86 [Eighty Six]

Volumen 4: Bajo Presión

Capítulo 4: Triage

Parte 4

Confirmando por el rabillo del ojo que Undertaker se puso de pie y Wehrwolf tomó su posición en la parte de atrás de la formación, Laughing Fox despegó por el camino abierto. Apartó las minas autopropulsadas que se apresuraban a interponerse en su camino con su hocico y las destruyó con fuego de ametralladora de corto alcance. Los Ameise trataron de sacarlos de su flanco, solo para ser aplastado por los martinetes de Gunslinger, cubriendo a Snow Witch, que no tuvo tiempo de recargar, mientras Wehrwolf desataba fuego de ametralladora a izquierda y derecha.

Detrás de ellos, las minas autopropulsadas todavía se aferraban al pilar y se autodestruían. Dado que en su mayoría eran armas antipersonal, la intensidad de las explosiones individuales no era tan impresionante. Una sola mina antipersonal ni siquiera podría penetrar la armadura de un Juggernaut. Pero tras repetidas explosiones, el pilar de hormigón armado se fue reduciendo gradualmente.

Sacudiendo a los Grauwolf en su búsqueda, se lanzaron a los túneles. No había enemigos adentro. Justo después de que Wehrwolf cayera en el túnel, el pilar se derrumbó y finalmente se rompió. Los otros pilares se doblaron bajo la tensión adicional y el techo se derrumbó sin nada que lo sostuviera.

El campo de batalla en el que habían estado hace un momento estaba enterrado bajo una masiva lluvia de sedimentos, dejando sin palabras incluso a los 86.

— Así que incluso las minas autopropulsadas son inteligentes en este punto.

Lena asintió con amargura. Había recibido informes similares de otros escuadrones. Varias partes de la instalación subterránea se habían derrumbado como resultado de los bombardeos, con minas autopropulsadas que ignoraban a los Juggernauts frente a ellos y perseguían los pilares de soporte.

La Legión, que no era tan inteligente como los humanos, no podía entender la causalidad de este acto… O mejor dicho, no podía hasta ahora. Parecía que las minas autopropulsadas se habían dado cuenta de que, derribando un número mínimo de pilares, podían enterrar el campo de batalla por completo, lo que servía como prueba horrible de su inteligencia.

Las propias minas autopropulsadas, que eran desechables incluso para la Legión, se habían vuelto así de inteligentes.

— Pero por el contrario, eso significa que podemos leer sus acciones… Si el propósito de las minas autopropulsadas es destruir la instalación, tendrán que desplegar el número necesario en las posiciones necesarias para hacerlo. Si destruimos su camino, no podrán sabotearnos más. Lo que esto significa es que las minas autopropulsadas se dirigirían a destruir las instalaciones más alejadas de ellas.

La Legión atacaba en oleadas aparentemente interminables, pero tenían un punto de origen. Si sus pasillos eran enterrados por sedimentos, no podrían cruzar al espacio del otro lado.

— Si podemos entender la secuencia en que lo harán, deberían poder escapar. Y adivinar su secuencia no será demasiado difícil.

Mirar la holopantalla le daba una visión clara de dónde se encontraba cada uno de los escuadrones. El escuadrón Brisingamen estaba en el quinto y más bajo piso. Spearhead, que se había desplegado para encontrar a Anett, estaba en el extremo este del cuarto piso. Tenía que asegurarse de que incluso ellos, lejos de la salida, regresaran sanos y salvos.

— Capitán Nouzen, me doy cuenta de que es una petición difícil, pero busque de nuevo los movimientos de los enemigos. Si pudiéramos saber dónde se está reuniendo la Legión, dónde se están reuniendo las minas autopropulsadas, deberíamos poder calcular cómo desplegar nuestras fuerzas a partir de ahora.

— Entendido.

Poco después de esta respuesta algo dolorida, algunos puntos se iluminaron en su mapa. Probablemente había decidido que usar el enlace de datos apenas en línea sería más rápido que transmitir la información oralmente. Después de aplicar correcciones a algunos puntos que parecían estar fuera del eje vertical, miró toda la imagen y asintió.

— En la actualidad, llegamos a la conclusión de que nuestro objetivo de destruir las instalaciones de producción de la Legión se ha cumplido con éxito. Todos los escuadrones que se involucren deben comenzar su retirada de la zona de combate de inmediato.

Luego respiró hondo.

—Teniente Segunda Michihi, póngase en marcha y despliegue el escuadrón Lycaon alrededor del centro del primer y segundo nivel. El escuadrón Nordlicht prestará tres de sus pelotones al escuadrón Lycaon.

— ¡Sí, señora!

— Así que solo la mitad de nosotros defenderemos el cuartel general… No, tendremos de alguna manera.

Envió sus fuerzas de reserva y parte de la unidad de defensa para que pudieran mantener una ruta de escape para los escuadrones en el interior. Mientras tanto, ellos tendrían que encontrar una salida allí dentro.

— A todas las unidades desplegadas en la instalación, ahora comenzaremos a navegar por la ruta y el procedimiento de retirada. Obedezcan mis mandatos… sin error y ni retraso alguno.

Atravesando la oscuridad completamente negra, los esqueletos sin cabeza de cuatro patas, esos caballeros mecánicos con armadura metálica, siguieron fielmente las órdenes de la chica con voz de campana plateada.

— Escuadrón Thunderbolt, aférrense al desvío central entre el cuarto y quinto piso. Escuadrón Brisingamen, informen al pasar… El escuadrón Claymore se desplegará en su posición actual. Mantengan la posición en cuestión hasta que pase el escuadrón Spearhead.

— Entendido. Pero la munición restante para nuestros armamentos principales y nuestras ametralladoras se ha reducido al 20%. No podremos luchar por mucho tiempo.

— Entendido… ¡También nos estamos quedando sin munición, así que apúrate, capitán!

Si bien habían priorizado la destrucción del Almirante y el Weisel, la Legión había avanzado en todas direcciones. Según el informe de Shin, parte de las fuerzas restantes de la Legión se estaban retirando a los territorios de la Legión desde el bloque norte de cada piso. Dejaron atrás las minas autopropulsadas estratégicamente inferiores, las Ovejas Negras a la que no se le habían cambiado sus procesadores centrales, y las unidades dañadas que debían ser reparadas como sus guardias mientras movían primero todas sus otras fuerzas a los bloques centrales.

— El escuadrón Brisingamen ha asegurado el bloque central de cuarto piso.

La estrategia más básica a la hora de marchar por territorio enemigo era el avance alternativo. Varias unidades se movieron de manera alternativa, y los que estaban detenidos mantenían la línea para cubrir a los que estaban delante de ellos. Esto también pasaba durante una retirada. Una unidad mantendría la línea hasta que las fuerzas delante de ellos terminaran de moverse y luego los cubrieron a su vez, manteniendo al enemigo bajo control con fuego pesado.

— El escuadrón Thunderbolt se ha vinculado con el escuadrón Brisingamen. Escuadrón Spearhead, mantenga su posición hasta que el escuadrón Claymore alcance el tercer piso.

Los informes de daños llegaban por montón. Las municiones de las ametralladoras se habían agotado a cero. Daños leves de armadura. Daños leves a una plataforma. Daño medio a otra. Tropas heridas, tropas muriendo. Mientras los escuadrones y la infantería blindada unida a ellos estaba siendo despedazada, se dirigieron a la superficie. La transición de la participación a la retirada se producía con gran dificultad.

— Escuadrón Lycaon, hemos confirmado la presencia de unidades tipo Grauwolf que eliminaron su armadura para reducir su ancho total. Esto aumenta la cantidad de caminos que podrán tomar, así que tengan cuidado.

— ¡Entendido…! Sin embargo, no estoy segura de que podamos con muchos más de ellos…

— ¡Ya deja de lloriquear, princesita! ¡Solo un poco más! ¡Muéstranos que tienes lo que se necesita para sobrevivir!

Era como una partida de ajedrez que se desarrollaba en la oscuridad total, con cada lado quitándole peones al otro.

Los pastores tenían una inteligencia comparable a la de los humanos, por lo que a veces podían predecir las decisiones de las personas y diseñar contramedidas.

— ¡Raiden, quédate donde estás! ¡Hay un enemigo adelante!

Justo cuando Raiden estaba a punto de dar un giro en una intersección, la advertencia de Shin lo llevó a forzar al Wehrwolf a frenar de emergencia. Mirando hacia la curva de la intersección, vio un pequeño túnel con la enorme forma de Löwe escondida en su interior. Estaba al acecho, con su torreta apuntando directamente hacia ellos, y como los túneles eran tan estrechos como este, no había forma de cruzar sin entrar en su línea de fuego. Derrotarlo sería un desafío en sí mismo.

— ¡Lena! Necesitamos un cambio de ruta…

— Está bien. Sigamos moviéndonos.

Justo cuando alguien interrumpió a Raiden, un Juggernaut se deslizó al lado de Wehrwolf, uno que insistió en no intercambiar su cañón de francotirador incluso en estas condiciones de hacinamiento. Con una marca personal de un rifle con una mira adjunto.

— ¿Crenna?

— Tenemos que darnos prisa, ¿no? También estoy preocupada por Shin… Si esa cosa no se puede mover, será bastante fácil…

Gunslinger saltó como si nada a la intersección. El Löwe reaccionó, su torreta tembló, pero antes de que pudiera disparar, Gunslinger disparó desde una posición boca abajo. Volando en una trayectoria que se cruzó con el cañón de 120 mm de tipo Tanque, el APFSDS de 88 mm se adelantó, impactando con precisión con el espacio en forma de aguja en su armadura frontal, que estaba destinado a permitir el movimiento de la torreta.

Era la única debilidad estructural de las voluminosas defensas frontales del Löwe. No hacía falta decir que no era una debilidad a la que uno pudiera apuntar fácilmente en un campo de batalla donde ambos agresores se movían rápidamente y apuntaban sus torretas el uno al otro.

—… que dé en el blanco.

Gunslinger se dio la vuelta con calma cuando el Löwe estalló espectacularmente en llamas detrás de ella y fue destruido.

— Continúen avanzando a la velocidad actual durante 15 segundos, luego giren a la izquierda en la siguiente esquina.

Las instrucciones los llevaron a una especie de vasto espacio parecido a un almacén. No había una sola fuente de luz para iluminar la oscuridad total. En una esquina del alargado almacén, que parecía durar una eternidad, grupos de algo envuelto en tela estaban apiñados en una pila.

En el momento en que Raiden se dio cuenta de lo que eran, instintivamente gritó:

— ¡Frederica! Cierra tus “ojos”!

— ¿¡Aaah…!?

La advertencia llegó demasiado tarde. El chillido de la pequeña chica ocupó toda la Resonancia, seguido de sus angustiadas toses y vómitos violentos.

Llenando el gran espacio, amontonados hasta el techo, había esqueletos humanos deformados manchados y descoloridos por líquido necrótico. No eran cientos o miles, sino aproximadamente decenas de miles… Un número que excedía incluso la cantidad de personas que habían muerto en la operación para eliminar al Morpho durante la ofensiva a gran escala yacía ante ellos, amontonadas como basura después de haber sido procesada. Con toda probabilidad, la Legión los veía como uno mismo a todos.

Los esqueletos en la parte inferior de la pila habían sido aplastados por el peso de los que estaban encima, convirtiéndose en un revoltijo de escombros de cadáveres mezclados. No había ni un indicio de dignidad en ellos. Raiden desvió la mirada de los cadáveres en los bordes, que parecían ser relativamente más nuevos, ya que solo estaban parcialmente descoloridos y en su mayoría mantenían sus formas originales.

Raiden finalmente se dio cuenta de por qué la Legión había construido esta base aquí, incluso con la escoria de la República recientemente debilitada siendo un objetivo principal para la eliminación.

Querían procesar estos nuevos cadáveres lo más rápido posible. Simplemente, eran demasiados, tantos que no podían perder el tiempo llevándolos a todos a la retaguardia.

El único consuelo fue que estas personas probablemente no estaban conscientes cuando fueron disecadas. Raiden negó con la cabeza, tratando de alejar los pensamientos que se aferraban a su mente.

La fuerza física de un humano ni siquiera podría luchar contra una mina autopropulsada, la más ligera de todas las unidades combatientes de la Legión. La Legión no tenía ninguna razón para suprimir sus “ingredientes” dejándolos inconscientes en caso de lucha. Tampoco tenían necesidad de mostrar piedad.

Capturar vivo al enemigo en un campo de batalla donde cada bando buscaba la muerte del otro no era sencillo. Eso significaba que la mayoría de los cadáveres aquí capturados eran Albas, quienes voluntariamente habían perdido los medios para luchar. Pero aun así, pensar en las atrocidades que habían tenido lugar aquí, muy por debajo de la tierra, durante más de seis meses… le dejaba un sabor desagradable en la boca a Raiden.

El suelo que pisaban los Juggernauts era extrañamente pegajoso por razones que preferían no pensar. En la cima de la montaña de cuerpos, en lo que era esencialmente su pico, había un cadáver esquelético vestido con un familiar uniforme de camuflaje del desierto. Un cadáver descompuesto que no reconocieron, vestido con un vestido. Un cadáver nuevo, tirado por ahí. Cadáveres. Cadáveres.

Había tantos de ellos…

Mientras corría entre ellos, Raiden se sintió abrumado por una extraña sensación de desesperación. La muerte, y la Legión que los entregó a ella, conocían la verdadera igualdad. Los opresores de la República y los oprimidos 86 eran todos iguales para la Legión. Todos eran el enemigo: Recursos que se podían cosechar. No había lugar para la distinción. Ni había lugar para la discriminación.

El concepto que la humanidad no pudo lograr a pesar de haberlo perseguido durante miles de años —la igualdad— lo habían logrado las máquinas de matar sin sentido conocidas como la Legión… de una manera que era demasiado irónico para la humanidad.

La anciana que había criado a Raiden le había dicho una vez que la humanidad se creía a sí misma como una presencia única hecha a imagen de Dios. Y si eso era cierto, entonces la humanidad era, a pesar de todos los esfuerzos realizados para hacerlo, un producto inútil y fallido.

—… Todo es inútil…