Assassins Pride (NL)

Volumen 3

Lección 02: Dos Invitados Sin Aviso

Parte 2

El aroma tras salir del baño acariciaba sus fosas nasales como haciéndole cosquillas, y Kufa tosió como para disimular su vacilación.

Lo que haría a continuación era un examen médico de los órganos de <Mana> dentro del cuerpo de Melida, lo cual se estaba volviendo una costumbre. Estaba comprobando cuidadosamente que los órganos dentro de su cuerpo, que fueron despertados por la fuerza al añadirle el <Mana> de Kufa, no sufrieran una reacción extraña con el paso del tiempo.

Ese acto no debía ser conocido por nadie más, incluyendo a las sirvientas.  El hecho de que Kufa le diera una parte de su <Mana> a la <Chica sin talento> y que como resultado obtuviera la Clase <Samurái>, sin duda era un secreto que se conectaba al destino de ambos, después de todo.

Pero, incluso si provisionalmente quitáramos eso, si se supiera que un tutor privado arrastraba sus dedos sobre la piel desnuda de la hija de 13 años de la Casa del Duque, el escándalo no terminaría solo con mi cuello rodando… aunque, bueno, a estas alturas, en este año que he pasado con ella, han ocurridos <varios incidentes>.

—*Gohon*

Aclarando su garganta una vez más, Kufa puso énfasis en su fiabilidad.

–Me disculpo por poner esta carga sobre ti. Pero existe la necesidad de ver el proceso por un tiempo.

–¡N-No, mejor dicho, esto es algo que yo debería pedirte!

Incluso mientras estaba avergonzada como era de esperar, Melida le sonrió encantadoramente.

–Además, me gusta sentir tus manos, Sensei. Así que por favor no te contengas. ¡La inspección, es como un m- masaje después de todo!

–Ojou-sama…

Lo sabía se está forzando un poco.

Kufa comprendió en su interior. Seguramente lo hacía para poder disimular su vergüenza, pero al mismo tiempo, lo ocurrido en la academia al medio día también la hacia sentir ansiosa.

Como para no volver inútiles sus esfuerzos, Kufa sonrió conscientemente y señalo la cama.

–Entonces, comencemos sin más preámbulo—adelante. Melida asintió tensamente y se subió a la amplia cama.

Acostándose de espaldas sobre la almohada, levanto por si misma el dobladillo de su bata. Sus pantorrillas y rodillas, hasta el peligroso lugar en la base de sus muslos, quedaron al descubierto. Tras detenerse un momento allí, y como si tomara su decisión, jaló hacia arriba unos centímetros más el dobladillo de su bata.

La ropa interior blanco puro que se incrustaba en su entrepierna tentaba la mirada de Kufa con una fuerza de atracción contra la que era difícil oponerse—

–…

Melida apretó sus labios y levanto sus brazos por sobre su cabeza. Moviendo solo su mirada, insto a Kufa. Era una pose que solo mostraría a un compañero al que le estaba confiando todo, su cuerpo y su alma.

–P-Por favor. Si necesitas hacer algo durante el examen, por favor haz lo que gustes…

–… De acuerdo, Ojou-sama.

Debajo de su fría mascara, el corazón de Kufa latía fuertemente.

Durante la primera inspección, esta Ojou-sama estuvo avergonzada incluso de ser tocada en su espalda.

Tal vez por haberlo hecho varias veces o por una razón sin relación con Kufa, parecia que Melida estaba volviéndose más atrevida con el pasar de las inspecciones. Si seguía asi, quizás realmente el día en que la palpara sin ni siquiera un hilo encima también—

Justo antes de que comenzara a imaginárselo, Kufa sacudió su cabeza.

Enrollando las mangas de su camisa, se sentó a horcajadas sobre la hermosa chica acostada de espaldas. Si alguien lo viera desde un lado, seguramente sería una escena indignante, pero ya que esa postura tenía el mejor efecto no podía hacerse nada. Para dejar completamente fuera de sus conciencias la existencia de otras personas, comprobó cuidadosamente la cerradura.

–Entonces, es como siempre. Ya que terminare enseguida, por favor relájate.

–¡S-S-Si…!

Incluso diciendo eso, seguramente no podría relajarse, pero Melida, con un rostro rojo que parecía estar a punto de fundirse, recibió la mirada de Kufa y respondió.

Naturalmente, no había error en que el corazón de Kufa latía ruidosamente, pero hasta el final, el examen era un asunto serio. Dicho eso, la mejor opción seria cerrar sus ojos. Si colocaba su mano en la piel de Melida una vez, después de eso incluso si cerraba sus ojos, la presencia del <Mana> guiaría a Kufa.

Ese era el pulso del <Circuito de Mana> que circulaba desde su núcleo hacia todo el resto de su cuerpo. Pudiendo sentir la diminuta entrada y la fina circulación incluso a través de su bata, el sutil y cálido aliento de <Mana> que ascendía desde el Manto, era agradable en su mano.

Kufa, como presionando el teclado de la diosa de la belleza, deslizo sus dedos por todo el cuerpo de Melida cerrando sus ojos. Melida también, como aceptando todo, cerro sus parpados lentamente.

Sin embargo, si concentraba su conciencia en su suave piel, no sería bueno para los nervios de Kufa. Dentro de la oscuridad, en lo que pensó fue el asunto del medio día.

Ese hombre con mascara de payaso, ¿Realmente es el padre de Melida Ojou-sama?

Si así lo fuera, ¿Realmente era posible qué la pareja adultera de Melnoa Angel, de quien aún no podían descubrir su verdadera identidad incluso mientras el Gremio Jack Raven separaba las raíces de la hierba buscando su paradero, terminara apareciendo simple y llanamente de esa manera—?

Los dedos de Kufa se envolvieron en calor. Siguiendo el camino de <Mana>, llegaron hacia la fuente de <Mana> que pulsaba más fuertemente. Deslizando la palma de sus manos, comprobó su existencia como si estuviera fascinado.

Originalmente, esta chica debería haber muerto hace más de medio año. Ese pulso debería haberse detenido. Por nada más que las propias manos de Kufa… incluso si era para evadir ese destino, esa cuestión no debía descartarse.

En conclusión, ese hombre de la máscara había escapado del rastreo de las instructoras de Frideswide. Como esperaba, no era un individuo cualquiera. Creando un alboroto apuntando a propósito el momento en que se realizaba la reunión general y llevar un informe a los medios sin ninguna demora, claramente estaba moviéndose de acuerdo a un plan.

Su objetivo era solo uno, sacudir desde la raíz la posición de Melida quien estaba finalmente en paz.

Basado en eso, ¿Que acción deberían tomar Kufa y los demás? Debido al caso de esta vez, ¿Cómo se moverían los varios poderes que pululaban alrededor de Melida? No podían equivocarse en su reacción. El destino de Melida y el de Kufa estaban conectados estrechamente por un hilo de color sangre después de todo—

–¡Haa, haa…! ¡Hn.… nn! ¡S-Senseiii…! ¡Hauu…!

Repentinamente, sintió como si las plumas de un ángel acariciaran su oído.

Era la voz de Melida. Su conciencia que estaba siendo prisionera de sus pensamientos saltó y Kufa levanto sus parpados que había mantenido cerrados todo el tiempo. Pudo ver como el cabello dorado se extendía desordenadamente.

Las mejillas de Melida parecían hervir y desde sus labios color melocotón, un aliento ardiente se filtraba.

–Ojou-sama, ¿Que ocurre?

–C-Como esperaba, ya… estoy en mi limiteee… hyah, ¡Anh!

Kufa inclino la cabeza e inconscientemente continúo masajeando un momento más la <sensación> que había estado tocando con sus manos. A través de esa sensación primorosa, ahora finalmente lo notó.

La fuente del <Mana> era el Manto <Tiferet>. Y se ubicaba en el centro mismo del cuerpo humano. Es decir, en el área del pecho.

Lo que significaba que las manos de Kufa inconscientemente habían estado masajeando ese lugar.

Se hizo consciente de que su rostro, de una manera que no encajaba con su carácter, se ruborizo rápidamente.

–¡¡D-Discúlpame!!

Retrocediendo con una agilidad como ninguna antes vista, Kufa se arrodillo profundamente al lado de la cama de la chica.

–¡Ese fue un error inconcebible! ¡¡No me di cuenta en absoluto que está tocando tus pechos!!

— —¡Guha!

Se escucho el sonido de un golpe critico a la delgada complexión de la doncella.

Melida, quien levanto la parte superior de su cuerpo, inflo sus mejillas mientras abrazaba su pecho. En sus ojos que parecían anormalmente rencorosos, lagrimas como joyas se estaban acumulando.

–¡¡Muuuuuu~~~!!

–Ah, no, err…

Había cometido un error más. La grave falta de palabras impropia de un caballero.

—*¡Gohon!*

Mientras se aclaraba la garganta, Kufa retomo su dignidad de tutor.

–O-Ojou-sama… ¡En momentos como estos deberías dejar escapar un grito y abofetear mi mejilla! ¿Por qué, estaba así sin hacer nada?

–P-Pero…

Melida inclino la cabeza, respondiendo de una manera que decía que claramente no lo había pensado.

–P-Pensé que, si era un examen, debía esforzarme…

–…

–A-Además, mientras estaba siendo tocada, mi cabeza estaba llena de ti, Sensei… A-Auu…

Tomando consciencia de que nuevamente había tenido una experiencia atrevida, Melida apretó sus mejillas y se acurruco.

Ya que parecia que, si preguntaba más allá de eso, su cabeza nuevamente herviría, Kufa se sentó al borde de la cama. Agarrando el dobladillo de la bata que seguía enrollado, lo arreglo cortésmente.

–D-Dejemos hasta aquí el examen de hoy. Estás bien con eso, ¿Cierto?

–S-Si… N-No podemos decirle a nadie después de todo…

Eso era anormalmente un salvavidas. Si el secreto de Kufa y Melida se filtrara, en el momento en que lo habia sucedido de esta noche se expusiera, sería su ruina como tutor privado.

Mientras ambos enfriaban sus cabezas abochornadas, Kufa dijo lentamente.

–Ojou-sama, ¿Recuerdas el día en que realice por primera vez la inspección de <Mana> de esta manera?

–¿Eh? Por supuesto.

Melida empujo el dobladillo de su bata y nuevamente sus mejillas se tiñeron de rojo por la vergüenza.

–U-Una vergüenza como esa… no podré olvidarla en toda mi vida.

–Te lo dije en ese momento, ¿No es así? “Si eres reconocida, más allá de tu posición como miembro de una Casa de Duques Caballeros, personas que crearán malos rumores aparecerán sin falta…

–Ah…

Mencionando el asunto del medio día, rápidamente noto que su tutor privado comenzó una charla seria. Melida adopto una expresión obediente y asintió. Kufa también asintió de vuelta.

–Incluso si desvías tu mirada, no hay nada que se pueda hacer. Ocurrió una situación en la que te asustaste. Alguien, está intentando manchar la dignidad de la Casa Angel. Ese hombre enmascarado que apareció en la gran catedral de la Academia al medio dida, no es más que una parte de la conspiración del enemigo.

Melida cerro sus ojos y asintió. Quizás detrás de sus parpados estaba recordando la escena del medio día.

–Yo, lo pensé. Esa persona, no tiene ninguna relación conmigo o mi madre.

El sonido de su voz hacia parecer como si se lo estuviese diciendo a sí misma. En realidad, no poseía la confianza y probablemente estaba insoportablemente angustiada. Mientras que sabía eso, Kufa reforzó aún más sus palabras como para darle valor.

–También pensé eso. Lo único que está haciendo el enemigo es simplemente usar un escándalo como ese para instigar la curiosidad de las personas. Sin embargo, el problema con eso, es que fue lo que causo que el enemigo comenzara a moverse. Si no tuvieran la confianza absoluta de que te harán caer, una acción como esa que parece oponerse a la Casa del Duque Caballero, es demasiado riesgosa.

Ella se sumió en sus pensamientos, pero no la chica de trece años no obtuvo una respuesta. Kufa continuo.

–Lo que tiene la posibilidad más alta, es tu Clase, Ojou-sama. En algún momento desde que despertaste tu <Mana> hasta hoy, seguramente la verdad de que posees la Clase <Samurái> incluso perteneciendo a la casa de un Duque Caballero fue descubierta por una persona hostil…

El color de la amargura se filtró en su pulcro semblante. Sin embargo, eso no era irrazonable. Mientras más crecía Melida como guerrera, ocultar su Clase se volvería más difícil. Si se trataba de un oponente sensato como la estudiante de tercer año de la Academia, Shenfa Tsubetok, quien lo había discernido ligeramente, aun estaría bien.

Sin embargo, esa suerte no continuaría.

Mejor dicho, alrededor de Melida solo pululaban espadas maliciosas que la atravesarían en el momento en que mostrara una apertura. El hecho de que pasara cerca de un año sana y salva, probablemente debían verlo como buena fortuna.

Kufa se decidió, centrándose en los ojos de la chica desde el frente.

–Ojou-sama, ya ha transcurrido un año desde que comencé a ser tu tutor privado. Por eso, como una compilación de todo hasta ahora, quiero que realices un examen.

–¿Examen?

–De mi hacia ti, el examen final del primer año. En la academia al medio día, hubo una notificación ideal, ¿Cierto?—La <Prueba de Acreditación de Bibliotecario de Bibliagoth>.

Los grandes ojos de Melida se agrandaron aún más mientras mostraban su sorpresa.

–¿¡Eeh!? ¡P-Pero esa prueba de acreditación, si no me equivoco…!

–Así es, ese es una prueba con un alto grado de dificultad que normalmente deberías tomar al pasar a segundo año. Pero, siendo así, también es el escenario perfecto para hacer que el mundo reconozca tu determinación, Ojou-sama.

Eso también se lo había enseñado antes. Si la Clase de Melida quedara al descubierto, funestos rumores aparecerían. Pero en ese momento, si obtenía logros magníficos, podría sellar las opiniones disidentes.

Melida aún era de primer año. Sinceramente, hubiera querido posponerlo un poco más, pero… no se podía hacer nada, la situación ya había comenzado a moverse. Había llegado el momento de comprobar cuanto había crecido ella, quien había sido llamada <chica sin talento>, en este año. Había llegado el momento de comprobar sus resultados.

Pareciendo entender correctamente la situación en la que estaban parados los ojos de Melida, que habían estado regresándole la mirada tranquilamente, parecieron temblar, reflejando ansiedad por una razón diferente.

–Sensei, en el caso de que no pueda pasar esa prueba…

–¿Eh?

–¿Tu, desaparecerás desde esta mansión…?

— —

Sobre eso, hace mucho que tambien debiera haber solidificado mi determinación. Le di la espalda a mi misión y apostando mi vida la educare. Pero, en el caso de que no consiga un crecimiento que se corresponda a eso—

En base a mi orgullo como asesino, el momento en que deba manchar estas manos con su sangre seguramente vendrá.

–En el caso de que repruebe, eso pasara, ¿Verdad?

Kufa extendió su mano hacia su costado y deslizo sus dedos sobre su suave mejilla de 13 años.

–En ese caso, Ojou-sama, recibirás un <castigo>.

–¿C-Castigo? ¿Qué clase de castigo? Eso es un poco aterrador…

–Por ahora es un secreto. Deberías esforzarse para terminar sin tener que saberlo, ¿No es así?

–Muuu… eres malo, sensei.

Los dedos de Kufa pincharon las mejillas infladas de la chica de manera afectuosa. Al hacerlo, Melida inmediatamente pareció sentirse cómoda, sus ojos se humedecieron, y luego envolvió la mano de su tutor privado con las suyas.

–Dime, sensei. Entonces si apruebo el examen… ¿M-Me darás una recompensa?

–¿Recompensa?

–Si, err…

La mirada de Melida se movió discretamente. Era claro que estaba enfocada en el contorno de los labios de Kufa.

–Sensei, ¿Recuerdas el primer día en que nos conocimos?

–Si, por supuesto. Está guardado en el lugar más preciado de mis recuerdos.

–Yo también. … S-Siempre he pensado en que quiero hacerlo de nuevo.

Bajando su mirada avergonzada, murmuro sus palabras como si hilara un delgado hilo.

–Eso, definitivamente, fue un traspaso boca a boca, y fue solo por el bien del tratamiento… incluso si para mí fue la primera vez, ¿Cómo fue para ti, sensei? En primer lugar, ¿Cuáles son los sentimientos al respecto…?

–No lo entiendo bien, pero, en otras palabras, ¿Qué es lo que deseas?

–¡P-Por ahora, tambien es un secreto!

Como si no pudiera soportarlo más, Melida se dio la vuelta y oculto su rostro con una almohada.

Aunque se vio sorprendido por un instante, Kufa inmediatamente sonrió con una belleza semejante a una rosa.

–Ojou-sama.

–¿Q-Que pasa, sensei?

–¿Con que clase de egoísmo me harás preocupar? Lo estaré esperando después de todo. Melida saco un poco su rostro desde la almohada.

Su hermoso rostro que brillaba radiantemente en el corazón de Kufa en todo momento, se abrió como una flor.

–Por favor espéralo con ansias. Es mi extraordinario y sincero egoísmo después de todo.