Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 6

Capítulo 3: Reino de la Amazonas

Parte 2

—Vamos, Tione. ¡Volvamos a entrar!

Con la incesante incitación de Tiona en su oído, Tione continuó mirando hacia la ciudad más allá de la barandilla del balcón. El hotel que habían reservado era una gran posada de estilo sureño justo en el centro de la ciudad. Y desde el balcón en su quinto y más alto piso, se podía observar todo el puerto y su bahía de conexión con una sola mirada.

Las luces de los botes anclados parpadearon como un fuego fausto a través de las oscuras aguas del lago, y hacia el este, el brillo de un faro atravesó la oscuridad.

—… ¿Por qué vinieron aquí?; Tione murmuró a través de su fatiga, dejando que sus ojos bajaran a la ciudad de abajo. Era una pregunta dirigida a cierta diosa y sus seguidores, que actualmente se encuentra en algún lugar dentro de toda esa oscuridad sombría.

—Sé cómo te sientes, pero piensa. No nos va a servir de nada. Tal vez realmente solo vinieron a hacer turismo; Planteó Tiona, actuando de manera diferente a lo usual a pesar de la melancolía de su hermana. Mientras se inclinaba sobre la barandilla hacia la línea de visión de Tione, Tione miró su larga y dura mirada.

—¿Por qué estás actuando como si no fuera la gran cosa?; Kali, ella—¡Ninguna de ellas tendría ninguna razón para ir a algún lugar si no hubiera alguna pelea de por medio!

—…

—¿Te acuerdas de lo que nos obligaron a hacer? ¡¿No te acuerdas?! ¡Si lo recuerdas, entonces borra esa estúpida sonrisa de tu cara!;Tione explotó.

El estallido fue suficiente para provocar la rabia de Tiona, también. —¿Qué se supone que debemos hacer entonces, eh? ¡Dime qué es lo que podemos hacer! ¿Solo bajamos la cabeza y atacamos? ¿Incluso te estás escuchando?

—¡Eso no es lo que estoy diciendo, idiota! ¡Dejar de poner palabras en mi boca!

—¡Entonces deja de poner palabras en mi boca!

—¡Sí, bueno, no podría soportar que actúes toda “La-la-la, no pasa nada”!

—Oh ¡¿No puedes?!

Aiz y las demás en la sala los escuchaban ahora, sorprendidas en el silencio ante la escena que tenía lugar en el balcón.

Habiendo tenido suficiente, Tione le dio la espalda a su hermana de manera enojada. Ella se marchó pasando por Aiz y las demás que ya se habían reunido en la ventana, junto a Loki con los brazos cruzados detrás de la cabeza, y más allá de Riveria con el ojo cerrado para salir de la habitación.

Nadie supo qué hacer por un momento. Después de lanzar una mirada a Tiona, sorprendida y silenciosa en el balcón, Aiz salió corriendo por la puerta detrás de Tione.

—Señorita Tiona… ¿Estás bien?; Lefiya preguntó mientras ella y las otras chicas se acercaban a ella una vez que Aiz se había ido.

—Mmn… estoy bien…; Tiona asintió.

—… Nosotras, eh… escuchamos que… que usted y la señorita Tione solían pertenecer a la familia de Lady Kali que conocimos hoy…; Lefiya continuó con cautela.

—Es cierto; La respuesta de Tiona llegó sin dudar. La maga elfo, y las otras chicas a su alrededor, tragaron saliva.

—Entonces… erm… bueno…

—Lo siento, realmente no sé si debería hablar por las dos si Tione no está aquí…; Tiona interrumpió antes de que Lefiya pudiera encontrar las palabras adecuadas, con sus ojos cayendo al suelo.

El silencio se envolvió alrededor de la habitación hasta que, después de desviar la mirada hacia el cielo, Tiona volvió a hablar.

—Pero…; Ella comenzó, mirando a un lugar lejano, —… puedo decir que nunca quisimos volver a verlos… nunca.

—Tione.

Había una voz detrás de ella.

Tione se dio la vuelta mientras Aiz corría para alcanzarla, con la sombra azulada del pasillo tiñendo el mundo a su alrededor.

—Esto no es un espectáculo ¿Me estás persiguiendo? Por lo general es al revés; Murmuró Tione sarcásticamente, evitando la mirada de Aiz.

—Porque… porque tú y Tiona fueron… siempre las que me ayudaron… siempre que causé problemas a los demás…; Aiz habló poco a poco, deteniéndose. Tione podía decir que estaba tratando de decir lo que pensaba, y la chica usualmente taciturna estaba seleccionando sus palabras con el mayor cuidado.

Pero el cálido apoyo de su amiga no hizo más que irritarla ahora.

—Aiz, por favor. Quiero estar sola. Me he convertido en algo que no quería.

—Tione… si hay algo que pueda hacer…

—Házmelo saber.

O al menos, eso es lo que indudablemente habría dicho antes de que Tione la interrumpiera.

—Tú tienes secretos también ¿Verdad? ¿Cosas que no quieres decirnos?

—¡!

—Entonces ¿No crees que eso es un poco injusto? ¡No dices nada de ti misma pero esperas que todos los demás te lo cuenten todo!; Tione dijo bruscamente, devolviéndole la buena voluntad a Aiz.

La mirada de Aiz cayó.

—Lo siento…

El casi susurro pareció hacer eco en el pasillo.

Pero fue Tione quien realmente lamentó lo que acababa de decir. Rápidamente, como si escapara de la otra chica, se apresuró en avanzar.

—¿Qué pasa conmigo…?; Se maldijo a sí misma, llena de autodesprecio mientras se dirigía no a la sala común sino a una habitación privada vacía, abriendo la puerta y entrando. Ella se dejó caer sobre la cama.

De repente, fue superada por un intenso sentimiento de fatiga.

—¿Por qué… por qué tenían que estar aquí…?; Gimió ella, con las manos apretadas alrededor de las sábanas.

A medida que sus párpados se volvieron tan pesados como el plomo, sus sueños la hicieron dormir.

***

Desde que pudo abrir los ojos, Tione había sido parte de ese país. La isla abandonada de Telskyura.

Una nación de guerreras, Amazonas, cuyos incesantes rituales de derramamiento de sangre habían continuado desde que su diosa había llegado al poder. Las dos primeras cosas que podía recordar eran un calor abrasador en la espalda y el sonido de alguien llorando, no sabía si era ella o alguien más.

Falna. Desde el momento en que nacieron, Tione y las otras niñas de Telskyura habían sido bautizadas como hijos de su diosa.

Se dijo que las Amazonas de Telskyura sabían cómo matar a un goblin antes de saber hablar. Que con sus habilidades latentes desbloqueadas por el Falna, junto con su primer bautismo— Siendo colocado frente a un niño goblin y se vieran obligadas a valerse por sí mismas—cuando pudieran dar sus primeros pasos, todos eran guerreras. De hecho, durante el tiempo que Tione pudo recordar, su mano había estado agarrando una espada.

No sabía cómo se sentía el calor de la mano de una madre.

Ella no reconocería a sus padres si los viera. Ella no podría reconocer sus voces.

Ella no tenía ningún parecido con alguien excepto una—la niña que había reconocido instantáneamente como su otra mitad en el momento en que se vieron. Y estaba segura de que también había sido lo mismo para Tiona.

—¡Me dijeron que tú eres la hermana mayor y yo soy la hermana menor!

—Hmph.

La palabra hermanas no había sido más que una palabra para las jóvenes gemelas, pero crecería hasta convertirse en un vínculo poderoso.

Para ser respetado en Telskyura, uno tenía que ser un verdadero guerrero.

La fuerza lo era todo en esta tierra santa de las Amazonas. Era verdad aquellas con fuerza fueron alabadas, se les otorgó estatus y prestigio. Por el contrario, las débiles, quienes fueron derrotadas en combate y se les negó incluso el honor de una muerte noble, fueron obligadas a servir a su país y sus superiores como parte de la fuerza laboral. El derramamiento de sangre era un medio para poder ser una verdadera guerrera, una escalera, una costumbre nacional consagrada por el tiempo. Telskyura fue una encarnación del instinto amazónico en todos los sentidos.

Esto lo introdujo la diosa Kali, que era tan aficionada al combate como las Amazonas.

Su bendición desarrolló aún más las habilidades de las Amazonas, haciendo sus batallas aún más violentas. Los guerreros veneraron a este portador de fuerzas como su único dios, y la lucha perpetua y el derramamiento de sangre florecieron.

¿Tione sintió remordimientos por los interminables días en que se había visto obligada a luchar? No.

A decir verdad, ella no había tenido ningún problema con eso.

Si no hubiera podido luchar contra los monstruos que venían hacia ella, ella abría sido asesinada. Esto era simplemente un instinto básico. Por encima de todo, ella era una Amazona—estaba en su naturaleza. Pelear fue un instinto natural que le hizo bombear la sangre.

No, no fueron los días y las noches que pasó en combate, experimentando todo ese poder, lo que la llenó de tanta enemistad. De hecho, eso era todo lo que había sabido en ese entonces. Derrotar a los monstruos en la arena, luego regresar a su gran sala de piedra sin nada más que las necesidades de la vida— sus días no consistían en nada más que en este camino de ida y vuelta. Su mundo entero había consistido en los celosos gritos de sus hermanas de la tribu y las piedras frías del campo de batalla.

Fue cuando primero tuvo que enfrentarse a sus propias hermanas que sus días de lucha habían comenzado a perder su atractivo.

Para cuando los monstruos en la arena se convirtieron en sus compañeras Amazonas, ya era demasiado tarde para Tione. Sus compañeras, similares en edad y estatura, habían luchado más duro que los monstruos a los que estaba acostumbrada, y aunque al principio fue difícil, ella los estaba eliminando tan rápido como los monstruos que habían venido antes.

—Ahhh…

La primera vez que escuchó el llanto agonizante de una de sus hermanas, sonaba muy débil.

Aunque la misma sangre se derramó de sus venas como los monstruos que ella había matado, esto de alguna manera parecía aún más vívida.

Mientras observaba cómo la vida se desvanecía de los ojos de la chica debajo de la máscara que tenía que usar, Tione sintió que su corazón se agitaba. Había sido una sensación extraña que no podía describir del todo. Al regresar a su habitación de piedra, ella encontró a su hermana, Tiona, normalmente incontenible en su emoción, simplemente mirando hacia el vacío con la sangre de sus hermanos manchando su piel. Esa noche, Tione se había lavado una y otra vez en el agua helada.

La cantidad de chicas con las que había tenido que pelear solo creció a partir de ese día.

Ella los cortó con sus armas, los golpeó con sus puños, retorció sus cuellos con las habilidades que había adquirido. Prácticamente había nacido en el campo de batalla, y no sabía que era correcto o incorrecto. Y aún así, la conmoción en su corazón se negó a ser apaciguada. Ella no podía entender por qué ¿Por qué era esto diferente de los monstruos que una vez había matado tan fácilmente? Todavía podía sentir el roce de su piel bajo sus dedos, el crujido de sus huesos contra su puño. Incluso mucho después de que terminara la batalla, todavía podía escuchar sus gritos, esos lamentos agonizantes que escaparon de sus labios momentos antes de morir.

Los aplausos de las mujeres en la audiencia seguirían y seguirían cuando ella ganara. La habían venerado, la devoradora de los débiles. Esto es lo correcto, habían dicho sus voces, mientras su diosa Kali se sentaba en lo alto, mirándola con una sonrisa en su rostro.

Tal vez ella simplemente se cansó y aprendió a ignorar la conmoción en su corazón, embotándola con apatía. Aun así, ella comenzó a anhelar los días en los que no había tenido que luchar más que con monstruos.

Y sin embargo, incluso en los tiempos más oscuros, la luz encuentra un camino.

Había llegado en la forma de otra Amazona que era casi como una hermana, generosa y cariñosa. Tione, Tiona y las otras chicas también la habían querido mucho. Cada vez que Tione regresaba a su habitación después de otra batalla, ella había estado allí para saludarla con una cálida sonrisa. Ella también había sido fuerte, la más fuerte de todas, siempre allí esperando antes que nadie.

Tal vez Tione incluso pensaba en ella como una madre. Sus manos habían atendido sus heridas, ásperas pero suaves. Todos se reunieron a su alrededor, anhelando el calor del toque de otra persona mientras dormían uno al lado del otro en el piso. Esa habitación, esa habitación de piedra fría, más parecida a una prisión que cualquier otra cosa, era el único “hogar” que Tione había conocido.

Los ritos tenían una ley que prohibía el combate entre las Amazonas de la misma sala—una ley que las chicas habían comenzado a descubrir cuanto más tiempo luchaban.

Esta ley había sido un respiro de alivio para Tione. No tendría que pelear con la chica que la había cuidado durante mucho tiempo, ni con las chicas cuyos rostros conocía tan bien, ni con su propia hermana, Tiona. Ese lugar, el hogar que ella había creado, nunca cambiaría.

Eso es lo que ella había creído.

Y luego llegó su quinto cumpleaños y la habían convocado en la arena, como cualquier otro día…

***

—…

Tione abrió los ojos.

Se sentía como si no hubiera dormido ni un segundo gracias al flashback que había servido como sueño. Era de la misma manera que se había sentido al despertar durante los últimos dos días.

Cuando se sentó y se limpió el flequillo sudoroso de sus ojos, ella notó que otra persona dormía en la cama junto a la suya.

Tiona.

Aunque Tione no había regresado a su habitación compartida, Tiona todavía la había encontrado y había pasado la noche aquí junto a ella.

Tione se quedó en silencio mientras observaba a su hermana dormir.

Ella siempre había sido así, queriendo estar al lado de Tione cada vez que sucedía algo. Ella no diría nada, simplemente gravitaba hacia ella, como si buscara su otra mitad.

Justo como lo había hecho en aquel entonces. Antes de que se unieran a la Familia Loki.

Cuando habían sido solo ellas dos.

Mirando a su hermana por última vez, ella salió silenciosamente de la habitación.

—…

Los párpados de Tiona se abrieron en el momento en que la puerta se cerró.