Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 6

Capítulo 5: Un Duo de Sol y Luna

Parte 2

 

 

—Ahoraaaaa, Haruhime.

Nubes pesadas protegían la luna de arriba. Abajo, la mujer en cuestión respondió con un resignado “Sí, señora”.


——Grow.

Ella comenzó el hechizo, conjurando suavemente.

—Ese poder y ese recipiente. La amplitud de la riqueza y la amplitud de los deseos.

Aunque su voz era delicada mientras armaba la melodía efímera, la magia que convocó era fuerte.

—Hasta que suene la campana, brota gloria e ilusión.


Mientras el cielo se sacudía con un estruendoso rugido, los gritos de los aventureros se agitaban en el aire, ni una sola alma notó el zumbido de su conjuro.

——Grow.

El sonido celestial y dominante de su voz dibujó una luz dorada. Este formó una niebla, una nube dorada de partículas luminosas, que se elevaba desde el suelo.

El velo que ocultaba su rostro revoloteaba.

—Confina las ofrendas divinas dentro de este cuerpo. Esta luz dorada otorgada desde arriba.

Ella odiaba este conjuro.

Incluso si terminaba lastimando a alguien, no tenía forma de salvarlo.

—En el martillo y en la tierra, que te otorgue buena fortuna.

No, ella no pudo salvar a nadie, a esta chica pueril que se negó a oponerse a las leyes que la ataban. Y tener tal esperanza era nada menos que vergonzoso.

Pero quizás, esta luz por sí misma algún día se convierta en una bendición.

Aunque alguien tan estúpida como ella no podría ser salvada, tal vez podría ser la esperanza que podría salvar a alguien más.

Si ese momento llegara, ella otorgaría todo a esa persona, su cuerpo, su corazón y esta luz. Con sus ojos verde jade ahora destapados, ella miró hacia otro lado, luego soltó su luz.

——Grow.

La luz se hizo fuerte.

***

 

 

—¡¡Guuuuuuuuuuuwwwwwooooooooooooooaaaaaaaaarrrrrgggghhh!!

El rugido ensordecedor terminó en un grito de agonía mientras perforaba los cielos. Con un movimiento de arco de su espada, Aiz cortó la cabeza de la última viola.

—¡Esos son todos!

—¿Hay alguna baja?

—Por el momento, no… ¡Todos los ciudadanos han sido evacuados!

Las voces de sus compañeros de la familia llenaron el aire del muelle de carga, con Narfi en el centro.

Aunque para muchos este fue su primer encuentro con las gigantescas flores devoradoras de hombres, ellas salieron de la batalla relativamente ilesas gracias a la inteligencia que Aiz y las demás ya habían reunido sobre las bestias. Después de todo, eran miembros de la famosa Familia Loki, lo que significaba que todas ellas eran prodigios, incluso en los niveles 2 y 3.

Todo el asunto terminó apenas cinco minutos después de que aparecieran los monstruos.

Las luces se han apagado… ¿Podría ser debido a la batalla?

Pensó Aiz, habiendo derrotado a cuatro de las siete flores. Una sensación de inquietud la atravesó mientras miraba las linternas de piedra mágica, en su mayoría apagadas, que decoraban el muelle comercial. Era casi como si alguien, o tal vez las mismas violas, las hubiera aplastado intencionalmente en medio de todo el caos.

—¡…!

Ella no tuvo tiempo de pensar en ello por mucho tiempo.

Las caras de Tiona y Tione saltaron a su mente, e inmediatamente se fue corriendo hacia la noche.

—Me temo que no puedo dejar que hagas eso.

De repente, ella podría haber jurado que escuchó la risa ronca de una rana. Entonces.

—¡Fue un espectáculo maravilloso que todas ustedes hicieron!

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—¡¿?!

Cuando la voz fría emitió un silbido, un enjambre entero de sombras salió volando del cielo.

—¡¿Qué—?!

—¡¿La Familia Kali?!

El resto de la Familia Loki estaba igual de sorprendida, soltando gritos cuando la emboscada de las misteriosas enemigas las rodeaba, blandiendo sus armas. Las chicas arrojaron hacia atrás un aluvión de armas, desde lo alto del almacén y entre las sombras de la carga desparramada, enviándolas a gritar hacia sus asaltantes en el momento en que golpeaban el suelo, pero cada una de ellas falló.

Había más de veinte enemigos contra solo diez de ellas, incluida Aiz. Y los tenían completamente rodeadas.

—¡¿Qué hacemos?!

Las caras de sus enemigos estaban ocultas debajo de los turbantes, pero la piel expuesta visible desde sus cuellos hacia abajo estaba notablemente bronceada y su armadura era mínima, nada más que lo esencial para maximizar su movimiento. Eran amazonas, sin duda alguna.

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A pesar de que Aiz había escapado del ataque inicial, ella se volteó hacia ellas ahora, completamente preparada para ayudar a Narfi y las otras aventureras de segundo nivel en su lucha contra los más de veinte asaltantes enmascaradas, hasta que—

—Estarás enfrentáaaaaaaandote a mí.

—….

De repente, Aiz se encontró a sí misma velada en una enorme sombra desde atrás.

—¡¡Ngah—!!

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—¡¡Gngh!!

El golpe vertical se acercó a ella con una fuerza increíble. Fue solo gracias a sus reflejos divinos que pudo saltar fuera del camino.

Hubo una grieta monstruosa cuando la superficie pavimentada de la carretera bajo los pies explotó, lanzando astillas de madera, humo y escombros en el aire. Aiz se giró, poniendo espacio entre ella y su nuevo oponente mientras se giraba para mirarlos de frente.

Ella preparó su espada, con sus sentidos al maximo… luego vio una silueta temblorosa emergiendo de la nube de polvo.

—¡…!

—Jee-jee-jee, eres buenaaaaaaaa. ¡Lo eres!

Con un destello metálico parpadeante reflejado en sus ojos dorados, ella abrió sus ojos en shock.

Era una armadura de cuerpo completo, fácilmente más de dos metros de altura y un color carmesí nauseabundo.

Su portador hizo alarde de un hacha gigante en sus dos grandes manos. No había ni rastro de piel desnuda visible. Todo estaba completamente cubierto por la reluciente armadura, y por el intenso brillo de los lingotes en su interior, era tan resistente como un buey. Tenía que haber sido de primer nivel. Y al mismo tiempo, había algo al respecto que era aún más sorprendente, en múltiples niveles. La marca era simplemente perfecta, ajustada al cuerpo de su portador como un guante, casi como si hubiera sido hecha a medida…

Una imagen brilló en el fondo de su mente, de las figurillas de barro que había visto en la tienda de ese anticuario mientras buscaba una espada. El traje frente a ella ahora se veía casi igual, aunque un poco más grueso alrededor del medio.

Casi como ese monstruo… No, esa voz…

Sacudiendo los pensamientos un tanto groseros, ella en cambio se centró en la voz. Cuando su timbre hizo cosquillas en los hilos de su memoria, ella sintió que un nombre se elevaba de forma natural en sus labios.

—¿Phryne Jamil…?

La figura armada se retorció en un extraño espectáculo de tormento corpulento, casi como si suspirara.

—¿Acasoooooo no era obvio? ¿Incluso a través de la armadura? … Realmente es un crimen ser hermosa.

La frente de Aiz se tensó ante la confirmación.

Phryne Jamil, también conocido como Androctonus, la Asesina de hombres, fue la capitán de la Familia Ishtar.

—¿Eso significa que no era la Familia Kali atacándolos sino… la Familia Ishtar?

Luego, los otros asaltantes, también—¿Eran Berbera? Aiz no tenía idea de nada, llena de incredulidad y una creciente sensación de urgencia. No había posibilidad de que ella pudiera ayudar a Tiona y Tione con una de las familias más grandes de Orario.

Mientras tanto, Phryne, sin darse cuenta de la confusión interna de Aiz, abrió el visor de su casco con un fuerte sonido, revelando sus rasgos de rana.

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—Noooooooooo te molestes. ¡Si simplemente te mato ahoooooooora, naaaaaaaaadie más lo sabrá!

La princesa de la espada de la Familia Loki, Aiz Wallenstein, y Androctonus de la Familia Ishtar, Phryne Jamil, compartieron una larga historia. Aunque quizás fuera de un solo lado, como Aiz, por la vida de ella, no podía entender por qué esa mujer rana atroz le buscaba pelea.

Tres veces ahora, ellas habían cruzado espadas.

En su primer duelo, Aiz había sido una novata de Nivel 2 que había dejado a Phryne sin nada más que un resentimiento malicioso.

Su segundo duelo había llegado dos años más tarde, un encuentro fortuito en los pasillos del Calabozo.

Y su tercer duelo tuvo lugar justo después de que Aiz subiera de nivel hasta el Nivel 5.

La primera vez, Phryne tuvo a Aiz justo donde la quería cuando Riveria y los demás intervinieron, dejando el resultado real en el aire. La segunda vez había sido un empate. Y la tercera vez fue una buena victoria de Aiz.

—¿Qué razón podría tener para atacarnos? ¿Y ahora?

—¿Necesito una razóoooooon para vencerte hasta que esa boca tuya ya no funcione?; Respondió Phryne.

Era el mismo razonamiento básico que daba cada vez que luchaban—odio puro y sin adulterar. Incluso la primera vez, Phryne solo quiso darle un “bautismo” a esta supuesta prodigio. Por supuesto, ella no tenía forma de saber que esta supuesta prodigio aumentaría su poder a una tasa casi fenomenal, ni que ella rápidamente la superaría en términos de estatus, fama y fuerza.

Más fuerte que Tu. Más hermosa que tú.

Aunque Phryne nunca lo admitiría, su valoración de los demás era diferente. Y solo había algunas cosas que eran imperdonables. Con cada fibra de su ser, ella odiaba a esta hermosa joven que había aumentado el rango de primer nivel en un abrir y cerrar de ojos. De la misma manera que Ishtar despreciaba a Freya, de hecho.

Los ojos inyectados en sangre de Phryne miraron desde los confines de su visor abierto.

A pesar de que no estaba al tanto de los pensamientos de Phryne, Aiz sabía que esta pelea era inevitable, tanto por la ira como por la sed de sangre prácticamente irradiada por la otra mujer, así como por su experiencia con sus encuentros pasados.

—¿Esas son… partículas de luz?

Pensó con un sobresalto cuando algo llamó su atención.

Y de hecho, pequeñas partículas de luz parecían estar saliendo de la cara de Phryne—Las partes expuestas al aire libre, de todos modos.

—¡¡Hoy será el día en que finalmente te aplaste, Princesaaaaaaaaa de la Espadaaaaaaaa!!

Su voz atronadora hizo que su visor se cerrara de golpe, y con eso, la vista de Aiz de las partículas de luz se cortó.


Un segundo después, Phryne se estaba embistiendo, con sus hachas gigantes en alto.

—….

El ataque fue fuerte.

Una verdadera amenaza, más rápida y más poderosa de lo que Aiz podría haber esperado.

—¡¿Gngh?!

El lugar que había estado ocupando hacía solo un momento subía en una corona catastrófica de escombros, como antes.

A pesar de que fue capaz de esquivar el hacha en la mano derecha de Phryne con mucho espacio de sobra, el hacha en su mano izquierda cayó sobre ella antes de que tuviera la oportunidad de reaccionar.

Ella levantó su espada, y el ataque entrante se estrelló contra ella con tal fuerza que envió un temblor ondulante a través de su cuerpo.

—¡¡Es fuerte!!

Tan fuerte que apenas podía creer lo que veía.

Su poder, su velocidad, todo estaba a la par con el de Aiz, a pesar de que la Amazona es un nivel más bajo que ella.

—¡Ji ji ji! ¿Qué sucedeeeeeeeeee, Princesa de la Espadaaaaaaaaaaaaaaaaa?

—¡¿…Ngh?!

Ella movió su espada con desesperación, precipitándose hacia los ataques del hacha gemela que venían desde todos lados.

El violento duelo fue suficiente para que el resto de la familia de Aiz y las otras amazonas, que actualmente observan desde afuera hacia un lado, traguen saliva de miedo. Las chispas volaron cuando las tres cuchillas chocando una y otra vez, haciendo eco en todo el muelle comercial.

¿Podría haber subido de nivel? ¡¿Tal vez ella es nivel 6 ahora, también…?!

Su fuerza, velocidad, percepción—todo era demasiado alto para pertenecer a un Nivel 5.

¿Quizás no le habían informado al Gremio de su nivel? ¿O tal vez el informe oficial nunca fue actualizado? Podía pensar en muchas circunstancias posibles que hubieran llevado a la noticia de su logro sin ser notificados. ¿Podría realmente haber alcanzado el nivel 6?

Pero si es así ¿Qué fue esta extraña sensación que Aiz no pudo sacudir?

Casi como si su oponente se hubiera rociado con una especie de néctar celestial…

—¡¡Señorita Aiz!!

Las agudas voces de sus compañeras la sacaron de su ensoñación y la devolvieron al duelo que tenía a mano. A pesar de que se centró en su propia lucha contra dos amazonas al mismo tiempo, Narfi, al igual que el resto de las chicas, no pudo evitar gritar en respuesta al peligro de Aiz.

—¡Que irritante! ¡Paren con el griterío!; Gritó Phryne antes de lanzar una de sus hachas en dirección a Narfi.

Ella parecía completamente despreocupada por golpear potencialmente a sus propias compañeras que actualmente rodeaban a la chica, poniendo suficiente fuerza detrás del lanzamiento de la mano de hierro para aplastarlos a todos en polvo.

Narfi y las amazonas se congelaron al ver el hacha que se lanzaba hacia ellas.

—¡¿ ?!

Y en ese segundo, Aiz corrió, aprovechando el espacio que había puesto entre ella y Phryne, y corriendo hacia la dirección del hacha voladora.

Ella se arrojó en el camino del cortador giratorio y lo detuvo con su espada.

—Jee-jee-jee ¡Qué tonta!; Phryne se rio con desprecio. Ella inmediatamente se lanzó hacia adelante, eliminando la distancia entre Aiz y ella. Con un poderoso golpe, ella bajó su hacha restante sobre Aiz, quien todavía estaba temblando por la tremenda fuerza que había aplicado a su cuerpo.

—¡Gnnngahh!

La espada de Aiz atrapó el hacha justo a tiempo con un bloqueo directo en su frente. El impacto la hizo arrodillarse con suficiente fuerza para dividir el suelo.

La cara de Phryne sonrió, mirando a la espadachín como una mariposa atrapada en una red. —

¡Ahoraaaaaaa, Sharay! ¡¡Hazlo ahoraaaaaaaa!!; ella gritó.

El destinatario de la orden estaba actualmente esperando fuera de la escena de la batalla.

Escondiéndose sobre uno de los edificios cercanos, dirigió su bastón hacia Aiz y las demás en perfecta sincronización con el grito de Phryne, con sus labios formando las palabras de un conjuro.

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—¡¿ ?!

De repente, una ola de sonido agudo y de alta frecuencia se apoderó de ellos.

Se sentía como si su pecho estuviera cansado. Incapaz de aguantarlo más, Aiz arrojó lejos el hacha de Phryne antes de caer fuera del alcance del hechizo.

—¿Qué fue… eso…?

A pesar de que sus oídos continuaban sonando, no había daño real en su cuerpo, y tampoco parecía estar sufriendo ningún tipo de efecto de estado.

De vuelta en la escena del ataque, Phryne parecía haber tomado todo el peso del golpe, pero por lo que podía decir, nada acerca de la mujer vestida con armadura había cambiado. En cambio, ahora estaba simplemente mirando en su dirección, casi con curiosidad.

Aiz sintió que una sensación de temor la recorría. Sus instintos como espadachín estaban hormigueando.

—¡¿Ella no pudo haber…?!

Con la esperanza de suprimir el pensamiento premonitorio antes de que pudiera convertirse en realidad, separó los labios.

—… Despierta, Tempestad.

Solo el encantamiento de viento que debería haberse formado alrededor de ella ante esas palabras no pudo responder. Su Airiel se había ido.

—¡¿…?!

—Jee-jee-jee-jee ¡Funcionó, funcionó bien!; Phryne dejó escapar sus carcajadas de risa.

La alegría de la mujer rana lo decía todo, y Aiz se dio cuenta muy bien de lo que acababa de pasar.

—¡Una maldición…!

—¡Biiiingo!

Al igual que su nombre implicaba, una “maldición” era un tipo de mala suerte, diferente de otros hechizos mágicos “puros”. Se debilitó a un objetivo a través de una variedad de efectos de brujería que la magia no podía producir, a cambio de una penalización colocada sobre el que lo lanzó. Los efectos de estado no fueron efectivos en su contra, y solo por un número muy limitado de métodos se pudieron incapacitar o eliminar.

Sin duda, la maldición con la que estaba afligida ahora era una maldición silenciadora, capaz de hacer que su objetivo fuera incapaz de usar magia.

¡Y esa rana nunca ha podido usar magia en primer lugar…!

Aiz se dio cuenta de esto con un sobresalto, por lo que la maldición no había tenido ningún efecto en ella. ¿Este había sido su plan todo este tiempo?

Guardar su Airiel para más tarde había demostrado ser su propia ruina. Su as bajo la manga había sido efectivamente anulada.

—Leíiiiiiiiiii  esos  anti-estados  y  maldiciones  por  mi  pelea  con  Ottarrrrr,  pero…  jee,  jee…¡Estáaaaaaaaaas demostrando ser un buen coneeeeeeejo de indias!; Gritó Phryne mientras estudiaba atentamente a Aiz, deslizando su lengua por sus labios dentro de su poderoso yelmo.

—Aunque estaaaaaaba con la esperanza de probarlo en ese Nine Hell, también. ¡Pareeeeeeece que ella fue capaz de detectarme!

—…¡!

—¿Un elfo sin magia? ¡Podrías también reemplazarla con una pila humeante de mierda de perro!

—¡¡Eres un monstruo!!; gritó Aiz, o al menos ella lo habría hecho, si el hacha de Phryne no hubiera caído del cielo hacia ella.

Ella rápidamente levantó su espada para bloquearla, y el chillido agudo del impacto resultante hizo eco en todo el muelle.

—Como túuuuuuuuuuuu ahora ¿hmmmmmm? ¡No eres rival para mí ahora!

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—¡¡Gngh…!!

La única forma en que Aiz podía pensar para romper la maldición era abatir a la persona que lo conjuro, pero el que en cuestión ya había desaparecido de la batalla. Ella no tenía otra opción–

-tendría que continuar así.

Esperarla tampoco serviría de nada, ya que tenía que llegar a Tiona y Tione lo más rápido posible.

Los ojos de Aiz brillaron. Tendría que enfrentarse a esta monstruosa mujer, cuya fuerza estaba a la par con cualquier Nivel 6, con nada más que su espada.

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—Es casi como el cuento de hadas.

La joven animal escondida entre las sombras en lo alto del almacén no pudo evitar pensar en eso mientras veía a la Princesa de la Espada pelear galantemente.

—…

Un surtido de sentimientos se reflejó en sus ojos color jade mientras observaba a la espadachín rodeada por todos esas Amazonas.

Debajo del velo que disfrazaba sus rasgos, sus rizos dorados, el mismo color dorado brillante que el de Aiz, temblaba de vergüenza.

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