Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 4

Capítulo 1: Y El Chico…….

Parte 13

 

 

Ella se lanzó hacia él con todas sus fuerzas, embistiéndolo.

Un corte diagonal de hombro, tan rápido que apenas era perceptible.

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— -–Tibio.

—¡!¡!

El boaz desvió su ataque de potencia con su gran espada como si Desperate no fuera más que una ramita.

Su cuerpo se desequilibró con el rebote, ella suprimió su asombro, permitiendo que el ímpetu de su espada desviada la haga girar alrededor para otro ataque.

Pero una vez más, su ataque fue bloqueado.


Chispas volaron. Ella se rindió a la delicadeza y simplemente fue con velocidad.

—¡¡Aaaaaaaaaarrrrrrrggggghhhhhhh–!!

Su espada golpeo una y otra vez en una cadena despiadada de ataques.

El chico estaba en peligro. Su careta había sido descartada—ella era la princesa de la espada ahora, y la ráfaga de cortes de espada provocó un fuerte grito desde las profundidades de su garganta.

Todas y cada una de innumerables cortes fueron golpes mortales mientras ella desnudaba sus colmillos en Ottar.

Ella era nivel 6 ahora, y tenía el estatus para probarlo.

Vertiendo cada onza de fuerza de primera clase y la velocidad en sus golpes, ella le llovió al hombre delante de ella con chispas color plata.

—Esos movimientos—Ah, sí. Recientemente subiste a un nuevo nivel, ¿no?

— —

Pero, aun así, era bloqueada.

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Él aparto cada uno de sus ataques. Su defensa era impenetrable.

Contra el ataque de cortes ineludibles, Ottar todavía le hablo.

Sin siquiera dar un paso, él convocó una precisión milimétrica y una fortaleza parecida a la de una montaña para hacer que cada uno de sus ataques fueran inútiles, pero con la espada en la mano derecha.

Desperate dejó salir gritos agudos, ya que fue golpeado por la gran espada. Ella tuvo que preguntarse cómo el soldado incluso sabia sobre su aumento de nivel.

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Considerando que nunca había sido anunciado oficialmente, pero ella suprimió rápidamente tales pensamientos.

Como una barra que cortó a través de mismo aire, la espada de Ottar la alejó.

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—¡~~~~~~~~~~~!

Ella apenas consiguió deslizar a Desperate entre la otra espada y su pecho, pero todavía la lanzó hacia atrás con la fuerza de un rio.

Sus pies excavaron en el suelo. Cuando finalmente pudo detenerse, se encontró directamente frente a la joven chica Hobbit que había dejado en el suelo. Al dejar que sus ojos siguieran el camino que había tomado, sus pensamientos se convirtieron en una mezcla de asombro y terror.

En ese golpe defensivo, él la había mandado de vuelta a más de diez metros.

— — ¡Ngh!

Pero ella no se permitió permanecer aturdida por mucho tiempo. Retomando su espada una vez más, ella comenzó su ataque de nuevo.

No había tiempo para dudar. No había tempo que perder.

Su enemigo estaba bloqueando esos pasajes de las sombras, y ella daría todo lo necesario para alcanzarlo.

Atacó desde el costado, desde abajo, intentando cada ángulo que pudo para atravesar esa impenetrable defensa.

— ¿Qué tan fuerte te harás, Princesa de la espada?

—…¿¡!?

Su espada se encontró con la suya, más grande, pero de alguna manera más rápida que Desperate. Ella intentó moverse, hacer fintas y atacar desde todas las direcciones posibles, pero la inexpugnable fortaleza permaneció ilesa.

Aiz no pudo contener un estremecimiento por el contraste entre sus palabras y los ataques.

Sus habilidades con la espada eran bastante aterradoras, pero agregando a ellos el poder puro de sus capacidades físicas lo hizo un tanto más. Era como si hubiera cambiado lugares con Bell, ya no es el maestro sino más bien el estudiante.

Realmente era una megalito.

Él no hizo más que temblar a la velocidad aumentada de Aiz o el huracán de golpes de espada que venía con ella.

Como una roca poderosa en medio del viento furioso, él estaba tranquilo y compuesto.

Era un muro, una pared que no se movía. Protegiendo el camino detrás de él, se negó a dar ni un solo paso, repeliendo los ataques de Aiz una y otra vez, pero nunca instigando a ninguno de los suyos.

Esto… ¡Esto es!

Un nivel 7.

No—este es el Warlord.

No tenía nada que ver con los niveles, sino con la fuerza bruta de un guerrero bien entrenado. Aiz se mordió el labio.

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— ¡Nngh!

Con un ruido fuerte, ella fue empujada hacia atrás, aterrizando a un camino de distancia. Una vez más, le brecha entre ellos se había ampliado.

Eso sucedió cuatro veces en el lapso de un solo minuto.

Su mano ya estaba empezando a zumbar alrededor de la empuñadura de su espada. Con su mirada fija en el boaz sin expresión, sus ojos brillaron.

—Tengo que pasar.


¡Necesito salvarlo!

¡Me niego a dejarlo morir!

Sin revelar su conexión con el chico, lo usó como un ímpetu para patear desde el suelo, convirtiéndose en el viento.

Ella desato la magia que había jurado a si misma nunca utilizar contra otra persona.

— ¡Despierta, Tempestad! 

Ella estaba ardiendo.

Ella haría cualquier cosa para llegar al chico.

Envuelta en la bendición del viento, a medio del camino en su embestida ella desapareció en la tormenta

El tiempo de dudar se había ido. Ella se lanzó hacia el soldado frente a ella, sosteniendo nada detrás.

— ¡Nngh!

El golpe tempestuoso gritó de su espada.

Los ojos color óxido de Ottar se estrecharon bruscamente, su mano paso a ser borroso. El primer corte fue bloqueado.

Sus ojos se ensancharon a la vista de su encuentro con la espada Desperate, pero ella no se detuvo allí.

La corriente todavía fluía a través de ella, y su siguiente ataque llego a él como una tormenta literal.

Ellos se enfrentaron cara a cara.

——

Aiz apenas podía creer lo que pasó después.

Su enemigo le siguió cada movimiento, cada ola furiosa, y desvió todas y cada uno de sus golpe tempestuosos.

Su espada absorbió el choque de su violenta tempestad. A pesar de que su enorme cuerpo temblaba un poco en la furia de los vientos furioso, se negó a retirar un solo pie. Incluso cuando parecía que iba a ceder o ella tenía la ventaja, sus maniobras increíbles, la fuerza colosal, e incluso el guantelete en su mano izquierda trabajaron en sincronía para crear bloqueos y ataques continuos.

La extraordinaria hazaña de la técnica y la estrategia cerró la tormenta de Aiz en su totalidad. Sus niveles de experiencia eran simplemente demasiado diferentes.

Ni siquiera su Airiel, la magia que podría poner sus habilidades en el mismo campo de juego, los benditos vientos que la habían ayudado a superar incontables campos de batalla antes, podría intimidarlo.

Era una mente y un cuerpo cultivado lo que los separaba.

Sin fin de entrenamiento fundamentado con habilidad física y habilidad de combate.

—No hay fin a esto.

Mientras su ráfaga de cortes continuaba, cada golpe salpicaba un grito tempestuoso, Aiz se encontraba asombrada de las características del soldado.

Nunca antes había visto a un oponente que no podía vencer una vez que desato el poder de su viento — incluso a ese monstruo hibrido llamado Levis, cuya mera existencia superó el conocimiento humano.

Esto no era solo interminable, era absurdo. Él era prácticamente un dios.

Este talento, este esfuerzo constante, esta determinación inquebrantable – era cada pedacito de héroe de hoy en día.

Ottar el Warlord, más allá de toda duda, era el epitome de la grandeza.

— ¡Hnngh!

— ¡Guhh–!

No faltaba un latido, el destello de la espada de Ottar atrapó su armadura de viento.

Con un ataque directo, él supero a su ella actual y Desperate, separando todo el camino hacia la misma Aiz.

La fuerza asombrosa tallo el fino cuerpo de Aiz en el suelo del calabozo. Una vez más, ella fue propulsada hacia atrás, con puños arañando en el suelo, hiriendo a la parte superior de la chica hobbit y haciéndola rodar hasta que finalmente ella golpeó la pared.

Alejándose del borde la habitación, ella dejó de lado su espada.


La corriente estaba con ella. Sus ojos de color oro perforaron al soldado del otro lado de la habitación, el hombre mismo estaba desconcertado por su respuesta.

Ella lo usaría. Finalmente lo usaría. Su arma secreta.

¿Las voces –?

Desde lo profundo, profundo de ese pasadizo de oscuridad… Las voces se habían detenido.

El rugido constante del toro rabioso, los gritos desesperados del chico luchando por su vida — todo eso.

La cara de Aiz se contorsionó como un niño al borde las lágrimas. Ella apretó la empuñadura de su espada una vez más, agarrándola con fuerza.

-¡Fuera de mi CAMINO!

Con su corazón gritando, ella conjuro su as bajo la manga.

—¡¡Li’l Rafagal!

El viento brillo.

Un viento divino se disparó hacia adelante, haciendo una línea recta hacia Ottar, tan masivo que nunca podría ser utilizado fuera de las murallas del Calabozo.

A la velocidad a la que el viento la hizo levitar rebanando a través de la habitación eso hizo que los ojos de Ottar se ensancharan.

Los músculos que sobresalían de sus enormes hombros se apoderaron de su espada en ambas manos.

— ¡¡Huuuuuurrrraaaaaaaaahhh-!!’’ El rugió.

Con su voz estalló de su garganta como la llamada enloquecida de un monstruo, él se encontró con el ciclón de frente.

Fue la primera vez que el soldado se vio obligado a usar ambas manos para depender de toda su fuerza.

La visión de Aiz pasó a ponerse borrosa desde su cuerpo.

El impacto fue increíble. A medida que la corriente de aire estalló y el suelo se hundió bajos sus pies, una tremenda explosión sacudió la habitación.

Los dos ataques se habían neutralizado.

Danmachi: Sword Oratoria Volumen 4 Capítulo 1 Parte 13 Novela Ligera

 

—…

Aiz miró hacia arriba aturdida de donde ella había aterrizado en su extremo trasero en el medio de la habitación.

El control que había sido capaz de mantener su fuerza durante tanto tiempo, la promesa que se había hecho a sí misma para nunca usarla contra otra persona—

—Ella lo había roto.

Ella usó su movida final.

Uso su fuerza pura y sin filtrar.

—…

Ottar se despegaba silenciosamente de la pared del pasadizo antes de volver a su lugar frente a la entrada.

Él había perdido su armadura, una sección de su ropa de combate fue rasgada, y raspaduras llenaban sus mejillas y hombros, pero eso fue todo.

Tirando a un lado su espada, ahora muy dañada, él agarro una nueva de su lugar asomado en el suelo.

La pared se elevó sobre ellos, tranquila y compuesta.

El único camino detrás de él estaba todavía tan lejos, muy lejos.

—… ¡Ngh!

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No dejo que el shock la afligiera por más de un momento.

Ella agarro a Desperate de donde había estado enterrado en el suelo, renovando su ataque. Ottar respondió con una pose de batalla, y su espada lista.

— ¡Déjame pasar!

EL sudor volaba, ella lo cortó despiadadamente con ataques implacables de su espada.

Ottar no respondió. Fue sólo a través de sus continuas replicas que hizo su resolución conocida.

El soldado lesionado, sin armadura, contra la chica ilesa, pero con una sola mentalidad

Paso a paso, su violenta danza continuó en un intento de ver quien cedería primero — cuando de repente…

— — ¿¡!?

¡Thunk! Allí estaba el sonido de alguien saltando, y Aiz vio una sombra volar sobre su cabeza, directamente hacia Ottar.

Abajo vino cuchilla de doble filo con una feroz rebanada, que partía el aire. El boaz respondió con sorpresa, levantando su espada para enfrentarla.

—¿¡Qué demonios está pasando aquí!?; Tiona gritó con sorpresa después de aterrizar de nuevo en el suelo, con su ataque desviado. Ella no perdió el tiempo fijando su mirada en el oponente de su compañera.

Aiz no podía hacer otra cosa más que mirar en shock a la chica amazónica que la había alcanzado, sosteniendo su arma de gran tamaño.

—La amazona…

Aiz despego de inmediato, mientras el berserker inmediatamente preparo su próximo ataque, y por primera vez se formó un pliegue entre las cejas de Ottar. Su defensa ya fue sacudida por el destructivo poder de Urga la amazona, y llegó tarde en responder a la lluvia entrante de ataques de la espada.

Su resistencia disminuyó. Él agarró su tercera espada —una larga, esta vez —y la blandido en su mano izquierda mientras la usaba para empujar hacia atrás el salto de TIona.

Solo…

Tan pronto como ella se fue, él se encontró con otra sombra, corriendo hacia él por el suelo. Ottar apretó los dientes.

— ¡Jabali bastardo–!

Esta vez fue Bete, que le dio una patada a todo el cuerpo al hombre que siempre había considerado su rival.

— ¡Gnngh…!

— ¿Qué demonios está pasando aquí?; exigió Tione con una voz idéntica a la de su hermana cuando se unió a la batalla.

Ellos eran cuatro contra uno ahora. Un trio de refuerzos de primer nivel.

Esto recordó a Aiz su batalla a la luz de la luna contra los atacantes vestidos de negro, solo que ahora era el turno para el aventurero más fuerte de la ciudad en experimentar las olas implacables de los ataques de la familia Loki.

Desde el ataque salvaje de Urga hasta los incesantes empujes de Frosvirt a los cortes rápidos y entrecruzados de los cuchillos Kukri.

Incluso la impenetrable defensa del inquebrantable nivel 7 podía comenzar a deshacerse por las costuras.

— ¡Nngh!

Aiz se aprovechó de esa apertura de segunda división y se lanzó hacia adelante. Ella se lanzó hacia ese único espacio detrás del poderoso marco del Boaz.

—¡¡–Oooaaaaaaarrrrrrrggggghh!!; Con reflejos como relámpagos rápidos, Ottar dirigió su espada larga hacia el lado de la cabeza de Aiz—

Solo para encontrarse con un par de colmillos con forma de botas de plata que cavaban en su brazo de acero.

—¡Sólo trata de mirar lejos de mí, cerdo!

—¿Vanargand…?

La patada de Bete efectivamente puso fin al ataque de Ottar.

Avanzando con la ayuda de sus compañeros, Aiz corrió, despareciendo por el pasaje que el Boaz había estado tratando tan firmemente de proteger.

¡Ya he terminado!

Raspando hasta el último gramo de fuerza que pudo reunir, ella corrió por el camino.

—…¡!

El rostro de Ottar se distorsiono al presenciar el cabello dorado, y los ojos de oro de la chica que se apresuraban más allá de él.

Mientras él evitaba los ataques entrantes de Tiona y sus amigos, el soldado nato podía decir que incluso si el daba una persecución de inmediato, no había manera de que él pudiera superar la velocidad divina de la princesa de la espada antes de que ella alcanzara su destino.

—Y aquí estaba yo pensando que mi pulgar estaba terriblemente irritante. Supongo que todo esto es parte del plan, ¿no?; La voz de un muchacho vino de la dirección de la ruta estándar que conducía al octavo piso, justo enfrente de la abertura que Ottar y los otros ocupaban.

El boaz estrechó sus ojos en el rubio Hobbit y su larga lanza.

— Hey, Ottar; Finn poso, casi como si saludara a un viejo amigo.

—… ¿Finn?; Ottar silenciosamente bajó su arma.

A su alrededor, el trio de aventureros de primer nivel permanecieron listos. Por detrás de Finn emergió otro, un alto elfo con una belleza sin precedentes.

Dándose cuenta de que estaba más que superado en numeró, el boaz suspiro, su espíritu de lucha se había ido.

Su oponente había perdido su malicia, Tiona, seguida de Bete, corrieron tras Aiz por el pasadizo.

—¡Riveria! ¡Ayuda a la Hobbit!; Ella gritó.

—¡Todavía no tenemos idea de qué diablos está pasando!; Bete gritó.

—¡U-Ustedes dos…!

Mientras la cara de Tione se movía en la temeridad de su hermana (Y su camarada), Finn y Ottar se enfrentaron. Los dos capitanes de sus respectivas familias comenzaron a hablar. Tione no podía dejar de lado lo que tanto le importaba, y Riveria ya estaba atendiendo a la Hobbit cubierta de sangre.

—Como siempre Bete es tan elocuente, todavía estoy un poco confundido de lo que está pasando aquí. ¿Te importaría decirme el por qué exactamente elegiste esta vez y este lugar para tomar armas contra nosotros, Ottar?

—No hay momento ni lugar incorrecto para desafiar a un enemigo.

—Es así. Entonces ¿Seria seguro tomar esto como la voluntad de no solo tú familia sino también de tu Dios? ¿Está Lady Freya está preparando una guerra total contra nosotros?; Finn preguntó con una sonrisa, a la que Ottar permaneció en silencio.

La punta afilada de la lanza del Hobbit brillaba en la luz del Calabozo.

—…Estoy actuando de forma independiente; Él finalmente pronunció, en voz baja.

Abandonando sus armas, comenzó a caminar hacia adelante. A pesar de que los ojos de Tione se enangostaban en pequeños puntos, él se dirigió hacia Finn y los otros sin inmutarse.

Él pasó por delante de Finn, Tione y Riveria, quienes habían terminado de lanzar su magia curativa a la hobbit caida y estaban esperando junto a Finn con un ojo cerrado.

—Mientras estés con tu grupo, no tengo ninguna posibilidad de ganar; Dijo el Boaz fríamente en el momento que pasó junto a ellos.

—Es bueno saberlo. No estamos interesados en tomar armas en su contra, sabes; Respondió Finn.

Él no dijo nada más, Ottar hizo su salida, tomando el mismo camino que Finn y los demás habían tomado.

El procedió por el estrecho y tenue pasadizo, dejando atrás a sus enemigos de hace largos años.

—Este fracaso volverá a atormentarte; Murmuro para sí mismo, todavía perdiendo sangre de las heridas que ensuciaban su cuerpo y su puño estaba tan apretado como una roca. Las palabras auto condenantes goteaban con un profundo significado.

Sus ojos apuntaban hacia adelante, no miraba hacia atrás.

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—Vamos a decir que no eran ajenos a su propia incompetencia.

Detrás de él vino el rugido de un toro enloquecido resonando a través del calabozo, acompañado por los gritos de un cierto conjunto de aventureros.

—remueve tú escudo, renuncia a todos los demás, y enfréntate a la aventura. Céntrate en nada más que el camino por delante.

Sus ojos brillaron con estas últimas palabras.

—Solo entonces se puede ganar su favor.

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