Lazy Dungeon Master (NL)

Volumen 12

Capítulo 2: Duelo

Parte 2

# Perspectiva de Keima

El duelo finalmente terminó. Llamé a Maiodore a mi residencia principal para hablar sobre cómo debería explicarle Niku a Cid. Mientras ella estaba allí, también podría preguntarle si ella y Niku todavía estaban comprometidos.

Puede contar conmigo. Le frotaré en la cara cuán cerca de Lady K— ejem,

¡cuán cercanos somos Kuro y yo!” Declaró Maiodore. Entonces, decidí dejar que Maiodore se encargara de las cosas cuando Cid vino a visitar a Goren.

“Dejando eso a un lado, hay algo que debemos discutir, Keima,” continuó. “¿Si? ¿Qué pasa?”

… Lamentablemente para mí, era menos que ella quisiera discutir algo y más que ella quería quejarse en voz alta y a fondo de que no me comuniqué con ella tan pronto como regresamos. Ella vino a Goren cuando Gozou y los demás pasaron por Tsia, pero al llegar aquí se dio cuenta de que podría haberse reunido con Niku mucho antes, y realmente me hizo entender lo enojada que estaba por eso. Quiero decir… ¿Justo?

“¡No estoy hecho de tiempo libre! ¡Estoy ocupada con mis propios estudios y dirigiendo a los tutores enviados por la Compañía Dyne en el orfanato! ¡Y es por eso! ¡El tiempo que paso con Kuro es muy, muy, muy, MUY!

¡PRECIOSO! ¡PARA MI!”

“Uhhh… Cierto.”

“¡¿ME ESTÁS ESCUCHANDO?!”

Ay. ¿Alguna vez ha tenido un chillido loli en tu oído? Déjame decirte: duele mucho.

De todos modos, fue solo más tarde, después de que ella se fue, que me di cuenta de que me olvidé de preguntarle cómo debía explicarle todo al Cid, pero, bueno, probablemente podría contar con Maiodore para resolver todo eso. Cuanto menos tuviera que involucrarme en ese lío, mejor.

Y así, varios días después, Cid llegó a Goren como había anunciado de antemano. Llevaba ropa normal de ciudadano, pero su cabello y todo lo demás estaban tan limpios que cualquiera podría decir que era un noble. Su guardia parecía un aventurero normal, al menos, así que no despertaron sospechas.

“Hola, Lady Kuroinu, Sir Keima. Vengo de visita”.

“…Seguro. Gracias por venir” —dije, dándole la bienvenida a Cid al salón de mi residencia principal. Seguí adelante e hice que Niku fuera a buscar a Maiodore.

“… Ya sabes, me di cuenta de que ni tú ni el Conde Lodol hablan con acento de Pavella. Tengo a mucha gente de Pavella en mi ciudad y pensé que todos hablaban así”.

“Ah, sí. Sigo los caminos del imperio central. Aunque se conoce como el acento de Pavella, los nobles no lo tienen, y en nuestra región se lo conoce como el dialecto de los plebeyos”.

“Tiene sentido”, respondí. Aparentemente, sus guardias hablaban con acento de Pavella para hacerse pasar por verdaderos aventureros.

No pasó mucho tiempo antes de que Niku regresara con Maiodore.

“Es un placer volver a verte, Lord Cidolfus Pavella,” dijo Maiodore mientras hacía una reverencia. Eh, supongo que Cid es solo un apodo.

“Saludos. Encantado de verte también, Mai… Ejem, Lady Maiodore. No dudes en llamarme Cid. Es tedioso decir mi nombre completo, lo sé”.

“Oh, no, no, nunca podría dirigirme a un hombre con el que ni siquiera estoy comprometido con tanta  indiferencia. Seguro que lo comprende, lord Cidolfus.”

“Sí, pero también somos amigos de la infancia… Me entristece oírte decir eso”.

“Hmmm. Bueno, Lady Kuro… ejem, Kuro. ¿Qué piensas? ¿Debería dirigirme a un hombre con  el que no estoy comprometido con tanta indiferencia? ¿Considerarías eso una vergüenza?” Preguntó Maiodore, mirando a Niku.

“… Creo que los nombres más cortos son más convenientes”.

“Ante la insistencia de Kuro, me dignaré acortar su nombre, Lord Cid. Y como de hecho somos amigos de la infancia, puedes  llamarme Mai también. Pero estoy  comprometido con otra persona, así que tenga cuidado de no dirigirse a mí sin un título”.

“Muy bien, Lady Mai.”

Esa conversación se sintió un poco por encima de mí, pero sonaba como si hubieran arreglado las cosas por su cuenta. Perfecto.

—Bueno —interrumpí—, recuerdo que querías que alguien te guiara por la ciudad, Lord Cid. Y creo que tengo a la persona perfecta para el trabajo.

¿Cuidarías de él por mí, Lady Mai?”

“Sí, puedes contar conmigo. ¿Nos vamos, Kuro? Y tú también, Lord Cid.” “¡S-sí, por supuesto! Gracias por venir con nosotros, Lady Kuroinu”.

“Bueno. Adiós por ahora, Maestro”. Niku me hizo una pequeña reverencia, luego se fue con Maiodore para guiar a Cid por la ciudad.

… Debería hacer unas hamburguesas para dárselas después.

***

# Perspectiva de Maiodore

A petición de Keima, Maiodore estaba guiando a Cid por Goren. Su compromiso solo se había considerado cuando se formó el túnel a través de la montaña Tsia, y sus familias estaban lo suficientemente cerca como para que fuera difícil rechazar la proposición sin una buena razón para ello. Pero el Reino Santo estaba cerca de Pavella, y debido a su influencia, el ducado costero tenía una población algo perjudicial hacia los beastkin, lo que hizo que Bonodore, el archiduque de Tsia, dudara en enviar a su hija aviar para casarse.

Dicho esto, Maiodore sabía que el propio Cid no tenía ningún prejuicio contra los beastkin en lo más mínimo. Habían jugado juntos en la capital imperial cuando eran niños. No tuvo ningún problema en guiarlo por la ciudad. De hecho, era como si estuviera saliendo a caminar con un niño vecino.

“Ahora bien, Lord Cid. Te daré un recorrido por Goren. Por favor sígame.” “En efecto. Gracias, Lady Mai”.

Maiodore tomó la delantera, tomando de la mano a Niku y guiando a Cid. Por cierto, ella estaba envolviendo sus dedos alrededor de los de Niku mientras se tomaban de la mano, convirtiéndolo en lo que comúnmente se conocía como el “Apretón de manos del amante”, una señal difícil de pasar por alto de que estaban cerca. El plan de Maiodore era empujar su estrecha relación a la cara de Cid lo antes posible, y su éxito estaba tan asegurado que Maiodore se rio para sí misma en confianza. Después de todo, se había puesto manos a la obra y había demostrado con qué naturalidad llamaba a Lady Kuroinu simplemente “Kuro”. Su plan comenzó con un poderoso combo de dos golpes.

“L-Lady Kuroinu. Veo que no estás usando tu ropa de antes”. “Correcto. Ese es el uniforme de la posada”.

“Oh ya veo. Hm. Te quedaba muy bien”.

No obstante, Cid estaba hablando con Niku casualmente. O, bueno, tal vez sus mejillas estaban demasiado rojas para llamarlo “casualmente”.

“Entonces, Lady Kuroinu, ¿adónde me guiará primero?” “… ¿A dónde vamos, Mai?”

“Déjame ver… ¿A dónde te gustaría ir, Lord Cid?”

Ninguno de ellos había pensado tan lejos, sin embargo, por lo que sus preguntas formaron un círculo. Cid se puso a pensar.

“Me gustaría ver las tiendas primero, creo. He oído hablar mucho de los puestos de Goren Beet”.

“No Goren Beets, Golem Beets. Y puedo decir que prefiero las Dragon Beets a ellas”, dijo Maiodore, corrigiendo el error de Cid. Sin embargo…

“¿Hm? Escuché que se llamaban Goren Beets como una fusión de Golems y Goren. ¿No has oído hablar de ellos?”

“… No, no lo he hecho”.

“Esta es la primera vez que escucho ese nombre”, agregó Niku.

Ni ella ni Maiodore lo habían oído antes, pero los comerciantes con los que había hablado Cid definitivamente habían hablado de Goren Beets.

“Eso es sorprendente. Pensar que no se llamaban Goren Beets a pesar de haber sido fundado en Goren.”

“A veces se cometen errores”, observó Maiodore.

“Hablando de eso, he escuchado a algunas personas decir que rara vez mencionan el nombre de la ciudad que se olvidan por completo de que es Goren”, agregó Niku.

“¡Eso es ridículo!” tanto Maiodore como Cid dijeron al mismo tiempo. Niku, por supuesto, se refería a Keima. Aunque estaba tratando de usar más el nombre y recordarlo ahora que había una ciudad vecina.

En cualquier caso, el grupo fue a la tienda de Dyne a pedido de Cid.

“Esta es la Compañía Dyne. Es la tienda más grande de Goren y puedes comprar casi cualquier cosa aquí”, explicó Maiodore.

“Fascinante. Veo que no son solo las necesidades diarias, sino también productos destinados a los aventureros”, dijo Cid mientras tomaba una poción y la sostenía hacia el sol para que la luz brille a través de ella. “El color es consistente sin una pizca de impureza. Veo que aquí venden productos de alta calidad”.

“¿Es así como te parece?”

“Si. Hay algunas excepciones, pero en general la calidad de una poción se refleja en la profundidad de su color. Un color sólido como este producirá una curación de calidad… Dicho esto, supongo que no necesito explicarle algo como esto a una aventurera de su calibre, Lady Kuroinu”.

“Oh no. Esta es la primera vez que escucho eso. Nunca antes había usado una poción”.

“¿Qué? ¿En serio?”

Era difícil de creer que un luchador de primera línea como Niku pudiera haber sobrevivido sin usar pociones. Para un aventurero normal, eso solo significaría no curar las heridas que recibió en la batalla, pero el cuerpo de Niku parecía libre de cualquier marca que pudiera considerarse cicatrices o heridas.

“Cuando me lastimo, el Maestro lanza {Healing} por mí”. “Ya veo. Olvidé que Keima también era sacerdote”.

“Cierto. Lo usó el otro día cuando una espada de madera me astilló”.

Cid lo consideró un poco sobreprotector. Aunque era miembro del grupo de leyendas que derrotó a un dragón, Niku Kuroinu seguía siendo una esclava. O en realidad, considerando que era lo suficientemente poderosa como para unirse a un grupo así, era impensable que alguien se saliera de su camino y le lanzara Magia de Restauración sobre una herida tan pequeña.

Pero los pensamientos de Cid fueron interrumpidos por Maiodore llamándolo y susurrándole al oído. “Kuro es, en verdad, la hija de Keima”.

“¡Ah…!”

Todo se juntó a la vez. Ambos tenían cabello negro y ojos oscuros, después de todo. Si su madre fuera una bestia de piel oscura, todo encajaría en su lugar. Keima parecía un poco joven para tener una hija tan mayor, pero no era raro que las apariencias engañaran.

“E-En ese caso, ¿por qué Lady Kuroinu tiene un collar de esclavo?”

“Nadie lo sabe. Pero incluso Keima le dio su nombre. Debe haber circunstancias profundas en el trabajo… Tenga cuidado de no contarle esto a nadie, ¿entiende?” —Dijo Maiodore, y Cid asintió.

Luego fueron a un puesto de Golem Beet, o más bien a un puesto de Goren Beet.

“Un dradragolgol, por favor.”

“¡Lo tienes, señorita! ¡Sale un dradragolgol!”

Maiodore ordenó y pagó su comida sin problemas, teniendo mucha experiencia en hacerlo. Un dradragolgol era la jerga para un conjunto de dos Dragon Beets y dos Golem Beets.

“Lady Mai, podría pagar por esto”.

“No hay necesidad. Te trataré hoy. Puede que no lo parezca, pero estoy ganando mi propio dinero”.

“¿Oh? ¿La familia Tsia ha iniciado un negocio?”

“Lo hemos hecho, pero me refiero al hecho de que Kuro y yo trabajamos juntas como aventureras,” respondió Maiodore, haciendo que Cid mirara a Niku. “Dicho esto… Solo estamos haciendo misiones que generan una pequeña cantidad de dinero”.

“Ya veo. Aun así, es impresionante y admirable que trabajes por tu propio dinero desde tan joven. Imagino que estarás a salvo con Lady Kuroinu a tu lado”.

“Pero por supuesto. Por cierto, tenemos un miembro más en nuestro grupo”, dijo Maiodore justo cuando se terminaron las beets. Niku fue a buscarlos.

“Mai. Aquí.”

“Gracias, Kuro. Ahaha. Las Dragon Beets siempre saben mejor cuando me las das”.

“Aquí, Cid.”

“Gracias”, dijo Cid antes de tomar el Golem Beet y darle un mordisco. Niku también se adelantó y le dio uno al guardia de Cid, que Maiodore observó con una sonrisa.

En efecto. Por eso Maiodore había ordenado cuatro. Era una técnica de alto nivel que mostraba que ella y Niku compartían las mismas ideas sin siquiera tener que comunicarlas. Todo para empujar en la cara de Cid lo mucho que…

“¡Increíble! ¡Estos ciertamente saben mejor gracias a que Lady Kuroinu los entregó!”

“¿No es porque están recién horneados?”

… A pesar de todo, Cid no le prestó atención y le habló a Niku con una sonrisa. Grrr. Supongo que estoy siendo demasiado sutil… pensó Maiodore para sí misma, refunfuñando, pero también encontrando que la forma en que su prometida se estaba tomando el pelo era linda. Se sentía como si hubiera dominado el arte de comer como un lindo conejo, en el que ya había sido excelente antes.