Lazy Dungeon Master (NL)

Volumen 13

Prólogo: Torneo Del Infierno

“Entonces, Uzou. ¿Cuánto tiempo pasará antes de que podamos volver a la ciudad de Keima?”

“… Quién sabe, Muzou. Pero no debería pasar mucho tiempo antes de que tengamos suficiente dinero para devolverle el dinero”.

Uzou y Muzou eran dos hermanos aventureros de rango C que Keima había salvado en el pasado. Por el momento, estaban trabajando como cazadores en una ciudad dentro del Reino de los Demonios, esencialmente, la versión de aventureros del Reino de los Demonios. La razón es que el único trabajo de aventurero allí era cazar monstruos.

La mayor parte del trabajo fue realizado por monstruos no muertos convocados por demonios, el equivalente a los nobles en el imperio, lo que significaba que fuera de cosas como el trabajo comercial y el servicio al cliente, el único trabajo disponible era cazar monstruos. Pero ambos requirieron demasiado entrenamiento para que los aventureros simplemente lo hicieran de lado.

Uzou y Muzou se habían sorprendido al principio al ver esqueletos tirando de carros y labrando campos, pero gracias a ese trabajo semiautomático, la gente vivía una vida cómoda. Sin embargo, era cuestionable si aquellos con una apariencia tan demoníaca realmente deberían ser llamados “personas”. De cualquier manera, los hermanos se acostumbraron a los esqueletos en poco tiempo.

En cualquier caso, Uzou y Muzou regresaban de la ciudad después de cazar algunos sapos de hierro, que eran ranas de unos cincuenta centímetros de altura y piel dura. Habían venido al Reino de los Demonios en una misión después de entregarle a Keima su espada mágica hace más de un año. En medio de su búsqueda, salvaron la vida de un joven demonio rico, y desde entonces habían vivido como huéspedes de honor en la ciudad gobernada por esa familia de demonios.

Durante el rescate, Uzou resultó gravemente herido y ellos cubrieron los costos de su curación. El plan era que siguieran trabajando hasta que pudieran devolverlo, pero… se estaban tomando su tiempo, razón por la cual habían estado allí durante más de un año.

Por cierto, informaron que la misión que los llevó allí estaba completa en una oficina local del Gremio de Cazadores. Era una organización diferente del Gremio de Aventureros, pero se mantuvieron en contacto entre sí.

“Aun así, la gente del Reino de los Demonios no es muy diferente de los humanos del imperio, ¿eh?” Dijo Muzou.

“Si. Siempre me sorprende su apariencia, pero básicamente son humanos con piedras mágicas pegadas en el cuerpo. Y, je. Escuché que fuiste a beber con una bruja, Muzou”.

“Solo un poco, solo un poco. Ella me rechazó, de todos modos. Dijo que a ella solo le importa la magia”.

“¡Hahaha! Se siente bien”, dijo Uzou, riéndose de que Muzou fue rechazado. Fue una venganza por cuando Muzou se rio de él por haber sido rechazado por la Arpía que trabajaba en el bar.

Fue entonces cuando un hombre lobo se acercó a ellos. “Yo. ¿Finalmente de vuelta, novatos?”

Era Sukjira, uno de sus compañeros de bebida. Trabajó en una fiesta de dos personas con Shironaga, un Weretiger. Uzou y Muzou al principio se habían desanimado al encontrarse con un hombre lobo y un hombre lobo, pero al darse cuenta de que eran básicamente como humanos que podían transformarse en un lobo (bastante peludo) piel de bestia, no se sintieron demasiado asustados. Ayudó que los hombres lobo tuvieran piedras mágicas en sus corazones en lugar de en algún lugar visible.

“Hey, ¿estás escuchando, novatos?” Sukjira aspiró con su nariz de lobo. “Llevamos aquí más de un año, ya sabes. ¿No es así, Uzou?”

“Si. Parece que ya es hora de que nos llame por nuestros nombres, Muzou”.

“Muy bien, buen punto. Es demasiado seguir llamándolos novatos para siempre. Uh, eres Uzou y eres Muzou, ¿verdad?” Preguntó Sukjira, frotándose la barbilla mullida.

“Sip. ¿Y realmente tenía que preguntar? No debería ser demasiado difícil averiguar quién es quién. ¿Estoy en lo cierto, Uzou?”

“Si. Especialmente porque siempre nos llamamos por nuestro nombre, Muzou”.

“Oye, no te hagas una idea equivocada. Solo intento apreciar las diferentes culturas aquí. Algunas personas se molestan si las llamas por su primer nombre”, dijo, recordando a Uzou y Muzou que en el imperio, todos los nobles tenían nombres largos, y solo permitían que aquellos cercanos a ellos usaran apodos o nombres. Probablemente estaba pensando en algo así.

“Tiene sentido. Pero no se preocupe. Estos son nuestros verdaderos nombres. No les falta ni una sola letra. ¿Verdad, Uzou?”

“¿Eh? ¿Olvidaste que mi nombre es Uzordat? Hah, es broma. Nuestros nombres son solo nuestros nombres, Sukjira”.

“Bien entonces. Vamos, ustedes dos. Shironaga quiere hablar”.

Uzou y Muzou lo siguieron, preguntándose qué pasaba. Shironaga probablemente solo quería entrenar de nuevo.

Pasaron por la ciudad bien construida, edificios tan altos y finamente elaborados como la capital imperial, antes de llegar al campo de entrenamiento donde Shironaga blandía una espada de madera pesada en el aire.

“¡Ah! ¡Por fin estás aquí!”

“Sip. ¿Qué pasa, Shironaga? ¿Quieres entrenar un poco más?”

“¡Sí, pero algo más está pasando hoy!” Shironaga respondió, lo que provocó que Uzou y Muzou se tensasen un poco. “¿Sabes sobre el torneo que se acerca, no? Bueno, ¡ustedes dos también se unirán!” exclamó, lo que ninguno de los dos esperaba.

“¿Eh? Espera, espera. ¿Por Torneo de Peleadores te refieres al Torneo del Infierno? Vaya, solo somos viejos aventureros normales de rango C. ¿Verdad, Uzou?”

“Si. La Arena del Infierno tiene un montón de tipos duros de verdad que ni siquiera tú puedes vencer, Shironaga. Estaríamos muertos en un segundo”.

“¡Idiotas! ¡¿Por qué te rindes incluso antes de empezar?! ¡Y el Torneo del Infierno es en el que participan los demonios! ¡El torneo de luchadores es diferente!”

Eso dijo, pero de cualquier manera, no habría nada más que un grupo de enemigos fuertes participando en ambos.

“Mira. No digo que tengas que ganar. Ustedes dos tendrían suerte de conseguir incluso dos victorias en el torneo”.

“Entonces, ¿por qué deberíamos unirnos?” Preguntó Uzou, y Shironaga estaba lista para responder.

“En primer lugar, son visitantes aquí, pero no logran nada especial. Eso no ayudará al joven maestro”.

“¡Ngh!”

“B-Bueno, sí, lo sabíamos nosotros mismos”, respondió Muzou. Él y Uzou vivían del dinero que ganaban, pero todavía se les daba el estatus de invitados de honor. Lo único que habían logrado en el Reino de los Demonios fue rescatar al joven demonio al llegar. Nada después de eso fue digno de mención. Estaban haciendo un buen trabajo de cazadores, pero ese era un trabajo normal aquí si no estabas cazando monstruos enormes. En conclusión, Shironaga estaba diciendo que necesitaban ir a un torneo público y demostrar que aún valía la pena mantenerlos cerca.

“Además, será una buena experiencia. Estoy en lo cierto, ¿Sukjira? Peleaste en el torneo del año pasado. ¿Cómo estuvo?”

“¿Hm? Oh sí. Fue una experiencia realmente buena. Además, los oficiales del torneo lo curarán para que recupere su salud mientras no muera, sin mencionar el dinero del premio. Obtuve cinco oros por vencer las tres primeras peleas”.

Cinco oros. Esa cantidad de dinero permitiría a Uzou y Muzou pagar su deuda y volver a casa con más de sobra.

“Escuchaste al hombre. Si ambos pueden superar sus dos primeras peleas, tendrán más que suficiente para pagar esa deuda suya. De todos modos, no queda mucho, ¿no?”

Podían demostrar que no eran cobardes simplemente participando en el torneo. Tampoco tenían que preocuparse por salir lastimados, siempre y cuando sobrevivieran. Ganar les hizo ganar dinero.

Todo en el torneo parecía genial. ¿Cómo pudieron Uzou y Muzou negarse después de todo eso?

“No es como si muriéramos por perder, ¿verdad, Muzou?”

“Sí, bien podría intentarlo, Uzou.”

Y así, los dos hermanos decidieron pelear en el Torneo de Luchadores.

“Muzou, ¿hasta dónde crees que llegaría Keima si luchara en él?”

“Sabes, en realidad podría ganar y ganar el derecho a pelear en el Torneo del Infierno. Aunque Keima está en Tsia, de ninguna manera va a pelear en un torneo del Reino de los Demonios”.

Quizás debido a que se distrajo con pensamientos inútiles, Shironaga los entrenó aún más duro de lo habitual ese día.