cayo de rodillas.

Entre su cuerpo que comenzaba a desintegrarse, sus labios que fueron lo último en quedar—se curvaron en una sonrisa.

–Tu as bajo la manga… lo guardaste hasta el final, ¿No es asi, Ojou-san…?

–…

–Fuiste, demasiado suave… ¿Sabes…?

La última Lakeldi se derrumbó como una hoja muerta y cayó al suelo.

(Nota: ホロロギウス・ファンタスマ. Bien, aquí nuevamente el autor mezclando palabras en varios idiomas. Además, en la primera palabra (Horologius) fue bastante difícil encontrar una referencia, pero al parecer se basa en el compositor e instrumentalista italiano Alessandro Orologio (Alexander Horologius) quien fue famoso por ser capaz de tocar y componer en una variedad de géneros.)

Madia retiro su espada y justo después cayó de rodillas sin fuerza. El avance del veneno era grave. El control de su <Habilidad de Asalto> se perdió y las seis armas también perdieron su brillo y cayeron al suelo.

Madia respondió junto con un suspiro áspero la última declaración dejada por el enemigo.

–Seguramente… soy demasiado suave.

***

Al mismo tiempo, dentro de la niebla venenosa estaba la figura de la hermosa mujer quien levanto la parte superior de su cuerpo.

Estaba dentro de los terrenos del palacio de cristal, <Palacio Mundo de Cristal>. Levantándose desde dentro de la pared derrumbada, giro su rostro en la dirección del distante jardín.

–Ufufu… haber dejado uno de mis <vástagos> mientras analizabas mi habilidad fue descuidado. Incluso a ti solo te queda un poco de HP…

Mientras soltaba un suspiro áspero, Lakeldi planto sus pies en el suelo. Avanzando como si arrastrara sus pies, todo su cuerpo pesaba y su visión también era borrosa. Con su HP y <Anima> habiendo sido reducido hasta el límite por ese poderoso enemigo, ya no le quedaba fuerza restante como para regenerar su carne perdida.

Mientras ponía su mano en la pared, la <Mandrágora> al borde de la muerte se dirigió en dirección a la arboleda casi arrastrándose.

–¡Sería peligroso luchar con ese caballero más allá de esto…! Pero, quien reirá al último seré yo como era de esperar. Después, si me escondo hasta que el veneno la afecte completamente a ella y las estudiantes—

–No, tu final es aquí.

Ante la voz que escucho desde su espalda, Lakeldi intento darse la vuelta, pero su reacción fue tardía. Mirando por sobre su hombro, la visión de una espada plateada acercándose frente a sus ojos fue la última escena que le dio conclusión a su vida sin escrúpulos.

–¡¡Haaa!!

La espada de satisfacción que fue balanceada hacia abajo por la Presidenta del Consejo Estudiantil de Saint Frideswide corto a la belleza de piel verde desde la parte superior de su cabeza. El <vástago> cayó desde su pecho partido y se derrumbó con una lisa superficie de corte.

–¡¡Te regresare… lo de antes!!

Christa lanzo un segundo corte. El torso cortado de la mujer danzo por el aire y se estrelló violentamente en el piso sobre su espalda.

Su cuerpo comenzó a convertirse en tierra negra desde sus extremos y ser arrastrada por el viento. Perdiendo sus cien remplazos y toda su <Anima>, Lakeldi extendió sus brazos hacia el cielo mientras exponía sus desagradables restos.

–E-Es mentira… yo, ¿Desapareceré…? Esta, bella <Mandrágora>… ¡Tenía la misión, de cubrir todo el mundo con mis flores…! ¿¡Significa que seré aplastada por el pico de unos polluelos, como estos…!?

–Sin duda, ahora aun soy un polluelo inmaduro. Pero—

–Maldita… ¡¡Malditaaaaaaaaaaaaaaa…!!

Sus brazos raspando desesperadamente el cielo que no podía alcanzar repentinamente explotaron junto con un destello. Un sonido bajo que resonaba en el estómago atravesó el cielo, la tierra negra que voló por el aire finalmente fue barrida por el viento y desapareció.

Al mismo tiempo, la niebla venenosa que la maligna <Mandrágora> había dispersado rápidamente comenzó a despejarse. Mientras se hacía consiente de que su respiración se volvía mejor, Christa cayo de rodillas al suelo abrazando su espada.

–¡Te agradezco desde el fondo de mi corazón por darme la oportunidad de recuperar mi honor, Caballero negro-sama…!

Mientras sentía la calidez de las gotas que rodaban por sus mejillas, murmuro entre dientes. Y así, el peligro sin precedentes que ataco a Saint Frideswide cerro sus cortinas en manos de la propia Presidenta del Consejo Estudiantil.

***

Bajando desde el ascensor, Kufa se dirigió hacia las chicas alineadas esperando allí, y pregunto.

–¿Cuál es la situación de daños?

Quien estaba esperando en medio del Ascensor al <Palacio Mundo de Cristal> eran un número de estudiantes de tercer año lideradas por la Presidenta del Consejo Estudiantil Christa Chanson. Viéndola bien, había vendajes envueltos en su cuerpo y en su boca había rastros de sangre.

Anticipando la peor respuesta, el rostro de Kufa se frunció dolorosamente. Dentro del laberinto Bibliagoth más o menos se imaginaba cual era la situación en la superficie cuando el ascensor finalmente comenzó a moverse.

Como esperaba, Christa medio afirmo el presentimiento de Kufa y entonces lo medio negó.

–Mientras se dirigían hacia el laberinto Bibliagoth para el rescate, un enemigo entro a la Academia. De alguna manera, parece que ese era el verdadero objetivo del enemigo en este ataque.

–Presidenta, con solo hacer esta pregunta mi lengua parece congelarse, pero…

–Tranquilízate, Kufa-sensei. Si hablamos de heridos, yo fui quien sufrió las peores heridas. Gracias al caballero-sama vestido de negro, los daños se redujeron al mínimo—