Youjo Senki (NL)

Volumen 5

Capítulo 3: Operación Del Norte

Parte 3

28 DE SEPTIEMBRE, 1926 DEL AÑO UNIFICADO, NOCHE, CAPITAL IMPERIAL, BERUN, VECINDARIO DEL CLUB DE OFICIALES

La Teniente Coronel Tanya von Degurechaff es una distinguida oficial mágica con la insignia de asalto Alas de Plata, una maga aérea experimentada coronada con el alias de Weißsilber. Es una oficial diligente que se adhiere estrictamente a las reglas, pero también comprende los conceptos de autoridad y deber lo suficientemente bien como para ejercer la discreción adecuada durante las misiones. Como tal, es una buena persona que se asemeja mucho a la imagen del oficial ideal del Imperio.

Por lo tanto, la Coronel Tanya von Degurechaff ha sido extremadamente leal, aunque sólo superficialmente, al paradigma del Ejército Imperial.

Hasta hoy, en este momento.

“… Muévase, cabo. ¿Sabe con quién se está metiendo?”

“Lo siento, Coronel von Degurechaff, pero no puedo hacer eso.”

El que se mantiene firme incluso bajo la mirada obstinada de Tanya es… un cabo en el club de oficiales. Bueno, si es un soldado imperial que trabaja en el club de oficiales en la capital imperial, Berun, entonces entiendo… tiene sentido que sea elegido por su apariencia y habilidad.

No es tímido, pero también tiene la actitud cortés adecuada. Tanya no está en contra de llamarlo el mejor tipo de guardia de honor.

“Trataré de ser clara. Soy una oficial mágica aérea en servicio activo. Si trata de obstruir el ejercicio de mis derechos válidos, no me importa si es un PM de nuestro lado o no… no saldrá airoso tan fácilmente.”

“¡Con el debido respeto, señora, son las reglas!”

El único problema es… Tanya repite su petición y suspira internamente.

Reglas, reglas, reglas.

Qué riguroso.

Es como un aldeano de juegos de rol que sólo repite sus líneas programadas. Realmente empiezo a preguntarme si todo lo que puede decir son las reglas, así que no puede entrar.

Entonces Tanya habla con determinación.

“¡Debe estar bromeando! ¡Soy una oficial! ¿No puedes ver estos?” Ella señala la insignia en su cuello y hombro e incluso le lanza su trenza de Estado Mayor, pero él no reacciona en absoluto.

“Con el debido respeto, señora, las reglas lo prohíben.”

“Lo siento, Cabo. Hasta donde yo sé, no hay ninguna regla que prohíba que los oficiales hagan uso del club de oficiales.”

“¡Es cierto, Coronel, pero la ley prohíbe fumar y beber a los menores!”

“¿Eh?” La pregunta se le escapa de la garganta muy a su pesar mientras le frunce el ceño.

¿Qué… qué acaba de decir?

 “¿Fumar y beber?”

La Teniente Coronel Tanya von Degurechaff es una oficial de alto rango que se adhiere estrictamente a las reglas. Naturalmente, ella es más que consciente de las restricciones de edad para fumar y beber.

Ella no bebe ni fuma.

De todas las cosas que pudo decir…

“¿Debería tomar eso como un insulto, Cabo? ¡¿Quién intenta fumar o beber?! ¡Sólo le estoy diciendo que me deje entrar al bar!”

“Mis más sinceras disculpas, Coronel von Degurechaff. ¡Su intención no es un problema!¡Es solamente su edad!”

“¡Estoy aquí por asuntos militares!”

Las palabras restricción de edad desaparecen cuando se trata de negocios militares.

¡¿Cómo podrían los jóvenes pelear en las batallas nocturnas si tuvieran que seguir el toque de queda?! En ese momento, todos los oficiales de alto rango tendrían que ser despedidos deshonrosamente por ayudar e instigar violaciones a la moral pública.

“Es posible que no esté informado sobre el asunto, pero no he escuchado historias ridículas sobre oficiales de unidades que luchan en tierra de nadie en el frente del Rhine acusados por el Ministerio del Interior de comandar menores.”

“¿Eh? ¿Coronel?”

“¡En asuntos militares, las leyes militares del Ejército Imperial tienen prioridad! En una instalación militar, se debe aplicar la ley militar, ¿no es así?”

“Mis disculpas, señora, ¡pero esto no es una instalación militar! Fue establecida con capital privado, así que por favor entienda que, legalmente, ¡los menores tienen estrictamente prohibido ingresar por la noche!”

Cuando Tanya pide una aclaración, el cabo proporciona sin vacilar la base de su afirmación.

En el momento en que lo oye —¡ajá!— comprende por qué ha estado repitiendo: “Son las reglas. No puede entrar.” Incluso si ella no lo acepta.

Es un problema de interpretación.

Aparentemente, debido a que el bar es operado por civiles… este cabo no lo ve como una instalación militar. Pero Tanya sonríe.

Ella confía bastante en sus interpretaciones legales.

“El club de oficiales se financia con capital privado. En otras palabras, las personas que pagan las cuotas mensuales del club de oficiales tienen derecho a utilizarlo.”

Al igual que el seguro obligatorio, las cuotas se deducen todos los meses de su salario.

¡Me obligan a pagar las cuotas del club! Por lo tanto, Tanya se ve obligada a insistir en sus derechos.

Como individuo libre, debe proteger sus derechos.

No me interesa el alcohol o el tabaco en particular, pero definitivamente me inclino a defender mis derechos para que no sean violados con todo lo que tengo. Ese es el deber de un individuo libre en los tiempos modernos. Tengo que conseguir que bastardos como Ser X y otros idiotas tontos entiendan el concepto de derechos sagrados e inviolables.

“Tengo derecho a hacer uso de las instalaciones.” Entonces Tanya no se retracta.

“Me gustaría que me dejara usarlos.”

“¡No pretendo negar su derecho a usar el club de oficiales! Pero no puedo permitirle hacer uso del bar.”

Entonces, ¿vas a dar pelea? Se mantienen conflicto, frunciendo el ceño el uno al otro.

Para Tanya, este argumento inútil es sólo una pérdida de tiempo. Ella mira su reloj y ve que es casi la hora de reunirse con los demás.

Por supuesto, los oficiales llegan cinco minutos antes.

Hay gente esperándome… Tanya se lamenta en su cabeza.

Incluso si se trata de Weiss, Visha y Grantz de su batallón, hacer esperar a la gente es extremadamente irritante para alguien que es puntual.

La delicada sensibilidad de Tanya no puede soportar más pérdidas de tiempo.

“… Esta es una advertencia oficial, Cabo. ¿Recibió una orden explícita de su superior directo para no dejar entrar a menores? ¿O me está rechazando a su propia discreción?”

Ella pregunta si es él o su superior.

Si es su propia discreción, ella está decidida a dejarlo atrás sin dudarlo.

Por experiencia, Tanya sabe que debes tratar a los idiotas de manera diferente a las personas que tienen que seguir órdenes idiotas.

Si la causa del problema es un don nadie, debes deshacerte de él. Pero si el problema fundamental es más alto, Tanya sabe que puede culpar al oficial superior.

“Tengo órdenes de mi superior directo basadas en la Ordenanza de control de la moral pública en tiempos de guerra.”

“… Bien, Cabo. Respeto sus deberes. Dígame quién dio esta orden estúpida y de mierda. Luego quiero que llame a alguien que está adentro por mí.”

“Sí, señora. ¿A quién debo llamar?

“Busque a la Teniente Primera Serebryakov del 203vo Batallón de Magos Aéreos. Vamos a hacer un registro apropiado de su declaración y luego iremos a protestar ante su jefe.”

Por eso…

Aunque sabe que más tarde se reirán de ella, solicita que se convoque a su ayudante para que puedan cambiar el lugar de la fiesta.

Por lo tanto, ¿supongo?

Para mencionar sólo el resultado, aunque se convirtió en un pequeño incidente que le provocó una úlcera a la persona involucrada, lo que terminó en el registro de PMs ese día fue:

“Nada que reportar.”