Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 11

Capítulo 3: Un Instigador Peor Que Dios

Parte 2

Arrojando los pensamientos de ese maldito futuro fuera de su mente, Hajime entrecerró los ojos, su expresión se volvió seria. Entonces se puso en pie y miró a un lugar vacío en el salón del trono.

“Parece que puedo hacerlo después de todo…” murmuró, y luego lanzó [Transmutar].

Brillantes chispas carmesíes se concentraron en el suelo delante de él. Unos segundos después, una espada de piedra se levantó del suelo. Aunque estaba hecha de la misma piedra sin filo que el suelo, parecía increíblemente afilada y tenía un brillo pulido.

Hajime estaba casi completamente desprovisto de maná. No podía infundir sus creaciones con magia normal, y mucho menos con magia antigua. En otras palabras, la espada era sólo una espada, nada más. Sin embargo, esa simple espada de piedra parecía tan intimidante como un antiguo y legendario artefacto.

Hajime miró la espada durante unos segundos, luego asintió con la cabeza satisfecho y se giró hacia el grupo de demonios que se apiñaban en un rincón de la habitación. Sus rostros se endurecieron nerviosamente en el momento en que notaron su mirada.

“Hajime-kun…” Kaori murmuró, lanzando a Hajime un severo resplandor.

Le echó una mirada de reojo, luego se volvió hacia Myu, que aún estaba en brazos de Remia, le dio una pequeña sonrisa, y se encogió de hombros como diciendo: “No haré nada malo, no te preocupes”. A sus ojos les faltaba el vacío que tenían antes, así que Kaori y los demás respiraron un suspiro colectivo de alivio. Myu también sonrió, así que se giró sobre su talón y se dirigió a los demonios.

“Bueno, no espero que sepas mucho, pero cuéntamelo todo.”

“¿Q-qué quieres decir? No sabemos…” el hombre que había protegido a su hijo antes tartamudeó.

“Si no sabes nada, está bien. Pero no recomiendo que me mientan… o que se queden callados. Por supuesto, puedes desafiarme si quieres, pero… Haré que cualquiera que lo haga lo pague caro. Si valoras las vidas de los que están a tu lado, será mejor que hagas lo que te digo.”

Hajime apoyó su espada amenazantemente en su hombro y abrió bien las piernas.

“Parece un gángster…” Kousuke murmuró en voz baja a poca distancia detrás de él.

“¡Cállate, idiota! ¿Y si te oye? ¿¡Quieres ser otra de sus víctimas!?” Kentarou susurró furioso.

“¿Nos dejarás ir si respondemos honestamente?”

“¿Perdón? ¿Crees que estás en posición de negociar? Si te dejo ir o no depende de mi humor, así que mejor no me hagas enojar. Freid y sus soldados ya han intentado matarnos un montón de veces. Deberías estar agradecido de que no te corte ahora mismo”.

“¿No está actuando de la misma manera que antes?” Mao preguntó en un susurro aterrorizado.

Ayako le respondió: “Mira, haz lo mejor que puedas para no molestarlo, ¿de acuerdo?”

Hajime ignoró a sus compañeros murmurando y miró tranquilamente a los demonios. Los demonios no sentían el escalofriante miedo que les había inspirado cuando sus ojos estaban desprovistos de toda emoción. Pero este lado violento y tiránico de él era aterrador a su manera.

“Cuéntame todo lo que sepas sobre el Santuario. Además, le pediste a Kaori… a esa apóstol de allí que te abriera la puerta, ¿no? ¿Significa eso que los apóstoles pueden abrir el portal por sí mismos?”

El padre demonio eligió sus palabras con mucho cuidado.

“Todo lo que sé del Santuario es que esa es la tierra prometida que nuestro dios ha preparado para nosotros los demonios. Supuestamente, una vez que entremos, ascenderemos y nos convertiremos en una raza superior. Ángeles divinos al servicio de nuestro señor”.

“¿Qué más?”

“No sé nada sobre el portal que conduce a él. Sólo asumí que un apóstol podría ayudarnos…”

“Oh, ¿en serio? No me estás mintiendo, ¿verdad? Sólo puedes proteger una cosa aquí, tu hijo o tu fe, así que mejor elige sabiamente,” Hajime se agachó y le pinchó la mejilla al hombre con la espada plana mientras decía eso. Su hijo soltó un pequeño grito y miró a Hajime con terror.

“Es peor que un yakuza…” Yoshiki murmuró.

“En todo caso, merece que le llamen el Señor de los Demonios”, añadió Shinji.

Hajime hizo una nota mental para golpearlos a los dos más tarde.

“¡Te ves tan bien, papi!” gritó Myu. Y de repente, Hajime decidió que podía perdonar a sus compañeros después de todo. Yuka y los demás parecían sorprendidos por el arrebato de Myu, pero a Hajime no le importaba lo que pensaran.

Naturalmente, los demonios estaban demasiado asustados para prestar atención a los murmullos que había detrás de Hajime, y el hombre al que amenazaba estalló en un sudor frío mientras intentaba desesperadamente aplacar a Hajime.

“D-de verdad, ¡lo juro! Decírtelo no va en contra de mi fe, ¡así que no tengo motivos para mentir! ¡Esto es realmente todo lo que sé! ¡Por favor, perdona la vida de mi hijo!”

Hajime le echó un vistazo a Tio. Entre sus camaradas, ella era la más adecuada para leer a la gente. Tio asintió con la cabeza a Hajime, confiado en que el hombre estaba diciendo la verdad.

“Tch, eres un inútil. ¿Qué pasa con el resto de ustedes?”

“Es todo lo que sé, también…”

“Yo igual…”

“Por favor, al menos deja vivir a nuestros hijos.”

Hajime se puso en pie y clavó su espada en el suelo. Luego rodeó al grupo, mirando a cada demonio mientras pasaba. La espada cortó el suelo como un cuchillo caliente a través de la mantequilla, y los demonios o bien tartamudeaban que no sabían nada o suplicaban por sus vidas.

“Nagumo es totalmente el malo aquí, ¿no es así…?” Nana murmuró.

Taeko contestó sin aliento, “La forma en que actúa es tan soñadora”.

“Espera, ¿qué? ¿¡Taeko!?” Nana exclamó sorprendida.

Chicos, realmente están haciendo difícil que parezca intimidante aquí… pensó Hajime para sí mismo, molesto. Y después de un minuto más de interrogatorio, soltó un suspiro de decepción.

“Haaah, supongo que debería haber esperado esto. Todos ustedes son civiles, después de todo.”

Sacudió la cabeza, y por un momento, los demonios se preocuparon de que los matara por no ser lo suficientemente útiles.

Un segundo después, chispas carmesíes salieron disparadas por el suelo debajo de los demonios. Algunos de los demonios trataron de correr, pero pronto se dieron cuenta de que sus piernas no se movían. Mirando hacia abajo, vieron que el suelo se había levantado para bloquear los pies de todos en su lugar.

“Quédense ahí, y permanezcan en silencio. Si alguno de ustedes intenta algo gracioso… bueno, estoy seguro de que no necesito decírselos”.

“E-entendido”.

Los grilletes eran tan frágiles que los demonios podían romperlos con magia si lo intentaban. Pero era obvio por sus expresiones que ninguno de ellos se atrevía a intentarlo. En todo caso, estaban aliviados de que no fuera a matarlos. Y sus compañeros de clase también estaban aliviados de no tener que ver morir a ningún niño.

Hajime dejó a los demonios donde estaban y se trasladó al centro del salón del trono. Golpeó su pie en el suelo y tres mesas circulares se levantaron del suelo. Estaban dispuestas en un triángulo, y cada una podía sentar a once personas. Shea, Kaori, Tio, Shizuku, Liliana, y sus compañeros de clase le siguieron.

“Siéntense, chicos. Es hora de discutir nuestro próximo curso de acción”, dijo Hajime mientras él mismo se hundía en una silla.

Acababa de regresar de un estado en el que su alma estaba tan agotada que casi se había desintegrado. También estaba casi completamente fuera de maná, así que incluso algo tan simple como transmutar unas cuantas tablas lo dejó exhausto.

Honestamente, ni siquiera se habría molestado, pero sentía que esta discusión era demasiado importante para estar sentado en el suelo. Shea, Tio, Kaori, Shizuku, Suzu, Aiko, Ryutarou, Liliana, y Remia, que todavía llevaba a Myu, se unieron a Hajime en la primera mesa. Yuka miró con nostalgia al asiento restante de la mesa uno, pero se unió a sus amigos de la mesa dos. Nagayama y su grupo también se sentaron en la segunda mesa. Yoshiki, Shinji, y los estudiantes que habían permanecido en el castillo todo el tiempo se sentaron indecisos en la mesa tres.

Hajime se tomó un momento para mirar a todos a los ojos antes de empezar la reunión.

“En primer lugar, organicemos la información que tenemos. Sabemos que el dios que la iglesia adora, Ehit, ha tomado el control del cuerpo de Yue. Pero Yue sigue ahí, luchando para recuperar el control. De acuerdo con Ehit, le tomará al menos tres días para arrebatarle el control por completo.”

Los compañeros de clase de Hajime miraron hacia otro lado torpemente mientras él hablaba cándidamente sobre el secuestro de Yue. La mayoría de ellos sabían lo mucho que se preocupaba por ella. Sólo habían visto a los dos interactuar durante un día más o menos, cuando Hajime los había salvado de la invasión demoníaca de la capital, pero eso había sido suficiente para impresionarles lo cercanos que estaban los dos. Además, todos ellos habían oído el grito desamparado de Hajime cuando Ehit había llevado el cuerpo de Yue al Santuario.

“Tendremos que entrar en el Santuario si queremos recuperar a Yue. El problema es que nadie sabe cómo abrir esa puerta”, dijo Shea, retomando lo que Hajime había dejado. Su tono era parejo… y su expresión decidida.

Myu había reavivado la determinación de todos.

“Probablemente es seguro asumir que sólo se permite pasar a las personas que Ehit designa, ¿verdad? Eso significa que tendremos que encontrar alguna forma de forzar nuestro camino más allá de sus protecciones”, meditó Kaori.

“Sí. También dijo que volvería en tres días para destruir el mundo, y que su ejército aparecería en la Montaña Divina. Es probable que envíe un ejército de apóstoles”.

“Supongo que sería conveniente considerarlo como la batalla final, entonces. El objetivo de Ehit es succionar a Tortus y usar el maná de este mundo para transportar el Santuario a la Tierra, el mundo del Maestro.”

Honestamente, el plan de Ehit sonaba increíble. De hecho, un grupo de estudiantes todavía no podían creerlo, aunque habían escuchado su declaración por sí mismos. Incluso Yuka, Nagayama, y los otros estudiantes que habían estado luchando en el frente, escucharon en silencio a Hajime y sus camaradas hablar. Aiko, sin embargo, levantó su mano en el aire, pidiendo permiso para hablar. En respuesta, Hajime y los demás se callaron y se giraron hacia ella.

Ella respiró hondo para calmar sus nervios, y luego dijo, “Nagumo-kun. Cuando disparaste a Alva por primera vez, nos dijiste que nos preparáramos para volver a la Tierra, ¿verdad?”

“Sí. Tienes buena memoria, Sensei”, respondió Hajime con una sonrisa de pena.

Oh sí, dijo eso, ¿verdad? sus compañeros pensaron, sus esperanzas se reavivaron.

“¡H-Hey, Nagumo! ¿Significa eso que has encontrado el camino a casa?”

“Eso significa que podemos huir a la Tierra, ¿verdad? ¿¡Podemos regresar de inmediato!?”

Los estudiantes de la tercera mesa miraron expectantes a Hajime. Yoshiki y Shinji estaban tan emocionados que se pusieron de pie. Habían estado encerrados en el castillo todo el tiempo, así que no era sorprendente que saltaran ante la oportunidad de huir. Yuka, Kousuke, y los estudiantes de la segunda mesa que habían estado peleando también parecían sorprendidos.

Hajime agitó su mano despectivamente y dijo: “Me las arreglé para crear un camino de vuelta a casa, pero Ehit lo destruyó con todos mis otros artefactos cuando destrozó mi Tesoro. No puedo enviar a nadie de vuelta ahora mismo”.

“¡N-no puede ser!”

“¿No puedes hacerlo de nuevo?”

Yoshiki y Shinji se abalanzaron sobre Hajime, la desesperación estaba grabada en su cara. Los otros estudiantes de la tercera mesa empezaron a gritar que también querían volver a casa. Su voluntad de luchar se había roto desde el principio, así que sólo podían aferrarse a la esperanza de escapar.

Desafortunadamente para ellos, Hajime no podía preocuparse menos por sus sentimientos. Molesto por la interrupción de su discusión, agarró su espada de piedra y se puso en pie. Probablemente planeaba silenciarlos a todos con un golpe rápido con la parte trasera de la espada, ya que incluso eso habría sido suficiente para ponerlos fuera de servicio por un tiempo.

“¡Todos, cálmense! ¡El pánico no los llevará a ninguna parte!” gritó Aiko, pacificando a los estudiantes. Se dio cuenta de que Hajime se estaba enfadando, y no quería que sufrieran su ira. Sus desesperadas súplicas, combinadas con el amenazante brillo de Hajime, fueron suficientes para calmar a los estudiantes. Aunque aún se veían un poco pálidos.

Una vez que se callaron, Aiko dijo, “Escuchen, todos. Entiendo cómo se sienten. De verdad, lo entiendo. Yo también quiero ir a casa, y quiero reunirlos a todos con sus familias. Pero por ahora, por favor permanezcan en silencio y escuchen lo que Nagumo-kun tiene que decir. Quejarse no nos acercará más a escapar de este lío.”

Aunque parecían poco convencidos, Yoshiki y Shinji regresaron de mala gana a sus asientos. Después de asegurarse de que todos se habían calmado, Aiko preguntó: “Lo que quería preguntar era, si ese artefacto era lo suficientemente poderoso para llevarnos a la Tierra, ¿no podría llevarnos también al Santuario? ¿Crees poder rehacerlo?”

“Tiene un buen punto de vista, Sensei. Es verdad, la Llave de Cristal probablemente podría haber abierto un portal al Santuario. Desafortunadamente, no es fácil de hacer. Necesitaba la ayuda de Yue para hacerla la primera vez, y no creo que pueda rehacerla sin ella.”

“Ya veo… Lo siento…” Aiko susurró suavemente, preocupada de que ella hubiera pedido algo insensible. Hajime le dio una sonrisa tranquilizadora, dejando claro que no le molestaba.

Un segundo después, Shinji preguntó en voz alta, “¿¡E-en Serio!? ¿¡Estás seguro de que no lo dices sólo porque le das prioridad a ella sobre los demás!?”

“¡N-Nakano-kun!” Aiko gritó indignada, pero los otros estudiantes de la tercera mesa también miraban con recelo a Hajime.

Suspirando, Hajime decidió que ya era hora de recordar a los chicos de mente cerrada cuál era su lugar.

“Por supuesto que le doy prioridad a ella sobre todos los demás”, gritó con voz fría.

“¿Qué-?”

Antes de que los estudiantes pudieran responder, Hajime continuó, “¿Qué demonios les dio la idea de que me preocuparía más de ponerlos a salvo que de recuperar a Yue? Además, incluso si lo hiciera, no cambiaría nada. Dejen de mentirse a sí mismos y miren la realidad con frialdad y dureza”.

“¿Q-Qué quieres decir?”

“Todos ustedes escucharon a ese dios de mierda. Dijo que su próximo objetivo es la Tierra. ¡A menos que recuperemos a Yue y lo hagamos pedazos, no hay futuro para ninguno de nosotros!”

Todos, incluso los estudiantes de la segunda mesa, se giraron hacia Hajime, mirando como si les hubieran dado una bofetada en la cara. Cuando la realidad de su situación se estableció, algunos de los estudiantes comenzaron a llorar. Otros se desplomaron sobre la mesa, rindiéndose por completo. Tio aplaudió para llamar la atención de todos y volvió a poner el debate en el tema.

“Vamos, no tenemos mucho tiempo. Maestro, continuemos la reunión. Cuando todo esté dicho y hecho, ¿qué es lo que propone que hagamos?”

Después de pensarlo unos segundos, Hajime respondió: “Cuando usé mis cadenas de borrado de existencia, me las arreglé para destruir una parte de la puerta que lleva al Santuario. En otras palabras, esa puerta no es invulnerable. Tal y como estoy ahora, podría ser capaz de hacer una versión inferior de la Llave de Cristal que puede abrir el portal por la fuerza para nosotros”.

“Oho, así que planeas forzar tu entrada al Santuario cuando Ehit abra la puerta de nuevo dentro de tres días.”

“Si abre la puerta antes para ver qué es lo que le está llevando tanto tiempo a Alva, ni siquiera tendremos que esperar”, dijo Kaori en tono de broma.

Fue entonces cuando Suzu habló por primera vez desde que empezó la reunión.

“¿Realmente crees que puedes ganar?” preguntó con una voz débil.

Ahora que lo pienso, es la primera vez que dice algo desde que me desperté… Hajime pensó distraídamente. Normalmente, era un manojo de energía y el miembro más hablador del grupo, pero todo este tiempo había estado mirando hacia abajo con una expresión oscura. Ryutarou parecía igualmente abatido. Era raro ver al musculoso bocazas luciendo tan manso.

Hajime se giró hacia ellos dos y dijo: “Sí”.

La confianza casual que mostraba irritó a Suzu hasta el final. Le puso a Hajime una sonrisa sarcástica, una expresión que nadie la había visto antes, y habló en un tono provocativo, diciendo, “¿Aunque esta vez te han dado sin vaselina?”

“Sí. Aunque me hayan dado sin vaselina, le ganaré la próxima vez.”

“Tch… ¿Cómo? ¿Cómo puedes estar tan seguro? ¡Sólo tiene que decir una palabra y no podremos ni siquiera levantar un dedo! Es mucho más fuerte que todos nosotros juntos, y tiene un enorme ejército de apóstoles para empezar! ¡Ese tipo es un auténtico monstruo!”

Suzu sacudió su cabeza, sus coletas se balanceaban salvajemente. Era obvio que su espíritu se había roto. No sólo Eri había ignorado completamente sus intentos de entablar una conversación con ella, sino que los familiares de los que estaba tan orgullosa habían sido destrozados por las creaciones de ella.

Suzu había hecho todo lo que podía. Después de decidir hablar con Eri una vez más, le rogó a Hajime una y otra vez que la llevara con él al siguiente laberinto. Había superado todas sus duras pruebas y se había hecho mucho más fuerte, pero todo lo que había construido había sido destruido con ridícula facilidad por Eri y su nigromancia.

Además, las ilusiones que había visto cuando Ehit le ordenó que se viera morir aún ardían vivamente en su mente. Recordaba claramente que sus miembros habían sido desgarrados, sus entrañas arrancadas, su cabeza separada de su cuerpo, y el dolor real que había acompañado a esas visiones. Nunca podría olvidar la sensación visceral de ver su vida desangrarse durante. Pocas personas eran lo suficientemente fuertes para recuperarse después de experimentar un evento tan traumático. Y el mero pensamiento de pasar por esa experiencia de nuevo hizo que su aliento se quedara sin aliento y causó que todo su cuerpo temblara de miedo.

Hajime sabía todo eso, pero casualmente respondió, “¿Y qué?”

“¿¡Qu-qué quieres decir con ‘y qué’!?” Suzu rugió cuando finalmente miró hacia arriba, mirando a Hajime con lágrimas en la cara. Pero para su sorpresa, la expresión de él parecía muy seria, un fuerte contraste con el tono despreocupado que había estado usando.

“Nos enfrentamos a un monstruo insanamente fuerte. No sólo eso, sino que nos superan en número cien a uno. Tienes razón, no va a ser fácil. Pero estás olvidando algo importante. Recuerda que una vez fui impotente como tú. Todos me tildaron de perdedor inútil, pero me las arreglé para arrastrarme de regreso desde el abismo”.

“Ah…” Suzu jadeó.

Los otros que estaban desesperados, seguros de que estaban condenados, también miraron hacia arriba.

“No tenía a nadie que me ayudara, ni comida, y había monstruos por todas partes. Además, por encima de todo eso, no tenía aptitud para la mayoría de la magia… y perdí mi brazo izquierdo justo después de despertar. Pero aún así, salí vivo.”

La voz de Hajime estaba mortalmente callada, pero resonaba claramente en el salón del trono. Antes de que se dieran cuenta, todos los estudiantes se aferraban a cada palabra de Hajime.

“Esta lucha no es diferente. No importa si me enfrento a Dios y a su ejército de apóstoles. Voy a sobrevivir y a salir victorioso. Ese bastardo falló en matarme, e incluso reveló un montón de sus cartas de triunfo”.

Un brillo salvaje apareció en los ojos de Hajime. Sus labios se enroscaron en una sonrisa intrépida y mostró sus dientes.

Todo el mundo engullía en silencio mientras su sed de sangre les bañaba.

“Voy a recuperar a Yue y a matar a ese cabrón. Él tenía la ventaja la última vez, pero ahora las cosas han cambiado. Yo soy el cazador, y él es la presa. No descansaré hasta que haya borrado todo rastro de él con mis propias manos. Lo perseguiré hasta el fin del mundo, si es necesario. Ese autoproclamado dios se cree especial, pero le enseñaré quién es el verdadero monstruo aquí”.

Los ojos de Hajime ardían con determinación.

Sólo ahora los otros estudiantes se dieron cuenta de que Hajime nunca había sido realmente débil. Es cierto que no había tenido magia antigua o una serie de artefactos en aquel entonces, pero la fuerza de su corazón había sido la misma. Había sido físicamente débil, pero su corazón era más fuerte que el de los demás. Había hecho posible lo imposible sólo por la fuerza de su inquebrantable resolución ya una vez, así que no había razón para que no pudiera hacerlo de nuevo.

“Taniguchi, si crees que esta batalla no tiene remedio, entonces cierra los ojos, tápate los oídos y busca un lugar donde esconderte. Yo me encargaré de todo por ti.”

Hajime no lo decía por consideración a Suzu. No, la estaba probando. Quería saber si ella estaba de acuerdo en dejar que su viaje terminara de una manera tan lamentable. Aunque había venido a salvar a Eri, no había sido capaz de comunicarse con ella en absoluto. Si ella iba a rendirse, entonces Hajime planeaba acabar con Eri junto con el resto de sus enemigos mientras Suzu se acobardaba en Tortus. Por otro lado, si Suzu seguía decidida a recuperar a Eri, entonces seguiría manteniendo su promesa.

Mientras Suzu deliberaba sobre el asunto, Hajime se giró hacia Ryutarou y Shizuku. No dijo nada, pero ellos sabían lo que les estaba pidiendo. Ahora que Kouki les había traicionado, Hajime se vería obligado a matarle si no venían.