86 [Eighty Six]

Volumen 4: Bajo Presión

Epílogo: Herido en Acción

 

 

Su hábito de obligar a la gente a escribir informes a mano en la Federación, donde los documentos electrónicos eran la norma, principalmente como una forma de intimidación, era una de las razones por las que Grethe no podía soportar su instinto de mantis asesina como oficial al mando.

— La nueva unidad de la Legión antes mencionada se designará de ahora en adelante como el modelo de Alta Movilidad, Phoenix.


Sentado detrás de su larga mesa llena de papeles, el Jefe de Estado parecía inusualmente eufórico.

— Además, las unidades inteligentes de la Legión producidas en masa serán designadas Perros pastores… Así que hay un nuevo modelo que es inmortal además de que emplea camuflaje óptico y las unidades más pequeñas se volvieron inteligentes. Parece que tendremos que reconsiderar nuestra estrategia básica nuevamente. Que molestia.

— Y además, tenemos a la Legión haciendo granjas humanas y llenando almacenes con esqueletos. Nuestro equipo de salud mental tendrá las manos ocupadas desde el principio, ¿no es así?

Mientras ella lo miraba, el jefe de estado levantó las manos en señal de disculpa.

— Lo siento, lo siento, no me mires así. No los habría hecho ir a esta misión si lo hubiera sabido.


Si bien puede que sean soldados de élite en comparación con las tropas de la Federación, los 86 eran niños soldados, y el ejemplo de los cinco originales que habían acogido dejaba muy claro que tenían una cierta fragilidad mental.

La psique humana dependía de los primeros recuerdos de la vida de uno, cuando uno debería ser amado incondicionalmente. Y así, los 86, a quienes les habían robado a sus familias, les despojaron su dignidad y les negaron su existencia, todo antes de llegar a la adolescencia, maduraron sin tener esa base. Tener que sobrevivir en un campo de batalla que exigía ser fuerte puede haberlos hecho parecer espadas endurecidas y templadas, pero al mismo tiempo, sus hojas eran terriblemente frágiles.

Grethe mantuvo su mirada de acero fija en el jefe de estado, quien luego hizo girar su silla y miró hacia otro lado.

— Bueno, bueno. Les arreglaré unas vacaciones. ¿Quizás en una fuente termal? ¿Te gustaría acompañarme mientras inspecciono el lugar?

— ¿De dónde sales con indiferencia a invitarme a una cita? ¿Estás enfermo de la cabeza?

Mientras el jefe de estado se encogía de hombros sin decir ni una palabra, su hábil asistente sacó una guía llena de atracciones turísticas del montón de papeleo y salió de la habitación. Al ver al ayudante alejarse, el jefe de estado agregó:

—… Grethe. Hay una pregunta que me ha estado molestando durante mucho tiempo.

Su tono se había vuelto sincero. Grethe miró sus ojos negros, que brillaban con sabiduría.

— ¿Cómo… se les ocurrió la idea de asimilar las redes neuronales humanas?

Grethe frunció el ceño.

— ¿Qué quieres decir?

— ¿Cómo es que a las máquinas, sin más funcionalidad que a destruir cosas, se les ocurrió la idea de asimilar algo y luego aprender a romperlo de tal manera que pudieran convertirlo en parte de sí misma?

Ahora que lo mencionaba, era extraño. Los humanos pensaban con su cerebro, el más desarrollado entre todos los mamíferos. Esas eran cosas que se enseñaban en la escuela secundaria, pero no era una verdad evidente a la que uno llegaría por sí solo sin que se lo dijeran. Se decía que en el pasado, la gente alguna vez pensó que el órgano blando ubicado dentro del cráneo humano era algo así como un intestino inútil que producía flema.

Entonces, ¿cómo llegarían a esa conclusión las máquinas de matar, cuyas redes neuronales eran diferentes en su propia composición?

— Al escuchar el mensaje que recibió el capitán Nouzen, me puse a pensar, así que miré las cosas. Zelene Birkenbaum, la desarrolladora de Legión. La genio investigadora que mejoró el modelo de inteligencia artificial que desarrolló el Reino Unido, también conocido como el Modelo Mariana, cuando se lanzó a través de la red pública y que desarrolló por sí sola el sistema de control de la Legión.

— Pero pensé que ella no vivió para ver a la Legión, puso su cuerpo y alma en el desarrollo en acción y falleció de una enfermedad poco antes de que se lanzara la primera serie de Ameise.

— Ella no dejó un cuerpo.

El rostro de Grethe se congeló en estado de shock.

— ¿… Qué?

— No hay certificado de defunción ni constancia de su entierro. Existe la posibilidad de que se perdieran en las protestas antes de que el gobierno fuera derrocado. Pero teniendo en cuenta que ni siquiera su madre vio sus restos, es extraño.

— ……

— Por otro lado, recibí un informe del Reino Unido sobre una unidad comandante a la que se enfrentan. Su nombre clave es la Reina Despiadada. La mayoría de las unidades comandante son modelos Dinosauria, pero esa en particular es un Ameise. Y uno de la primera serie, de las primeras etapas de la guerra, además. Un modelo que, hasta donde sabemos, no debería estar operativo en este momento.

Para la Legión, las redes neuronales intactas eran una recompensa preciosa. Al menos, lo habían sido hasta ahora. Fue por esta razón que la mayoría de los casos observados de pastores utilizaban un Dinosauria, las unidades de combate más voluminosas y defensivas, como su nave. Por supuesto, había excepciones, como el Morpho y el Almirante, pero no había casos registrados de una unidad frágil como un Ameise siendo un comandante.

Y se trataba de la única unidad de Legión desarrollada antes de la muerte de la desarrolladora.

— Entonces, ¿a dónde crees que se fue?

***

 

 

—… Respecto a la Comandante Penrose…

Después de una reunión que involucró a las personas a cargo de cada división en el Grupo de Ataque, solo Lena, Anett y Shin se quedaron en la sala de reuniones, y Shin de repente habló.

— He estado tratando de recordar desde entonces, y esta mañana creo que finalmente recordé algunas cosas.

— ¡Es increíble! Que bueno.

Dejando a un lado la tableta que había recogido, Lena juntó las manos con un suave aplauso, y el rostro de Anett adoptó el rostro aterrorizado de un convicto que espera que le lean el veredicto. La expresión de Shin, por otro lado, se veía extrañamente incómoda.

— Eras… más que una chica vivaz, eras como un pequeño monstruo.

¿… Perdón?

— Recogías palos y los balanceabas. Saltabas en cada charco y luego comenzarías a arrojar barro por todas partes. Odiabas ser quien se ocultaba en las escondidas, pero cuando te tocaba buscar, pasabas todo el día buscando, solo para terminar llorando cuando el juego terminaba.

— ¿… Shin?

— Siempre insistías en que te gustaba hacer dulces y también me dabas muchos, pero la mayoría de ellos no eran comestibles. Mirando hacia atrás, esa podría ser la mitad de la razón por la que me terminaron disgustando los dulces.

— Bueno, esa parte de ella no ha cambiado hasta el día de hoy.

Aun así, en estos días, podía hacer algo sabroso de vez en cuando, así que quizás eso era un progreso.


O no.

— Tus errores no eran algo tan básico como agregar demasiada azúcar o mezclarla con sal. A veces todo lo que tenías que hacer era derretir chocolate, pero de algún modo terminabas poniéndolo morado. Y por lo que escuché, hacías que tu padre probara tus dulces y terminaba desmayándose, así que nunca supe qué debía hacer cuando me los traías. Oh, y también…

Hablando en un tono prolongado que uno normalmente no esperaría, dado lo taciturno que solía ser, Shin fijó su mirada en Anett.

—… Probablemente no lo sabías, pero tu madre venía más tarde para llevarse tus dulces y luego darme los que ella hacía. Esos eran normales y deliciosos.

— ¡Agh, como sea! …No, espera, espera un momento. ¿¡Que demonios!?

Anett finalmente se puso de pie de un salto, el dispositivo que había traído para proyectar documentos electrónicos se cayó al suelo.

— Estoy sentada aquí, escuchándote, ¡y tú solo vas contando todo! Tu también tenías peleas de espadas de palos y jugabas en el barro igual que yo, y cuando jugábamos a las escondidas, ¡te escondías en lugares locos como la cima del árbol más alto en la espesura cerca del vecindario! ¡Era horrible, y aún recuerdo que lloraste cuando tu hermano te regañó por eso más tarde!

Después de una pausa de un momento, la mirada de Shin pareció vacilar un poco.

Publicidad G-M3



—…… No tengo ningún recuerdo de eso.

— Mentiroso, ¡te acabas de detener y lo pensaste por un momento!

Publicidad M-M4

Su grito resonaba en la sala de conferencias. Anett respiró con dificultad, sus hombros subían y bajaban. Su rostro luego se contrajo con su arrebato de emoción.

— ¿Qué demonios? ¿Estás haciendo esto a propósito? ¿¡No hay cosas mejores que puedas recordar!? Maldita sea…

Lo que Anett quería que él recordara, de lo que quería disculparse, no era nada tan trivial y tonto como esos recuerdos.

— No puedo hacer mucho al respecto… Aunque siempre solíamos discutir así.

— ¡Eres un tonto!

Gritando como si lo empujara con esa palabra, Annette salió corriendo de la sala de conferencias. Al verla irse con una expresión molesta, Shin hizo un gesto hacia la salida.

— ¿Podrías…?

— Por supuesto, iré tras ella. ¡Nos vemos!

Afortunadamente, Anett no había llegado demasiado lejos. Estaba de pie en el pasillo que se cruzaba, de espaldas a la pared de la esquina. Su rostro tenía la imagen del abatimiento.

—… Está bien. Realmente no recuerda la última vez que peleamos, Escupió malhumorada mientras Lena se acercaba, sin mirarla.

— El hecho de que no salvé a Shin me ha estado atormentando desde entonces, pero al menos, parece que eso ya no le molesta. ¿Por qué algo tan insignificante permanecería en sus recuerdos, verdad? Está bien… Ya no tiene que recordarlo. No en este momento.

Incluso si eso significaba que nunca pudiera disculparse. Incluso si nunca volverían a ser como eran antes.

— Al final, estaba actuando basándome en mis propias impresiones equivocadas que había hecho cuando era una niña ignorante. Que mi relación con mi amigo de infancia… que el mundo tan pequeño serían cosas que nunca cambiarían. Entonces, incluso si él llega a recordar algo más, no pasará nada porque serán solo las cosas más inútiles.

Anett luego le dio un vistazo a Lena.

— Como cuando dije que nos casaríamos cuando fuéramos mayores.

— ¿Eh?

Lena la miró, un chillido extraño escapó de sus labios. Anett luego sonrió de repente. Era la primera expresión alegre y despreocupada que Lena le había visto hacer en mucho tiempo.

— Es una broma. Aunque es verdad… Shin siempre ha sido tonto cuando se trata de cosas como esta. Hay chicas que han estado en el mismo escuadrón con él durante mucho tiempo, por lo que podrías perderlo si no eres firme, ¿sabes?

— ¿A-Anett…?

Mientras Lena miraba a su alrededor presa del pánico para comprobar que realmente no había nadie más en el pasillo abandonado, Anett sonrió diabólicamente.

— Será mejor que des tu mejor esfuerzo con él.

Lena no era tan ignorante como para no darse cuenta de que esta era la forma de Anett de cortar sus afectos persistentes, de despedirse del primer amor de su juventud.

—… Gracias, Anett.

— No lo menciones. Ahora, ¡enfoquémonos en ti! Una comandante táctica no puede dejar a sus tropas desatendidas. No daría un buen ejemplo, ¿verdad?

Tampoco estaba tan ciega como para no darse cuenta de que Anett apartando la mirada era su forma de pedir que la dejaran sola un rato.

— Gracias… lo siento.

Quizás había esperado que ella regresara, porque Shin estaba sentado solo en la sala de reuniones vacía. La terminal de información estaba encendida y transmitiendo algún programa de noticias mientras él estaba escribiendo un documento. Se dirigió hacia ella sin enfocar la mirada en su dirección.

— No hay ningún problema con que yo use esta habitación siempre que nadie la tenga reservada, ¿verdad? Tengo algunos informes que escribir y la oficina hace mucho ruido.

— Si…

A los Procesadores se les había dado una oficina compartida, pero como hasta ahora los habían tratado como drones y no habían recibido una educación adecuada, los 86 no tenían la costumbre de sentarse en silencio junto a un escritorio. Y para colmo, tenían mucha energía de sobra. Eso resultaba en que la oficina fuera relativamente, o más bien, muy ruidosa. Mirándolo de otra manera, era una oficina muy divertida para trabajar, pero totalmente inadecuada para cuando uno quisiera concentrarse en su papeleo.

— ¿Te has acostumbrado a escribir informes ahora?

— ¿…?

— De vuelta en la zona 86, sus informes de batalla e incluso sus informes de patrulla eran siempre un desastre.

Sus Handlers antes de Lena nunca se habían molestado en leerlos, y Shin nunca había necesitado ir de patrulla, por lo cual su contenido siempre había sido una tontería arbitraria. Con sus palabras recordándole eso, le dedicó una leve sonrisa irónica.

— No tengo muchas opciones ahora. La coronel Wenzel puede ser dura con ese tipo de cosas.

— ¿De verdad puede? Entonces supongo que debí haber sido más dura contigo.

—… Ni lo pienses, por favor.

Lena se rió de lo disgustado que sonaba. Pero una vez que su risa se calmó, hizo una pregunta que la había estado molestando.

— ¿De verdad estabas… siendo considerado con Anett?

Publicidad G-M3



Para evitar que se sintiera atada por su culpa. Quizás realmente recordaba todo, pero eligió mencionar solo esos recuerdos triviales por consideración…

— No.

Pero Shin respondió con una negación.

— Realmente no recuerdo mucho en absoluto. Como dije, solíamos discutir todo el tiempo, Así que no debió haber dejado mucha impresión en mí.

Casi como para contrastar la profundidad de la cicatriz que la culpa le había dejado a Anett.

— No puedo recordar su rostro con claridad todavía… Aunque tal vez no tuve tiempo de pensar en eso tan pronto después de la operación.

Lena inclinó la cabeza hacia un lado con preocupación.

— ¿… Estás seguro de que no deberías haber descansado más? Te sentiste tan mal después de la operación que tuviste que quedarte en cama durante varios días.

Esa fue, sin duda, la influencia del repentino aumento de los pastores producidos en masa: los perros pastores. Aunque no tenía síntomas visibles, como fiebre, había pasado varios días después de la operación casi dormido. El equipo médico se había ocupado de él y había sido aprobado que volviera a sus funciones operativas completas, pero…

— Me acostumbraré muy pronto. También estuve así cuando empecé a escuchar a la Legión.

— ……

Había una cosa que ella había llegado a comprender. Independientemente de si dijo que estaba bien, no se podía confiar en que Shin fuera completamente honesto respecto a su salud. Tenía una tendencia a exigir demasiado su cuerpo… sin siquiera darse cuenta de que lo estaba haciendo.

El sonido del informe de noticias de la holopantalla rompió el silencio entre ellos.

— A continuación, tenemos una actualización sobre la operación de recuperación para las zonas administrativas al norte de la República de San Magnolia.

Shin miró hacia la holopantalla y alcanzó el sensor situado en el borde de la mesa. Tenía la intención de cambiar de canal o apagarlo, pero Lena lo detuvo. Desafortunadamente, el comportamiento de los Amantes del cloro había continuado como lo había hecho hasta que los 86 abandonaron la base guarnecida. Criticarlo se sintió como un esfuerzo sin sentido.

El programa de noticias explicaba claramente la situación de la guerra. Las líneas del frente actuales, qué zonas se habían retomado, cuántas bajas se habían producido y el número de enemigos derribados. También discutía las muestras humanas encontradas en el subsuelo de Charité, y aunque algunas verdades fueron encubiertas, el informe fue en su mayoría exacto. Por lo menos, no hubo ningún intento de falsificar la condición de guerra.

— … Además, la batalla por la terminal de Charité fue llevada a cabo por el Grupo de Ataque 86, formado por niños soldados que recibieron refugio de la antigua República de San Magnolia, también conocida como los 86—.

Lena miró el programa, gratamente sorprendida de ver que el informe se reducía a tales detalles. Discutía no solo los logros, sino también quienes los habían logrado. La República nunca informaba sobre tales cosas, pero probablemente así deberían ser las cosas…

El programa continuó y entró en una explicación sobre los 86. Hablaba de los cinco niños soldados que habían sido rescatados en el frente occidental. De la terrible persecución que les había infligido su patria. De cómo después de la caída de la República, se descubrió que muchos otros niños habían sido sometidos al mismo trato.

La cobertura luego continuó sobre cómo estos mismos niños se encargaron de salvar su antigua patria. Por su propia voluntad.

— ¿…Eh?

De cómo juraron lealtad a su nuevo país, en nombre de la noble benevolencia. De cómo estos heroicos niños soldados ofrecieron sus cuerpos y vidas en nombre de la justicia de la Federación, para salvar la patria que alguna vez los atormentó.

— ¿Qué…?

Era una historia trágica, sublime e impecable. Un cuento de hadas triste pero dulce que haría que cualquiera derramara lágrimas, se enojara y temblara de profunda admiración. Una historia destinada a generar una simpatía lujosa para que uno se ahogara, servida con lágrimas y adornada con emoción.

— ¿Q-Qué es esto…? ¿Cuál es el significado de esto…?

Lo único que podía decir con certeza era que este no era el tipo de cobertura que desearía Shin, que estaba sentado frente a ella, Raiden, Seo, Crenna, Anju, Shiden o cualquiera de los otros 86 que conocía.

¡No había nada que estas personas orgullosas odiaran más que ser tratados arbitrariamente como niños lamentables…!

Pero contrariamente a la indignación de Lena, Shin simplemente soltó un gruñido indiferente.

— Este tipo de transmisión se lleva a cabo desde la ofensiva a gran escala. Nos han tratado como si mereciéramos misericordia desde el día en que nos salvaron, y se ha intensificado a medida que la guerra empeora… Si pueden compadecerse de nosotros y sentir la ira legítima hacia la República por lo que hizo, fácilmente pueden sentir que son seres superiores y justos. Eso es todo al respecto.

La Federación apenas recordaba lo similar que era esto hace 11 años. Cuando la República había sufrido una aplastante derrota a manos de la Legión, sus ciudadanos habían mirado a los 86 como una salida para su frustración. Esto era igual. Todo lo que hicieron fue cambiar una forma de discriminación por otra.

Miró a Lena mientras ella se estremecía de rabia, inclinando la cabeza con curiosidad como un monstruo inocente, tal como lo había hecho cuando caminaban por las calles de Liberté et Égalité.

— ¿… Realmente es algo por lo que enojarse?

— ¡Por supuesto que lo es! ¡Ustedes no pelearon solo para que los pongan en una historia trágica! ¡Para que los desprecien solo como niños lamentables! ¿Acaso no…?

Lena perdió la fuerza y bajó la cabeza. Así era…





— ¿Acaso no sientes nada…? ¿No te molesta cómo te trata el lugar al que huiste…?

—… No realmente.

Su voz parecía sincera y honestamente indiferente. También pensó que él la vería de manera molesta por preocuparse tanto por el asunto.

— No es agradable, debo admitirlo, pero después de todo este tiempo, tanto la lástima como el desprecio nos da igual a nosotros… ¿No te lo dije ya? La Federación no es una utopía. Es un país formado por humanos, al igual que la República.

Luego él tomó una sonrisa insensible. Una sonrisa desolada, resignada y de alguna manera aliviada.

— Los humanos somos todos iguales, sin importa a dónde vayamos. Eso es todo al respecto.

Esa sonrisa distorsionada… llena de fría furia y desdén. Las mismas emociones que los 86 de su respectiva zona habían dirigido hacia los cerdos blancos.

— Shin… ¿crees que este mundo es hermoso?

Su expresión se volvió dudosa ante la repentina pregunta.

— ¿Que estás preg-?

— ¿Crees que este mundo es amable? ¿Qué es un buen lugar…? ¿Y la gente? ¿Crees que es hermosa? ¿Amable? ¿Te parece buena?

Su elegante rostro, al principio contorsionado por la confusión, perdió gradualmente toda expresión a medida que las preguntas de Lena se prolongaban. Y sin prestarle atención, continuó interrogando.

— Este mundo… Su gente… ¿Podrías aprender a amarlos? No hubo respuesta.

— Entiendo… No, tiene sentido.

El mundo no era hermoso para ellos. No, tal vez lo era, pero ciertamente no era amable. Y la gente no era ni amable ni buena. Ciertamente no era hermosa. Y eso no se limitaba a la República. Lo mismo pasaba en la Federación… En todas las personas. Los 86 casi habían renunciado al mundo humano, considerándolo cruel y miserable… y sobre todo desesperado.

— No es que no puedas recordar tu infancia. No quieres recordarlo. Porque de esa manera puedes seguir pensando que las cosas que perdiste, que te fueron arrebatadas, nunca existieron para empezar. De esa forma, puedes seguir creyendo que las personas son despreciables.

Los 86 habían sido sometidos a una persecución severa y fueron arrojados a un campo de batalla mortal, y en el proceso, se les habían quitado muchas cosas. Sus familias, sus nombres, su libertad, y su dignidad. Pero a medida que la espada de la malicia continuaba oscilando, despegándose capa tras capa, desecharon el pasado que amaban para preservar su orgullo. Tuvieron que borrar voluntariamente el afecto que una vez habían conocido, la amabilidad, la calidez, la alegría y el recuerdo de las personas que les habían otorgado.

Porque si recordaran esas cosas, llegarían a odiarlas.

Que alguna vez tuvieron la alegría que perdieron, que la gente era inherentemente buena, que esta era la forma más auténtica de la humanidad… Llegarían a odiar el mundo ante sus ojos, porque no era ninguna de esas cosas . Lo detestarían y eventualmente caerían en ser tan despreciables como lo era el mundo. Descenderían a odiar a sus perseguidores y perderían el orgullo final que les quedaba, creyendo que la vil vulgaridad era la verdadera esencia del hombre.

Y las pocas personas amables que conocieron, que estaban dispuestas a tender una mano, simplemente las apartarían como preciosas excepciones a la regla, que intentaron proteger al mundo y a su gente de la desesperación.

Publicidad M-M2

Por eso no sentían nada. Nada de desprecio. Nada de odio. No hacia la gente, no hacia el mundo. No tenían expectativas de buena voluntad o justicia. No mantenían ni una pizca de esperanza…

Hasta el día de hoy, Shin todavía no podía responder su pregunta sobre si había algo que él quisiera hacer. Todo lo que hacía era reflejar los deseos de Lena. Todavía no tenía respuesta a la pregunta de qué quería para sí mismo. Simplemente fingió que estaba tratando de recordar para suavizar ese hecho. Pero nunca trató de enfrentar su pasado perdido.

— Ustedes… Todos ustedes podrían haber dejado la zona 86. Pero todavía están atrapados allí. Siguen atrapados por la República. Por nosotros, los cerdos blancos.

Se olvidaron de todo para no tener que odiar a los demás. Para proteger ese orgullo, tuvieron que cortar todo lo demás.

Incluso la misma percepción de que les habían quitado algo precioso.

Y era por eso que Shin y el resto de los 86 eran los mismos que habían sido cuando estaban atrapados en la zona 86. Aferrándose a los últimos vestigios de orgullo que les quedaban y nunca mirando hacia atrás en lo que habían tenido que cortar para preservarlo. Tal como habían estado cuando corrieron por ese campo de batalla de muerte segura, sellado por la malicia humana: la zona 86, donde el mundo entero era su enemigo. Sin la felicidad del pasado al que mirar hacia atrás, no podían imaginarse conocer la felicidad en el futuro.

Publicidad M-M3

Habían sobrevivido y ganado la libertad. Pero tuvieron que desechar la fuerza de imaginar la felicidad que les esperaba, e incluso la fuerza para desearla.

Shin simplemente miró a Lena, silencioso e inexpresivo. Sus palabras probablemente no resonaron en él. La sombra de un ave rapaz en vuelo se filtraba por la ventana. La sombra de sus alas cayó sobre la habitación, como para significar la ruptura entre ellos.

Ella pensaba que estaba en el mismo campo de batalla que ellos. Que finalmente los había alcanzado y lucharía a su lado de ahora en adelante. Pero ese no era el caso. Podrían estar en el mismo campo de batalla y lanzarse a las mismas batallas… Pero ella veía el mundo de una manera que era muy radicalmente diferente a la de la percepción suya.

Soy una ciudadana de la República. Del lado que los robó y les destrozó. Así que decir esto probablemente suene a una terrible arrogancia. Pero incluso sabiendo esto…

— Eso me pone… tan triste.


Una sola lágrima rodó por la suave mejilla blanca de Lena.

 

-FIN DEL VOLUMEN 4-

 

Mantente Enterado
Notificarme
guest
This site uses User Verification plugin to reduce spam. See how your comment data is processed.

INSTRUCCIONES PARA LA ZONA DE COMENTARIOS

1- No Puedo Comentar: Toca los botones que estan debajo del recuadro de comentarios, aquellos que le cambian el estilo a Negrita, Cursiva, etc. (B, I, U, S)

2- No Aparece Mi Comentario: Es por nuestro sistema de moderación, luego de revisar y aprobar tu comentario, este aparecera. NOTA: Usa un correo real o no se aprobara tu comentario.

3- ¿Como Escribo un Spoiler?: Toca [ + ] (es el botón spoiler) y aparecera una ventana, ahí debes poner el TITULO de tu spoiler (recomendamos poner simplemente SPOILER), luego en el codigo que aparecera en el recuadro del comentario debes escribir dentro de los simbolos ] [

[spoiler title="Titulo de tu spoiler"]Aqui va tu spoiler[/spoiler]

Nota: Todo el texto que coloques antes o despues del codigo del spoiler sera visible para todos.

15 Comentarios
Mas Votados
Mas Recientes Mas Antiguos
Respuestas en el Interior del Texto
Ver todos los comentarios