Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 4

Capítulo 1: Y El Chico…….

Parte 5

 

 

—Hey, uh… ¿Señorita Aiz? ¡Hay algo de lo que quiero hablar con usted!

Estaban en el cuarto día de su entrenamiento, después de haber completado una práctica bastante extenuante en la cima de las murallas de la ciudad.


Fue un poco antes del amanecer — su tiempo decidido para guardar las cosas — cuando Bell se acercó a Aiz, con una cara considerablemente roja y aturdida.

—Es, uh, bueno… mañana, mi apoyo no será capaz de ir a al calabozo mañana debido a problemas con su alojamiento, así que, uh… Estaba pensando que, uh… bueno… yo estaba pensando que… que tal vez mañana podríamos… En vez de sólo por la mañana…

—… ¿Entrenar… todo el día?; Aiz termino por él.

— ¡S-Sí!; Bell tartamudeo con cabeceos bulliciosos de su cabeza.

Aiz deslizo su espada de nuevo a su funda antes de dejar que su mirada viajara hacia el cielo y en silencio lo contemplo.


Se suponía que iba a estar entrenando con Lefiya entonces… pero Lefiya y Aiz eran parte de la misma familia. Podían reunirse cuando ellas quisieran.

Pero, para ser sincera, Aiz quería pasar más tiempo con Bell para mejorar sus habilidades de combate.

El poco tiempo que tenían ante el salir de sol no era suficiente. Era por eso que, dio una disculpa silenciosa a Lefiya, Aiz acepto.

—Muy bien.

Esa fue la historia que Aiz personalmente retransmitió a Lefiya, con una disculpa incluida, y que fue también la razón por la que la elfa no pudo entrenar con ella hoy.

Quedaban tres días hasta la expedición.


Se suponía que era el cuarto día de entrenamiento de Lefiya, ya que estaba un día detrás de Bell.

Pero esa mañana ella se encontraba caminando abatida por la concurrida calle principal con un humor tremendamente malo.

Sus ojos azules se sentaban casi por completo en sus órbitas, y sus rasgos de elfos normalmente elegantes exudaban una especie de animosidad silenciosa. De los Demi- humanos que pasaban en la calle, todo el mundo evito sus ojos.

Ella apretó su querido bastón con fuerza en su pecho, el resentimiento saturaba su propio ser.

—Él ni siquiera es parte de nuestra familia… él ni siquiera es parte de nuestra familia… ¡Él Ni siquiera es parte de nuestra familia…!

¡Vergonzoso! ¡Desvergonzado! ¡No lo puedo creer!

Cada lágrima ahogada y murmuro bajo su aliento se dirigió a ese muchacho.

La insolencia de regatear por un día completo a la princesa de la espada solo para él. Ella podía sentir la rabia que se acumulaba dentro de ella sólo pensado en ello. Incapaz de levantar una objeción a Aiz, la culpa de Lefiya estaba, en vez, siendo lanzada hacia el muchacho con varias maldiciones. ¿Es realmente un absoluto imbécil?

El camino que ella seguía a lo largo de la calle estaba en el norte de la calle principal, no lejos de la casa de su familia.

Estaba de camino al Calabozo para hacer un poco de entrenamiento por su cuenta— ¿Qué otra opción tenía? El cielo celeste se extendía odiosamente por encima de ella, brillando bajo los adoquines bulliciosos.

  • ¿—Viridis?

Esto golpeó las orejas al igual que su visión se había oscurecido prácticamente con rabia. El sonido de su apellido.

  • ¿Hmm?; Ella se dio la vuelta para encontrar a una joven elfa de pie unos pasos detrás de Tenía el cabello largo y negro que recordaba a una doncella de santuario, y sus ojos brillaban como un par de rubíes escarlata.

El equipo de batalla blanco como la nieve envolvió su esbelta figura hasta el cuello, rematada con una capa corta. A su lado, un Dios de pelo dorado espero pacientemente.


La vista de ese hecho hizo que Lefiya se detuviera brevemente por sorpresa.

La chica de blanco, Filvis, llevaba una mirada sorprendida propia de ella.

Una espadachín mágica de nivel 3 y el capitán de la Familia Dionysus, ella había luchado junto a Lefiya y los otros en la primera línea durante el incidente en el piso 24 hace unos días.

Este encuentro casual los llevo a parar. Mientras los transeúntes los empujaban por los lados, el Dios rubio–el mismo Dionysus– abrió su boca para hablar.

— ¿Esta es la colega de la que hablabas, Filvis? ¿Mil elfos?

—S-Sí, es ella.

Lefiya estaba clavada en el lugar. Esta fue la primera vez que conoció al dios de la Familia Dionysus en carne y hueso, y se encontró perdida en cuanto a cómo reaccionar.

Dionysus, sin embargo, sólo sonrió, examinándola con sus ojos de cristal.

—He oído hablar mucho de usted por parte de Filvis. ¿Te interesaría una taza de té? Estuve esperando el momento para mostrar mi agradecimiento.

Los tres hicieron su camino a un bullicioso café al aire libre en una pequeña esquina al Norte de la Calle Principal. Desde su mesa redonda frente a la carretera, ellos estaban rodeados por todos lados por los sonidos de pasos ocupados y voces vivas.

—Es de mi entendimiento que usted cuido de Filvis en el piso 24. Me gustaría ofrecerla mi máxima gratitud. Si no fuera por ti, podría haberla perdido, y por eso, estoy en deuda con usted, Lefiya Viridis.

—N-No es nada en realidad. He perdido la cuenta del número de veces que Filvis me ha salvado…

Lefiya se sintió terriblemente obligada ante las palabras de alabanza de Dionysus.

Dionysus había pedido tres tartas de frutas y té. El olor dulce de los pasteles mezclado con bayas rojas y azules frescas era suficiente para hacer que se le haga agua la boca a Lefiya.

—Loki seguramente retorcería mi cuello si ella oye de qué manera te agradecí; El dios de pelo dorado bromeo con algo extraño.

La impresión de Lefiya reflejaba que él era un Dios muy refinado y sociable.

Al mismo tiempo, había algo inescrutable en él. De hecho, con sus ojos de cristal parecían capaz de mirar directamente a través de su alma. Él era una clase de todo conocimiento, presencia piadosa siempre, y ella podría ver porque él había ofrecido su evaluación irritable de Loki como “una deidad astuta”.

Filvis se sentó en silencio mientras los dos conversaban, habiéndose visto obligada a acompañarlos. Ella no había tocado su té o las tartas y simplemente miró hacia adelante y atrás entre Lefiya y Dionysus.

—… Creo que tengo una comprensión solida de lo que paso allí abajo en este punto, pero estoy interesado en escuchar más de las otras personas que participaron. ¿Cómo te sientes acerca de los acontecimientos ocurridos en el piso 24?

Sus cumplidos terminaron, el rostro de Dionysus se endureció.

Instintivamente corrigiendo su postura, Lefiya tomó unos segundos para pensar su respuesta. A pesar que era verdad de que Loki pensaba del Dios como nada más que un parasito, los dos habían estado comparando notas cada vez más a menudo desde la monsterphilia—o así había oído ella. No había manera de que Dionysus no se hubiera reunido con Loki con respecto a los eventos recientes en el calabozo.

Por lo tanto, no habría ningún daño en hablar con él. Después de juzgar eso, Lefiya retransmitió su opinión como testigo de primera mano.

— —Piedras mágicas dentro de seres ¿Ni siquiera los dioses saben nada? ¿Un orbe cristalino que puede hacer mutar monstruos? Todo ese asunto… Sólo pensar en ello hace que me duela la cabeza.

Dionysus escuchó a Lefiya en silencio antes de llevar su frente hacia la palma de su mano con un fuerte suspiro.

Mientras Filvis miraba, esos ojos vidriosos de él se cruzaron con las de Lefiya.

—Gracias a la información que usted y los otros trajeron, hemos avanzado en identificar la verdadera identidad de nuestro enemigo. Un tercer poder vinculado a los remanentes de The Evils, el ser referido como “Ella” por Olivas Act… Lefiya Viridis, debo decirle —el sentido de peligro inminente que siento es demasiado real; Él continuo, con la cara endurecida tratando de suprimir sus sentimientos.  —Casi como si la misma paz de esta ciudad en si misma fuera devorada silenciosamente de adentro hacia afuera…

Lefiya había oído de Filvis que un miembro de la familia Dionysus había sido asesinado antes de la monsterphilia. Recordando esto, ella escuchó tranquilamente cada palabra de Dionysus.

—Aunque la mayor responsabilidad puede terminar cayendo en la familia Loki, también nos gustaría hacer todo lo posible. Usted puede venir a nosotros cuando lo necesite.

—Gra-gracias, muchas gracias; Lefiya evito su mirada en respuesta a la oferta del Dios. Los sonidos de la bulliciosa calle los envolvió durante el lapso entre sus palabras.

—Pensando en ello, ¿Cómo van los preparativos para tu expedición? He oído que muchos de ustedes estarán en camino a las profundidades en poco tiempo; Dijo Dionysus alegremente, en perfecto contraste con su tema anterior mientras llevaba el té a sus labios. Él estaba recibiendo las miradas furtivas de las clientes femeninas a su alrededor.

Había algo extraño en su sonrisa — una máscara dulce y enfermiza — que ponía a Lefiya en el borde. Ella respondió con cuidado, deliberadamente dejando los detalles más finos de su familia.

—Las cosas están progresando según el plan. Nos iremos en tres días.

—Tres días…; Dionysus murmuro con una débil sonrisa. —Filvis ha estado preocupada, sabes. Sobre usted y la expedición.

Lefiya y Filvis se vieron sorprendidas de repente.

—Ella ha estado hablando de usted constantemente desde el incidente en el piso 24. Más de lo que habla de sí misma, incluso.

— ¡Ma-Maestro Dionysus!; La elfo en cuestión se levantó de su silla, causando que los ojos de Lefiya se ensancharan en shock. Con su voz atrapada en su garganta, las mejillas normalmente blancas de Filvis se ruborizaron de un color rosa, y sus ojos vagaron por todas partes excepto en Lefiya.

—Esta es la primera vez que la veo dejar que alguien le afecte así en bastante tiempo. Me imagino que eres el tipo de persona que recoge gatos ¿No?

Um… ¿Qué es exactamente lo que quiere decir con eso…?

Ante la mirada perpleja de Lefiya, los labios de Dionysus se crisparon hacia arriba en una mueca atrevida que se ajustaba a un Dios.

—Cuando FIlvis se unió por primera vez a la familia, su irritación fue positivamente desagradable. Tanto que no dejaría que nadie se le acercara. Parecido a un gato.





—Yo no estoy… segura de entender lo que está diciendo. ¿Qué tiene que ver eso con la situación actual?

Dionysus parecía estar disfrutando a fondo, sus hombros temblaban de alegría. La manera en que ignoro las apelaciones de Filvis al revelar su pasado dio la impresión de un niño travieso.

Incluso Lefiya no pudo evitar reírse ante el pánico de Filvis.

Tratar con ella podría suprimir sus emociones, ella simplemente no podía mantenerlo juntos bajo las miradas de los otros dos.

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Su cara ya estaba radiante de un color rojo brillante.

Yo¿Podría preguntar cuáles son sus planes para hoy?; Dionysus pregunto gentilmente, su mirada se postro sobre las dos

Yo¿Hoy? Yo, uh… estaba planeado ir al calabozo para un poco de entrenamiento mágico.

—Ya veo…; Dionysus trajo una mano a su delgada barbilla. —Si no sería mucho problema ¿Tal vez podría llevarse a Filvis con usted?

Lefiya y Filvis fueron tomadas por sorpresa una vez más.

Yo¿Qué te parece?

YoS-Supongo que estaría… bien…; murmuró

Yo¡Espere un minuto, Lord Dionysus!

Pero aun cuando filvis planteo una objeción al consentimiento provisional de Lefiya, Dionysus la interrumpió con una certeza propia.

—No te preocupes por mí. Ve a ayudar.

—P-Pero yo…

—No dejes que te detenga en fortalecer un vínculo con una de las personas de Loki. De hecho, ya he hecho saber que usted debe hacer todo lo que esté en su poder para cooperar con ellos. No irías en contra de la voluntad de tu Dios, ¿verdad?

Cortando las protestas aturdidas de Filvis con una sola sonrisa, él volteó la mirada hacia Lefiya.

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—Lefiya Viridis, si no es mucho pedir, espero que tú y Filvis se lleven bien. Hay una pequeña grieta entre ella y los otros en nuestra familia; Con una pizca de amor paternal en sus ojos, él agregó: —Me encantaría verla sonreír de nuevo.

—Si me disculpa; Él dijo esto antes de salir de la cafetería y desaparecer en la multitud. Las dos chicas elficas se quedaron solas en la mesa.

Sus ojos se encontraron. Los labios de Filvis se abrieron en resignación.

—Sí… Si realmente no hay demasiado problema, me uniré a ti; Dijo ella, con la cara roja y evitando sus ojos.

—…. Muy bien. Vamos; Lefiya podía sentir como su propia cara se calentaba de la vergüenza de Filvis. Ella rompió con una dulce sonrisa.

Después de separarse de las elfas, Dionysus camino en silencio desde la concurrida calle hasta un pequeño callejón situado perfectamente en la grieta entre dos edificios.

El estrecho corredor era tenue en comparación con el brillo anterior de la calle principal. Y por un momento, hubo silencio. Entonces…

—Que adorable relación tienen esas dos.

La burla, la provocativa voz de uno de sus compañeros dioses vino delante de él.

—¿Necesitas algo, Hermes?

Dionysus respondió indistintamente, casi como si ya hubiera sido alertado de la presencia del otro.

El dueño de la voz surgió de las sombras para acercarse a él.

Un conjunto de traje ligero para viajar adornaba su figura, y sus ojos anaranjados complementaron su cabello color mandarina.

El sutil caballero con los ojos tan afilados como una flecha levantó el borde de su sombrero alado y le dio una sonrisa.

— ¿Cómo estas, Dionysus?

Los ojos de Dionysus se entrecerraron ante el Dios que sonreía mientras su máscara en forma de sonrisa se enfocaba.

Había sido la mirada de Hermes en su espalda que le llevo a apartar a Filvis. Una chica honesta como ella sólo se interpondría en el camino mientras trataba de engatusar las verdaderas intenciones del Dios.

No podías bajar la guardia alrededor de Hermes.

Él había llegado a heredar una especie de astucia entre los otros dioses, y no tenía reparos en lidiar con todo tipo de clientes — un hecho que era particularmente evidente en este momento.

La sonrisa de Hermes se profundizó, la penumbra del callejón a su espalda coronó su cabeza.

—Yo solo quería hablar. Estas libre en este momento, ¿no?

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— ¿Así que me acosas en un callejón? Un buen lugar para una pequeña charla ordinaria.

—Ya, ya, no hay necesidad de estar en guardia; Hermes levanto las manos para indicar que es inofensivo.

Dionysus suspiró. Todo sobre el Dios demasiado teatral era sospechoso.

—No me digas que ahora eres el perrito de Uranos. ¿Terminaste con Zeus? No puedes esperar que no me haya dado cuenta que tú y ese viejo fósil confabulan juntos.

—Estas muy equivocado, te lo aseguro. Sólo soy el intermediario.

—¡Oh, Dame un descanso! No confió en ninguno de los dos; replico Dionysus, considerablemente más severo de lo normal.

Hermes alzo sus hombros.

—Empecemos con la Monsterphillia, ¿hmm? ¿Qué es exactamente lo que Uranos y los otros esconden? Si estas decidido a ganar mi confianza, es mejor empezar a hablar.

—¿Esconder? ¿Qué podrían estar escondiendo? Y si lo están, yo sería el primero en la línea para querer saberlo; Hermes respondió alegremente, su sonrisa nunca dudó.

—Entonces no tenemos nada de qué hablar.

Dionysus termino con un fulgor frio y giro sobre sus talones.

—¡Wow, Wow, Wooooooooooooow! Detente por un momento y solo escúchame, ¿Sí, Dionysus?; Hermes se lanzó hacia adelante para detener a Dionysus en su camino, y luego suavemente envolvió su brazo alrededor del hombro del otro Dios. El acerco su rostro con la

—Perdí a mis niños en el piso 24. ¡Soy tanto una víctima como tú! Si realmente ocurre algo en Orario… entonces puedes apostar que haré todo lo que este en mi poder para averiguarlo.

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—…

—Ahora. Como dioses compañeros de los cielos, vas a tolerar un poco de charla ociosa por mí ¿No?; Los ojos anaranjados de Hermes se estrecharon ligeramente al mirar hacia los claros ojos de Dionysus. Su voz bajo a apenas un susurro. —De hecho, he preparado un poco de vino de uva solo para la ocasión. ¿Quién sabe…? Tal vez mis propios labios se aflojan después de un poco de bebida sabrosa.

—… Soy muy particular acerca de mi vino de uva, sabes. Ambas bocas se levantaron en forma de media luna idénticas.

—… Ja-Ja-Ja-Ja-Ja-Ja.

—… Je-je-je-je.

Los dos dioses intercambiaron las risas más oscuras que las sombras en el callejón.

Luego se despegaron por el camino, con sus brazos agarrándose el uno al otro, antes de desaparecer en la penumbra.

—Hablando de siniestro…

Un murmullo podía ser escuchado por encima de las dos deidades.

Una figura femenina se puso de cuclillas encima de los edificios sobre el callejón — la ladrona Chienthrope y miembro de la familia Hermes, Lulune.

Al lado de la chica, quien tiene una cola de perro colgado con evidente agotamiento, estaba una belleza con el pelo Azul agua que enmarcaba sus gafas de plata.

Los bordes de la capa blanca de Asfi al Andrómeda revoloteaban en la brisa.

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Ella no sólo era la líder de Lulune sino también el miembro más mundano de toda la familia Hermes.

Atestiguando el casi siniestro asunto que había tenido lugar debajo de ellos un momento antes, ella sólo podía ofrecer un suspiro.

—Sus corazones son tan negros como puedes ver… Vamos, asfi. ¿No podemos simplemente ir a casa?

—… No. Continuemos; Asfi respondió a la súplica de su colega con una caída cansada de sus párpados. Ella empujó sus anteojos por el puente de su nariz.

Entonces las dos chicas encargadas de vigilar a su Dios sigilosamente siguieron los pasos de Hermes y Dionysus.

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