Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 8

Capítulo 2: El Gryps

Parte 2

“Saya, antes de entrar, voy a comprar una bebida”, dijo Ayato. Fue después de la ceremonia de apertura, y su equipo se dirigía a la sala de preparación. “¿Puedes decírselo a todos?”

“…lo tengo.” Saya, caminando a su lado, asintió.

Las otras tres chicas estaban ocupadas discutiendo algo a varios metros de distancia.

“Si Kirin pudiera usar sus técnicas de desenvainar espadas en una batalla de grupo, podríamos usarlas para aumentar nuestro número total de patrones de coordinación.”

“Lo siento… no creo que sea capaz de conseguirlo, no a menos que sea un duelo uno a uno. Y tardarán demasiado en prepararse…”

“No sería imposible llevar a cabo una situación así, pero si se tarda demasiado contra un oponente que es demasiado hábil, podría ser fatal”.

A juzgar por lo que Ayato pudo ver, parecían estar confirmando su estrategia para el próximo combate. No quería molestarlas.

“¿Puedes traerme algo también?”

“Muy bien. ¿Jugo de manzana?”

“No el del concentrado.”

“Lo tengo.” Mientras se dirigía a la esquina de la máquina expendedora, Ayato hizo un gesto con la mano para mostrar que había entendido lo que ella quería.

Decidió echar un vistazo a la entrada cercana. Estaba lleno de estudiantes que se habían reunido en el escenario hasta unos momentos antes. Mientras que el combate de Ayato fue en el Domo de Sirius, muchos de los otros se llevarían a cabo en las otras arenas de la ciudad, y los concursantes, por supuesto, todos tuvieron que ser trasladados a sus destinos. Sin embargo, no todos tendrían un combate el primer día, muchos querrían volver a sus respectivas escuelas.

“¡Ayato!” Una voz familiar de repente gritó su nombre.

Se dio la vuelta, buscando la fuente, cuando notó que una mano sobresalía de detrás de un pilar, haciéndole una seña.

La persona detrás de la acción inesperadamente infantil fue, como había adivinado por la voz, Sylvia.

Se habían llamado varias veces desde el final de la feria escolar, pero hacía tiempo que no se veían en persona.

“…Parece que los presidentes de los consejos estudiantiles lo tienen realmente difícil, siendo llamados aquí incluso cuando no estás participando,” dijo Ayato con una sonrisa.

“Bueno, es parte del trabajo. Mi horario está libre por el momento, así que al menos tengo que hacer una aparición en las ceremonias. Parece que Xinglou también vino”.

“Sí, he oído que normalmente envía a un representante.”

Ahora que lo pensó, Xinglou Fan, a quien había conocido por primera vez durante la feria escolar, había enviado a otra persona como representante de Jie Long a la ceremonia de clausura del Phoenix.

“Su representante es muy famoso, también, ¿sabes?”

“¿Eh? ¿En serio?”

“Es de Gaishi, la séptima oficina de Ryuusei Kyuushi, una organización bajo el control directo del presidente del consejo estudiantil de Jie Long. Básicamente, es su unidad de operaciones especiales”.

“…es una agente de operaciones especiales? ¿Y famoso?”

¿Eso no interferiría con su trabajo?

“De todos modos, no es una de las estudiantes de Xinglou, pero parece que tiene algún tipo de relación con ella. Y tienen personalidades bastante similares”.

“¿Similar? ¿Quieres decir…?”

“Correcto. Es una fanática de la batalla”.

Debería recordar no tener que estar cerca de ella, pensó Ayato.

“Ah, por cierto, Sylvie. ¿Qué pasa con ese atuendo?”

Estaba vestida con un disfraz, igual que durante la feria de la escuela.

Y sin embargo, había estado usando su uniforme durante la ceremonia de apertura.

“Tengo el resto del día libre. Pensé en echar un vistazo al Rotlicht.”

En otras palabras, iba a intentar encontrar más información sobre su profesora desaparecido.

“La ciudad está llena de turistas durante la Festa, así que es mucho más fácil mezclarse… Ah, no te preocupes, veré tu combate”, añadió con un guiño. “Ha-ha, parece que estarás ocupada.”

“…Hmm, ¿no te lo estás tomando demasiado a la ligera?” Ella levantó un dedo al acercarse a él. “Quiero decir, no es que piense que serás eliminado en los preliminares o algo así, pero no puedes permitirte bajar la guardia en los Gryps, ¿sabes?”

“Sí, lo tendré en cuenta. Pero lo más importante” Su corazón dio un latido mientras sus ojos púrpura miraban a los suyos, y él miró hacia otro lado. “Tú también deberías cuidar tu espalda. Has estado saliendo mucho últimamente, ¿no?”

“Bueno… supongo que sí”, contestó lentamente, su voz tan baja que casi no la escuchó. Debe haber dado en el blanco.

Ayato no la había acompañado en esas salidas, pero ella le había dado informes difíciles. Había estado saliendo a la ciudad disfrazada más y más últimamente, especialmente desde el comienzo de las vacaciones de verano.

Por supuesto, su objetivo siempre fue encontrar una pista sobre el paradero de su profesora de música, Ursula Svend.

“No encontraste nada, ¿verdad?”

Sylvia, arrepentida y visible en su cara, agitó la cabeza. “No, nada. Supongo que por eso me estoy poniendo tan nervioso últimamente…”

“Ya veo…”

Si podía reconocerlo por sí misma, no había necesidad de recordarle que tuviera cuidado.

“Pero sabes… he estado pensando, y creo que me he dado cuenta de algo.”

“¿Qué?”

“Ya oíste cómo hablaba entonces. Creo que probablemente esté siendo controlada por alguien. Quiero decir, esa no era la Úrsula que conocía.” Había un brillo penetrante en sus ojos, una fría ira merodeando tras sus palabras.

Se refería, por supuesto, a la persona que había llevado por Ursula durante el Gran Coliseo al final de la feria escolar.

“Sé que hay habilidades que pueden robarle a la gente el control sobre sus cuerpos, pero nunca he oído hablar de algo que pueda alterar sus recuerdos o su personalidad. Quiero decir, la cantidad de maná que se requeriría para eso estaría más allá de lo que cualquier Strega o Dante podría manejar físicamente”.

Era un hecho conocido que las habilidades de control mental eran inhibidas por el prana, lo que significa que no eran particularmente efectivas contra Genestella.

“Si tal cosa fuera posible, tendría que serlo”

“An Orga Lux”, Ayato terminó para ella.

Sylvia asintió. “Al menos, esa es la posibilidad más probable.” Soltó un profundo suspiro, sus hombros cayendo cansadamente. “Lo he investigado, pero no puedo encontrar ningún registro de un Orga Lux con ese tipo de habilidad.”

La investigación y el desarrollo de Orga Luxes era, naturalmente, un secreto muy bien guardado, pero gracias a los tratados acordados entre los FEIs, cada pieza de urm-manadite utilizada en tales armas fue cuidadosamente catalogada y rastreada. Como mínimo, debería haber sido posible averiguar qué piezas de urm-manadita estaban en cada lugar.

“Parece ser la posibilidad más probable”, admitió Ayato.

Además, la mujer que Sylvia había tomado por Ursula había podido desactivar temporalmente el Ser Veresta. No importa cómo lo pensara, eso no era normal.

Por lo que Ayato sabía, podría no estar más allá de la posibilidad de que Stregas o Dantes, como Xinglou u Orphelia Landlufen, hicieran tal cosa, pero la explicación más natural era que había sido hecho por un Lux.

“Sí. Así que voy a investigar un poco… ¡Ah, lo siento! ¡Tienes un combate, y aquí estoy yo distrayéndote! ¡Tienes que concentrarte en el Gryps, Ayato!”

“…Está bien. Pero si pasa algo, puedes llamarme cuando quieras, ¿de acuerdo?”

“Ja, ja, gracias.” Sylvia le mostró una sonrisa de disculpa. “Ah, casi lo olvido. Quería darte esto”, dijo, sacando algo de su bolso.

“¿Qué pasa?”

“Almuerzo”. Sylvia se rió.

“…¿Huh?”

Sylvia le sonrió maliciosamente. “Te lo dije, ¿no? que te prepararía el almuerzo la próxima vez?”

Ahora que lo mencionaba, había dicho algo así mientras ellos estaban de gira por la feria de la escuela.

“¿Lo hiciste tú misma? ¿Para mí?” Se quedó boquiabierto. Sabía lo ocupada que estaba su agenda.

Habría un alboroto si se corriera la voz de que la cantante más famosa del mundo estaba cocinando el almuerzo para él, reflexionó. Si sus fans se enteraran, sin duda lo maldecirían por el resto de su vida como hombre.

“Tómalo. Tengo bastante confianza en mi cocina, ya sabes… ¿O no se te permite comer algo cocinado por alguien de una escuela rival?”

“¡Por supuesto que no!” Ayato agitó sus manos, aceptando rápidamente la caja envuelta con amor.

Sylvia sonrió alegremente. “B-Bueno…” Miró al suelo, soltando un silencioso suspiro. “Haaah…. Esto es estresante…”

“¿Sylvie?”

“Ah, no, no es nada.” Ella se giró hacia él, agitando sus manos con su habitual sonrisa
brillante. “Me gustaría que me dijeras lo que piensas…”

“Ah, eso podría ser…” Ayato miró cuidadosamente a su alrededor.

Ambos eran bastante buenos escondiendo sus identidades, por lo que era probable que nadie se hubiera fijado en ellos todavía, pero seguro que llamaría la atención si empezaba a comer tan cerca del vestíbulo de entrada. Eso no sería bueno.

“¡Estoy bromeando!” Sylvia se rió. “¡Era una broma!”

“¿Eh…?”

Dio un paso atrás, aparentemente incapaz de controlar su risa. “De todos modos, volveré pronto. ¡Buena suerte en tu primer combate!”

“A-ah, cierto. Gracias.”

Ayato observó con silencioso asombro cómo Sylvia corría hacia las tribunas.

***

A la entrada del Domo Sirius, junto a una máquina expendedora a poca distancia, dos niñas observaban con los ojos bien abiertos, asombradas, hasta que finalmente encontraron el coraje para hablar.

“…Hey, Tuulia.”

“…¿Qué, Miluše?”

“…¿Viste eso?”

“…lo vi.”

“… Esa era…. Esa era Sylvia, ¿no?”

“…era ella, de acuerdo.”

“…”

“…”

Se volvieron a callar una vez más antes de girarse lentamente para enfrentarse y sonreír, una mezcla de sorpresa y deleite, y saltaron para darse la mano y chocar los cinco en el aire.