Ryuuou No Oshigoto! (NL)
Volumen 6
Prólogo: Dioses del Shogi
“¿Dioses?”
“Es correcto”
Estoy bastante seguro de que fue justo después de convertirme en discípulo del Maestro.
Tenía seis años y Ginko tenía cuatro (todavía no la llamaba Anedeshi) cuando nos sacó a los dos en un viaje de un día.
Parte de eso fue porque acababa de dejar a Yamaoka en la Prefectura de Fukui por primera vez, así que recuerdo que todo lo que pasaba volando por las ventanas era tan nuevo y emocionante cuando me senté al lado de Ginko en el asiento trasero mientras el Maestro conducía.
Pero, al ser de Kansai en primer lugar, a Ginko no le interesaba nada el paisaje. En su lugar, Ella exigió que yo jugara Shogi con ella.
Se convirtió en discípula del Maestro dos semanas antes que yo, lo que significa que tenía que hacer lo que ella dijera. Yo también quería jugar Shogi, así que seguí sus órdenes de inmediato.
Al final, jugamos en ese tablero magnético plegable de Shogi que Ginko siempre llevaba con ella en el asiento trasero todo el camino.
Ahora usamos nuestros tableros mentales de Shogi, pero no podíamos jugar un juego sin un tablero y piezas reales en ese entonces.
Creo que fue aproximadamente cuando terminamos nuestra quinta partida cuando el auto se detuvo y el Maestro dijo: “Aquí estamos”.
En cuanto a donde estábamos, olía extraño. Una chica un poco mayor que nosotros estaba esperando para mostrarnos. Ella también era extraña, siempre balanceando una espada de juguete alrededor.
Fue entonces cuando el Maestro nos dijo algo aún más extraño.
Sobre los dioses del shogi.
“En este mundo, no vas a escalar más si a los dioses del Shogi no les gustas”
“¿No podemos ser fuertes?”
“Nah, ya puedes ser bastante fuerte. Pero si los dioses del Shogi consiguieron algo contra ti, nunca te volverás profesional. Ciertamente nunca serás Meijin”
“El registro puede ser realmente fuerte, pero nunca serás un profesional …”
Al oír eso me hizo temblar de miedo.
Porque, quiero decir, quería ser como el Maestro.
Vine a Osaka porque quería ser un jugador profesional de Shogi.
Por eso, cuando escuché que estos “Dioses” desconcertantes del Shogi podían detenerme, fue aterrador.
Sabía cómo mejorar, cómo fortalecerme.
Jugar un montón de Shogi y trabajar muy duro. Pero…
“¡¿Qué necesito hacer para que los dioses Shogi me gusten?”
Supliqué desesperadamente, tirando del pantalón del Maestro y rogando por una respuesta.
Me dio unas palmaditas en la cabeza con suavidad mientras me sacudía y me dijo varias maneras en que podía ganar el favor de los dioses del Shogi.
Al escucharlo, toda la ansiedad y la preocupación comenzaron a desvanecerse.
Pero, Ginko tenía otras ideas. “… No hay dioses”
Ginko era (y prácticamente sigue siendo) el tipo de persona que no acepta lo que alguien dice como es.
Ella en serio parecía un ángel. No pensé que ella era humana la primera vez que la vi, más bien como un hada o un espíritu de un libro de cuentos.
Fuera lo que fuera, creía que era algo más que humano con todo mi corazón. (El hecho de que… Ella siempre me mirara a distancia sin decir una palabra solo hacía que pareciera aún más probable).
— ¡Los Pros tienen hadas del Shogi en sus casas!
Ver a Ginko por primera vez solo hizo que mi respeto por los jugadores profesionales de Shogi creciera aún más. Wow. Los profesionales son increíbles…. Ese tipo de cosas.
Entonces, fue muy fácil para mí creer en la existencia de los dioses del Shogi. Ginko, por otro lado, a pesar de verse como un ser de otro plano, los rechazó por completo.
Era casi un milagro cristalizado, pero ni siquiera intentó creer en los dioses o en los milagros. Como resultado, los zombies y los fantasmas la asustaron más que la mayoría de la gente (y aún lo hacen).
“No hay dioses en absoluto”, dijo Ginko desafiantemente.
El Maestro no se enojó con ella. En cambio, dijo:
“Están en todos lados. Los dioses están aquí. Están buscándote a ti y a Yaichi en este momento”
“Entonces, ¿dónde están los dioses Shogi?”, Dijo Ginko, insistiendo aún más.
“¡Nunca me creerías si te lo dijera!”
Miró al Maestro, desafiándolo en silencio con una mirada en sus ojos mientras apretaba el tablero de plástico de Shogi contra su pecho.
No la había conocido por mucho tiempo, pero ya había descubierto que esa postura significaba que Ginko nunca cambiaría de opinión.
Así que estaba ansioso por ver qué pasaría después——
El Maestro mostró una gran sonrisa y bajó la mano. “Ellos están aquí”
Mostrándole exactamente donde vivían los dioses del shogi.
“Y aquí”
Fue después de eso, en ese lugar extraño, 8que vimos uno en la vida real.
Vimos a un dios del Shogi aparecer ante nuestros ojos.
Ginko y yo creemos desde ese día en adelante. Creemos que los dioses shogi son reales.
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