Youjo Senki (NL)

Volumen 5

Capítulo 6: Libertador

Parte 1

Puede que no me guste como un individuo bueno, 
pero lo promuevo como un miembro malvado de la organización.

Teniente General Hans von Zettour.

15 DE NOVIEMBRE, 1926 DEL AÑO UNIFICADO, EMBAJADA DE LA MANCOMUNIDAD EN MOSCÚ, LUGAR DE RECEPCIÓN DE INTERCAMBIO MILITAR

Los Ejércitos Imperial y de la Federación estaban concentrados en capear el invierno, dejando las líneas del frente relativamente tranquilas; mientras tanto, los de la retaguardia habían estado conspirando durante mucho tiempo con la vista puesta en lo que sucedería después de que terminara el invierno.

A diferencia de las escaramuzas en las líneas del frente, estas eran estratagemas en las que los límites entre amigos y enemigos no eran tan claros.

Pero probablemente debería decirse…

A diferencia de las batallas convencionales donde habían sufrido aplastantes derrotas a manos del Ejército Imperial, el Partido Comunista tenía mucho más conocimiento en lo que respectaba a conspiraciones e intrigas.

Los ejecutivos del partido podían haber estado reacios, pero aun así admitieron que el Ejército Imperial era un insuperable instrumento de violencia, con una precisión increíble. Pero al mismo tiempo, los miembros del grupo se reían entre dientes.

El Imperio sabe cómo hacer una máquina de violencia. Y saben cómo usarla. Aunque era vergonzoso, los ejecutivos del partido tenían que aceptarlo.

Y, aun así, las élites del partido podían declarar con confianza que era todo lo que podía hacer el Imperio.

La guerra es sólo una extensión de la política. Y en ese punto, el presidium del Partido Comunista estaba seguro de que el Imperio estaba cometiendo un error fatal.

“Es el Ejército Imperial el que conduce la guerra. Al parecer, los militares han comenzado a dominar la política en el Imperio.” Se murmuraba, y con qué astucia, en la reunión del partido. Esta era la impresión colectiva del presidium. El ejército era sólo un medio para fines políticos.

Incluso frente a las líneas del frente en retroceso, los ejecutivos del partido todavía estaban lo suficientemente tranquilos para presumir. Después de todo, estaban seguros de que el Ejército Imperial era un grupo de idiotas que actuaban desde una perspectiva puramente militar.

El poderío militar es sólo un factor. El poder, el control y el gobierno son necesariamente una fusión de violencia y política.

“Los políticos se han callado y la burguesía ha comenzado a pelear la guerra por sus propios fines. Veo que pueden construir un ejército formidable, sí. Pero, aunque pueden saber cómo derrotar a los enemigos, no parecen saber cómo hacer aliados.”

¿Por qué debería el Partido Comunista tener miedo de un enemigo cuyo ejército trata la guerra como una extensión de los asuntos militares y carece por completo de perspectiva política?

Seguramente la historia traerá una victoria inevitable al partido y a la patria, así como al comunismo.

Esa era su firme convicción.

Por lo que entonces…

“¡A conocer nuevos amigos!”

“¡A la cooperación militar de nuestras dos gloriosas naciones!”

En la Embajada de la Mancomunidad en Moscú se escuchaban brindis sinceros.

Los camareros servían caviar y vodka, una orquesta invitada para la ocasión interpretó con gracia los himnos de ambos países y los visitantes bien vestidos hablaban entre ellos de la forma que prefirieran. Era un espacio social elegante, no menos lujoso que antes de la guerra. Lo único que indicaba que no era tiempo de paz era la presencia de guardias de honor impecablemente equipados y soldados que lucían con orgullo sus uniformes de gala.

Pero eso era apropiado para la naturaleza de la ocasión. Este era un banquete para celebrar el establecimiento de su pacto en tiempos de guerra para expandir la cooperación y prohibir cualquier acuerdo de paz por separado con el Imperio. Los diplomáticos charlaban tranquilamente ante coloridos vasos de engaño e hipocresía llenos de intereses compartidos.

“… No tienen aliados. ¿Quiere el Ejército Imperial luchar contra el mundo entero hasta el último cadáver?”

“Es absurdo, pero creo que están yendo medio en serio. Ellos piensan mucho en asestar sus golpes, al menos. Después de eso… Bueno, ya sabes.”

Los hombres reprimieron sus carcajadas.

“Tiene toda la razón. Aun no pueden escapar de la idea de que todo se puede resolver con el poder militar.”

“Jajaja. Bueno, me siento aliviado si la Federación también ve las cosas así. Golpeemos a ese poderoso Imperio con la verdad— que no son lo suficientemente fuertes para enfrentarse al mundo entero.”

Era un intercambio que mezclaba palabras vacías con las solicitudes de cada lado. Pero cuando se trataba de franqueza, la Federación era capaz de hablar sin afectación.

“Sí, hagámoslo. Y le agradeceríamos muchísimo, entonces, que establecieran un segundo frente. Como amigos, necesitamos ayudarnos unos a otros.” Agregó el hombre— expresando, aunque como una pregunta sarcástica: ¿Dónde están sus fuerzas terrestres? Esta era la expresión explícita de la Federación de su deseo de que la Mancomunidad soportara más la carga.

Sin embargo, no podrían llamarse diplomáticos si ese poco de sarcasmo los hiciera estremecer.

“Me aseguraré de decírselo a los jugadores clave en Londinium.” Incluso un niño podría ser enviado a hacer un recado. Lo que los fondos gubernamentales habían pedido a los diplomáticos implicaba muchos más juegos de palabras. “Pero incluso en casa, actualmente estamos librando una gran batalla aérea. Nos encantaría poder defender nuestra patria y también ayudar a nuestros hermanos de armas, pero hay tantos asuntos delicados involucrados…” El diplomático de la Mancomunidad que asintió con sincera simpatía y agregó dramáticamente que estaban teniendo problemas.

“¿Asuntos delicados?”

“Sí.” Casualmente, bañó al diplomático de la Federación con sarcasmo. “Tampoco podemos descuidar la cobertura aérea del convoy que apoya a la Federación. El otro día, uno de nuestros barcos que no estaba a salvo bajo nuestro paraguas de defensa aérea sufrió daños terribles en un ataque a una de sus bases navales. Considerando eso, las cosas son un poco difíciles…”

Después de insinuar con ese golpe que ayudar a la Federación estaba causando sus propios problemas, fingió indiferencia y llamó a un camarero con una voz deliberadamente alegre.

¡No le guardamos rencor!

Era lo que él insinuaba… pero ahora podía interactuar con tanta facilidad precisamente porque la Federación les debía una.

Pero el diplomático de la Federación no era un niño que se pusiera nervioso y se quedara sin palabras para decir. Debajo de su máscara sonriente, exhaló un visible suspiro, dispuesto a replicar. “Bueno, nos mantenemos firmes como los únicos representantes de todos los países aliados, ya sabe. Es una lástima terrible que no tengamos suficientes manos.”

“Así que supongo que eso va para los dos. Estamos en una situación muy similar…” Pero en respuesta a esa mordaz respuesta, el diplomático de la Mancomunidad asintió con gravedad. Su breve comentario terminó con las palabras del diplomático de la Federación y transformó su significado. “No sólo atraemos a la formidable Flota Aérea Imperial hacia el oeste y protegemos nuestra patria, también estamos operando un convoy de apoyo para un país aliado… luchando batallas mortales todo el tiempo contra las patrullas de los submarinos imperiales. La carga sobre nosotros es tan grande, ya ve…”

“Entiendo esas difíciles circunstancias, pero no olvide que nos enfrentamos a las fuerzas terrestres imperiales casi por nuestra cuenta.”

“Por supuesto, es precisamente con el arduo trabajo de nuestra nación aliada en mente que lanzamos el convoy de apoyo. ¡Nos arriesgamos a una crisis en la defensa aérea nacional para tener escoltas volando a lo largo de la ruta! Nuestros soldados están haciendo lo imposible. Me duele el corazón por ellos, pero si eso salva a nuestro aliado…”

“¡Vaya! Estaba pensando lo mismo. Debe ser porque estamos alejando a las fuerzas principales del enemigo de nuestro aliado.”

“Jajaja.” Ambos rieron, maldiciendo por dentro y se dieron la mano. Fue un intercambio diplomático pacífico.

Aunque intentaron ocultarlo con un lenguaje florido, lo que realmente sintieron los hombres de ambos países era lo siguiente: tu país debería dar un paso al frente para soportar más la peor parte.

Y su evaluación franca mutua era: No podemos confiar en que estos tipos tengan buenas intenciones. Aun así, encontraban un interés común en la lucha contra el Imperio.

Entonces, como expertos en política y diplomacia, podían estar seguros de que a pesar de las grandes diferencias entre la Mancomunidad y la Federación y su profunda desconfianza entre ellos, podrían surgir circunstancias que les permitieran cooperar en esta única cosa, la lucha contra el imperio. Así de seguros estaban de que el Imperio no sabía nada de política.

Si un líder que prestaba incluso un poco de atención a la situación diplomática y política hubiera estado al mando del Imperio, nunca hubiera sido asediado por todos los lados de esta manera.

Si el Imperio se hubiera aprovechado de la discordia tradicional de la Mancomunidad y la Federación, ¿habrían logrado los dos países crear una alianza superficial contra un enemigo común? En realidad, si no hubiera seguido adelante con la Doctrina de Expansión del Norte, la República nunca habría tenido que entrar en la lucha, y toda la guerra podría haberse evitado en primer lugar.

En otras palabras, el Imperio estaba cavando su propia tumba.

Después de observar, hipotetizar y verificar, los ejecutivos del partido, especialistas en política y conspiración, podían creerlo de todo corazón como una conclusión lógica: el Ejército Imperial sólo es capaz de comprender la guerra desde un punto de vista militar.

Por supuesto, la victoria sería costosa.

Aun así, con el apoyo del General Invierno, la tierra de la Madre Federación detendría al Imperio. Entonces el tiempo resolvería las cosas.

Su firme creencia era que, debido a los errores del Imperio, la victoria era segura.

Es decir, hasta que Loria, director de la Comisaría de Asuntos Internos, convocó una reunión de emergencia del presidium.

“Camarada, ¿dijo que había una emergencia?”

“Sí, Camarada Secretario General. Ha ocurrido algo que debe manejarse de inmediato.”

“¿Y eso es?”

“… El Ejército Imperial tiene…”

Era raro que Loria, y fuera de lugar, desapareciera. Y nunca antes había dejado que sus ojos miraran alrededor de la habitación de esa manera.

“El Ejército Imperial ha unido fuerzas.”

Consiguiendo una mirada que preguntaba, ¿Con?

volvió a hablar con vacilación.

“Sí, con… ellos.”

“Camarada, ¿con quién unió fuerzas el Ejército Imperial?”

Una pregunta directa del propio Secretario General. Una consulta desde lo más alto era suficiente para hacer temblar a un hombre, pero un oficial del calibre de Loria no había respondido.

Eso por sí solo era una señal de malas noticias.

Alguien perspicaz podía haber notado— que el director del Comisariado de Asuntos Internos, Loria, ese demonio con prendas humanas, estaba aterrorizado.

“Han mostrado signos de unir fuerzas con los separatistas… Se ha establecido un gobierno provisional en su territorio ocupado y han comenzado el proceso de transición a una administración civil.”

Parecía haberse preparado y habían salido las siguientes palabras. En el momento en que todos los escucharon, tuvieron problemas para comprender lo que decía el pequeño hombre ante sus ojos.

“Escuchen, camaradas. El Ejército Imperial está… en proceso de formar una alianza con los separatistas. Sí, los nacionalistas y el Imperio se han unido.”

Su informe carecía de energía, lo que era raro en Loria. Ni siquiera trató de ocultar su desesperación, pero transmitió la noticia con voz temblorosa.

Una cortina de silencio casi había caído sobre la habitación cuando, finalmente, los cerebros de algunas personas comenzaron tardíamente a comprender lo que significaba el informe.

La basura que pedía la separación de la Federación y el Ejército Imperial invasor eran simples obstáculos para el partido. Afortunadamente, el plan era que se mataran entre ellos.

Después de todo, la máquina de violencia del Ejército Imperial, incapaz de transigir, y los nacionalistas que no tenían intención de inclinarse ante nadie, seguramente se llevarían horriblemente bien. De hecho, Loria y el resto de los ejecutivos del Partido Comunista esperaban que fuera excelente publicidad.

… El Ejército Imperial como tirano y el Ejército de la Federación como libertador iban a ser un gran ataque en la guerra de propaganda.

Y pensaron que sería perfecto precisamente por la fe vacilante de la gente en el partido.

Necesitaban convencer a las masas de que estaban del lado teóricamente correcto. El plan era venderles el sueño, pero el maldito Imperio resultó ser sorprendentemente antideportivo.

“Probablemente deberíamos suponer que la política del Ejército Imperial —del Imperio— ha dado un giro de ciento ochenta grados. Me estoy repitiendo, pero este informe es casi seguro. Parece que el Ejército Imperial y los separatistas están construyendo relaciones muy estrechas.”

Pero se suponía que la idea era que cuanto más arrasara el Ejército Imperial en su “guerra de represión” o lo que fuera contra la actividad partidista, más odiarían los separatistas al Imperio y se aferrarían a la Federación.

En cambio, ¿estaban uniendo fuerzas?

¿Ni siquiera sólo eso, sino la transición a un gobierno civil?

“Como director del Comisariado de Asuntos Internos, debo advertirles. El Ejército Imperial viene a destruir nuestra política étnica.”

Esto revocaría sus propios cimientos. No, peor que eso.

Varias personas se pusieron de pie, aparentemente sin pensar. Miraron a Loria con los ojos bien abiertos, y en el momento en que él asintió con la cabeza para decirles, Es verdad, todos empezaron a gritar.

“… ¡¿Están ayudando a los separatistas en la transición a su propia administración?!” Gritos de sorpresa resonaron por toda la habitación.

“¿Qué caraj—?!”

“¡No puede ser!”

“¡¿Está seguro de que no hay ningún error?!”