Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 7

Capítulo 3: Festín de la Muerte

Parte 2

Una puerta de orichalcum efectivamente había dividido el camino en dos. Y se había llevado a Tiona y tres integrantes de su grupo.

—¿Tiona? ¡¡Tiona!! ¡¡Maldita sea!!

Ahora el grupo estaba aún más dividido. Ni siquiera habían notado la puerta en la oscuridad. Todo lo que tenía con ella ahora era la persona animal llamado Cruz y uno de los apoyos masculinos.

Maldiciendo su ineptitud, lanzó un puñetazo a la puerta de acero de forma enojada antes de echar un vistazo a sus alrededores.

Alguien tenía que haber bajado esa puerta ¿Verdad? Entonces ¿Dónde diablos están?

La puerta se había cerrado con una sincronización tan perfecta que alguien debió haberla activado manualmente, dando a entender que estaban mirando. Mientras Cruz y el otro apoyo se inquietaban a su lado, Tione escudriñó el oscuro túnel y sus siniestras estatuas con desconfianza, antes de lanzar uno de sus cuchillos lanzadores directamente a su compañero.

El Cuchillo Filuka navegó por el aire a una velocidad alarmante.

Su compañero, el apoyo masculino, se quedó congelado en shock por la hoja brillante que volaba en su dirección—luego rozó un lado de su mejilla mientras pasaba y se hundía directamente en el cuerpo de la figura oculta detrás de él.

—¿¡Gwuuaagh!?

—… ¿Eh?

—¡Un enemigo!

Tione preparó sus Cuchillos Kukri—esta vez Zolas—y su objetivo cayó al suelo mientras el pobre apoyo estaba, una vez más, silenciosamente en shock. Cuando sus compañeros rápidamente retrocedieron, Tione avanzó para tomar su lugar y lanzarse al enjambre de formas que se retorcían en la sombra más adelante.

—¡S-Señorita Tione!

—¡Cruz! ¡Olba! ¡Denme un poco de luz!; Gritó ella, sin mirar hacia atrás mientras enviaba a Zolas gritaban a través del aire. Este conectó con la carne, y ella oyó un gemido. Detrás de ella, Cruz y Olba apuntaron sus linternas de piedra mágica portátiles hacia el área oscura para revelar una compañía de figuras vestidas de negro.

—¿Cuándo hicieron e-ellos…?; Ellos espetaron con horror, ninguno de los dos pudo creer lo que veian sus ojos.

Tione, sin embargo, solo aró a través de sus nuevos invitados uno tras otro.

Estos no se parecen a los The Evils que Lefiya mencionó… ¿Serán asesinos?

Una ropa holgada envolvía sus cuerpos bajo sus capuchas. Casi había algo familiar en ellos, sus presencias sombrías y su forma de andar eran similares a las de los innumerables asesinos con los que se había topado durante sus viajes posteriores a Telskyura.

¿Mercenarios, entonces? ¿O simplemente un grupo diferente a The Evils? De cualquier manera, Tione no los iba a dejar vivir.

Pero de repente.

—¡Ngh!

Ella fue atacada por una luz brillante—magia, tal vez—mientras un sonido estridente y agudo llenaba el túnel. Entre el espacio limitado y su enredo con las figuras silenciosas, ni siquiera sus habilidades de primer nivel fueron suficientes para evitar el ataque. Apoyando una mano en una oreja, ella buscó furiosamente la fuente, y estaba a punto de esquivar un cuchillo entrante cuando sintió una sensación curiosa sobre su cuerpo.

¿¡Por qué… me siento tan pesada de repente…!?

Sus manos, también, temblaban, sus funciones motoras estaban extrañamente pesadas.

En medio de su propia pelea frente a la puerta de orichalcum, Cruz y Olba parecieron darse cuenta de algo antes de dejar escapar gemidos idénticos.

—¡Es… es una maldición! Y… ¡Magia Anti-Estado…!

La maldición de Demérito dificultó su movimiento, mientras que la Magia Anti-Estado bajaba sus Estados. La maldición fue la causa de la sensación de fatiga. Sus enemigos esencialmente habían minado su fuerza.

—¡Señorita Tione! ¡Esto es realmente malo!; Cruz gritó en un vano intento de avisar, pero los asesinos ya la habían atacado.

Aunque su estado se había debilitado, la aventurera de nivel 6 se negó a ceder. Sin embargo, intentándolo como pudo, maldición tras maldición y hechizo tras hechizo la afectó, sus golpes se volvieron más lentos. Y los asesinos lo aprovecharon al máximo, usando sus maldiciones y números para ir a matar.

—¡¡…Malditos…!!

Asistidos por los sacrificios de sus compañeros, ellos amontonaron cada vez más maldiciones, utilizando todo lo que estaba en su poder para derribar a sus presas.

El laberinto hecho por el hombre y sus habilidades para dividir grupos fueron perfectos para una táctica de combinación como esta. La apresaron en una ola para abrumarla, hasta que finalmente los cuchillos Kukri fueron arrancados de las manos debilitadas de Tione.

—¡¡Gnngh!!

Espadas y puños cayeron sobre ella por todos lados.

La golpearon como tan rápido como pudieron, con sus túnicas negras azotándola mientras dejaban heridas como tiras.

Sus piernas cedieron, ella cayó de rodillas, y uno de los asesinos se alzó sobre su maza para asestar el golpe final.

—¡¡Señorita Tione!!

El sonido de salpicaduras de carne llenó el pasaje.

—¡Tione! ¡¡¡Tione!!!

Tiona golpeó sus puños contra la puerta de orichalcum una y otra vez.

Pero no hubo respuesta. Ningún sonido. Cuando el terror de estar separada de su hermana comenzó a alcanzarla…

—¡Señorita Tiona! Monstruos ¡Un— un ejército de ellos…!

—¡!

Ella se dio la vuelta ante el grito asustado de Elfie para encontrar una nueva especie de monstruo que se abalanzaba sobre ellos—las mismas arañas de agua que Bete y su grupo habían combatido hacía poco tiempo.

Por un segundo, sus pensamientos se congelaron, pero rápidamente superó su vacilación con la acción. —¡Vámonos de aquí!

—¡D-Después de ti!

El número total de arañas era suficiente para pisotearla, sin decir de Elfie y sus otros compañeros de nivel inferior. Dándole una disculpa silenciosa a su hermana, Cruz y Olba, ella corrió hacia la puerta, abriéndose paso a través de los monstruos con su Urga y guiando a los demás a un lugar seguro.

Demonios, no tengo a Finn, Gareth, Aiz o Tione para que me ayuden ahora. Ni siquiera el bueno para nada de Bete. ¡Maldita sea, esto se esta poniendo feo! ¡No soy buena para resolver esto!

La inteligencia y el tacto nunca habían sido los puntos fuertes de Tiona, y ellos tampoco la estaban ayudando a comprender las innumerables aperturas del laberinto. Todo lo que podía hacer era correr por el sendero frente a ella, preocupándose de si podía proteger a sus compañeros de nivel inferior corriendo desesperadamente para mantenerse a la par.

—¡—Gwaaugh!

—¡Oye! ¿¡Arcus!?; Ella se dio la vuelta ante el repentino grito detrás de ella para encontrar a uno de sus compañeros humanos en el suelo, acunando su brazo. Le tomó un segundo darse cuenta de lo que había pasado, y sus ojos se abrieron al ver a un monstruo atrapado en él.

—¿¡Vermis venenosas!?

Incluso los aventureros de segundo nivel temían la toxicidad de las vermis venenosas. La Familia Loki también había sufrido su parte justa al regresar de su expedición anterior.

—¡Elfie! ¡Cynthia! ¡Fuera del camino!; Gritó, sin dejar que su sorpresa impidiera su ataque. Ella agitó su Urga de gran tamaño con rapidez y precisión, cortando a la vermis en el brazo de  Arcus sin tan siquiera rozar su piel.

—Es demasiado tarde… Sin un antídoto ¡Se acabó!

—Pero ¿Por qué el veneno de las vermis estaría en un lugar como este…?

Elfie y Cynthia corrieron a su lado, con gritos de consternación en sus labios. La toxina de las vermis venenosas era lo suficientemente poderosa como para derrotar incluso la resistencia de estado más fuerte, y la realidad de que no tenían nada en su inventario para curarlo hizo que los pensamientos de Tiona giraran, cuando de repente…

Otra vermis venenosa cayó hacia sus pies.

—…

Con su expresión endureciéndose, ella levantó lentamente la mirada—y se encontró cara a cara con los innumerables agujeros del techo, cada uno de ellos lleno de monstruos.

—¡¡Corran!!; Gritó ella.

Ella se fueron en un instante, mientras que las vermis venenosas cayeron del cielo como lluvia ácida en el momento en que sus pies abandonaron el suelo.

—¡Esto es una locura, esto es una locura, esto es una locura!

Corrió por el pasillo con todo lo que podía, apoyando el hombro de su compañera envenenada. Cuerpos morados caían en cascada desde el techo en un flujo sin fin, segregando veneno de su piel. La charla de pánico de Tiona solo sirvió para estimular a sus compañeros; los pasos de los dos magos golpearon el piso decorado con todo lo que podían.

—¡¡Derrotar a un dragón sería más fácil que esto!!

Su huida completa dio sus frutos, y de alguna manera lograron superar la cascada de vermis. Pero el laberinto implacable no iba a dejarlos descansar todavía—

¡¡Un SONIDO FUERTE desgarrador!! Resonó en sus oídos.

__¿Otra puerta?

—¡Señorita Tiona! ¡¡Detrás de nosotros!!

Ni siquiera hubo tiempo para lanzarle a la nueva puerta de orichalcum una mirada atónita. Girando alrededor, Tiona encontró otra ola masiva de vermis venenosas esperándolos.

Era una escena de pesadilla: gusanos tóxicos retorciéndose en el suelo, las paredes, el techo, como un ejército de hormigas pululando sus presas. Fue suficiente para que provocaran náuseas.

De repente, la vermis venenosa llegó a ellos.

—¡¡Está bien, desagradable pequeño—!

Tiona empujó a Arcus hacia los dos magos y se lanzó contra la ola de monstruos entrantes, con Urga volando. Sus cuchillas dobles se movían hacia adelante y hacia atrás, creando una barrera similar a una hélice a medida que cortaba a los gusanos. Sus diminutos cuerpos fueron desgarrados en pedazos uno tras otro, con chillidos de dolor que resonaban en las paredes.

Su ruta de escape había desaparecido. Fue hacerlo o morir en este punto; Tiona apenas tuvo tiempo de sudar.

De repente, las vermis venenosas se detuvieron en seco, abriendo sus minúsculas bocas.

——

Fue un solo ataque sincronizado. Y por un momento, Tiona sintió que el tiempo se detenía a su alrededor.

En una corriente concentrada, el fluido tóxico se disparó directamente a los aventureros.

—¡Gngh-haw!

El puño de Gareth se conectó con el monstruo en su camino, rompiendo su cuerpo.

—Me alegro de que mi hacha ayudara a Aiz a escapar, pero ahora si que la echo de menos; Se quejó el guerrero enano para sí mismo mientras separaba la extremidad de la bestia con sus propias manos.

La habitación que ocupaban actualmente estaba llena de arañas de agua. En alerta máxima para evitar que estos enemigos desconocidos los atrapen con la guardia baja, él y el resto del grupo estaban luchando para evitar que el círculo de monstruos se acerque a ellos.

Caer de bastantes maneras. Me atrevería a decir que es alrededor de ocho pisos, al menos si contamos con los pisos intermedios del Calabozo.

Él había caído en su parte justa de las trampas en los niveles intermedios del Calabozo durante sus primeros días como aventurero. Recientemente, hizo un viaje por la Urna del Dragón en el piso cincuenta y ocho durante su expedición anterior. Al cronometrar la caída, pudo estimar su ubicación actual.

Malditamente perdido con mis inexpertos, también… Realmente podría usar a Tiona y Tione ahora mismo… pensó, mirando preocupado en la dirección de los seguidores que todavía estaban bajo su ala. Incluyendo a Narfi, solo quedaban tres, todos ellos de segundo nivel, y a pesar de sus valientes esfuerzos contra el enjambre de monstruos, se estaban volviendo visiblemente demacrados.

—¡Señor Gareth! ¡Refuerzos enemigos!; Narfi gritó con una desesperada accion al desenfudar sus espadas gemelas.

—¡!

Los ojos de Gareth recorrieron la habitación, solo para encontrar cada una de las innumerables salidas repentinamente rebosantes de personas que conducían a los discípulos vestidos de negro de The Evils.

—¡Manténganse alejados! ¡De acuerdo con Lefiya, ese grupo está dispuesto a estallar!

Ciertamente, estos Remanentes de The Evils parecían impávidos por la muerte siempre y cuando mantuvieran sus Estados—y sus verdaderos nombres y afiliaciones con ellos—un secreto, como habían aprendido durante la pelea en la despensa.

Como respuesta a la advertencia de Gareth, los desviados ante ellos ahora activaron las Piedras Inferno escondidas debajo de sus túnicas.

—¡¡Expiación por este insensato deseo!!

—¿¡Gwwuuaaaaaaaauuuuuuuuuuuuugh!?

Las bombas humanas explotaron dentro de la ola de monstruos, sus gritos se combinaron con los gritos de dolor de las bestias.

—¡Corran!; Gritó Gareth, y se fueron en un instante, retirándose de la avalancha de calor ardiente. Elloa se zambulleron en el único pasaje desocupado por los apóstoles vestidos de negro, arrojando momentáneamente a sus perseguidores.

Sin embargo, no duró, ya que sus enemigos fueron rápidos en seguirlos. Salieron de la carpintería como hormigas, una tras otra de la multitud de túneles del laberinto, y se lanzaron contra el grupo en fieros ataques de kamikaze.

—He escuchado las historias, pero… ¡Esto es peor de lo que jamás había imaginado!; Gritó Narfi mientras corría por los túneles al lado del enano.

—¡Sí, y en estos reducidos cuartos, no tenemos a dónde correr…!

Gareth se vio obligado a admitir que estaban en problemas, sus rasgos se contorsionaban con irritación.

Ellos aceleraron su próximo giro en el camino—

—Y el implacable ataque detrás de ellos se detuvo abruptamente.

—¿Ellos… se detuvieron?; Preguntó Narfi, confundida, con la respiración entrecortada.

Junto a ella, Gareth llevó su mano a la pared, frunciendo el ceño con sospecha. Estaba tranquilo ahora. Los pasos obstinados y la hostilidad asesina de sus perseguidores se habían interrumpido, dejando el laberinto inmóvil.

——¡Señor Barca! ¡Señor Thanatos! ¡Lo he hecho! ¡Sú leal sirviente, Tris, ¡ha arrinconado a los asquerosos insurgentes que se atreven a oponerse a nosotros!

El repentino grito por delante de ellos hizo que giraran, solo para encontrarse cara a cara con un humano vestido de negro que parecía ser todo un jefe de The Evils. Grandes lágrimas saladas brotaron de sus ojos mientras su cuerpo temblaba en lo que podría haber sido alegría o miedo, un espectáculo completamente extraño para la vista.

Cuando una sacudida de miedo recorrió el grupo, el hombre se preparó para activar sus piedras.

—¿Un ataque suicida? ¡¿Desde tan lejos?!

A esta distancia, no era probable que las llamas los alcanzara.

Pero quizás lo más importante ¿Qué había querido decir con “acorralado”? Tratando de entender las palabras del hombre, Gareth—

——

—Pasó las manos por un objeto desconocido y lo llevó a examinarlo más de cerca.

Había algo allí, visible entre las grietas de sus dedos. Una deslumbrante luz escarlata irradiando en la piedra.