Ryuuou No Oshigoto! (NL)

Volumen 7

Capítulo 5: Fifth Score

Parte 5: Peón de Anclaje

Keika-san, que todavía estaba de espaldas a la chica de la cocina, se giró sorprendida.

“¿Ai? ¿Pasa algo?”

“¿Uhm? Uh-umm…Nada, realmente … ”

“… La partida de mi  Padre ha terminado, ¿no es así?”

“N-No, no es así. ¡Abuelo-sensei sigue luchando muy duro! ¡La partida aún no ha terminado!”

“………Ya veo…Padre ha sido degradado…. Mi Padre cayó…”

Keika-san conectó los puntos en un instante. Ai solo podía temblar donde estaba parada.

“K-Keika-san… lo siento… yo …”

Recordando lo que sucedió anoche después de contarle a Yaichi sus resultados demasiado pronto, los ojos de la joven se llenaron de lágrimas en meros momentos.

“Está bien, no es tu culpa, Ai, no es culpa de nadie…”

Keika-san se derrumbó lentamente en el suelo, su voz era apática.

“… Estaba preparada para esto. No había nada que pudiera hacer una vez que estaba fuera de sus manos. Así es como son las Partidas Clasificatorias……..”

Pero es demasiado cruel, se lamentó, maldiciendo en silencio a las personas que construyeron el sistema.

Su padre todavía estaba reduciendo su vida, luchando con todo su corazón en este preciso momento.

Y, incluso si derrota a Ayumu Kannabe por algún milagro, esa alegría se atrofiaría con las noticias que lo esperaban al final.

¿Qué podría ser más doloroso que eso?

“………… Dime, Ai. ¿Qué se supone que debo decir cuando llegue a casa?”

“………”

Ai miró a Keika-san encogida en el suelo y respondió con suficiente determinación para contener sus propias lágrimas.

“Vamos. Keika-san”

“¿……… Ai… ..?”

“Seguramente te arrepentirás si no lo haces. Entonces, vamos a la asociación”

“P-Pero… ¿Q-Qué haríamos incluso si fuéramos? Padre ya ha sido degradado …”

“¡Abuelo-sensei está luchando con todo su corazón!” Gritó Ai.

“Tú misma lo dijiste, Keika-san. Dijiste que a él le duele mucho más jugar Shogi que al Maestro y a mí, ¿verdad? Entonces, ¿por qué crees que se está esforzando tanto? ¡¿Por qué crees que él soporta tanto dolor?!”

“¿Por qué…?”

“¡Es obvio! ¡¡Porque quiere que lo veas!!”

“¡……!”

“Al igual que has visto al Abuelo-sensei más cerca que nadie ¡No! ¡El Abuelo-sensei te ha visto aún más cerca! Él sabe que te estás esforzando más que nadie, así que sabe que quieres que tenga éxito más que  nadie.  ¡Es  por  eso  que  nunca  se  rendirá!

¡¡Abuelo-sensei no se rendirá!!

Los ojos de Keika-san temblaron como si le ofrecieran un vistazo a su corazón tembloroso.

Esos ojos se encontraron con la mirada fija de Ai cuando la joven dijo una vez más:

“¡Vamos! ¡Keika-san!”

Ai tiró de su brazo con una fuerza sorprendente para alguien tan pequeña, decidida a llevar a la mujer hasta la asociación si tenía que hacerlo y la convenció de que empezara a caminar.

“¡¡De todas las personas en el mundo, la única persona que Abuelo-sensei quiere ver en esta partida eres tú, Keika-san!!”

Encerrado en un duelo de Shogi de un minuto, Kousuke se abanicó vigorosamente con su abanico de papel extendido tanto como pudo.

“Ardiente…”

Su kimono empapado de sudor pesaba  como láminas de plomo. Con el collar abierto en la parte delantera, Kousuke dirigió la mayor cantidad de aire posible hacia su pecho.

Muerte de noche a finales de febrero.

Las temperaturas en el exterior rondaban los cero grados centígrados.

Sin embargo, los dos jugadores en la arena tenían sudor rodando por sus caras.

Ayumu Kannabe hacía tiempo que había descartado su capa.

El cabello perfectamente arreglado se había convertido en un desastre.

Su rostro galante se retorcía de dolor.

Los acordes  se murmuraban distraídamente entre respiraciones superficiales.

“Ardiente…”

A pesar de que las formaciones habían cambiado a favor de Kousuke, Ayumu ahora estaba tratando de lograr un nyugyoku. Su duda era cosa del pasado.

Las mejillas del registrador de partidas habían adquirido un tono rojo, con lágrimas en sus ojos.

“Quiero jugar exactamente así”

Porque este fue el primer día en su vida que no estar entre los rangos profesionales hizo que le doliera el corazón. También fue la primera vez que la partida de otro jugador lo hizo llorar.

El Shogi de Kousuke Kiyotaki y Ayumu Kannabe era así de magnífico.

Un juego simple se apoderó de los corazones de todos los que lo presenciaron, incluso alterando los caminos que tomarían sus vidas.

“Tan ardiente…”

Su destino ya había sido decidido.

Los únicos que aún no sabían eran los propios jugadores.

Sin embargo, ese hecho solo sirvió para hacer este Shogi aún más precioso. Después de todo, los combatientes creían que la única forma de controlar su destino era ganar este combate.

Kousuke avanzó. Ayumu evadió.

Sus cerebros agotados se estaban ejecutando en meros humos e incapaces de funcionar como lo harían normalmente.

A pesar de eso, sus instintos como jugadores les permitieron seguir luchando.

El Shogi de Kousuke, fuerte como el hierro templado.

El Shogi de Ayumu, afilado como un sable de plata.

Los dos se enfrentaron a medida que las formaciones cambiaban y se abrían poco a poco. Y hoy, quien tenía más ganas, más coraje era …

“Kaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh hhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh hhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh hhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh”

Kousuke cortó el Kei y el Kaku y se preparó para realizar su último asalto.

“¡¡……. !!”

El Ou de Ayumu, que había avanzado a la quinta fila en el movimiento número 135 y permaneció inmóvil desde entonces, se retiró a la sexta fila en el movimiento 215.

Un total de 80 movimientos.

Más de cuatro horas habían pasado en tiempo real.

Kousuke había cometido la misma cantidad de movimientos y  tiempo que tomaría completar una partida separada con un tiempo de espera limitado para obligar al Ou de Ayumu a regresar y lo logró.

Sólo una fila. Sólo una fila.

Casi como si quisiera escucharse a sí mismo decirlo, Kousuke repitió el proverbio de Shogi que había seguido desde que comenzó a jugar.

“¡Corten la huida del Ou!”

Era lo más básico de lo básico.

Ese  fue  el  momento  en  que  el  Ou  Ofensivo  se arrinconó.