Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 4

Capítulo 1: Y El Chico…….

Parte 3

 

 

Sus palabras deben haber golpeado en el blanco, ya que la tendencia de Bell a saltar hacia adelante temerariamente había desaparecido.

Ver la diferencia que sus palabras habían hecho le dio a Aiz una maravillosa sensación de logro como maestro.





L-Lo hice.

Ser alguien tan normalmente malo con las palabras sólo reforzó su satisfacción; La pequeña Aiz en su interior levantó las dos manos en señal de triunfo.

Su alegría era tan grande, de hecho, que de repente, sin previo aviso, le dio con todo lo que tenía.

Su funda se empezó a volver borrosa, cada corte más rápido que el siguiente.

—¡¡Nngh!!

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—Ah.

Su funda chocó con el lado de la cabeza de Bell, y con un grito estrangulado se desplomó en la piedra dura. Hubo un fuerte ruido.

Y ahora el chico estaba tendido en el suelo, con su cuerpo inmóvil. Ella lo había noqueado.

—N-No otra vez…; Aiz murmuro antes de caminar a su lado.

Esto fue lo que paso tan pronto ella se descuidó. Parecería como alguien con cero experiencias en docencia. Después de todo, no podía ajustar la fuerza de sus ataques adecuadamente.

Calmándose a sí misma, ella coloco una rodilla aun lado de Bell, todavía tendido bocabajo.

Ella se acercó, totalmente preparada para tomarlo en sus brazos en un acto de valentía galante.

Hasta que—

Se dio cuento en un principio…

—Esto se siente…

Se desmayó en su regazo. Con los ojos cerrados como si estuvieran durmiendo. Aiz de repente tuvo la fuerte sensación de que esto había sucedido antes.

No más de una semana antes, en el quinto piso del calabozo, después de caer por un ataque de mente cero, él había quedado desmayado justo así.

Eso es correcto — ¡la situación era casi exactamente la misma que cuando ella había hecho como Riveria dijo y puso su cabeza en su regazo, sólo para que cuando despertara saliera corriendo a velocidad máxima!

Con lo cual ella se había puesto un rostro de color rojo brillante y criticada fuertemente por Riveria.

¿Qué era lo que le había dicho la elegante y alta elfa? “¡Los hombres suelen adorar este tipo de cosas! ¡Es probable que lo estabas haciendo mal!’’ Bien podría haber sucedido ayer, la forma de ese recuerdo se grabó en la parte posterior de su mente.

Por supuesto, Riveria sólo había estado jugándole una broma, luchando para mantener una sonrisa todo el tiempo. Aiz, por otra parte, había tomado sus palabras como un evangelio.

Gulp/sfx: tragar saliva.

Con su cuerpo temblando ligeramente, ella se desplazó hacia Bell.

No podía terminar las cosas aquí. ¡Cuidado, Riveria! ¡Cuidado, conejo blanco! Era hora de que su espíritu inflexible e indomable brille. Su venganza estaba cerca.

Fallar no era una opción. Esta vez no.

Con mucho cuidado, Aiz tomo la cabeza de Bell y la colocó encima de sus muslos.

—Mmhm…; Bell murmuró. Ese mismo peso y presión.

Mientras se arrodillaba con la cabeza de Bell en su regazo, la vergüenza completamente desacostumbrada a de ella se borró, y un toque de color rosa le ilumino sus mejillas.

Mientras tanto, el cielo del este en completo silencio se hizo más y más brillante.

La noche paso a la mañana, y el horizonte mostraba los más hermosos colores de cuento de hadas, con la luz envolviéndose alrededor de los hombros de Aiz mientras acariciaba suavemente la frente y las mejillas de Bell.

Había algo tan inocente en ese rostro dormido, y le trajo una pequeña sonrisa a los labios. Realmente se sentía como si su corazón se hubiera dado una buna limpieza.

¿Fue así como sus padres se sentían cuando la ponían en su cama hace tantos años?

Ella pasó sus dedos a través de su suave pelo blanco, dejando que sus latidos del corazón la guiaran en un relajante sentido de calma.

Olvidando la razón por la cual los dos estaban arriba en las murallas de la ciudad en primer lugar, con la cabeza de Bell en su regazo, ella se dejó disfrutar del momento a su contento corazón.

—Mmn…; Bell murmuró de nuevo, justo antes de que sus parpados revolotearan.


Aiz dio un grito ahogado, congelándose momentáneamente antes de arrojar las manos detrás de la espalda.

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Y luego espero, su rostro no revelaba nada de su desorden interior.

Ella contuvo la respiración a medida que los ojos de Bell se abrían poco a poco—-

— ¡W-waaaah!

Tan pronto como se dio cuenta de la situación, Bell saltó de su regazo con un grito. Los hombros de Aiz se inclinaban mientras ella lo miraba hundirse lejos.

¿Soy realmente tan mala en esto como Riveria dijo…?

Por otro lado, Bell no le presto ninguna atención a Aiz y no paró de correr hasta que llego a una esquina lejana, con la cara enrojecida y la espalda contra un parapeto.

— ¿Po-Por qué una almohada de regazo?

Pero todo lo que Aiz podía pensar en respuesta a la vigorosa y energética pregunta de Bell era lo horrible que debía ser.

Ella no podía decirle que estaba amargada de perder ante Riveria y que incluso había querido que le diera una puntuación.

Algo profundo dentro de su pecho resonó con un gemido débil.

—Pensé que talvez… eso te ayudaría a recuperarte…. Más rápido…

Incapaz de mirar incluso en su dirección general, ella lucho para tirar esa excusa. Su respuesta se encontró con una mirada suspicazmente sospechosa de Bell.

—… Lo siento; Ella lanzó una humilde disculpa, con la cabeza caída.

Aiz confesó la mentira que le había dicho, aún arrodillada sobre la piedra.

—En realidad… yo solo quería hacerlo para ti…

Después de escuchar sus verdaderas intenciones, Bell pasó a tener una cara color rojo brillante.

— ¡Ella no sabe lo que está diciendo… ella no sabe lo que está diciendo… ella no sabe lo que está diciendo!

Aiz era el tipo de persona que no podía evitar malinterpretar las cosas, pero lo que ella dijo sacudió por completo a Bell y lo rompió. Una y otra vez él repitió algo a sí mismo, con ambas manos acunando su cabeza.

Aiz ladeaba su cabeza hacia un lado mientras miraba la lucha de Bell con oleadas de agitación emocional, advirtiéndose a sí mismo para malinterpretarla.

Al ver su extraño comportamiento, Aiz pregunto tentativamente: —¿Después de todo… no te gusto, cierto?

—¿¡Ehhhh!?

La cabeza de Bell exploto.

Lo siguiente que sabía, su cara ya enrojecida se hizo aún más oscura mientras sus manos hacían una negación frenética.

—¡No lo odio en absoluto! ¿De hecho es más como un beneficio lateral? ¡Q-Quiero decir, no! ¡No, eso no es lo que quise decir! ¡Olvídalo! ¡Quiero decir, lo disfruté, pero —espera, no quise decir eso de una manera extraña…!

Él se sacudió una cosa tras otra, incapaz de comunicar sus pensamientos mientras su rostro se volvía más rojo que una manzana.

—Entonces… ¿Me dejas intentarlo de nuevo?

—Más que dejarte, quiero que lo hagas, pero… es sólo que, ya sabes, seria vergonzoso y patético… Quiero decir, es realmente algo que haces cuando alguien se desmayó y no hay otra opción, ¡¿Verdad –?!

—Entonces… mientras sólo lo haga cuando estás inconsciente, está bien, ¿Verdad?

— ¿Eh?

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Aiz se puso de pie con un movimiento rápido, preparando su funda. Sus ojos dorados se postraron en Bell con un intenso deseo.

El espíritu de Aiz no estaba en la voluntad de ceder a la evaluación de Riveria, pero más importante, un deseo de sostener al conejo blanco en su regazo una vez más floreció en su interior.

Su corazón se calmaría, y rizaría su blanco y suave pelaje. Poco a poco.

Ella constantemente reducía la distancia entre ellos.

La extraña atmosfera que había creado era demasiado para que Bell se quedara callado. —¿S- Señorita Aiz? ¡¿S-Señorita Aiz!? ¿Por qué me miras así?

—Estás imaginando cosas.

Bell preparó con miedo su daga y se dispuso a retroceder, sólo para darse cuenta de que ya estaba contra la pared. No había donde huir.

Con sus ojos brillando con un anhelo de consumir todo, Aiz eliminó cualquier duda que el muchacho tenía mientras que ella voló prácticamente hacia él.

Ni dos segundos pasaron antes de que el grito de Bell ‘’ ¡¡Gaaahhh!!’’ se elevara en el cielo. Varios minutos después…

Bell estaba, una vez más, desmayado con la cabeza bien colocada en el regazo de Aiz. Ella deslizo sus dedos a través de su flequillo una y otra vez, con una mirada felizmente satisfecha en su rostro.

Unos minutos más tarde…

Aiz comenzó con un suspiro — ella había olvidado completamente el propósito original de su entrenamiento.

Cuando por fin los ojos del chico se reabrieron, ella le lleno de disculpas.

Tradicionalmente, las pruebas mágicas – a menudo referidas como entrenamiento de combate de un usuario mágico – se llevaban a cabo dentro del calabozo.

No había que decir ni lanzar hechizos alrededor o en el centro de la ciudad, sería una amenaza para los civiles y la propiedad de la ciudad por igual, lo que a su vez invitaría a que el gremio estuviera envuelto.

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Alojándose en el calabozo, con su desenfrenada regeneración de monstruos, garantizó que en el peor de los casos, sólo otros aventureros se involucrarían. Los usuarios mágicos que querían practicar evitaban las rutas establecidas, aventurándose profundamente en el calabozo para asegurar que los miembros de otras familias no se encontraran atrapados en sus efectos de hechizo (o escuchar sus cantos mágicos).

— ¡Estaré a su cuidado, Señorita Aiz!

Siempre en su mismo estado habitual, Lefiya estaba lista para entrar en una de las cámaras del oeste en el piso 5 del calabozo.

Quedaban seis días para la expedición.

Mientras los aventureros comenzaron a aventurarse en el calabozo en masa, la usuaria mágica elfica se apresuró a la habitación más íntima del suelo. Delante de ella estaba Aiz, fresca de su segundo día de entrenamiento con Bell.

El gran espacio cuadrado que actualmente ocupaban sólo tenía una salida. No había ni una sola alma a la vista, haciéndolo el lugar perfecto para probar algunos hechizos en completo secreto. Era por orden de llegada, el primero en llegar a los puntos tan ideales como este para el entrenamiento del encanto. La velocidad era la clave.

Mientras que las disputas entre los usuarios mágicos que buscaban buenos puntos de entrenamiento eran raros — ellos tendían a ser intelectuales, después de todo — lo mismo no se podía decir cuando se trataba de aventureros de bajo nivel que intentaban atrapar ubicaciones principales para mejorar.

—Siento mucho hacer que me acompañes. Que estés entrenándome…; Lefiya apretó su bastón.

—No te preocupes; Aiz negó con la cabeza, aún vestida con su armadura de peso ligero y la espada a su lado. Ella estaría entrenando tanto a Bell como a Lefiya hasta el día de la expedición, el chico temprano en la mañana y su admiradora elfica desde el día hasta el anochecer.

A pesar de sentirse culpable por arrastrarla directamente al calabozo después de su desayuno juntas, Lefiya no podía luchar contra la pura emoción de estar allí con Aiz.

Claro, se sintió un poco incomoda al conseguir a Aiz después de ese chico, pero el hecho de que ella tenía a la Princesa de la Espada solo para ella todo el día lo compensaba.

¿Qué te parece? ¿Lo ves ahora? ¿Estás celoso?

Ni siquiera necesitaba saber su nombre para lanzarle maldiciones en su mente.

El conflicto interior sin sentido tenía un sentimiento no sólo motivado sino también triunfante. Ella estaba con su gloriosa Ídolo, después de todo.

Lefiya espero impacientemente a que su entrenamiento comenzara, más alegre que nunca ya que le había pedido algo a Aiz.

—Comencemos, entonces…

— ¡Sí!

—… así que… ¿Qué debemos hacer?

—…

Lefiya casi cayó de rodillas. Ella ya había fallado antes de que pudiera empezar.

— ¿Hay algo que pueda enseñarte? Soy una luchadora de espadas después de todo…

Las dos llegaron a la misma cuestión fundamental, aunque era demasiado tarde para preocuparse por ello.

Más allá en la forma de aventurar, realmente no había mucho que una espadachín pudiera enseñar a un usuario mágico. Las habilidades prácticas y los métodos de combate de un conjurador como Lefiya, centrado en técnicas de canto mágicos y los ataques a distancias desde la retaguardia, no tenía una gran coincidencia con una espadachín como Aiz, que se centró en el combate mano a mano en la línea del frente.

—He estado pensando desde ayer sobre que te podría enseñar… pero no pude llegar a nada; Aiz confesó débilmente, con la cabeza caída en disculpa. Su cerebro ya había sido empujado a sus límites llegando con un régimen de entrenamiento para Bell.

De hecho, si Lefiya realmente quería pulir sus habilidades como un usuario mágico, tendría mejor suerte continuando bajo la tutela de Riveria. Eso habría sido mucho más útil.

Lefiya podía sentir los indicios de vergüenza como sudor debajo de su cuello. Ella se había centrado únicamente en estar con Aiz y no había considerado más.

Un fuerte silencio cayó sobre las dos a medida que sus miradas se dirigían hacia el suelo. Ni siquiera el grito lejano de un monstruo podría romper el silencio.

Finalmente, Lefiya no pudo soportarlo más.

—Que, uh…. ¿Qué tipo de cosas estás haciendo con ese humano?

—En su mayoría hemos estado practicando duelos…; Aiz comenzó.

Pero antes de terminar su pensamiento, ella de repente comprendió, y tomó una expresión de consideración.

—… ¿Riveria ha cubierto un conjuro simultaneo contigo, Lefiya?

Una mirada de sorpresa cruzó la cara de Lefiya, y luego asintió con la cabeza rígida.

—L-Los fundamentos, sí. Aunque no soy… muy buena…; Confeso ella, con las mejillas teñidas de color rosa por la vergüenza.

Ella se le había dado el conocimiento general, pero todavía tenía que realmente ponerlo en práctica. Como se encontraba, no podía manejar mucho más que un paseo a paso ligero o correr a la luz mientras cantaba.

Según Riveria, su ‘’Mente y espíritu no estaban listos’’, por lo que la alta elfa había estado teniendo su meditación para entrenar su yo interior.

En realidad, el conjuro simultaneo era más un sueño imposible para Lefiya, con la formación para apresurar su tiempo a conjurar que requería la mayor parte de sus esfuerzos. Atrasarse incluso un solo segundo significaba una carga más para los miembros de su grupo. Después de todo, un segundo en el calabozo podría significar la diferencia entre la victoria y la derrota. Las habilidades de conjuro no eran sólo importantes para un usuario mágico, eran su todo.

—Es porque tú cabeza es tan suave como el tofu, Lefiya; Loki le había dicho esto una vez, fuera lo que significaba.

Por eso estaba estudiando el camino del ‘’Árbol inquebrantable’’, como lo llamaba Riveria. Así que ella podía mantenerse fresca sin importar la situación y evitar que un fuego fatuo ocurriera cuando utilizaba magia.

Mientras Lefiya explicaba vergonzosamente todas sus fallas, defectos y todo lo que le habían enseñado, Aiz simplemente asintió con la cabeza, reflexionando profundamente.

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Aiz reflexiono cuidadosamente, con sus ojos sin dejar de ver a Lefiya —… No estoy segura si mezclar mis enseñanzas con las de Riveria será algo bueno o no, pero ¿Por qué no intentamos practicar algún conjuro simultaneo? En una batalla real; Agregó, haciendo que Lefiya se detuviera en el momento.

—Si puedes manejar eso, debes incluso ser capaz de luchar por tu cuenta… Creo. Lefiya trago saliva audiblemente.

Poder utilizar el conjuro simultáneo prácticamente la convertiría en una batería de artillería móvil. Era lo que cada usuario mágico de retaguardia soñaba.

Y Aiz tenía la oportunidad de sacar el máximo rendimiento de la sólida base de Lefiya para obtener un poco de práctica con la espada mientras proporcionaba instrucciones — un arreglo que beneficiaria mutuamente a ambos bandos.

Por lo menos, algo cambiará, Lefiya pensó casi con esperanza.

—Por supuesto, podría ser que Riveria sólo decidió enseñarte el conjuro simultáneo para inculcar un poco de confianza en ti…

—…

—Que no es necesariamente la idea equivocada… Sólo estoy preocupada por hacer algo innecesario. ¿Qué te parece?; Aiz pensó, dejando la decisión final a Lefiya.

Con los ojos dorados mirándola de cerca, la mirada de Lefiya cayó, y ella apretó su bastón con fuerza en ambas manos.

Aiz tenía razón. No había duda de que Riveria había tomado la decisión correcta al disciplinar el espíritu inmaduro de Lefiya, inculcando cierta confianza en sí misma, y ayudándola a crecer como un usuario mágico.

¿Pero cuando? ¿Cuándo llegará esa confianza finalmente?

¿En qué momento podría decir con absoluta fe que ya no era una carga para Aiz, Riveria, Tiona y Tione, y todos los demás–una hazaña que no parecía menos difícil que escalar la montaña más alta del mundo?

¿Un año?

¿Cinco años?

¿Diez? ¿Veinte?

Ella no podía esperar—eso sería demasiado tiempo.

No importa lo alto que este la montaña, si ella no apuntaba a la cima independientemente de cómo se aparente a los demás, nunca sería capaz de estar entre esas mujeres.

La decepción que había sentido en el piso 24, la cobardía que había mostrado durante la Monsterphillia…. Si sólo hubiera dominado el conjuro simultaneo en ese momento. Lefiya considero lo que podría haber sucedido.

Entonces no habría detenido a los otros. Por lo menos, podría haber sido de gran ayuda para ellos.

Incluso si hubiera riesgo, Lefiya quería dar todo lo que tenía—no para el futuro, sino por el ahora.

Levantando la cabeza, ella miró a Aiz directamente a los ojos.

— ¡Por favor dame el entrenamiento de conjuro simultaneo! ¡Por favor ayúdame a practicar!; La voz de Lefiya sonó, llena de determinación.

Ella quería dominar el conjuro simultáneo.

Su objetivo era convertirse en una fortaleza en movimiento.

Y mientras Lefiya estaba allí, con ojos llenos de coraje, Aiz asintió con la cabeza.

—Entendido.

Las dos mujeres se enfrentaron, con las armas listas y sus expresiones encarnando solemnidad.

—A ver si puedes conjurar y esquivar mis golpes al mismo tiempo.

— ¡Sí!

Con un impulso temerario en el suelo junto a ella, Aiz preparó su funda.

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Siguiendo el liderazgo de Aiz, Lefiya, también, preparó su bastón. Pensando en todo lo que Riveria le había enseñado sobre los fundamentos del conjuro simultaneo, ella preparó su mente para el conjuro y desplazarse.

Sabiendo que tendría su magia retrasada, ella se enfocó en el acto físico de mover — con los labios incluidos. Sería muy negligente que olvidara eso.

Nervios de acero. Un árbol inquebrantable.

Aumentando su nerviosismo, ella comenzó, el primer conjuro ya estaba en sus labios.

—Desat—

Lefiya apenas tuvo tiempo para comenzar su salto atrás cuando un ataque vino del frente a una velocidad casi sobrehumana.

— ¿Eh?

La funda la golpeó en un ángulo recto antes de que el aire incluso terminara de pasar por sus labios.

Ella dejo salir un gemido antinatural.

—Oh.

Con un solo golpe explosivo de la princesa de la espada, Lefiya salió volando por el aire, y su bastón voló hacia el cielo.

Aiz, por otro lado, se quedó congelada en medio de su ataque, con su funda todavía en su posición final.

Lefiya cayó rodando por el suelo del calabozo antes de chocar con una pared. Ella gimió abatida con los brazos agarrando el abdomen.

— ¡L-Lefiya!

Aiz corrió a lado de la chica, con una disculpa ya en sus labios.

Lefiya había manejado solo dos silabas de su conjuro. Aiz sudaba fuertemente, temiendo que podría haber causado un Ignis Fatuus.

La joven elfo continuó gimiendo de agonía en el suelo, su cuerpo temblaba.

—Lo siento mucho Lefiya… Fui a ti como si todavía estuviera entrenando a ese chico.

Pero tan pronto como oyó las palabras de Aiz, las cejas de Lefiya se crisparon hacia arriba con ira.

Ese chico no podía referirse a nada más que el mocoso de pelo blanco que había robado a su Aiz lejos de ella…

La cara de Lefiya se estaba calentando. Haciendo su mejor esfuerzo para sacudir el amargo edificio de resentimiento en su interior, ella se empujó a si misma con un pop energético.

— ¡Estoy… completamente bien! Así que…. ¡Continua de esa forma!

—E-Está bien; Aiz contesto, aturdida.

La cara de Lefiya estaba toda (Forzada) sonrisas incluso mientras ella sostenía su lado de su estómago con una mano. Su impulso para triunfar se había intensificado, reforzado por la ardiente enemistad que sentía por Bell.

Buscando su bastón en el suelo, ella hizo todo lo posible para recomponerse. Entonces se preparó para su próxima pelea de conjuro simultáneo.

— ¡¿Eh?!

Pero.

— ¡ACK!

Desafortunadamente.

—¡¡Eeeeeeek!!

Ella no pudo hacer ni un progreso.

—D-Desata el pilar de — ¡nngah!; el cuerpo de Lefiya finalmente se dobló después de que su canto fue interrumpido dolorosamente por la funda de Aiz.

Sus piernas simplemente se rindieron, y ella cayó sobre sus rodillas al suelo con un pequeño ruido. Ella dejó que su bastón se deslizara de sus manos mientras su pecho se levantaba y salía.

Ella no pudo completar ni un solo hechizo.

Incluso con Aiz yendo fácil con ella, ella estaba gastando tanto esfuerzo velando por los ataques entrantes que no podía completar incluso el hechizo más básico. Se sentía como si todo lo que estaba logrando era la práctica para evitar un Ignis Fatuus contraproducente.

Mientras ella ciertamente no estaba a punto de desmayarse tan fácilmente como un aventurero de clase baja como Bell, ella estaba claramente echando humo en este punto.

—Lo siento, Lefiya…; La mirada de Aiz se fijó en el suelo frente a la elfa caída. —Me sobrestimé… No debería haberme entrometido con cosas de las que no sé nada… es como Riveria dijo…; La voz de Aiz goteaba de remordimiento. Ella no sabía nada acerca de los usuarios mágicos o la forma de dar instrucciones sobre el conjuro simultaneo. No era más que una novata.

Al oír la disculpa de Aiz y un suspiro poco atractivo, los labios de Lefiya se separaron lentamente.

—Señorita Aiz… ¿Puedo preguntar… cómo le está yendo a ese humano?; Ella pregunto, con ojos como si quisiera perforar el suelo.

Aiz ladeo su cabeza hacia un lado. Le tomó un momento responder.

Finalmente: —Él es muy serio. Se esfuerza mucho. Y es increíblemente honesto…; Mientras ella retransmitía todo lo que había visto, oído y sentido durante el entrenamiento del chico, ella no podía evitar la pequeña sonrisa que se formaba en sus labios. —Su crecimiento es sin precedentes… y creo que tiene un espacio considerable para crecer aún más; Concluyó, ella pensó de nuevo en la sesión de entrenamiento del muchacho y la visión que había cogido de su crecimiento asombroso en solamente su segundo día. Él había colgado tan ferozmente en ella cada palabra, se metió profundamente en cada una de sus instrucciones.

Oyendo esto, las manos de Lefiya golpearon el suelo con una bofetada poderosa.

— ¿¡!?

El impacto y el poder de un nivel 3 dejaron una grieta en el suelo del calabozo y el aumento de hilos de humo.

El cuerpo de Lefiya comenzó a temblar.

Su desesperación había llegado a su apogeo.

Yo no puedo hacer…. ni una sola cosa….

Mientras yo no hago nada más que fallar, ¿¡Ese chico sólo va mejorando!?

Un calor ardiente envolvió su cuerpo. Las oleadas implacables de rabia hirviendo sólo fomentaban el temblor incontrolable de cada uno de sus músculos.

En su mente ella podía verlo. Él corriendo delante de ella, llevando una sonrisa repugnante mientras decía, ¿Ya estas Renunciando? ¡Bueno, voy a seguir adelante!

¡¡Grrrr…..!! Su mente chisporroteó en una furia incomprensible y apenas reprimida. Su patético estado era imperdonable.

Ella ya no lo toleraría.

¡No cuando ese chico estaba trabajando lo suficiente para ganar el reconocimiento de Aiz!

–¡No perderé! ¡No lo haré!

Este fue el momento en que el humano se convirtió en el rival de Lefiya. Rugiendo desde las profundidades de sus pulmones, ella se arrojó sobre sus pies.

Sus ojos se estrecharon, mostrando un temple no presente durante su entrenamiento con Riveria, brillando con una determinación de poder que parecía suficiente para atravesar las murallas del calabozo.

—Todavía puedo seguir. ¡Por favor, continua!

Aiz miró fijamente a la muchacha por un momento en asombro con los ojos bien abiertos antes de sonreír finalmente.

Con un guiño, ella preparó su funda, y la práctica del canto simultáneo de Lefiya comenzó de nuevo.

Negándose a retroceder ante ataque tras ataque, Lefiya continuó su canto, con sus ojos azules ardiendo todo el tiempo.

***

 

 

—Hey, Riveria. ¿Qué ha estado haciendo Lefiya últimamente? Tiona estaba cubierta de la cabeza a los pies de sangre y heridas.

— ¿No debería yo estar preguntándote eso…?

Riveria suspiro sentada en el sofá. Con una mano tomo una taza de té, mientras que con la otra apretó ligeramente el lugar entre los ojos cerrados.

Quedaban cinco días hasta la expedición.

Ellas estaban en el salón de Twilight Manor, hogar de familia Loki, sólo un poco antes del mediodía. La mayoría de los miembros ya se habían ido para esta hora del día, dejando a Riveria sola para descansar en el salón con vista a la calle. Hasta que dos hermanas amazónicas habían aparecido, con sus faldas de pareo que lucían decididamente peores.

Un calor persistente flotaba a partir de su piel oscura expuesta mientras las coletas semi-cortas de Tiona y el largo cabello de Tione se balanceaba suavemente.

— ¡Tiona y yo estábamos entrenando! ¡Entrenado!

—Ambas estábamos sintiéndonos un poco desanimadas después del último nivel de Aiz. No podía dejarlo así ¿Verdad?

Los hombros caídos de Tione miraron levemente fuera de lugar el yuxtaponiéndose con Tiona con la exaltación demasiado alegre de Tiona. Por supuesto, se referían al progreso reciente de Aiz al nivel 6.

—En efecto, pero todos tenemos nuestros límites…

Riveria suspiro de nuevo, con sus ojos viendo el estado destrozado de sus dos cuerpos.

Esto no era inusual para las gemelas. Inseparables como lo habían sido desde su nacimiento, siempre intentaban ayudarse a reforzar las habilidades de los demás, desde peleas de combate como este hasta peleas entre hermanas, e incluso incluían peleas casi literalmente preocupantes hasta la muerte. Riveria sabía esto.

A pesar de que ella no tenía ningún problema con que las dos estén haciendo esto, había un punto donde el riesgo del peligro llegó a ser demasiado alto.

—Ustedes no son las únicas. Parece que toda la familia se ha metido en una locura de entrenamiento. Honestamente, y justo antes de la expedición también…

De hecho, toda la facción estaba sintiendo los efectos del reciente crecimiento de Aiz, introduciendo una serie de regímenes de práctica intensiva. De los miembros de clase baja a los escalones superiores, era como si estuvieran ardiendo, todo el mundo inspirado para lograr la misma grandeza que la cara maravillosamente poderosa de la familia — la princesa de la espada.

Por eso la mansión estaba tan vacía en este momento. Todo el mundo estaba fuera en el calabozo o en un curso duro de entrenamiento tratando de seguir sus pasos.

El segundo al mando de la familia Loki suspiró en un intento de eliminar sus preocupaciones.

—Apuesto a que Lefiya probablemente está entrenando también; Tiona pensó en primer lugar en la mortal aura que Lefiya había exudado una noche en la cena y luego la explosión extraordinaria de entusiasmo que había estado mostrando recientemente ¿Podría Aiz tener algo que ver con esto?

—Ahora que lo pienso, Aiz ha estado fuera últimamente, también, ¿No?; Tione reflexiono junto a su hermana.

—¿Sabes algo, Riveria?

—Yo tampoco se mucho más que ustedes dos…

Aunque ella dijo eso, la mente de Riveria se desvió de nuevo a sus recuerdos del día anterior.

Lefiya se había acercado a ella con la necesidad de tener materiales de aprendizaje. Esto por sí solo no era inusual, pero había algo en ella, como si estuviera poseída por un horrible demonio. El cambio había sido suficiente para hacer que incluso Riveria dudara.

Lefiya había pasado la noche entera pegada en su escritorio, paginando a través de un libro después de otro. Siempre había sido un poco celosa, pero sus repetidas sesiones desesperadas de pruebas y errores fueron más allá de sus esfuerzos normales.

Tal vez ella encontró un buen rival con el que competir.

Riveria podría no haber vivido tanto como un dios, pero ella era una alta elfa y había vivido su parte justa de años —ella reconoció este tipo de cambio cuando ella lo vio.

—Más importante… hagan algo con su apariencia, ustedes dos; Riveria discretamente trajo la condición desaliñada de las gemelas.

No le habría sorprendido si el ‘’Entrenamiento’’ que las dos habían estado practicando no estaba más cerca al de una batalla real, teniendo en cuenta su piel ensangrentada y ropa desaliñada, pelo y caras.

Los elfos eran naturalmente fastidiosos, y para Riveria, mirando a las dos en este momento era positivamente agonizante.

—Meh. Solo estamos descansando un poco antes de que tengamos otro encuentro. ¿Por qué molestarse?

—Sí, sería una molestia de todos modos.

Todo lo que Riveria podía hacer era dejar salir otro suspiro viendo a las descuidadas y optimistas hermanas amazónicas.

Ella se levantó del sofá, tomo la mano de Tione y la obligo a sentarse en una silla cercana.

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— ¿Qué estás haciendo?

—Quieres lucir como una dama para Finn, ¿No? Entonces al menos debes hacer algo con tú cabello.

Riveria rodeo por detrás a la chica y comenzó a peinar su largo y oscuro cabello. Utilizando uno de los peines en la sala del salón, ella domó el cabello despeinado de Tione poco a poco.

—Eres realmente bastante…. Buena en esto, Riveria. Siempre había pensado que, como una alta elfa, tendrías sirvientes para hacer este tipo de cosas para ti.

—Fue cuando estaba cuidando de Aiz. Esa chica… no se le paso por la cabeza el cuidar su cabello. Las cosas llegaron al punto en que no podía soportarlo más. Termine aprendiendo; Riveria explicó con una sonrisa irónica. Sus ojos se estrecharon mientras sus pensamientos volvían a los recuerdos de hace muchos años.

Los ojos de Tione se cerraron lentamente. La sensación de las manos de Riveria suavemente enhebrando a través de su cabello se sentía un poco cosquilleante, pero era muy maravilloso al mismo tiempo.

— ¡No es justo! ¡Házmelo a mí después, Riveria!

—Muy bien, muy bien, sólo dame un momento; Los ojos de Riveria se suavizaron con una sonrisa mientras sacudía la cabeza. Estas chicas.

Impotente entre las casi elegantes hermanas amazónicas en su capricho, Riveria tejió las puntas a través del cabello largo de Tiona con suaves zumbidos que parecía llenar la habitación.

—Hey, ¿Riveria?

— ¿Qué sucede?

—Conoces a Aiz desde que era pequeña, ¿Verdad? ¿O sea… en el momento en que entró a la familia?; Tiona pregunto lentamente, observando a su hermana desde la silla más cercana.

—Sí; Respondió Riveria, sin siquiera girar la cabeza.

Habían pasado casi nueve años desde ese día. Aiz tenía solo siete.

—¿Sabes algo sobre Aria?

La mano de Riveria se detuvo abruptamente.

—¿Riveria…?; Tione se dio la vuelta en su asiento, mirando al elfo Riveria, por otro lado, volteó sus ojos color jade hacia Tiona.

—¿Dónde oíste ese nombre?

—De Lefiya… Ella dijo que Aiz había sido llamada así en el piso 18 y 24; Tiona explicó sinceramente, con sus ojos ahora fijados en Riveria. Las dos hermanas observaron atentamente a la alta elfa, con su belleza superando incluso a las diosas.

—Parece que han pasado muchas cosas raras últimamente. Nuevas especies de monstruos, lo que sea que le pasó a Bete y los otros en el piso 24… No puedo estar segura, pero parece que algo serio está sucediendo.

El ataque de las violas que los plagaron desde el Monsterphillia.

La batalla que había estallado alrededor por el feto de cristal abajo en Rivira en el piso 18 y el encuentro fortuito con esa mujer Domadora de monstruos, la criatura Levis.

Luego, en el piso 24, como si eso no fuera suficiente, los fanáticos de la facción The Evils habían decidido hacer su aparición, junto con sus planes de destruir Orario.

Tiona cruzó las piernas encima del sofá, temblando un poco mientras retransmitía cada acontecimiento a su vez.

—Casi me hace preguntarme si Aiz al ser llamada “Aria” por esos matones tiene algo que ver con, ya sabes, todo lo que está sucediendo últimamente.

—…

—Quiero decir, Aria es el nombre del personaje principal en esa leyenda, ¿verdad? Pero eso no podría tener nada que ver con Aiz…

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Mientras Tiona sacaba esto, Riveria dejo que su mirada fuera hacia adelante.

Silenciosamente meditando, ella pasó el peine una vez más a través del cabello de Tione antes de detenerse, justo como ella había hecho tantas veces para Aiz en el pasado.

—¿Sabes algo, Riveria?; Tione preguntó. Pero Riveria no respondió.

Lo único que cambió fue la inclinación de su cabeza, lo suficiente para que pudiera dirigir su mirada por la ventana.

—En el piso 59…; Riveria finalmente habló. —… Allí, todo se aclarará. El cielo reflejaba un azul brillante en sus ojos de color jade.

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