Assassins Pride (NL)

Volumen 3

Lección 06: Bestia de la Oscuridad y Bestia de la Luna

Parte 1

El destello de una espada broto, rasgando la niebla venenosa. Lakeldi trasformo sus brazos en raíces de árbol y contraataco. Chipas se dispersaron desde las armas chocando entre sí, dibujando un anillo perfecto.

El dobladillo del uniforme militar de la chica vestida completamente de negro se agitaba mientras movía dinámicamente todo su cuerpo oscilando su espada sin descanso. Lakeldi repelió los continuos ataques que trazaban una espiral mientras mostraba su euforia.

–¡Ese <Estado>! ¡Una espada llena de intenciones asesinas! ¿¡Eres un caballero del Gremio!?

La punta del brazo de la <Mandrágora> se ramifico como finos látigos y uno a uno se abalanzaron sobre su enemigo. La chica de negro aumento su velocidad aún más, las imágenes residuales que se desvanecían ya eran el territorio de la velocidad divina. Aunque logro derribar perfectamente diez de los ataques, la cuchilla que ataco de nuevo perforo el ojo izquierdo de la hermosa mujer.

El lado izquierdo de Lakeldi fue cortado, sin embargo, su piel al instante se agito, recuperando las partes faltantes.

–¡Ciertamente no eres una guerrera ordinaria! ¿¡Me dirías a que grupo perteneces!?

–¿Heridas a medias son ineficaces…? Si es así…

Al mismo tiempo que la chica de negro murmuro sin tomarla en cuenta, enfundo su espada. Con movimientos fluidos desenfundo un revolver y disparo todos sus proyectiles hacia las cautivadoras piernas de la hermosa mujer.

En el momento en que las rodillas de Lakeldi se doblaron, el brazo izquierdo de la chica vestido de negro había sacado una segunda arma. La cabeza del Mazo que fue balanceada hacia abajo con todas sus fuerzas, pulverizo en pedazos la cabeza del enemigo.

Dispersando pétalos y aserrín, Lakeldi cayo de rodilla habiendo perdido su cabeza. Sin embargo, nuevamente crecieron plantas desde su herida, regresando a su hermosa figura original.

–Aah, esta sería la <segunda>. Las plantas que las que puse mi alma se desperdician. Podrías ser un poco más reserva—

Antes de que terminara de hablar, una Espada Larga perforo su abundante pecho.

–¿Ara?

Instantes después de que inclino la cabeza, su cuello fue rozado por el sonido del viento. La chica vestida de negro guardo la Katana que había desenfundado en la vaina de su cadera, un segundo después la cabeza de Lakeldi cayó desde la superficie cortada. Había realizado una técnica de desenfunde que no podía ser captada por los ojos.

[Aunque la hiera, se cura.] [Aunque muera, revive.]

[¿Un poder de regeneración ilimitado?] [¿Una ilusión mental?]

[No,]

[imposible,]

[alguna clase de mecanismo] [debe estar en alguna parte.]

Notas negras cayeron desde el cielo como si danzaran. Sin darle incluso el tiempo para poder leerlas, la chica de negro extrajo sus armas en secuencia. Oscilando su Mazo y Espada Larga al mismo tiempo, aplasto sus brazos y pateando hacia adelante el indefenso cuerpo de la hermosa mujer, la mando a volar.

Persiguiendo la sombra del enemigo que parecía deslizarse por el vacío, le dio una patada instantáneamente, lanzándola hacia el suelo.

[Si es así…]

Guardando su Mazo, saco su Revólver y mientras corría empujo las armas en sus manos y disparo. Lakeldi se estrelló violentamente en la pared y la lluvia de disparos la golpeo como si cosiesen todo su cuerpo.

Acercándose corriendo, la chica de negro pateo el torso del enemigo que se había llenado de agujeros. La pared se derrumbó junto con un estruendo.

[Hasta que mueras,]

[te matare todas las veces necesarias.]

Cuchilladas estallaron como una tormenta. La chica de negro oscilo hacia abajo la Espada Larga en su mano derecha y la Katana en su mano izquierda con una velocidad que hacía parecer que se difuminaban, y cuchilladas a súper alta velocidad golpearon a Lakeldi. Dentro de la destrucción sin límite que no parecía tener fin, el cuerpo de la hermosa mujer era cortado y luego se enlazaba, pulverizado y luego se regeneraba.

Expuestos a cortes instantáneos, sus labios arqueados hacia arriba no podían expresarse satisfactoriamente.

–¡N-No tienes pi-pi-pi—edad! ¿¡E-Entonces q-q-q-q-q-que tal esto—!?

Justo después, se escuchó un grito desde un lugar distante un grito. Los ataques de la chica de negro se detuvieron.

Mirando detenidamente, el atroz cadáver de la Lakeldi frente a sus ojos ya no se movió. Con la pared cortada y la tierra dividida, estaba tendida en el centro de las espantosas huellas de la destrucción.

La chica de negro levanto su capucha y miro hacia la dirección de la torre escolar.

–¿Qué ocurrió…? ¿Es cómo pensé y su verdadero cuerpo está en otro lugar…? De cualquier manera, es peligroso…

Murmurando con una voz que no podía ser escuchada, instantáneamente pateo el piso. Christa, quien había vuelto en sí de su aturdimiento, llamo a la figura de la chica de negro que intentaba marcharse corriendo como el viento para que se detuviera.

–¡P-Por favor espera, Caballero-san! ¿¡Por qué estás en Saint Frideswide…!? [No puedo explicarlo]

[aquí.]

Mientras liberaba dos simples notas de papel, la chica de negro salto desde la valla que rodeaba el <Palacio Mundo de Cristal> antes de que se diera cuenta. Christa, quien fue dejada junto con el cadáver cruelmente destrozado del enemigo, cayo sin fuerzas en el piso dentro de la niebla venenosa que aun flotaba ligeramente.

–¿Q-Que debo hacer como Presidenta del Consejo Estudiantil para proteger la Academia—?

El <Anima> de la <Mandrágora> se filtraba en sus rodillas que luchaban por ponerse de pie y Christa mordió sus labios.

***

Mientras <Black Madia> corría como el viento dentro de los terrenos de la Academia, chasqueo la lengua dentro de su corazón. Lo que debería haber sido una simple misión de vigilancia termino convirtiéndose en una situación inimaginable.

Se había infiltrado en Saint Frideswide desde hace varios días y la razón naturalmente era investigar al hombre que visito la Academia llamándose a sí mismo el padre de Melida Angel. ¿Ese realmente era la persona real? ¿O posiblemente era una broma propiciada por un tercero? Si resultaba ser la persona real, tenía que atraparlo rápidamente y revelar su verdadera identidad y si era falso, tenía que controlar a las estudiantes para que el escándalo no se filtrara hacia el exterior. Y entonces, al mismo tiempo, el vigilarlo a <él> también era una de las responsabilidades otorgadas a ella esta vez.

Aunque <él> mismo parecía ser consciente de la infiltración de Madia.

De cualquier manera, justo como pensaba, sin que trascurrieran muchos días desde el disturbio del <padre enmascarado>, la situación comenzó a sacudirse en gran medida. Tras el comienzo de la Prueba de Acreditación como Bibliotecario del laberinto Bibliagoth y con la perdida de contacto con las postulantes, el Gremio Grimhuis comenzó sus maniobras secretas… uno de los asesinos extendió sus colmillos venenosos hasta la Academia de formación, intentando masacrar a las estudiantes. Incluso dentro de la vida empapada en sangre de Madia, quien había estado finalizando misiones desde su infancia, no existía nada que superara estos días turbulentos.

¿Qué es lo que estaba sucediendo en el país con esa chica—Melida Angel—en el centro? ¿Y acaso <él>, cómo parte fundamental, estaba intentando controlar de alguna manera los hilos del destino que se enredaban complejamente?

Sin darse cuenta, su pequeño pecho saltó y <Mana> a alta temperatura corrió por todo su cuerpo junto con su sangre.

Sin embargo, contrario a su corazón enardecido, su cuerpo se sentía más pesado que de costumbre. Podía sentir que su <Estado> se debilitaba gradualmente. Seguramente era el efecto del veneno que la Licántropo artificial <Mandrágora> que se hacía llamar Lakeldi disperso dentro de la Academia.

Al igual que Madia quien intento contrarrestarlo con su <Mana> a alta presión, el enemigo tampoco era alguien común. Las esporas que albergaban sus malignas intenciones asesinas se infiltraron en su piel, se disolvieron en sus pulmones y continuaban su marcha de invasión de manera constante. Si no encontraba una solución rápidamente, las posibilidades de ganar estarían en peligro. Además, mientras más tiempo le tomara, aumentaba la posibilidad de que comenzaran a aparecer sacrificios entre las inmaduras estudiantes. Eso no era diferente de una bola de nieve.

Mientras los latidos de su corazón aumentaban otra vez por una razón diferente, Madia apretó la espada que sostenía en su mano derecha. Había detectado numerosas figuras humanas a medida que avanzaba. Las estudiantes cargando sus armas en la fuente del jardín, y las <Mandrágora> con la misma figura que se acercaban a ellas.

Mientras aumentaba aún más su velocidad, Madia paso a su lado y corto a los enemigos de manera consistente. Pulverizando la cabeza del primero, y apuñalando desde la espalda al segundo. Arrojando su Chakram al tercer y mientras lo contenía, convirtió al cuarto en un nido de abejas con su revólver que extrajo con su mano en libre.

Acelerando instantáneamente, agarro el Chakram que estaba clavado en la garganta del enemigo y lo oscilo con todas sus fuerzas. El cuello de la hermosa mujer salió volando en el aire y las estudiantes dejaron escapar un grito agudo.

Las cuatro <Mandrágora> se derrumbaron en el piso y no mostraron signos de regenerarse. Como esperaba, no podía descubrir el mecanismo tras su habilidad. Si no podía descubrirlo rápidamente, las posibilidades de victoria se alejaban más y más. La temblorosa voz de las doncellas llego a los oídos de Madia quien estaba siendo atormentada por la ansiedad.

–¿E-Eres parte de la misma Unidad que Kufa-sama…?

Las chicas dispersas por todo el jardín portaban sus armas, probablemente intentando proteger su Academia valientemente. Sin embargo, Madia solo les arrojo sus notas indiferentemente.

[No hay nada que puedan hacer.]

[Reúnanse con las otras estudiantes en un solo lugar.] [Si están dispersas,]

[no podrán protegerse.]

–¿Eh? ¿Qué es eso…? Lo sentimos, pero la niebla es muy densa y no podemos leerlos bien.

Las estudiantes fruncieron el ceño dudosamente. Madia mordió sus labios debajo de su capucha.

Era inevitable que desconfiaran. Señalando a la torre escolar con la punta de su espada, les ordeno con su voz que raramente dejaba salir.

–E-Estorban polluelos… ¡Apíñense como corderos, estudiantes…!

–¿Nn? A-Ah, ¡¡Aah—!! ¡¡Tú eres la de esa vez!!

En ese momento, una de las estudiantes dio un grito enloquecido.

La chica de primer año que le apuntaba con su dedo mientras sus labios temblaba, era Nerva Martillo. Sin embargo, Madia, solo inclino la cabeza extrañada.

–… ¿Quién eres?

–¡¡Mukii—!! ¡¡N-N-N-N-No me digas que te olvidaste, demonio!! ¿¡Viniste a interferir nuevamente en nuestro gran momento!?

Justo cuando Madia miraba a la chica con coletas en espiral a quien no recordaba en absoluto, repentinamente el dobladillo de su uniforme militar se agito y libero una serie de patadas. Las estudiantes que las recibieron fueron mandadas a volar hacia atrás.

–¿¡Que…!?

Comenzando por Nerva, no hubo un impacto significativo en las estudiantes que fueron pateadas. Al mismo tiempo que caían junto a la pared, Madia extrajo su arma y grito.

–¡¡Agáchense!!

Justo después, un cumulo de tierra del suelo estallo. Raíces con forma de lanza que superaban los diez metros se extendieron en todas las direcciones apuntando a Madia. Las armas en sus manos danzaron bruscamente esquivando un impacto directo en el momento de peligro.

Hermosas mujeres mostraron sus figuras desde todas partes del amplio jardín Como si un brote saliera desde el suelo. Más de 10 Lakeldis, sonrieron cautivadoramente haciendo exactamente el mismo gesto.

–¡Lo sabía, eres peligrosa…! ¡Tendré que aplastarte con mi campo!

Mientras grababa en su cabeza la posición de las estudiantes y la ubicación actual del enemigo, Madia hizo un plan.

La siguiente investigación… es la posibilidad de que <el verdadero cuerpo del enemigo este camuflado dentro de las copias>…

Mientras los diez pares de ojos atravesaban todo su cuerpo, Madia bajo la espada en su mano derecha y la Katana en su izquierda.

–La investigación… ¡¡Comienza!!

La tierra estallo y Madia salto hacia la formación enemiga por sí misma. Con una agilidad que no podía ser captada por los ojos, corrió dentro de los verdes árboles y asesino de un corte a los enemigos que mostraban una apertura uno tras otro. Sin embargo, no los perseguía. Les daba un simple golpe. Sin mirar atrás a los oponentes que sufrían una herida mortal, apuntaba al siguiente enemigo.

Se estaba desarrollando una insaciable batalla caótica hasta el punto de hacer temblar a las estudiantes que observaban. El <Estado> de la chica de negro era abrumadoramente superior. Sin embargo, a pesar de que el número de las <Mandrágoras> no era ordinario, saltaba hacia el enemigo sin mostrar signos de dolor. Las imágenes residuales negras saltaban de izquierda a derecha y los pedazos de carne verde llenaron el espacio.

Madia quien cambio su arma a una espada, cortó finamente todo el cuerpo del enemigo. Las hiedras que enredaron sus pies en esa apertura arrojaron lejos su pequeño cuerpo. La Lakeldi que estaba enfrente la golpeo con su brazo que había engrosado. Aprovechando su postura, Madia saco su Mazo y pulverizó la cabeza de una de las Lakeldi con la que se cruzó a mientras volaba. Agarrando a la inversa las hiedras que seguían enredadas en sus pies, las hizo girar como un martillo y masacro a un buen número de ellas.

Mientras lo hacía, Madia comenzó la diferenciación de los <enemigos que se regeneraban> y <los enemigos que no lo hacían>. En el momento en que mandaba a volar sus extremidades o su cuello, siempre se regeneraban. Sin embargo, los oponentes a los que les atravesaba el corazón seguían tendidos en el suelo. No era necesario decir lo que sucedía con las que eran hechas pedazos.

Viendo la apertura, analizo al grupo enemigo y finalmente observo un instante crucial. Un enemigo al que le había cortado el torso por la mitad cayó al piso y algo se derramo desde su pecho algo. Era un <vástago>. Justo después, las partes del árbol se reunieron, aumentaron su volumen e intentaron imitar la forma de un humano.

Si aplastaba al <vástago> justo antes de que se regenerara, perdía su forma original y dejaba de moverse. Entonces, al mismo tiempo el cuerpo de una de las <Mandrágoras> que estaba en un lugar distante se derrumbaba repentinamente.

–… Eso es.

Madia al instante pateo el piso y aterrizando justo arriba de la fuente, concentro la atención de todos los presentes.

–En otras palabras—¡¡<Dividió su HP>!!

Después de que dijo eso, el movimiento del grupo de enemigos verdes se detuvo. Solo la multitud de ojos brillando de color amarillo se concentraron en ella mientras temblaban dentro de la niebla venenosa.

Mientras evaluaba sus siete armas sin descuidarse, Madia continúo hablando.

–Tu habilidad replica a las otras tu teniendo un <vástago> como núcleo. Su número total, si es que puedo confiar en tus palabras, es de cien. Y entonces, todos esos cien individuos son tu verdadero yo, es decir, ¡Es una relación en la que <están compartiendo una barra de vida de cien partes entre cien personas>…!

–…

–¡Además el HP de las partes que mueren, es posible prestarlo entre cada una de las partes! Esta es la verdadera identidad de tu capacidad regenerativa que parecía ilimitada. Esa no es una <habilidad de recuperación>… ¡En el momento en que una de ustedes está curando su herida, las otras deben asumir la deuda de la herida viendo disminuido su HP!

Siendo así. Madia desenfundo su Katana. La luz se reflejó ligeramente en la cuchilla que levantó frente a su rostro, iluminando sus ojos en lo profundo de su capucha.

–Eliminare el HP, de ustedes cien. ¡Con eso será, mi victoria…!

Las estudiantes que estaban vigilando el combate tragaron ruidosamente. Las Lakeldis que habían estado mirando hacia arriba en silencio a la pequeña chica de negro que reinaba en la cima de la fuente, repentinamente aplaudieron alegremente.

–Magnifico. Hasta ahora he luchado varias veces contra las personas del Gremio, pero, asesine a todos ellos dentro del vórtice de caos. En serio, ¿Qué vida tan rigurosa has llevado como para haber acumulado una experiencia en combate como esa a tu edad?

–…

–Te daré un extra, chica de negro-san. La razón por la que puedo replicarme solo con plantar mis vástagos, es porque estoy extrayendo la energía vital desde la tierra. En otras palabras, lo que quiero decir… ¡¡El HP de cada una de nosotras no es <uno de cien partes>, sino <un centenar>!!

En un cambio completo, Lakeldi, quien había mantenido una sonrisa tranquila, expuso sus colmillos salvajemente.

–¡Incluso si revelaste mi truco, ya que mi método de lucha es esparcir veneno, la única opción posible es una batalla prolongada! Lo sientes, ¿No es así? El veneno que tiñe tus pulmones, gradualmente ira consumiendo tu <Estado>. Ciertamente mis habilidades de combate directo no son demasiadas. ¡Sin embargo, el tiempo debería estarse acercando segundo a segundo…! ¡En el punto en que tú <Estado> baje a cierto porcentaje, mi victoria estará asegurada!!

[Es el momento que deseaba.]

Pateando el suelo bajo sus pies hasta el punto de hacer estallar la escultura, Madia cargo hacia el grupo enemigo. Mientras pasaba por su lado, corto el cuello de uno, y con movimientos fluidos aplasto la cabeza de un segundo. Como si dijera que era un desperdicio hablar, notas negras comenzaron a caer mezclándose entre los pétalos y el aserrín que se dispersaban.

[Si el truco] [está expuesto,]

[no hay necesidad de temer.] [Para alguien como tú,]

[incluso con la mitad de mi <Estado>] [es suficiente.]

–¡Finalmente es plato principal! ¡Decorado con el máximo de especias!

Lakeldi rugió con una expresión de éxtasis. Si se veía solo el estado de la batalla, era unilateral. Madia alzaba su Espada Larga y liberaba ataques encadenados. Con cada parte de su cuerpo siendo atacada y mostrando una sonrisa destrozada, Lakeldi fue enviada a volar.

Otro de los cuerpos sucedió sus palabras, persiguiendo al enemigo vestido completamente de negro desde todas las direcciones.

–¿Mis <vidas restantes> se agotarán más rápido o tu <Estado> llegara al fondo más rápido? ¡Es un duelo!¡¡Muchos de mis <vástagos> han sido aplastados, pero mi poder restante aun es suficiente!! Por el contrario, ¿Qué hay de ti? ¡¡Me pregunto si tu fuerza física no se está reduciendo!!

Como para cortar el final de su frase, el cuello de una de ellas voló por el aire. Justo después, desde detrás a la derecha se escuchó un grito de agonía. Casi al mismo tiempo, pétalos se dispersaron desde su lado izquierdo y por los ataques continuos que le siguieron incluso ella misma estaba recibiendo cortes sin fin.

¿¡No puedo atrapar… ni siquiera las imágenes residuales!?