86 [Eighty Six]

Volumen 4: Bajo Presión

Capítulo 4: Triage

Parte 1

 

 

—… Ugh.

Al abrir los ojos, se encontró en una oscuridad total. Anett, que estaba tirada al azar en el suelo, se puso de pie.

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¿Dónde estoy…?

Miró a su alrededor, pero la oscuridad era demasiado densa para que el ojo pudiera ver algo. Podía sentir la sensación del hormigón contra sus pies descalzos. El lugar no se sentía sofocante, lo que significaba que probablemente era un espacio bastante abierto.

Mientras investigaba una instalación de la Legión que habían recuperado, el escuadrón Phalanx había sido atacado y aniquilado por la Legión. Los Grauwolf que los habían eliminado se habían acercado a ella, y eso era todo lo que recordaba. El recuerdo hizo que Anett se mordiera el labio.

Así que fui capturada por la Legión. ¿Pero por qué? Si esto fuera una Cacería de cabezas para asimilar redes neuronales, los procesadores con experiencia en combate del escuadrón Phalanx serían mucho más valiosos para la Legión que yo.

Si los mataron a ellos, ¿por qué querrían tomar a una no combatiente como yo?

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Sin embargo, la rareza no termina ahí. El cuartel general táctico todavía estaba funcionando cuando atacaron.

¿Por qué sacrificaron el elemento sorpresa y no asaltaron el cuartel general enemigo?

Si esta no es una cacería de cabezas, ni tampoco tenían como objetivo disminuir las fuerzas del Grupo de Ataque. ¿Qué me hace más valiosa que esos objetivos?

Habría tenido sentido si hubiera sido una experta en el desarrollo del Field-Dress o una desarrolladora de algún sistema de armas de vanguardia, pero era una investigadora del Para-RAID. La Legión ya podía comunicarse bajo el despliegue de Eintagsfliege; ellos no la necesitaban.

No. No lo sé. No tengo suficiente información.

Ella negó con la cabeza y se puso de pie. Por ahora, necesitaba correr. Giró y miró a su alrededor. Su dispositivo RAID probablemente se había caído cuando se lo llevaron. Palpó su bata de laboratorio, solo para encontrar que la pistola que había usado para defenderse también había desaparecido.

Era un espacio completamente sin luz, pero después de un tiempo, sus ojos se acostumbraron a la oscuridad. El lugar era tan grande como… No, era incluso más grande de lo que había pensado, y apenas podía distinguir las siluetas de un grupo de humanoides agazapados en una esquina. Probablemente eran personas.

Si fueran minas autopropulsadas y no la atacaran a esta distancia, tampoco reaccionarían cuando ella alzara la voz.

Annette se obligó a hablar con la garganta reseca.

— Oye.

Sin reacción.

— Oye. Tú allí. ¿Son supervivientes del escuadrón Phalanx? ¿Sabes dónde es esto o cómo llegamos aquí…? ¡Oye!

Aún sin reacción.

***

 

 

— Pongamos la situación en orden.

El cuartel general táctico estaba lleno de suspenso después de escuchar que un escuadrón había sido aniquilado en la superficie, que debería de ser una zona segura.

El escuadrón Nordlicht, que estaba a cargo de proteger el cuartel general, formó un perímetro defensivo a su alrededor con el escuadrón de reserva Lycaon y la infantería blindada de repuesto.

La información corrió frenéticamente por la pantalla principal del Vanadis mientras Lena hacía todo lo posible por reprimir su ansiedad.

Frederica informó con franqueza la situación que “observó” después de la aniquilación del escuadrón Phalanx. Anett estaba…

— La aniquilación del escuadrón Phalanx, el secuestro de la profesora Henrietta Penrose, la presencia de humanos mezclados con la Legión en el área de operaciones… Todo esto es así de exacto, ¿verdad?

— No hay duda del último punto, coronel.

El escuadrón Spearhead estaba escondido en uno de los diques secos de las fábricas automáticas, escondiéndose silenciosamente detrás de la enorme estructura de un Morpho medio completo.

Habían bajado las persianas contra incendios e inundaciones para que las minas autopropulsadas y los débiles sensores de los tipos Grauwolf no pudieran encontrarlos.

Shin habló desde el interior de Undertaker, que había cambiado al modo de espera.

— Quería confirmar la esencia de cuántas personas había en el área de operaciones y cuál era su estado de infiltración, pero lamento decir que no tuve tiempo para charlar, dada la situación.

Era difícil distinguir a los humanos cuando estaban mezclados con tantas minas autopropulsadas y Grauwolf, razón por la cual el escuadrón había cesado el combate y se había retirado a las profundidades de la unidad de reproducción automática.

Habiendo luchado en la zona 86, que no tenía civiles, hasta ahora, los 86 no estaban acostumbrados a batallas en las que se suponía que había unidades que no debían matar mezcladas con el enemigo. En cierto modo, los Procesadores eran similares a la Legión en el sentido de que normalmente destruían todo lo que no era un aliado.

— A juzgar por lo sucias que están las personas y su ropa, parece que se mantuvieron en condiciones antihigiénicas durante un período prolongado… Probablemente son sobrevivientes de la ofensiva a gran escala.

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—No estoy segura si llamarlos supervivientes sea correcto, Cazador de Mujeres. Más bien restos. ¿O tal vez simplemente ingredientes les quedaría mejor?

Cesando todo combate, el escuadrón Brisingamen de Shiden se refugió en una sala de ascensores abandonada y bajó las contraventanas. Shiden se quitó el traje de piloto con una mano y rebuscó en el compartimento de almacenamiento de la cabina.

A diferencia de cuando los 86 tenían que conformarse con los uniformes de campo sin usar de la República, la Federación les proporcionó a sus Procesadores trajes blindados de piloto de alto rendimiento optimizados para operar un Field-Dress.

Además de ser fáciles de trasladar, eran altamente amortiguadores de fuego, absorbían los golpes, estaban protegidos de algún modo contra balas y cuchillos y eran resistentes a la gravedad. Sin embargo, tenían un problema.

Eran ajustados alrededor del pecho.

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Desabrochó el botón para liberar sus pechos de su dominio y soltó un suspiro. Hacía calor. Tomó un sorbo de su cantimplora antes de verter el resto sobre su cabeza y sacudirse como un animal.

Este calor era por la enorme cantidad de adrenalina secretada por el movimiento excesivo que involucraba pilotar un Juggernaut. Luego sacó un trozo de chocolate de su compartimento de almacenamiento y lo mordió.— Olvidémonos de esos asquerosos, no me acercaría a ellos como están ahora. Tampoco perdería mi tiempo hablando con ellos. No me parecían cuerdos.

Se burló, mirando a la puerta cerrada del almacén. Los “humanos” que había encontrado el escuadrón de Brisingamen merodeaban detrás de dicha puerta, junto con las minas autopropulsadas y los Grauwolf.

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— Sus edades eran todas diferentes, pero cada uno estaba igualmente sucio y loco… Nuestros compañeros eran mejores que esto, pero no nunca me preocuparía por unos cerdos que se tardaron en huir.

— Lentos para huir… Te refieres a la ofensiva a gran escala del año pasado…

La Legión no tomaba prisioneros… con una sola excepción. Durante las cacerías de cabezas. De vez en cuando rodeaban las cabezas de sus víctimas para asimilar sus redes neuronales.

— ¿Qué hacemos, Su Majestad…? ¿Tratar de protegerlos? No me importa en lo absoluto si los cerdos blancos viven o mueren, pero lo diré de nuevo: no responden. Podíamos decirles que se fueran cuanto quisiéramos, pero no se moverán.

Lena se mordió el labio ante la apática pregunta de Shiden.

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Decirles que protejan a los Albas sería fácil. Pero esperar que lucharan mientras diferenciaban a los Albas de las minas autopropulsadas en la oscuridad del laberinto subterráneo era una exigencia irrealista. Hacer cumplir esa orden probablemente resultaría en bajas entre los 86 en el campo.

Por otro lado, ordenarles que dispararan indiscriminadamente a los humanos, incluso si fueran ciudadanos de la República… Solo imaginarlo la ponía enferma. Especialmente dado que algunos de los 86 habían visto a sus familiares y amigos asesinados de manera similar.
Ordenarles fácilmente que cometan atrocidades sería nada menos que una incompetencia. Un descuido que un comandante nunca debe cometer jamás.

—… No. No hay necesidad de que nuestros escuadrones blindados los protejan de forma proactiva.

Lena sintió que los capitanes se llenaron de suspenso en la resonancia y continuó:

— Sin embargo, hay una manera de distinguirlos… Si te encuentras con unidades humanoides, exponlas a tu mira láser de control de fuego a máxima potencia. Si son humanos, deberían huir o al menos dejar de moverse. Si no reaccionan, son minas autopropulsadas.

Podía sentir a Shin haciendo una mueca.

— Dependiendo de cuánto tiempo los expongamos a él, podría resultar en quemaduras graves como mínimo.

—… Sí. Pero es preferible eso a matarlos a tiros.

El sistema de control de fuego de un Field-Dress, un Juggernaut, empleaba un rayo láser invisible que funcionaba como miras y telémetro, y un láser era una convergencia de energía con directividad.

Exponerlo a los ojos podría resultar en ceguera, mientras que la exposición a la piel podría hacer que se caliente y queme. Incluso si los Alba no estuvieran cuerdos, su sentido del dolor probablemente seguiría intacto.

El dolor era la alarma de un organismo, incitándolo a evadir activamente y huir. La Legión tenía instrumentos que detectarían la exposición a los láseres, pero no tenían ni sensación de dolor ni inteligencia para comprender e imitar lo que les sucedía a los humanos cuando estaban expuestos a los láseres.

— Puede exponer sus posiciones, pero las minas autopropulsadas solo pueden luchar en un rango extremadamente corto de todos modos. No debería influir en el combate. Deja el refugio de cualquier humano que huya de la infantería blindada… Pero por favor trata de que no se dispersen demasiado.

— Entendido.

— Sin embargo…

Ella interrumpió su respuesta, que estaba tan impregnada de apatía como había esperado.

—… No lo apliquen en situaciones que puedan resultar fatales. Apliquen un juicio rápido y eliminen cualquier amenaza que tengan ante ustedes sin dudarlo.

Ordenar a los 86 que sufrieran pérdidas en nombre de los civiles de la República era lo único que nunca podría ordenarles que hicieran.

— Del mismo modo, con respecto a la profesora Henrietta Penrose…

Podía sentir una sensación de opresión en el pecho. Ella estaba mareada. Lena temía las palabras que estaba a punto de pronunciar. Se habían graduado juntas y cada una había sido la único amiga que la otro había tenido alrededor de la misma edad.

Se habían peleado hace dos años respecto a cómo ayudar con el escuadrón Spearhead y se habían lastimado, pero al final, Anett todavía ayudó a reconfigurar el dispositivo RAID de Lena.

Durante la ofensiva a gran escala, Anett tomó el mando de unidades y luchó a su lado. Ella era una querida amiga para ella. Su única… mejor amiga. Pero no podía exponer a sus subordinados… sus Procesadores y la infantería blindada que le prestaron, solo por ella…

— Prioricen completar la misión. Ahora que el escuadrón Phalanx ha sido eliminado por un ataque no identificado, que dividiéramos nuestras fuerzas para buscarla y pusiéramos a nuestras unidades en riesgo de ser eliminadas individualmente… sería un riesgo que no podemos permitirnos tomar.

Había pensado en enviar al escuadrón Lycaon, que estaba esperando en modo de espera, pero considerando que los cuatro escuadrones ya desplegados podrían encontrar problemas imprevistos, no podía permitirse el lujo de cambiar ninguna fuerza por el bien de Anett.

— Coronel…

— No la voy a abandonar, capitán Nouzen. Si alguno de nuestros escuadrones va lo suficientemente profundo, debería poder rescatarla entonces. Sin embargo… si no llegamos a tiempo, no habrá mucho que podamos hacer.

Incluso si eso significaba dejar a Anett cruelmente desmembrada. Después de un silencio de varios segundos, Shin volvió a hablar.

—… Coronel. El escuadrón Spearhead y yo nos encargaremos del rescate de la Comandante Penrose.

— ¿Capitán Nouzen…?

— Puede que no conozcamos el método de ataque del enemigo, pero siguen siendo unidades de la Legión. En ese caso, debería poder evitar el compromiso a medida que avanzo. Mis posibilidades de encontrarme con la Legión en el camino son menores.

— Pero…

— Estás pensando en que no puedes dejar que los 86 muramos por ciudadanos de la República, ¿no es así?

Mientras señalaba las preocupaciones de Lena con precisión, su voz tranquila estaba llena de preocupación.

— No entiendo por qué no puedes desvincularte de la República, Coronel, pero comprendo que, independientemente de la razón, simplemente no puedes. Piensas que estos pecados son tuyos porque eres ciudadana de ese país. Pero eso no significa que tengas que fingir que eres tan despiadada como la República, Coronel.

No tienes que hacer el papel de la Reina Sangrienta que lucha sin nadie a su lado.

— Así que no te fuerces a hacer cosas que no deberías hacer… Lo diré de nuevo. No te conviene, coronel.

— ……

— Dejaré la destrucción del Almirante a los escuadrones de Brisingamen y Thunderbolt. Tendremos que dividir nuestras fuerzas como temías, pero esto no debería reducir nuestro tiempo de búsqueda.

Shiden soltó una pequeña risa.

— ¿Estás seguro de que estás bien con eso? Me estarías dando una victoria.

— Tómala. Ahora no es el momento para molestos concursos.

— Lo sé, solo bromeo… Déjamelo a mí.

Frederica luego dijo:

— Shinei, he estado siguiendo el área general donde se llevaron a Penrose. Si lo comparo con el mapa, debería ser capaz de señalar su ubicación exacta. Os mostraré el camino, así que concentraos en evadir a la Legión lo mejor que puedas.

—… Cierra tus “ojos” si las cosas se ponen peligrosas.

— Pido disculpas de antemano, pero puedo aceptar eso de ti por esta ocasión… Por muy desagradable que sea decirlo, preferiría no ser testigo de cómo la despedazan si llegase a pasar.

— Rito, podemos dejar que te encargues del Weisel mientras la estamos buscando, ¿verdad?

— Sí, no hay problema, Capitán.

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Lena frunció el ceño. Como comandante, tenía que soportar las emociones que brotaban de su interior.

—… Muchas gracias…

La única respuesta de Shin fue el silencio, mientras Frederica resopló antes de agregar:

— Os hago una última pregunta… Aparte de la aniquilación del escuadrón Phalanx, nadie más ha sido atacado de manera similar,
¿cierto?

— Así es.

— Nosotros tampoco hemos visto nada.

— Así que solo yo lo ví…

Shin preguntó:

— Frederica, ¿puedes explicar qué pasó allí?

Su pregunta tenía la intención implícita de que estaba bien si ella no podía explicarlo… o más bien, si no deseaba recordarlo. Había sido testigo de como un escuadrón de 24 personas, cuyos nombres y rostros conocía, eran destrozado sin piedad uno tras otro. Era una consideración que uno claramente tendría hacia una niña que apenas tenía más de 10 años.

Sin embargo, Frederica negó con la cabeza.

— Mis disculpas, no conozco los detalles. Los Juggernauts estaban siendo aplastados de izquierda a derecha incluso antes de que supiera lo que estaba pasando… Hasta el final, no vi qué tipo de ataque era.

— ¿Cómo fueron asesinados?

— Capitán Nouzen, ¿cómo puede preguntar algo tan sin rodeos…?

— No me importa, Milizé. Es debido a que puedo ayudarlos con mi poder que estoy al lado de Shinei. Tengo una gran deuda que pagar.
Frederica exhaló un suspiro.

— Pero no es tan fácil… decirlo.

Los ojos rojos de Frederica se nublaron con el recuerdo mientras trataba seriamente de poner en palabras lo que había visto.

— Aina, la primera en ser destruida, de repente fue partida por la mitad. A pesar de la ausencia de enemigos en su vecindad, el Juggernaut fue cortado justo en la mitad de la cabina… supongo que murió instantáneamente.

— ¿Quizás fue impactada por un cañón de gran calibre…?

Parecía probable, dado que había sido destruida sin enemigos alrededor. Pero Frederica negó con la cabeza.

— Aina estaba dentro de un edificio rodeado de Juggernauts. Sería excepcionalmente difícil encontrar una línea de fuego para atacar esa posición, sin importar desde dónde se apuntara… Quizás un francotirador con la habilidad de Crenna sería capaz de tal hazaña.

— Para empezar, sería difícil dividir un Juggernaut en dos con un arma de proyectil. Creo que las posibilidades de que esto sea una trampa son escasas.

Las marcas de penetración de un APFSDS de 30 cm eran relativamente pequeñas, al igual que las ojivas antitanques de alto explosivo, con su jet de metal. Era dudoso que pudiera siquiera dividir el ataúd ambulante de la República por la mitad. Pero esto no quería decir que Shin tuviera una respuesta. Parecía que pensaba ardientemente y solo hablaba para poner todo en orden. Pero al final, no se le ocurrió nada y se quedó en silencio.

Al darse cuenta de que cualquier discusión adicional sería solo una conjetura, Lena llegó a una conclusión basada en lo que sabían hasta ahora.


—… Debemos dar la máxima prioridad a la recopilación de información sobre dicho ataque. Si se encuentran con un ataque similar, eviten el combate tanto como sea posible y retírense de inmediato.

— Roger.

— Entendido.

Ella gritaba una y otra vez, pero las figuras humanas no reaccionaban a su voz. Anett se quedó en silencio, sintiendo una sensación de pavor arrastrándose sobre ella.

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Al ver cómo las líneas de sus hombros se movían hacia arriba y hacia abajo mientras respiraban, se dio cuenta de que probablemente eran humanos después de todo y no estaban muertos. Este grupo de compañeros humanos simplemente respiraba, impotente, débilmente.

El sonido de sus tacones contra el suelo era un problema en esta situación. Pateando sus zapatos, caminó por el piso usando solo medias en sus pies. La puerta tenía una cerradura electrónica, pero afortunadamente era de un modelo antiguo, un tipo que podía ser burlado por cualquier tipo de objeto delgado, parecido a una tarjeta.

Girando la perilla una y otra vez, sacó una tarjeta al azar del bolsillo de su abrigo y la pasó por el lector. El mecanismo simple emitió un pitido electrónico y cedió fácilmente.

Empujando suavemente la puerta metálica para abrirla, se asomó por la rendija… No había nada allí. Parecía que la Legión no sentía mucha necesidad de proteger a una presa tan indefensa.

Y, de cierto modo, probablemente no había necesidad de hacerlo. No estaban atados de ninguna manera, pero este confinamiento era más que suficiente para contener a aquellos que no se moverían por su propia voluntad.

Cuando miró hacia atrás, los otros prisioneros ni siquiera se movieron. Ella llamó al grupo que estaba a la cabeza de ellos:

— Oigan, salgamos de aquí… Deberíamos poder escapar ahora. Pero como era de esperar, no obtuvo respuesta.

Negando con la cabeza, Anett se deslizó por la rendija de la puerta con destreza felina. La pesada puerta se cerró por sí sola en el momento en que ella la soltó, y el sonido de la cerradura haciendo clic resonó suavemente. Tras el duro sonido que casi parecía criticarla por abandonar a alguien nuevamente, siguió caminando.

Al principio, se movió con cautela, pero finalmente aceleró y se puso a trotar.

El profundo y largo pasillo era espacioso y confortablemente ancho, y su techo era bajo, como era típico del subterráneo.

Podía distinguir las baldosas ornamentales blancas tenues incluso en la oscuridad, y había contraventanas plateadas con elaborados diseños bajadas a la izquierda y a la derecha. Más adentro, había elegantes escaparates que competían entre sí en belleza a lo largo de este espacio deshabitado y abandonado.

Ella estaba en un centro comercial.

Probablemente, o mejor dicho, sin lugar a dudas, era la instalación comercial dentro del Laberinto Subterráneo de Charité. Avanzó por los amplios pasillos, lidiando con el miedo de caer en una emboscada de la Legión.

Los pasillos estaban llenos de curvas suaves y fueron diseñados para permitir que muchos clientes caminasen fácilmente, lo que creaba muchos puntos ciegos. Aferrándose a las sombras, buscó desesperadamente la escalera que la llevaría a la superficie.

Cuando vio eso cerca de una pared distante, trotó. Mientras lo hacía, escuchaba atentamente, asegurándose de mantenerse alerta ante el sonido de cualquier cosa que se le acercara. Ningún miembro de la Legión, ni siquiera los Dinosauria con sus cien toneladas de peso, podrían no emitir un sonido con sus pasos. Pero en este completo y absoluto silencio, no había forma de moverse sin hacer algún tipo de ruido.

De pie de espaldas a eso, que parecía un pilar redondo de algún antiguo santuario, se paró en su lugar y miró hacia donde debería estar esa persona. El escuadrón Phalanx había sido atacado en la superficie a pesar de que se suponía que el campo de batalla era solo subterráneo.

Existía la posibilidad de que el cuartel general táctico, donde estaban Lena y los demás, también hubiera sido atacado y aniquilado, pero tenía que apostar a que salieran ilesos.

— No me pierdas de vista… te lo ruego…

Porque dentro del Vanadis estaba Frederica, la chica con la capacidad de ver el pasado y el presente de cualquier persona que conociera.

— Bueno. Parece que sigue ilesa.

Los ojos carmesí de Frederica brillaron débilmente mientras miraba al vacío. Sentada completamente quieta, su apariencia tan hermosa y formal como siempre, parecía mística y majestuosa y al mismo tiempo completamente extraña cuando se la colocaba en contraste con el vehículo de comando blindado y su tecnología de punta.

Era como una posesión divina, como si fuera una sacerdotisa sagrada hablando la voluntad de los dioses. Solemne y seria. Frederica, que miraba fijamente a través del espacio vacío a un lugar desconocido con los ojos completamente en blanco, hizo una mueca.

— Tenéis bastante coraje para correr tan lejos como lo hiciste… Sin embargo, ¿qué es lo que estáis haciendo allí, Penrose? Deambulando como si nada.

Frederica frunció sus adorables cejas en un pensamiento momentáneo, luego sus ojos se abrieron mientras sonreía en comprensión.

— Ah, chica lista. Te detuviste ante el panel de información, sabiendo que yo podría estar mirándote… Oid, Shinei.

Respondió asintiendo en silencio sobre la resonancia.

— Tengo una idea del paradero de Penrose. Dirigíos allí lo más rápido que puedas.

— Confirmado. El bloque comercial oriental del cuarto piso, ¿eh?

Confirmando los datos del mapa que había recibido, Shin giró el rumbo de Undertaker. La ubicación actual de Anett se presentaba en rojo y la ruta más corta allí se destacaba. Podía escuchar a Lena hablando por encima del fuerte ruido de funcionamiento del Juggernaut.

— Hemos establecido la ruta basándonos en la distribución del enemigo y sus presuntos patrones de avance, pero es solo una especulación. Deberías cambiar de camino y tomar desvíos si lo considera necesario, Capitán.

— Entendido… Pero parece que la ruta recomendada actual debería estar bien.

Respondió después de confirmar el estado actual de la Legión. Parecía que Lena había memorizado la estructura tridimensional del mapa y estaba cambiando los movimientos de sus unidades y del enemigo en su mente en tiempo real. Una cosa sería si estuviera en una superficie plana, pero Shin tenía problemas para creer que podía controlar todo en un campo de batalla tridimensional donde las unidades se movían constantemente.

Esta era una habilidad que Lena había adquirido precisamente porque había pasado tanto tiempo mandando desde una sala de control distante, donde había tenido que confiar en información fragmentaria del campo de batalla cubierto por la interferencia de Eintagsfliege. Shin se preguntaba qué tipos de lucha había visto Lena en la República tras la misión de reconocimiento especial hace 2 años. De repente, se dio cuenta de que no tenía ni idea.

Y eso se debía a que nunca había preguntado. Nadie, incluido él mismo, había pensado en preguntarle a Lena sobre eso. Lena, por otro lado, parecía querer hacer todo tipo de preguntas. Ella debe haber pensado… mucho en su mente.

—… Mm.

Confirmando la ruta recomendada en su pantalla secundaria y la ruta real que vio a través de la pantalla principal, Shin pausó el avance de Undertaker. La habilidad de Shin le permitía monitorear con precisión la condición de la Legión, y la habilidad de Lena para hacer un seguimiento de la situación de la guerra también era impresionante. Sin embargo, situaciones como estas a menudo ocurrían en el campo de batalla.

Había errores en el mapa.

La ruta recomendada les indicaba una ruta de servicio destinada a fines de mantenimiento: un pasillo estrecho y estrecho lo suficientemente grande como para permitir el paso de una sola persona.

— ¿No hay un camino…? No puede ser.

— Para ser exactos, no hay camino por el que pueda pasar un Juggernaut. Es de esperarse, ya que este lugar no fue construido para albergar a los Field-Dress.

La voz de Shin en le resonancia no parecía importarle mucho. La información errónea era probablemente una ocurrencia común en el campo de batalla que él conocía, pero para Lena, su informe era una píldora amarga de tragar.

No debería ser posible. La última actualización de estos datos de mapas se realizó justo después del último trabajo de reparación y mantenimiento de la instalación.

Los datos de mapas erróneos podían provocar la pérdida de vidas en los túneles del metro, donde la visibilidad estaba obstruida y las rutas por las que uno podía moverse eran limitadas, por lo cual Lena se había asegurado de confirmarlo con el mayor cuidado posible, pero aún así…

Una fría sospecha cruzó por la mente de ella.

¿No podría ser que el mapa fuese…?

El mapa les había sido proporcionado por el gobierno interino de la República… El gobierno interino que ahora estaba infiltrado por los amantes del cloro, que deseaban el regreso y la restauración de los 86.

Y cuando lo miró con más atención, vio que se suponía que dicha ruta de servicio estaba destinada a transportar equipo, según el mapa, pero en comparación con el diseño del lugar, descaradamente no parecía encajar con las otras vías. y vías férreas en términos de profundidad.

No puede ser.

— Entendido. Busquen un desvío de dicha ruta… Segundo Teniente Marcel, ¿podría analizar este mapa del área de combate y tratar de encontrar alguna discrepancia con la estructura?

Apagando el Para-RAID a mitad de camino, se dirigió al oficial de control sentado en el asiento delantero delante de ella. Este joven, que tenía la misma edad que Shin y su grupo y tenía el mismo entrenamiento de oficial especial que ellos, la miró y asintió levemente.

—… Me llevará algún tiempo, pero probablemente.

— Entonces hazlo por favor. Es de máxima prioridad, así que hazlo lo antes posible.

— Entendido.

Frederica de repente levantó la cara.

— ¡Mm, esto va mal! ¡Shinei, debes darte prisa!


Se puso de pie y gritó, sin siquiera darse cuenta de que lo estaba haciendo:

— ¡Corre, Penrose! ¡No debes quedarte allí!

Quienquiera que hubiera planeado esta instalación subterránea debe haber sido un verdadero idiota.

Finalmente había encontrado una escalera que parecía que podría llevarla hacia arriba, pero después de que subió lo que parecía un piso entero de escaleras, se volvía en un descenso en un solo sentido y la llevaba a un sector diferente del mismo piso… Sabía que tenía la suerte de no estar en los túneles del metro, pero este extraño juego de sitios la estaba poniendo de los nervios.

Anett miró a su alrededor con molestia. Su bata de laboratorio le caía a los pies, así que se la quitó y se la puso sobre el brazo. En un cambio completo de donde había estado antes, el sector en el que se encontraba ahora parecía ser una especie de fábrica. Estaba en una sala limpia o en una especie de quirófano: un espacio en blanco oscuro, casi esterilizado.

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