Lazy Dungeon Master (NL)

Volumen 12

Prólogo: El Plan Del Conde Lodol

La ciudad de Goren descansaba en el ducado Tsia del Imperio de Laverio. Era una ciudad fronteriza en rápido desarrollo sostenida por su mazmorra, la [Cave of Greed]. Se podía extraer hierro de alta calidad de los Iron Golems que se generaban en la mazmorra y, debido al gran túnel que atravesaba la montaña Tsia, se convirtió en un importante punto de conexión comercial entre Tsia y Pavella. El tiempo de viaje entre Tsia y Pavella se redujo enormemente gracias a la pavimentación de las carreteras hacia y desde la ciudad y, naturalmente, eso produjo un gran impacto en el comercio y las ganancias.

Dicha influencia solo se notó en gran medida en las ciudades. Para las ciudades a lo largo de la carretera, el cambio más grande fue que los comerciantes ambulantes tenían productos de mayor calidad. Aun así, todos se habían vuelto mucho más ricos. Los únicos que se quejarían eran…

“¡A pesar de que se está construyendo la carretera de la ciudad, apenas he recibido más impuestos de mi tierra…!”

— aquellos que miraron a un caballo de regalo en la boca y se desviaron de su camino para comparar su buena fortuna con la de otros.

Ringen Lodol. Tal era el nombre de un noble de Pavella que gobernaba las ciudades cercanas a la montaña Tsia, también conocido como el Conde Lodol, jefe de la Casa Lodol. Estaba en su oficina dentro de su propiedad y andaba furioso después de recibir un informe de ingresos de su administrador.

“¡Esto no puede ser! ¡¿Por qué no hay más?! ¡Una carretera que conecte Pavella y Tsia debería hacer que todas las ciudades a lo largo del camino fueran igualmente ricas!”

Eso dijo, pero el camino del túnel a Pavella había sido construido para ser lo más corto posible con la geografía circundante. Como resultado, estaba incómodamente lejos de las ciudades gobernadas por la Casa Lodol y, en cualquier caso, el camino era lo suficientemente corto como para que quienes usaran carruajes terminaran en Goren en un día. Un día más de viaje tranquilo  después de  eso y estarían en  Tsia  sin necesidad de detenerse en ningún otro lugar.

Como resultado, las únicas personas que se detenían en las ciudades a lo largo del camino eran los comerciantes que viajaban a pie, lo que naturalmente conducía a muy poca circulación de dinero. Tenía mucho sentido que los ingresos por impuestos no aumentaran tanto como esperaba el conde Lodol. (Aparte, la carretera había sido financiada por comerciantes de Pavella que eran miembros de un gremio de comerciantes, y el conde Lodol no había contribuido ni un solo cobre a su construcción. De hecho, incluso le había cobrado al gremio una tarifa exorbitante para construir el camino en su tierra.)

“Mi señor, los ingresos de las ciudades han aumentado a un ritmo favorable”.

“¿Favorable? ¡¿Favorable, dices?! ¡Dijiste eso la última vez, y apenas ha habido crecimiento!” El Conde Lodol gruñó antes de golpear el informe sobre su escritorio. “¿Por qué Goren no me paga impuestos a pesar de estar ubicado tan cerca de la montaña Tsia?”

Fue porque estaba en el lado de la montaña de Tsia y pagaba impuestos a los nobles de Tsia. Pero el conde Lodol estaba lo bastante furioso como para no preocuparse por algo tan obvio. Se equivocaron por no darle dinero, y eso fue todo.

“¡Gah, esto es insoportable! ¡Si tan solo borraran del mapa esa repugnante ciudad!” gritó, y fue entonces cuando lo golpeó. ¿No saldría todo a su manera si tan solo Goren desapareciera? Todos los comerciantes con grandes bolsillos irían a sus propios pueblos y sus impuestos se dispararían por las nubes.

“Tú.”

“¿Si mi señor?” respondió el mayordomo.

“Voy a destruir a Goren. ¡Con mis  talentos, debería desaparecer en cuestión de días!”

“… ¡¿Mi señor?! P-Pero, ¿cómo piensa hacer eso? Dices que lo destruirás… ¿Con eso quieres decir que enviarás soldados para quemarlo y saquearlo?”

“Esa es una opción, pero hacerlo iniciaría la guerra con Tsia. Usa tu cabeza un poco más”.

“Erm. Pero, mi señor. Creo que Goren crece día a día y es solo una sombra de la metrópolis que será en el futuro”.

“¡Es por eso que lo destruiré mientras pueda!”

“Pero eso no es todo. Escuché que el jefe de la ciudad de Goren es una leyenda viviente y no se puede jugar con él”, dijo el mayordomo antes de brindarle los detalles.

Se rumoreaba que rescató a los rangos C de una mazmorra cuando solo era un rango E.

Se rumoreaba que donó cien oros de su propio dinero al presupuesto de Goren.

Se rumoreaba que él era el jefe ideal que se preocupaba mucho por sus subordinados.

Se rumoreaba que era el Papa del Beddhism.

Se rumoreaba que era amigo del archiduque de Tsia y estaba comprometido con su hija.

Se rumoreaba que era cercano al legendario Wataru el héroe, y de hecho era más fuerte que él.

Se rumoreaba que derrotó a un Flame Dragon que apareció en la montaña Tsia.

Se rumoreaba que la propia princesa imperial lo escoltó hasta la capital para recibir un título nobiliario.

Sin embargo, el conde Lodol rechazó todo eso. “¡Tonto! ¡Nadie podría lograr todo eso! Además, ¡alguien capaz de tales cosas no sería un mero jefe de pueblo! ¡Esos rumores están plagados de exageraciones e imposibilidades!”

Quizás algunos de ellos, como el primer rumor, fueran ciertos. Era posible que realmente fuera el jefe ideal. Dado que el Beddhism era una religión nueva, no sería impensable que él fuera el Papa. Incluso la parte de cien oros estaba dentro de lo razonable si era de una familia adinerada.

“¿Pero él, prometido con la hija del archiduque de Tsia? Solo un tonto lo creería”.

Sin duda, simplemente intentó cortejar a la hija del archiduque cuando vino a observar la religión recién descubierta. Sin mencionar que era imposible pensar que derrotó a un Flame Dragon o que era más fuerte que Wataru el héroe. Si cualquiera de las dos fuera cierto, ya habría comenzado a trabajar en la fundación de su propio país, sin perder el tiempo como jefe de una ciudad. Además, habría habido un mayor alboroto en la región si la princesa imperial realmente hubiera venido a escoltarlo a alguna parte.

“¿Hay malos rumores sobre este jefe de la ciudad?”

“S-Sí, mi señor. Dicen que es un furry y un lolicon, que rara vez se lo ve trabajando, que forzó una enorme deuda con Wataru el héroe y que el Gremio de Aventureros lo está vigilando de cerca”.

“¿Ves? ¡Te lo dije! ¡Ni siquiera los rumores son consistentes!”

Era impensable que cualquier persona llevara a un niño inmundo al dormitorio. Rara vez se vería a ningún jefe ideal trabajando. Wataru el Héroe nunca sería amigo de alguien que lo obligara a endeudarse.

“Está resuelto. Ese jefe de la ciudad no es más que un estafador”.

“Pero mi señor, seguramente recuerdas al Dragón que apareció tan recientemente en la montaña Tsia”.

“Imagino que es valor robado de Wataru el Héroe. A lo sumo, agarró un colmillo de algún lugar… un colmillo de Wyvern, y afirmó que él mismo mató al Dragón. Eso es simplemente lo que hacen los estafadores”.

Sus mentiras se extendieron tanto que se encontró incapaz de quedarse en la ciudad, lo que lo llevó a agarrar a una hermosa niña cercana y afirmar que la princesa imperial había venido a buscarlo como excusa para huir. Así concluyó el Conde Lodol, y si ese fuera el caso, la supuesta leyenda viviente de un jefe de ciudad nunca volvería a la ciudad.

“¡Tráeme un mapa!”

“¡Sí señor!” respondió el mayordomo, tomando un pedazo de pergamino de un estante cercano antes de extenderlo sobre la mesa para revelar un mapa de la montaña Tsia y el área circundante, principalmente la tierra gobernada por la Casa Lodol. Era su único mapa con nueva información, que era Goren y las carreteras antes mencionadas.

El conde Lodol se enfrentó a él mientras sostenía una piedra clara. Era una herramienta para raspar el frente del pergamino y quitar el contenido.

“¡Voy a! ¡Destruir! ¡Goren!” gritó, raspando la piedra contra el mapa y eliminando la palabra ‘Goren’.

“…Mi señor. Eliminar el nombre de la ciudad del mapa no la destruirá en realidad”.

“¡Yo sé eso! ¡Esto es solo una metáfora!” rugió, saliva volando de su boca. De hecho, no era tan tonto.

“¿Debo tomar eso  en el sentido de que, después de todo, enviarás soldados…?”

“¡Solo te dije que no! ¡Esto es lo que haré!” Dijo el Conde Lodol antes de escribir Dragg donde había estado el nombre de Goren. Luego extendió la línea de su frontera para mostrar que el lado de la salida del túnel de Pavella también era parte de la ciudad. “¡Esta ciudad de Dragg se convertirá en mía! ¡No tendremos mejor oportunidad que ahora, con el jefe de la ciudad ausente!” declaró con entusiasmo.

“Mi señor, no hay nada en este lado del túnel”, observó el mayordomo señalando con un dedo el lado del túnel de Pavella.

“¡Tonto! ¡No podríamos pasarlo como una ciudad de Pavella si no hubiera nada en este lado del túnel! ”

“Entonces, ¿qué piensas hacer con el espacio?”

“Heheh. ¿No lo puedes ver? ¡Haremos Dragg nosotros mismos! ¡Y pronto absorberemos a Goren, formando la verdadera ciudad de Dragg!”

Y así, nació una nueva ciudad en el lado del túnel opuesto a Goren.

… Para ser claros, esa conversación ocurrió hace unos dos meses. Keima y su grupo acababan de dejar Goren para ir hacia la capital imperial.